Rose Eileen Snape y su tercer...

By Samira85106

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Esta es la tercera y última parte de la historia llamada ¡Lily estás viva! En resumen, Lily se casa con Sever... More

De compras en el callejón Diagon
El viaje a Hogwarts
El sombrero seleccionador
Un nuevo alumno, un viejo nombre
La selección en el equipo
La conversación con Dumbledore
En el pensadero de Dumbledore
Los padres de vuelta al castillo
Remembranza
La anhelada primera prueba
Una importante conversación
La preocupación del señor Ryddle
Un doloroso descubrimiento
Un corazón lastimado
Una sorpresa en la segunda prueba del torneo
Confrontación
El partido
¿De dónde salió esto?
¿Celos?
El baile de navidad
La Tercera Prueba del Torneo
Recuerdos y pesadillas
Un extraño hechizo
Sentimiento de culpa
Sentimientos encontrados
Un vistazo al pasado
Desconfianza
Castigo
Una contienda en Las Tres Escobas
Un lugar necesario
El secuestro
El plan de Ryddle
La carta
La reunión
El origen
Solo es cuestión de amar
¿Culpa?
Golosina Milagrosa
Renacer
Redención
Confesion
¡Bienvenido!
Lo que Severus descubrió
Un nuevo comienzo

Un buen amigo

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By Samira85106

Al llegar a la habitación, Bellatrix consultó con su marido lo que vio en la mente de su hijo Regulus, tuvo que hacerlo, tuvo que decírselo a alguien, no sólo se trataba del sufrimiento de su pequeño Regulus como ella solía llamarle, sino que también Rose Eileen Snape ahora estaba más cerca que nunca de ese chico extraño que inspiraba tanta desconfianza y eso era algo alarmante.

- Cariño, Regulus no quiere que Severus se entere, el pobrecito es tan noble que no quiere meter en problemas a Rose Eileen – Dijo Bellatrix mirando a su marido con tristeza.

- Bella, ¿No entiendes que ella ya pudiera estar en problemas? Debemos decirle a Severus y a Lily, sobre todo Severus no nos lo perdonaría si no le dijéramos nada.

- Y además nuestro hijo está sufriendo mucho Rodolphus, si hubieses visto sus ojos, jamás habría deseado ver ese semblante de tristeza en él, me dolió mucho.

- Es duro, lo sé querida – Respondió su marido abrazándola con aprehensión- Nuestro hijo está creciendo y esto es parte de la vida.

- ¡Por Merlín! Lo que daría por evitarle cualquier sufrimiento a mi hijo – Exclamó Bella con impotencia – Si tan sólo Rose se hubiese fijado en mi muchacho, harían tan bonita pareja.

Rodolphus se encogió de hombros.

- No podemos hacer nada querida, nada salvo contárselo a nuestros amigos Lily y Severus, ellos son los padres de Rose Eileen y considero que deberían estar enterados.

Al cabo de un rato, los dos se acostaron pero les costó algo de trabajo quedarse dormidos debido a que no pudieron dejar de pensar en lo que estaría sintiendo Regulus, y en si Rose Eileen estaría en peligro o no junto al chico Ryddle. Cuando Bellatrix logró quedarse dormida comenzó a soñar con los tiempos en que le servía a lord Voldemort y la gente le temía tanto como a él.

Al día siguiente, el sol comenzó a inundar con su cálida y agradable luz cada atalaya y muro del enorme castillo, al poco rato ya todos sus habitantes comenzaron a despojarse de las cobijas y de los confortables brazos de Morfeo para comenzar a vestirse, alistándose para otro día más.

Hermione entró en el gran comedor ajustándole la corbata a Rosie mientras esta le aseguraba que se la había arreglado.

- Déjala en paz Hermione – Dijo Ron riendo.

- Sólo la estoy acicalando cariño. Ahora si nena, ve a desayunar ¡Ahhhh! y no le coloques demasiada miel de maple a tus panqueques, no te haría bien – Soltó Hermione yendo a sentarse en la mesa de Gryffindor justo en donde se sentaban los padres.

