—Hyung, ¿qué tal te encuentras? —preguntó.
Seungcheol ni siquiera se molestó en intentar hablar, ya lo había hecho suficiente tiempo con los médicos y Jihoon. Era en vano. Los balbuceos seguían ahí, ocupando el lugar de las palabras.
—Recuerda que Jihoon dijo que él no podía hablar —recordó Wonwoo sentado en el sofá y sujetando el libro que había tomado prestado de la biblioteca de la habitación de Soon Young.
—Es verdad... —asintió el moreno—. Espero que estés bien, hyung —le sonrió dando pequeños golpecitos en su cabeza. Seungcheol sonrió levemente, agradecido por la preocupación del más joven.
Wonwoo tomó sus anteojos redondos y se los colocó antes de leer.
—Me recuerdas a Harry Potter —comentó sentándose a su lado. El mayor de los dos lo miró seriamente y Mingyu comenzó a preocuparse, ¿lo había ofendido? —. Ah, no lo decía como una burla o algo así... quiero decir, Harry Potter me gusta. Bueno, no es que tú me gustes, quiero decir... me gustas, pero no de una manera... ¿qué lees? —preguntó después de darse cuenta de lo mucho que estaba desvariando.
Wonwoo rio un poco con ternura y volvió la vista al libro, Seungcheol puso los ojos en blanco y siguió viendo tele, haciendo oídos sordos a la conversación ajena.
—Orgullo y Prejuicio, de Jane Austen —sonrió—. Siempre quise leerlo, pero nunca lo conseguía en las librerías. Soon Young hyung me comentó que lo tenía y se lo pedí prestado —comentó.
—Yo lo leí cuando era pequeño, es uno de mis libros favoritos —sonrió.
—¿De verdad? —Mingyu asintió— No me adelantes nada... —entrecerró los ojos y luego sonrió un poco mientras Mingyu fingía cerrar su boca con un candado y tirar la llave.
[...]
—No estamos para tus juegos, Jae Moon —espetó Soon Young.
—Tal vez ya te hayas enterado, pero una serie de asesinatos han atormentado al país... —comentó Jihoon, apoyando ambas manos en la mesa y mirando fijamente al hombre— Y sospecho que tú tienes mucho que ver con esto.
—Sí, estaba enterado —afirmó el hombre, sin inmutarse por la intensa mirada del agente—. Pero lamento informarte, pequeño Woozi que yo no tengo nada que ver con esto. Estoy encerrado aquí, ¿que no ves?
—Tenemos personas que han testificado ver al hombre que trato de matar a S.Coups y...
—¿Trataron de matar a tu noviecito? —preguntó con un falso tono de lastima y una sonrisa en su rostro, incluso los agentes detrás del espejo pudieron notar sus dos dientes de oro— Me gustaría conocer a la persona que intento darme ese placer y estrechar su mano...
Jihoon apretó los dientes y se contuvo para no sacar su arma y volarle la cabeza al tipo en ese mismo instante. Soon Young lo tomó del brazo y lo alejó de la mesa en la que Kim Jae Moon tenía esposada su muñeca.
—Escucha Jae Moon, no caeremos en tus jueguecillos —dijo Soon Young, respirando hondo—. Intentas alterarnos y así librarte de nosotros, pero ya te metimos en la cárcel una vez... no nos importa agregarte unos cuantos años más de condena. Por las características físicas con las que los testigos describieron al asesino, tenemos sospechas que Han Soo Seok es el culpable de todo.
—¿Soo Seok? Él está muerto, ustedes lo mataron —gruñó con rencor.
—Fuiste tú quien lo mató en ese incendio, trataste de acabar con nosotros sin importarte que él se encontrara en el lugar acompañándonos —replico Jihoon, algo más sereno que antes—. Creemos que él está vivo y es el causante de toda esta masacre.
—¿Y yo que tengo que ver con esto? —rio el hombre.
—No finjas, imbécil —espetó el más joven de los líderes—. Han Soo Seok es tu mano derecha, está claro que siguen siendo cómplices de homicidios.
—Woozi —Soon Young llamó la atención del contrario con voz firme.
Él más bajo de los dos tenía su mano en el arma que guardaba en su pantalón; ambos sabían que sólo era para tratar de infundirle temor a Jae Moon, pero Soon Young no quería arriesgarse a que los policías terminaran por echarlos del lugar debido a eso.
