El Pocionista y la Cantante

By Samira85106

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El mundo mágico se encuentra a la expectativa de una nueva guerra, hasta los muggles se están dando cuenta de... More

La cena de compromiso
El juramento
Una terrible misión
La llegada
Un paseo por Diagon
La iniciación
La boda
La boda parte dos
El nidal de nubes
Dulce Luna de miel
¡Ma Che Bella Italia!
Una góndola y una canción
Entre vinos y tarantelas
¿Por qué Snape?
Primer día de clases
Un paseo, una maldición
Un buen consejo de un buen amigo.
Conflictos
La fiesta de navidad
El pensadero
Cena de noche buena
Obsequios
Día de visitas
Una grata sorpresa
Embarazada
¡Feliz cumpleaños, señora Snape!
La fiesta
Veneno
Terror en la escalera
San Mungo
Vendetta
Superando el dolor
¿Qué oculta Draco?
La sesión de fotos
Un importante descubrimiento
Remembranzas
Un hipógrifo rebelde emprende el vuelo
No siempre el triunfo trae alegría
Avada Kedavra
Perderlos a los dos a la misma vez
Dolor
Una despedida como se debe
Desahogo
Que difícil es ser espía
El Rescate
Una propuesta rechazada
Cae el Ministerio
Un lugar donde esconderse
En Grimauld place
La tribulación de Remus
Fugitivos
El castigo del Señor Tenebroso
Las calamidades del director
Por culpa del guardapelo
Godric's Hollow
Por muy poco
Su nombre es tabú
Huída frustrada
De vuelta a casa
Novedades en Hogwarts
¿Dónde está Emily?
Otro asesinato en el castillo
Sanando heridas
Revelaciones
El inicio de la guerra
La batalla
Se ha perdido una batalla, no la guerra
La victoria
Recuperación
El comienzo de la felicidad
Un par de ángeles
Epílogo
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De vuelta a Inglaterra

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By Samira85106


Aquella mañana, Emily despertó con un terrible dolor de cabeza producto de la ingesta de alcohol de la noche anterior a la que no estaba acostumbrada. Se sentía mareada y tenía también un incontrolable deseo de vomitar, pero aun así el recuerdo de su actitud desinhibida de la noche anterior la hizo reír con timidez.

No volveré a beber en toda mi vida aseguró mientras se tomaba la cabeza con las manos.

Ten, el elfo trajo la pócima para la resaca que le pediste respondió Severus mientras le acercaba una taza humeante a su esposa.

¡Por Merlín! De tan solo olerla se me revuelve el estómago, Sev dijo Emily, apartándola con la mano—. Ya sabes que nunca soporté las pociones, ni prepararlas y mucho menos beberlas ¡iuck!

Severus suspiró con pesadez mientras rodaba los ojos, trataba de llenarse de paciencia.

Y supongo que el malestar que estás sintiendo ahora debe ser más agradable que el sabor de la poción ¿no es así?

Muy gracioso respondió ella, tomando con resignación la taza—. No volveré a beber.

Solo debes tener más cuidado la próxima vez, querida dijo Severus, acariciándole el cabello—. No estás acostumbrada a beber y bueno... los vinos Mastrantonio son un poco fuertes, no en su sabor sino en los efectos.

Sí... pero deliciosos.

He allí la peligrosidad de las bebidas embriagantes aseguró Snape—. Entre más deliciosas y dulces, más riesgo tienes de pasarte de copas.

Solo una vez recuerdo haberme embriagado y sufrir una resaca tan terrible como ésta recordó Emily—. Lo confesaré... fue en Hogwarts durante mi época de estudiante. Gloria, Sasha, Espina y yo robamos de las cocinas una botella de jerez que los elfos tenían para cocinar esbozó una mueca de dolor y luego continuó—. Nos la tomamos  junto a Sarah Martin, la chica con la que compartíamos la habitación.

De haberlas descubierto, habrían recibido un severo castigo dijo Snape, negando con la cabeza.

Ella sonrió al tiempo que colocaba la taza ahora vacía en las manos de su marido.

De eso no tengo dudas, cielo.

Por un momento se quedó callada, pero luego se atrevió a hablar de nuevo.

¡Cariño! lo llamó. Su rostro poco a poco fue adquiriendo una tonalidad rosa.