- ¡Por Dios Hermione! – Exclamó Harry detrás de ella en ese momento – Deja que la pobre Rosie pruebe algo de dulce.

- Si – Afirmó Ron – Se parece tanto a mamá.

- Tal vez, pero de seguro por la manera en que te crió es que hoy eres un hombre de bien Ronald – Contestó su esposa.

- Muy bien dicho Hermione – Saltó la señora Weasley llegando en ese momento junto a su marido.

Los demás rieron y posteriormente tomaron asiento para comenzar a desayunar. Pero en la sala común de Slytherin, Rose Eileen aún no había querido salir, quería saber por qué su amigo Regulus aún no salía de la habitación de los chicos. Sabía que él no había subido ya al gran comedor pues algunos de los chicos se lo dijeron, incluso Tom.

- Cuando yo salí de la habitación, él apenas se estaba vistiendo – Dijo Tom.

- Es extraño – Contestó Rose Eileen con gesto de confusión – Normalmente él está listo a esta hora ¿Será que no piensa desayunar?

- Tal vez esté indispuesto – Respondió Tom.

- ¿De nuevo? Anoche tampoco quiso cenar, algo le pasa, estoy segura Tom.

- Déjalo, quizá quiere estar solo – Dijo él tomándola por la cintura mientras trataba de conducirla a la salida de la sala común – A veces uno quiere estar sol...

- Pues yo jamás lo dejaré solo Tom, él, Ted y yo somos inseparables. Voy a esperarlo porque en cualquier momento ha de bajar.

Al oír aquello, Tom involuntariamente dejó escapar un gesto de fastidio, pero enseguida lo suplantó por una sonrisa de indulgencia.

- Si, si, tienes toda la razón princesa – Musitó para que los pocos alumnos rezagados no lo oyesen – Si quieres esperar a tu amigo, hazlo, yo me voy a adelantar.

Así lo hizo. Al salir, Tom se encontró con su padre que iba a buscarlo a la sala común, Rose Eileen en cambio subió las escaleras de caracol que conducían a los dormitorios de los chicos del cuarto curso. Justo cuando dos chicas (las dos que quedaban en la sala común además de ella) abandonaron el lugar para ir a desayunar, Rose tocó la puerta, pero no obtuvo respuesta alguna, volvió a tocar y todo siguió igual de silencioso.

- Sé que estás allí Regulus – Dijo la pelirroja - ¿Por qué no sales? ¿Qué rayos te sucede?

Pero al ver que el muchacho no le respondía, ella consideró otra estrategia.

- Bien, en vista de que no quieres hablarme, entonces me iré, estaré en el gran comedor como todo el mundo.

Rose comenzó a pisar fuerte en el mismo sitio, disminuyendo la intensidad después de unos segundos, dando así la impresión de que estaba bajando las escaleras muy enojada. Al cabo de un par de minutos que Regulus calculó le llevaría a la chica salir de la sala, abrió la puerta y salió llevándose una enorme sorpresa.

- ¿Qué estás haciendo aquí Rose? – Preguntó mientras la miraba sonreír con una ceja alzada.

- ¿No es evidente? - Respondió ella con otra pregunta – Quiero saber qué rayos te ocurre Regulus Neville Lestrange.

- No me ocurre nada Rose – Respondió él de mala gana mientras se ajustaba la corbata y comenzaba a bajar las escaleras con Rose detrás de él – Estoy bien.

- Estás muy distanciado conmigo y desde ayer todavía más ¡Por Merlín! ¿Qué fue lo que te hice?

- No me hiciste nada Rose, vete, quiero estar solo, al fin y al cabo así me han dejado tú y Ted.

- ¡Ahhhh! ya lo sé, te enteraste de que Ted y Victoire al fin están saliendo y te sientes un poco solo ¿Verdad?

- Me siento feliz por él – Respondió su amigo.