—Jae Moon, colabora con nosotros —pidió el de pequeños ojos, con las manos en los bolsillos su chaqueta—. Ahórranos el tiempo; mientras nosotros estamos aquí, Soo Seok probablemente esté a punto de matar a alguien.
—Tienen que estar bromeando —rio con ironía—. ¿Van a jugar al policía bueno y al policía malo conmigo? Cayeron más bajo de lo que pensé que caerían, agentes —comentó sin dejar de reír.
Ahora, quien apretó los dientes fue Soon Young quien rodeó la mesa y se acercó al hombre hasta agacharse y estar a su altura.
—¿Qué tal si cooperas de una jodida vez con nosotros? ¿Eh, Jae Moon? —dijo entre dientes— Tal vez si nos dices toda la verdad en este momento, podría negociar con el juez y rebajarte uno o dos días de tu condena, ¿qué dices?
—Digo, otra vez, que Soo Seok está muerto y que yo no tengo nada que ver con estos asesinatos —respondió el hombre.
Soon Young pudo sentir el terrible aliento a droga que emanaba de la boca del hombre y su estómago se revolvió.
Detrás del espejo, los cinco agentes miraban con atención el interrogatorio. Nunca habían visto a ambos líderes con semejante seriedad; Vernon no pudo evitar imaginar que, si Seungcheol estuviera allí con esa misma expresión, sin duda sería una imagen bastante temible.
—El hombre no está mintiendo —murmuró Seokmin.
—¿Cómo lo sabes? —curioseó Seungkwan.
—Cuando una persona miente al responder una pregunta, suele hacer algún movimiento al hablar —explicó en voz baja—; ya sea un movimiento de manos, piernas o el simple desvió de la mirada. Eso denota nerviosismo al mentir.
—Pero él no lo está haciendo —declaró JeongHan en un susurro—. Mantiene la mirada fija en Jihoon o Soon Young al hablar, ni siquiera pestañea al responderles.
—Tienen razón —confirmó el policía en el lugar—. Él no está mintiendo.
Antes de que alguien pudiera decir algo más, una pequeña campana sonó dentro de la sala de interrogatorios indicando que el tiempo se había acabado y que Jae Moon debía regresar a su celda.
Jihoon y Soon Young salieron con el ceño fruncido del lugar.
—Que fastidio, esto fue una total pérdida de tiempo —resopló Jihoon una vez conduciendo su carro de nuevo a la casa—. Debiste dejar que lo golpeara, Soon Young —reclamó mediante el manos-libres de su teléfono.
—Probablemente te sacarían a patadas de allí —replicó Seungkwan, Jihoon le dio una mirada de advertencia por el espejo retrovisor y el menor cerró la boca.
—Seungkwan tiene razón... —coincidió Soon Young— Y si no era eso, tal vez hubieses terminado compartiendo celda con él.
—Maldito imbécil, estoy seguro que es el culpable de todo —resopló—. Ya lo oíste, quiere ver a Seungcheol muerto por enviarlo a tras las rejas.
—Muchas personas nos quieren bajo tres metros de tierra, Jihoon —declaró el otro líder.
—Hyung, todos creemos que no es él... —comentó Seokmin en el asiento del acompañante, Jihoon lo miró por un segundo y volvió la vista a la carretera.
—¿Cómo estás tan seguro? —inquirió— Es un narcotraficante, es un maestro de las mentiras y juegos sucios.
—Una persona puede mostrarse nerviosa durante unos interrogatorios... —comentó Joshua— Jae Moon no lo estaba en lo absoluto.
Seokmin procedió a explicarle lo mismo que había dicho mientras se encontraba detrás del espejo con los demás. Jihoon vaciló un poco cuando el menor finalizó su explicación; algo le decía que era Kim Jae Moon el culpable, que su mano derecha Han Soo Seok estaba vivo y era su cómplice. Pero también, lo que decía Seokmin era cierto: el narcotraficante ni siquiera desviaba la vista cuando decía que era inocente.
Definitivamente, no sabía que creer.
Al llegar a la casa, les pidió a los miembros de su equipo que se bajasen del auto y que él iría de nuevo al hospital con Seungcheol, Wonwoo y Mingyu. También se ocuparía de traer al moreno y su acompañante de nuevo a la casa.
—¿No quieres que te acompañe? —preguntó Soon Young asomándose por la ventana del carro del líder del equipo armas— Así será más fácil que te quedes mientras yo traigo de vuelta a Wonwoo y Mingyu.