¿Sí?

Anoche yo... bueno yo...

Estuviste más cariñosa que de costumbre y... muy sensual debo añadir.

¡Sev! expresó ella con falso tono de reproche mientras reía y le pegaba en el brazo. Él esbozó una escueta, pero sincera sonrisa de las que a ella tanto le gustaban.

Fue fantástico, Emily. Si besarte es una experiencia grandiosa, hacerte el amor es sencillamente lo más parecido a estar en el paraíso.

Ella sonrió y se recostó en su regazo.

Te amo tanto, Sev y para mí también es maravilloso poder entregarme a ti.

Volvieron a quedarse en silencio, ella recostada entre los brazos de su esposo, sintiendo como poco a poco disminuían las náuseas, el mareo y el terrible dolor de cabeza, no solo debido a la poción, sino también por causa de las caricias que él le prodigaba. Severus disfrutando de la suavidad de aquella piel que tanto adoraba, apenas creyendo que cada centímetro le pertenecía porque lo había conquistado con su amor.

Debemos empacar dijo ella con pesar. Pese a que extrañaba el suyo, no quería abandonar aquel maravilloso y romántico país tan rico en cultura y generosidad, donde no había zozobra, ni odio, ni prejuicios hacia los muggles (de hecho los habitantes en su mayoría compartían su amor por las artes con los no mágicos) allí tampoco existía el miedo a ser atacados de un momento a otro y lo mejor de todo no existían ni Voldemort ni sus malditos mortífagos.

Ya lo hice, mientras dormías respondió Severus con el mismo tono de voz de ella. 

¿Qué hora es? Nuestro traslador se activará a las diez de la mañana.

Son la ocho treinta respondió él, echándole un vistazo a un reloj que colgaba de una de las paredes de la suite—. ¿Cómo te sientes?

Mucho mejor respondió ella incorporándose—. Iré a darme un baño y después pediré el desayuno.

Después de aquel reconfortante baño, Emily ya estaba lista y repuesta. Desayunaron, tomaron el equipaje y fueron a despedirse del gerente del hotel y sus botones, en especial del simpático Franccesco que casi muere de la alegría cuando la cantante le obsequió uno de los discos autografiados que siempre llevaba consigo para esas ocasiones. El gerente del hotel les deseó muchas felicidades y los condujo hasta la chimenea del vestíbulo para que se trasladaran hasta el ministerio de magia romano y de allí tomaran el traslador.

—Detesto tanto meterme en esas chimeneas dijo Emily cuando ya ella y su marido hubieron pasado al ministerio de magia, sacudiéndose el hollín.

Y también usar trasladores y aparecerte, de hecho, sí de ti dependiera, ahora estaríamos rumbo al aeropuerto para tomar un avión.

No veo cual es el problema con eso, Severus, jamás me he subido a un avión y sí... me encantaría hacerlo.

Nos llevaría horas regresar a Inglaterra, querida, ese es el problema, sin contar con que debemos reservar nuestros pasajes con anticipación, usar pasaportes además de nuestras respectivas identificaciones y resignarnos a los retrasos del vuelo... ¡ah! Y casi lo olvido, tengo entendido que además detestas volar.

—Pero en los aviones uno va resguardadito. Donde no me gusta volar es en escobas, me siento insegura.

En fin, ya estamos aquí respondió Severus, arrastrando los baúles de Emily y el suyo. Ella además llevaba su acostumbrado bolsito de cuentas con encantamiento extensor que Tonks le había regalado el día de su cumpleaños. Allí llevaba todos los suvenires que había comprado para sus seres queridos, desde luego, colgada al hombro llevaba a su inseparable guitarra.

Por aquí, cielo indicó Emily, señalando la larga fila de magos y brujas que esperaban su turno frente a la taquilla.

Mientras aguardaban, Emily le echó un vistazo a un letrero que estaba sobre la taquilla de los viajeros, como le llamaban todos debido a que era el lugar de registro para las personas que visitaban el país desde el extranjero. El letrero decía:

¡Bienvenuto a Roma, la Cittá Eterna! (Bienvenidos a Roma, la ciudad eterna)

Ella no podía sentirse más dichosa, su luna de miel había sido mucho mejor de lo que esperaba: se había divertido con su esposo, habían visitados hermosos lugares y aprendido acerca de la cultura de aquel bello país ¿Cuánto más podía pedirle a la vida? Además, tal como le dijo a su madre en la carta que le envió, cada vez se sentía más amada por Severus, protegida y valorada, algo que jamás había experimentado junto a Roger. 