- Y como le hablo a Tom y tú no, entonces crees que te hemos dejado a un lado pero no es así. Somos inseparables ¿Recuerdas? Como el tío Harry, el tío Ron y la tía Hermione, el trío de oro.

- Lo mismo creía yo Rose hasta que llegó ese... ¡Por Merlín, como lo detesto!

- Él no ha hecho absolutamente nada malo Regulus – Contestó ella con una inocente sonrisa que provocó una punzada de dolor en el corazón de él – Al contrario, siéntate y te cuento – Le dijo después empujándolo sobre un sofá de piel de dragón ubicado en el centro de la sala.

Cuanto quiso Regulus evitar ese momento. Intentó levantarse pero ella se lo impidió, él no quería escuchar nada más, estaba seguro de que no lo soportaría. Esa sonrisa ilusionada y ese brillo en la mirada sólo podía significar que ella iba a contarle que... No, no estaría preparado jamás para escucharlo, mucho menos viniendo de ella misma.

- Rose, no me interesa nada que tengas qué decirme sobre él.

- Por favor Regulus, déjame contarte, aún es un secreto pero quiero que tú y Ted lo sepan. Como te dije ustedes siempre han sido y jamás dejarán de ser mis amigos, no tienes por qué sentirte excluido aunque después que te cuente esto de seguro pensarás que te haré a un lado y no es así para nada, ni Ted ni yo nos separaremos de ti nunca.

No había duda alguna, ella se lo contaría...

- No quiero saber nada Rose ¡Por Merlín! – Dijo él tratando de levantarse, pero ella que se sentó junto a él, lo haló del brazo impidiéndole levantarse.

- Escúchame, Tom y yo hemos decidido salir.

El silencio se apoderó de la sala común de Slytherin.

- ¿No me dices nada Regulus?

- ¿Qué quieres, que te felicite por haber cometido una locura?

- No empieces.

- Va a lastimarte – Le dijo él en tono suplicante en un intento por hacer que ella recapacitara – No quiero verte sufrir.

- Te lo agradezco Regulus pero, él jamás va a lastimarme, es muy dulce, todo un caballero, tan respetuoso y amable.

Aquellas palabras hundían más la daga en el corazón del pobre Regulus.

- Sí, claro, el chico perfecto para ti ¿No? Me pregunto qué diría el tío Severus si llegara a saberlo, de seguro ni él ni tía Lily estarían de acuerdo.

- No te atrevas a decírselo Regulus, es un secreto... bueno por ahora pero...

- ¿Por qué tiene que ser un secreto Rose? ¿Por qué no tiene los pantalones bien puestos para aceptar lo que siente por ti?

- No hables así de él, tú sabes que mamá no entendería que yo quiera salir con él y mucho menos papá y Harry. Ellos son muy celosos conmigo y además no terminan de aceptar a Tom. Tienen muchos prejuicios basados sólo en su ascendencia.

- ¡Y vaya que tienen razón!– Exclamó el otro levantándose de golpe del sofá – No es únicamente su pasado el que nos hace dudar, es su actitud. Es extraño, misterioso y parece conocer a lord Voldemort mejor que los demás.

- Sólo leyó sobre él, nada más, después de todo fue su abuelo, es normal que quisiera conocer su pasado, saber qué fue lo que ocurrió.

- Rose ¡por Dios! – Le dijo él tomándola por los hombros mientras le lanzaba una mirada de súplica – Acaba con esa relación, estás a tiempo.

- No se lo digas a nadie, al menos deja que lo conozcan, mucho menos se lo digas a mis padres o a Harry.

- Rose, escúchame, no quiero que él te lastime.

- No lo va a hacer en cambio tú... yo confié en ti, quise demostrarte que no te he hecho a un lado como creías, que te tomo en cuenta pero... aún insistes en adoptar esa actitud adusta con él – La voz de Rose se fue tornando cada vez más trémula hasta que al fin no lo soportó más y se fue corriendo en dirección al gran comedor. Regulus se fue tras ella gritando su nombre pero al llegar a un pasillo la perdió de vista.