—No, está bien —le sonrió y volvió a ponerse el cinturón de seguridad.
Hoshi se apartó del auto y Jihoon aceleró para comenzar a alejarse. Una vez todos dentro de la casa, se reunieron en la sala para contarles a los que no habían ido todo lo sucedido con Jae Moon.
—¿Y creen que es inocente? —preguntó Chan, pensativo.
—Creemos que sí, pero no es una creencia al cien por ciento —asintió Soon Young—. ¿Qué hicieron mientras nos ausentábamos? —preguntó.
—Dormí —respondió MingHao riendo un poco avergonzado—. Los entrenamientos me cansaron.
—Yo... sólo entrene un poco más —comentó Jun y todos miraron al más joven del grupo.
Al sentir todas las miradas de los agentes sobre él, Chan removió nervioso en el asiento y trato de tapar disimuladamente su cuello con la tela de su camisa.
—No hice mucho la verdad —se encogió de hombros, recuperando la compostura—. Simplemente entrené un poco con Junhui hyung y luego dormí —sonrió.
—Sí, cuando desperté Chan estaba durmiendo y Junhui se bañaba —declaró Minghao.
[...]
Mientras conducía, Jihoon iba escuchando la radio y tarareando una canción que estaban pasando cuando de repente se oyó un disparo y seguido de eso, el parabrisas del auto fue agujereado dañando también el cabezal del asiento del copiloto. Totalmente asustado y sorprendido, Jihoon giró el volante haciendo que el carro se desviara y se estrellara fuertemente contra un árbol.
Si no fuera por las bolsas de aire y el cinturón de seguridad, Jihoon hubiese resultado muy herido. El capó del auto estaba abollado terriblemente, el motor humeaba, el cristal del parabrisas se había hecho añicos y las ventanas delanteras tenían grandes grietas.
Los vecinos que habían escuchado el impacto comenzaron a salir de sus casas con preocupación y lograron ver a Jihoon saliendo del auto de manera tambaleante y tapándose la frente con una mano.
—Santo Dios, ¿se encuentra bien, joven? —preguntó una mujer acercándose y sujetando al mareado Jihoon.
—Eso... eso creo —habló con un hilo de voz.
—Hay que llamar a una ambulancia... —dijo un hombre con una bebé en brazos— Por favor, el chico está herido.
—Está... está bien. Y-yo me encargaré... —murmuró, completamente adolorido.
Sus piernas cedieron y él cayó de rodillas al suelo, sin quitar la mano de su adolorida frente. Como pudo, tomó su teléfono y uso el marcado rápido para llamar a Soon Young mientras oía que una mujer llamaba a la ambulancia.
—Jihoon... ¿qué sucede? —preguntó el mayor al atender el teléfono.
—Hyung... v-ven por favor —lloriqueó, el dolor en su cabeza lo estaba matando, sentía que podría desmayarse en cualquier segundo.
—Jihoon, ¿estás bien? ¿Por qué lloras? ¿Seungcheol está bien? —preguntó alarmándose cada vez más—. Jihoon, responde, por favor.
Como aún seguían reunidos en la sala, comenzaron a preocuparse a sobre manera y hacer preguntas tratando de entender un poco lo que pasaba.
—T-tuve un accidente... —respondió con la voz quebrada.
—¿Qué? ¿C-cómo paso? ¿Dónde estás? —preguntó, Jihoon tuvo que preguntar a los demás el nombre de la calle ya que no podía recordarlo debido al intenso dolor que sentía— Voy para allá, quédate tranquilo, no te alteres.
—Hyung... no puedo pararme —dijo llorando, asustado—. ¿P-por qué mis piernas no reaccionan?
—Jihoon, ya voy para allá, espérame —repitió.
Al colgar la llamada, todos lo acribillaron a preguntas y al recibir como respuesta un simple: "Jihoon tuvo un accidente" palidecieron. Nadie pudo preguntar nada mas ya que el líder ya se había ido corriendo directo al garaje.
Jihoon trató de ponerse de pie una vez más, pero sus piernas seguían flaqueando y no podía sostenerse. El castaño comenzaba a asustarse cada vez más, ¿qué rayos le pasaba? ¿Alguien había tratado de matarlo? Por el miedo, el dolor y el llanto, terminó por caer desmayado al suelo.
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Hola, ¿cómo están?
¿Qué les pareció el capítulo? Espero que les haya gustado y me disculpo si hay algún error :)
¡Gracias por leer!♥