Ella tomó la mano de Severus mientras avanzaban un paso en la fila, le sonrió y recostó la cabeza en su hombro. Él por su parte la estrechó con suavidad, no podía negarlo, había disfrutado en demasía aquel viaje, incluso, y era algo que le costaba admitir, aquella danza exótica que había ejecutado en Génova junto a los jornaleros del vino. Era muy feliz junto a ella, pero había llegado el momento de regresar a Inglaterra y también a la realidad, a su papel como mortífago y desde luego a su terrible misión. Desde que Dumbledore le hizo aquella terrible petición, su día a día era una lucha constante para no pensar en ese en que debía ejecutar la más difícil de las ordenes que le había dado el director desde que trabajaba para él y para la orden, pero lo conseguía, bastaba con mirar el rostro sonriente de su esposa y sentir el amor de ella para acabar con cualquier martirio, debía disfrutar lo más que pudiera de su amor antes de que ella lo odiara.

De pronto, alguien apareció en medio del gentío que venía de las numerosas chimeneas repartidas por todo el lugar, se acercó a la pareja, saludándola con entusiasmo. Estaba vestido con una túnica dorada muy llamativa y lo que más resaltaba era el pendiente de diamante en su oreja izquierda.

Ciao! Sono qui (¡Hola! Estoy aquí)

¡Donatello! lo saludó Emily abrazándolo—. Viniste.

No podía dejar de venir a despedirlos respondió el hombre, acercándose a Severus para besarlo en ambas mejillas, pero éste se apresuró a estrecharle la mano—, y desde luego agradecerles por la visita que le hicieron a mi madre y a mi hermana

Fue un placer para nosotros respondió Severus mientras avanzaban un paso más en la fila.

Sí, Donatello, gracias a ti añadió Emily—. Oye y... ¿Cuándo irás a Inglaterra? Boris debe extrañarte mucho.

Yo también, pero... creo que por ahora me será impossibile per que... es decir, me será imposible porque ahora estoy ocupado con mi colección de lencería.

Emily sonrió con timidez al recordar que ella poseía una de esas hermosas piezas.

Sin embargo continuó el diseñador—. Estaré de regreso a tu país en cuanto termine questa colección.

De pronto una exclamación emocionada destacó entre el murmullo de las conversaciones de la gente.

É Donatello Mastrantonio, anche lui e qui! (Es Donatello Mastrantonio, también él está aquí)

Al volverse, vieron a una bruja de cabellos castaños y ondulados, con unos preciosos ojos verdes que se acercaba a ellos a gran velocidad. Llevaba en las manos una libreta y una pluma a vuela pluma. A su lado estaba un fotógrafo que sostenía la barra de flash por encima de la cabeza. Detrás de ellos se acercaba un grupo de personas que, por su actitud y los implementos que llevaban, no podían ser otra cosa más que periodistas.

—¡Dios mío! —susurró Severus mientras suspiraba con fastidio.

Desde luego, con la alharaca los periodistas habían delatados a las celebridades que hasta entonces permanecían clandestinas, quizá debido al hecho de que todas esas personas estaban enfrascadas en lo suyo, es decir, esperando con tedio y paciencia su turno para registrarse en la taquilla de arribo y salida.

Emily é qui en Italia? (¿Emily está aquí en Italia?) —dijo un chico con emoción tratando de abrirse paso entre los periodistas

Ma che domanda! Matteo, lei é Emily, la strega di Macbeth... si Matteo, lei è Emily e... Penso che è qui con il suo marito (Pero ¡que pregunta! Sí, Matteo, ella es Emily, la bruja de Macbeth y... creo que está aquí con su esposo.

Ma que bella ragazza! (pero que bella muchacha) —respondió el otro.

Emily, Voi a ucire da Italia, non é vero? (Emily van a salir de Italia ¿no es verdad? —preguntó la periodista de cabellos castaños y ojos verdes.