La primera campanada del día estaba sonando mientras los estudiantes de primer curso se dirigían a las mazmorras para su clase de Pociones, los de tercero hacía el tercer piso para su clase de Defensa Contra Artes Oscuras y los de cuarto al aula de Encantamientos para la primera clase del día

- Me llena de nostalgia verlos partir hacía las aulas – Dijo Hermione mirando a Rosie partir junto a Osiris, Albus Severus, Scorpius y Peter.

- A mí también aunque si te soy franco, no extraño demasiado las clases de Pociones – Respondió Ron.

- Ni yo – Añadió Harry muy risueño – Digo, pese a que logré entablar una muy buena relación de amistad con papá (Severus) Pociones jamás fue mi fuerte.

Los tres rieron con ganas hasta que Hermione miró hacia el lago negro y vio algo que la alarmó.

- ¡Hugo, Lily! Aléjense del lago – Gritó horrorizada al ver que los dos estaban cerca de la orilla.

- Sólo estamos jugando mamá – Gritó Hugo desde allá.

- ¡Por Dios Hermione! Déjalos, simplemente están jugando – Soltó Harry riendo y negando con la cabeza – Deja de sobreprotegerlos.

- Están jugando cerca del lago Harry.

- No hay peligro querida – Saltó Ron.

- Sí, y además ya sabes que el calamar gigante no es peligroso – Rebatió el todavía llamado niño que vivió.

- ¿Y qué tal si una sirena se lleva a mi Hugo o a tu Lily Harry?

En ese momento llegó Ginny y al ver a los dos niños jugando en el muelle se alarmó igual que Hermione que ya se encaminaba al muelle.

- ¡Hugo, Lily! bajen de allí – Dijo Ginny a lo lejos.

- ¡Rayos! – Exclamó la pequeña Lily molesta mientras tomaba la mano de su tía Hermione.

Unos minutos más tarde, vieron salir del castillo al señor y la señora Weasley acompañados de los señores Malfoy y señores Longbottom.

- ¿Ya se van? – Preguntó Ginny.

- Si querida – Respondió Molly – Debemos partir – Tengo mucho que hacer en casa y tu padre en el ministerio.

- Pero regresaremos para la segunda prueba, lo prometemos – Añadió Arthur Weasley – No nos la perderemos, queremos animar a nuestros hijos y nietos.

- Siempre es un placer volver aquí – Comentó Lucius Malfoy – Pero el deber llama y ya que los gemelos están aquí acompañando a sus hijos, Jean Baptiste y yo debemos encargarnos del negocio.

Ron, Ginny y Neville que llegó en ese momento, se despidieron de sus padres esperándolos para la segunda prueba del torneo de padres e hijos.

En el aula de Encantamientos, todos los alumnos de cuarto curso estaban estudiando los hechizos convocadores, Lily en ese momento enseñaba su hija el movimiento de varita.

- Es así mi querida Rose – Dijo mientras sostenía la mano de su hija – Mueves la varita dos veces hacía ti mientras dices la palabra Accio acompañada del objeto que quieras convocar, Hmmm... ¿Qué tal ese libro?

Rose Eileen apuntó al libro que estaba sobre el escritorio de Lily y exclamó:

- ¡Accio libro!

El objeto inmediatamente saltó a sus manos.

- ¡Correcto! – Exclamó Lily – Cinco puntos para Slytherin.

- Gracias mami... ah... quiero decir, profesora Snape.

- No te preocupes mi cielo – Le respondió su madre con cariño mientras le acariciaba el cabello.

Un poco más tarde, revisaba los avances de Regulus quien todavía lucía compungido, pero aun así realizaba un excelente trabajo.

- Eres muy bueno Regulus – Le dijo Lily.

Pero Tom fue el alumno que más objetos logró convocar, arrancando la admiración y los aplausos de todas las chicas que no dudaron en rodearlo para vitorearlo y felicitarlo, haciendo que Rose Eileen se mordiera el labio inferior de impotencia y que Regulus exhalara un gruñido al ver el gesto de la chica.