É vero —respondió Emily, tratando de ser paciente por sus fans que la miraban con admiración. 

Todas las cámaras de los periodistas disparaban contra ella, Severus y Donatello, todo era un revuelo de preguntas y fans intentando llegar hasta ellos, de hecho la fila se dispersó.

Donatello, tu fatto il abito da sposa da  Emily. Parla, come é quel vestito? (Donatello, tú hiciste el vestido de novia de Emily, habla, como es aquel vestido —dijo otra periodista.

Bello —simplificó el diseñador con una ceja alzada y un encogimiento de hombros—. Con una gonna grande e... (Con una falda grande y...)

Emily, lui é il tuo marito? (Emily ¿él es tu esposo?) —inquirió un joven periodista.

Parla italiano? (habla italiano) —indagó otra bruja con su libreta en la mano.

Come stai, signore Snape? —preguntó otro.

—É vero che in Inghilterra tutto é una follía? (¿es cierto que Inglaterra todo es una locura?) Tu ha paura di tornare? (tienes miedo de volver?)

Andró via, é la mía terra. Non ho paura di tornare (me iré, es mi país, no tengo miedo de volver) —contestó Emily

Uffa! —exclamó Donatello (esa es una expresión que normalmente utilizan los italianos para expresarse)

—¿Qué sucede? ¿Qué preguntan? —quiso saber Severus al ver que Emily contestaba con indignación.

—Quieren saber qué sucede en Inglaterra —respondió Emily.

En ese momento una voz autoritaria retumbó en el lugar, haciendo que las personas que se habían dispersado volvieran a hacer su fila y los periodistas retrocedieran.

Ma che cosa é succeso qui? (¿Qué pasó aquí?)

El que había hablado era un mago de unos sesenta y tantos años, con el cabello gris y un monóculo en el ojo. Tanto a Severus como a Emily les recordó a Alastor Moody.

—Es Anacleto Magliori, jefe del departamento de aurores —explicó Donatello, lo que terminó de acentuar el parecido del hombre con su homónimo inglés—, y además la mano derecha de Giorgio Napolitano, el ministro de magia.

PRESTO, FUORI! (rápido, fuera) —les gritó a los periodistas que poco a poco fueron desapareciendo decepcionados. Luego, el hombre se acercó para presentarse—. Buongiorno! Soy Anacleto Magliori, jefe del departamento de aurores y por ende el encargado de velar por la seguridad. Fuimos informados de que estaban aquí y que eso causó un revuelo.

—Discúlpenos, señor Magliori —respondió Snape agradeciendo que el tipo supiese hablar inglés—. No fue nuestra intención...

—No se disculpe, signore, lo que quiero decir es que pueden acompañarme hasta la taquilla de registro directamente para que firmen y les den su traslador de una vez. Tienen prioridad sobre los demás... No se ofendan, pero... me urge que se vayan cuanto antes, a ver si se calman —concluyó luego señalando a las personas que miraban a Emily y a Donatello, saludándolos con la mano.

—Descuide, señor Magliori —respondió Emily con una sonrisa—. Así lo haremos.

La pareja al fin se despidió de Donatello con la promesa de volver a verse cuando él retornara a Inglaterra, posteriormente firmaron el pergamino que indicaba que habían salido del país, y el encargado les entregó una vieja lata oxidada de refresco que a los pocos minutos comenzó a iluminarse de un color azul intenso. Luego de contar hasta tres, Severus y Emily comenzaron a girar y a girar en medio de un revuelo de colores y posteriormente aparecieron en el vestíbulo del Ministerio de Magia Británico.

—¡Cielos! Creí que nunca nos iríamos de ese ministerio —dijo Severus respirando aliviado—. ¡Hogar, dulce hogar!

—¡Que exagerado eres, cielo! —respondió Emily, encaminándose al lugar donde debían entregar el traslador ya usado y registrar su retorno al país.

Posteriormente se metieron en una de las chimeneas y al fin emergieron en el vestíbulo de la casita de la hilandera.

—¿Y qué te pareció nuestra luna de miel? —preguntó ella abrazándolo mientras recostaba la cabeza en su pecho.

—Pese a los momentos en que éramos asediados por miembros de la prensa y fanáticos...maravigliosa —respondió Severus, haciéndola reír.

—Ya sabes que me derrites cuando hablas en italiano —dijo ella mientras se separaba con delicadeza—. Voy a avisarles a mis padres que acabamos de llegar, también avisaré a la gente en La Madriguera y a Espina.


Por la tarde, en La Madriguera mientras todos conversaban acerca de lo grato que había sido ver, aunque fuese fusionado con las brasas ardientes de la chimenea, el bello rostro de Emily avisándoles que ya estaba de nuevo en el país, un pequeño cárabo de plumas castañas se acercó volando hasta detenerse en el alfeizar de una de las ventanas de la casa.

—¿De quién segá? —preguntó Fleur Delacour.

—Es la revista El Quisquilloso —anunció Ginny con emoción al sustraer la revista que el ave tenía atada a la pata—, con todos los detalles de la boda.

—Tal vez salimos nosotros —dijo Fred que se encontraba de visita en la casa junto a su hermano gemelo.

—Sí, Xenophilus nos tomó fotografías —añadió George con emoción.

—¡Déjame ver! —soltó la señora Weasley, quitándole la revista de las manos a Ginny. Tomó asiento y los demás la rodearon—. ¡Que hermosa fotografía!

—Solo mira la cara de fastidio que tiene Snape —soltó George con una risita, señalando la fotografía de la portada donde Emily, muy sonriente, recostaba la cabeza en el pecho de Snape mientras él miraba a la cámara, sin sonreír—. Nunca le han gustado las fotografías.

—Ni estar rodeado de gente  —añadió Fred—. Siempre ha sido un ser antisocial. Me pregunto cómo dos seres tan diferentes pudieron terminar juntos.

—Pues porque se aman ¿Por qué más va a ser? —respondió Hermione con tono de burla.

—Sí claro, niña cursi —respondió Fred alborotándole el cabello mientras ella protestaba.

—¡Ya déjala en paz, Fred! Ella tiene razón —contestó la señora Weasley.

—Fred tiene razón, Harry —susurró Ron—, y quizá Sirius también. Tal vez Snape haya hechizado a Emily con Amortentia.

—Quizá él solo quiere su fama o fortuna, pero alguien como él no puede amar a nadie —terció Harry.

—¡Shsss! ¡Ya basta! Mamá va a leer el reportaje —dijo Ginny.

El pocionista y la cantante:

La semana pasada una bandada de fanáticos de Las Brujas de Macbeth, así como paparazis se congregaron en las afueras de la majestuosa residencia de los Smith en Covent Garden, para tratar de presenciar lo que denominaron «la boda del año» 

La vocalista de la famosa banda de rock femenina, Emily Rose Smith y el profesor de Pociones del colegio Hogwarts de magia y hechicería, Severus Prince Snape, contrajeron nupcias en los jardines de la preciosa residencia frente a sus familiares y amigos más cercanos. La recepción fue amenizada por celebridades locales y extranjeras de la talla de Celestina Warbeck, Iron's Wizards y las simpáticas y populares Melódicas.

El diseño del vestido de novia de la afamada artista estuvo a cargo del codiciadísimo diseñador italiano, Donatello Mastrantonio quien también asistió a la celebración al igual que el famoso estilista de las estrellas, Boris Costner, que estuvo a cargo del arreglo personal de la cantante.

Los padres de Emily dijeron estar felices con la unión ya que consideran al profesor Snape como un hombre íntegro y responsable además del salvador de su hija luego de haberla rescatado de una muerte segura tras el pasado accidente con la serpiente mágica mientras Emily impartía clases de música en el colegio de magia.

«Severus es un hombre íntegro y responsable, ama a nuestra hija y eso es lo más importante. Jamás olvidaré que le salvó la vida. A él le debemos todo»

Recalcó el señor Jacob Smith, jefe del departamento contra el uso indebido de la magia y miembro del Wizengamont.

«Confieso que una vez creímos que este día nunca llegaría, pero ahora que llegó, que Emily se casó, no puedo estar más emocionada, deseo que sean felices y que su amor dure para siempre»

Añadió entre lágrimas de felicidad la señora Greta Smith.