- Eres el mejor Tom – Dijo una de las chicas, era evidente que poco a poco iban aceptándolo.

- No es para tanto – Respondió él con aparente modestia

Al terminar la clase, todos fueron saliendo del aula, mientras Lily colocaba todo en orden dentro de la misma. Rose Eileen le echó una efímera mirada a su enamorado clandestino antes de salir por la puerta, él la miró también mientras sonreía y salió junto con ella rumbo a la clase de Herbología. Regulus se fue detrás con los puños apretados y con la mirada puesta en Ryddle.

- ¡Hola tía Bella! – Escuchó Regulus que Rose Eileen saludaba a Bellatrix que estaba fuera del aula.

- ¡Hola cariño! – Respondió la mujer sonriéndole, pero la sonrisa se le desvaneció del rostro al ver a Ryddle junto a la chica.

- ¡Señora Lestrange, es un placer verla! – Saludó Tom Ryddle junior tan galante como siempre.

- Gra... gracias hijo, ta... también es un placer saludarte.

Rose Eileen y Tom se marcharon por el pasillo dispuestos a ir a su próxima clase.

- ¡Mamá! ¿Qué rayos estás haciendo aquí? – Inquirió Regulus mirando a su madre con los ojos como platos - ¿No me digas que vas a decir...?

- Lily es mi amiga y esa niña que acaba de salir por la puerta es como si fuese mi sobrina Regulus – Lo interrumpió la mujer – Debo decírselo, deja que esto lo resuelvan los adultos.

- Pero mamá ella...

- Es necesario mi amor – Le dijo su madre – Ahora será mejor que te vayas a tu próxima clase.

A Regulus no le quedó más remedio que obedecerle, pero se marchó con una mezcla de sentimientos, por una parte se sentía aliviado, si los Snape se enteraban de aquel idilio clandestino, Tom Ryddle no tendría oportunidad alguna para hacerle daño a Rose Eileen, y quién sabe, si tío Severus o tía Lily hacían que esos dos terminaran... Pero por otra parte, Rose Eileen había confiado en él y ahora... tal vez terminaría odiándolo y él estaba seguro de no poder soportar eso.

Bellatrix entró en el aula saludando a Lily, pero la pelirroja al ver la expresión de su amiga evidentemente le preguntó qué sucedía. Bella, al igual que lo hizo con su marido, le contó a ella todo lo que vio en los recuerdos de su hijo pero decidió ocultarle lo que este sentía por Rose Eileen. Le dijo a Lily que Regulus vio a Tom Ryddle junior besar a su hija y que ambos se habían hecho novios.

- No... no puede ser – Musitó Lily – Yo sabía que ellos pasaban mucho tiempo juntos pero jamás me imaginé que...

- Debemos estar alerta amiga – Le advirtió Bellatrix – Ya sé que el chico no tiene que ser necesariamente como ya sabes quién pero...

- ¡Santo Dios!

- Pensé en decírselo a Severus pero... preferí decírtelo a ti primero para que se lo cuentes. No quiero crear alarma pero te lo dije sólo para que estés pendiente o en "alerta permanente" como dice el viejo Ojoloco.

- Y te lo agradezco Bella, no sabes cuánto – Soltó Lily aún con el rostro lívido – No sé por qué mi hija no confió en mí.

- Ya sabes cómo son los adolescentes, además recuerda con quien está saliendo, no sería fácil para ella decirle a Severus o a ti que está saliendo con...

- Tengo que decírselo a Severus pero... no sé cómo reaccione – Musitó Lily – Él... bueno, no sólo es muy celoso con la niña, también... opina que el chico puede seguir los pasos de su abuelo.

- Regulus no quería que te dijera nada Lily, teme que Rose Eileen lo odie.

- No tiene por qué odiarlo, él se preocupa por ella, es un buen amigo – Contestó Lily – Ahora sólo me queda conversar con Severus.

- Sí, un buen amigo – Musitó Bellatrix con aprehensión pensando en el dolor de su hijo.





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