La pareja de recién casados se conoció en el colegio Hogwarts de magia y hechicería mientras Emily era una estudiante y Severus Snape su profesor, pero no fue sino muchos años después, cuando Las Brujas de Macbeth decidieron tomarse un año sabático para descansar, cuando Emily Smith retornó al colegio con la decisión de impartir clases de música junto a su amigo y mentor Gérard Musbick. Poco a poco se fue dando un acercamiento espontaneo entre Snape y la cantante y, aunque al principio parecía imposible, al final terminaron aceptando que ambos eran el uno para el otro.

«Al principio nos odiábamos, no podíamos vernos siquiera. Es que él siempre ha sido muy estricto y bueno... yo muy revoltosa, pero una vez alguien especial me dijo que los polos opuestos siempre se atraen inexorablemente y creo que esta es la prueba. Lo amo y no puedo sentirme más dichosa»

Expresó la famosa cantante minutos antes de arrojar su ramo de flores al corro de solteras. Vale acotar que lo capturó, sin proponérselo, la profesora de Transformaciones, Minerva MacGonagall.

Luego de retornar de su luna de miel (cual destino prefieren reservarse los novios) la pareja regresará a Hogwarts que será su lugar de residencia puesto que el profesor seguirá con sus labores y Emily, pese a seguir con sus deberes en la banda a la que pertenece, también volverá a impartir clases de música.

—¡Vaya! Es un buen reportaje —dijo Hermione mirando encantada las fotografías entre las cuales salía ella junto a su amiga.

—Y lo mejor de todo es que nuestra Emily regresará a Hogwarts —añadió Ginny con emoción.

—Es lo único bueno de que se haya casado con Snape.

—Con el profesor Snape, Harry —lo corrigió con dulzura la señora Weasley—, y no sé por qué le tienes tanta inquina. Él no es precisamente un santo, pero...

—Él es el que le tiene inquina a Harry, mamá, lo odia, nos odia. Es un amargado —terció Ron.

—Sí, pero no tienen más remedio que aguantárselo —contestó Fred.

—Así que vayan preparándose para verlo a partir de mañana cuando comienza el curso —añadió George.

—Sí... extrañaré hacer bromas en el colegio y sobre todo las clases de música —terció Fred.

—Y ya yo les dije que podrían volver para cursar lo que les falta y presentar sus ÉXTASIS al final del curso. No tendrían que hacer un curso completo, solo lo que les falta. Hablé con el profesor Dumbledore el día de la boda y él me dio la información —dijo la señora Weasley.

—Mamá, por mucho que extrañemos el colegio, nos está yendo de maravilla con nuestra tienda —apuntó George.

—Pero es que Hogwarts... bueno yo misma lo dudaba al principio, pero... después de hablarlo con Arthur llegué a la conclusión de que, mientras el profesor Dumbledore esté en el castillo, nadie podrá hacerles daño —concluyó la señora Weasley con los ojos húmedos.

—Nada malo va a pasarnos, mamá —respondió Fred abrazándola, tomando en cuenta que su madre también pensaba en Percy a quien quería tener consigo. Al menos Bill estaba viviendo de nuevo en la casa al igual que Charlie—. Sabemos cuidarnos bien, Harry fue un buen maestro de Defensa Contra las Artes Oscuras.

—Te prometemos que quizá más adelante presentaremos esos ÉXTASIS —dijo George.

Harry les sonrió a los gemelos, estaba conmovido de que lo consideraran un buen profesor de Defensa Contra Artes Oscuras, pero también estaba entre emocionado y expectante al saber que al día siguiente retornaría a Hogwarts, pero no sabía cuál sería la reacción de sus compañeros tras los artículos de El Profeta que anunciaban que él era El Elegido.


En Yorkshire, Draco leía emocionado su ejemplar de la revista. Pese a que jamás había sido lector de El Quisquilloso, no podía resistirse a leer sobre la boda de su mejor amiga y su admirado profesor. Él y su madre habían ido a visitar a su afectada prima segunda, Julieth, que en un arrebato de ira deshojó las páginas del ejemplar que había comprado por puro masoquismo o curiosidad tal vez. Draco leía su revista en un rincón apartado, tratando de concentrarse pese a los sollozos e improperios de su prima en el vestíbulo de su imponente casa.

—¡Se casó, Narcisa! —decía mientras sollozaba en el hombro de la esposa de su primo hermano—. Se casó, pese a que le advertí que no lo hiciera. Lo supe desde el mismo día de la maldita boda, pero leer este articulo ha sido demasiado para mí.

—Entonces ¿por qué lo leíste? Tú lo sabías, Julieth. Por favor no llores —trató de consolarla la señora Malfoy—. Cálmate. Mandaré a prepararte un té de valeriana.

—No quiero nada, Cissy, solo matar a esa perra con mis propias manos —espetó Julieth separándose de Narcisa mientras arrojaba al suelo con violencia el ejemplar de la revista que había comprado por puro masoquismo.

—¡No hables así de ella! —espetó Narcisa apartándose de la mujer con brusquedad—. Ya te he dicho que no me gusta. Es la...

—Hija de tu mejor amiga, bla bla bla.... ¡Ya lo sé! No tienes que repetírmelo, pero yo soy... la prima de tu esposo. Él y yo fuimos criados juntos, como hermanos. Eso me convierte prácticamente en tu cuñada, deberías apoyarme a mí.

—¿Por qué no lo aceptas de una vez?

—Nunca lo voy a aceptar... ¡Severus es mío!

—Pues ya te lo quitaron ¡So tonta! —susurró Draco mientras trataba de ahogar la risa y se cubría el rostro con la revista.

—A ella la odio —continuó Julieth—. No me importa cuánto la quieran tú y tú también, Draco, y ¡Ya deja de leer esa porquería!

—A mí no me vengas con tus escenitas —espetó el chico, cerrando abruptamente el ejemplar—. Te lo dije, mamá, te dije que no quería venir aquí a aguantarme las escenas de Julieth.

—¡Tú no comprendes nada, mocoso insolente!

—¡No le hables así a mi hijo!

—Pues que no me provoque... Escúchame bien, Draco —espetó señalándolo amenazadoramente con el índice—. Como dije, me importa un cuerno lo mucho que adores a esa estúpida, en cuanto pueda la haré pagar por haberse atrevido a metérsele por los ojos a Severus. Si pudiera le destrozaría el rostro para ver si así él continua encaprichado con ella.

—¡Julieth! —la interrumpió Narcisa. 

—Ella lo tiene hechizado con sus encantamientos de veela —continuó Julieth agachada en el piso mientras arañaba el rostro de Emily en la fotografía de la portada de la revista—. Si no fuera tan bella, él no la amaría. Si yo le desfigurara el rostro, él...

—¡Julieth! —volvió a decir Narcisa, esta vez tomándola de los brazos para obligarla a levantarse y soltar la revista—. ¿Acaso no escarmentaste con lo de la última vez? ¿Recuerdas lo que te dijo el Señor Tenebroso? Él está muy cerca de alcanzar su cometido... ¡No lo provoques! No te metas con ella, recuerda que Severus es el favorito del Señor Tenebroso. Te puede ir muy mal —concluyó Narcisa tratando de asustarla para tratar a su vez de impedir que le hiciera daño nuevamente a Emily.

—Tienes razón —respondió Julieth resignada al fin, pero no sin antes escupir sobre lo que quedaba de la portada de la revista—, pero si dependiera de mí, no sabes con cuanto gusto le destrozaría el rostro para que Severus sintiera repulsión al mirarla.

Narcisa asintió, aunque por dentro pensaba que Severus no se había enamorado de la belleza física de Emily, sino de lo que había en su interior donde radicaba su verdadera belleza. Draco tampoco dijo nada, pero en el fondo estaba aterrado de que Julieth, en medio de un arrebato de ira, intentara nuevamente asesinar a su mejor amiga. No se lo iba a permitir esta vez. Por otra parte pensaba en su retorno a Hogwarts y en lo que debía hacer en cuanto empezara el curso. La sola idea lo hizo estremecer de terror, pero también tenía una idea fija en la mente, hacerle pagar a Harry por haber enviado a su padre a Azkaban.


Nota de autora: 

Amigos lectores aquí les dejo el link de la página de facebook de este fic y se su primera parte "Severus Enamorado de una Bruja de Macbeth" donde podrán encontrar fotografías de los personajes y el booktrailer de los fanfics, muchas gracias por su visita. 

https://www.facebook.com/Severus-enamorado-de-una-Bruja-de-Macbeth-908488702496134/

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