Reviviendo una vida: Cámara S...

By Miyuu_des

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Harry ya había hecho un año, pero...¿qué descubrirá en el segundo? Secuela de "Reviviendo una vida: Harry Pot... More

Prologo.
Libre.
Weasley's y Lockhart.
Un Viaje en Auto.
Los pequeños Problemas.
Beso y Chocolate.
Logros y Huracanes.
Una Solución.
La Cámara Secreta.
Multitasking.
Pesadilla.
Planes.
Futuro.

Las Aventuras de Harry

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By Miyuu_des


N/A: Quiero agradecerles a todos ustedes que, a pesar de mi tardanza y blah blah blah, siguieron apoyando mi trabajo y pidiendo por más y más; no saben lo que significan para mí. Sin más preámbulos, ¡a leer! (7ºuº)7

-.-.-.-.-.-

Harry se despertó temprano. Oscuridad rodeándole debido a sus cortinas cerradas, Harry se quedó mirando el techo de su cama, repasando todo lo planeado, su estómago revolcándose dentro de su cuerpo con ansias de empezar el día y comprobar sus teorías. Una buena media hora más tarde decidió que era hora de levantarse, preparándose en cuestión de segundos con simple ropa muggle y su capa de invisibilidad, bajó y desayunó en las cocinas para evitar a sus entusiasmados compañeros de Casa; no sabría cómo explicarle a Blaise y Draco que no jugaría hoy.

Los elfos estaban extasiados de poder servirle personalmente a Harry Potter y, Harry tuvo que darles un punto a favor, ni pestañearon cuando se sacó la capa y apareció de la nada.

Antes de irse saludó a los elfos con cordialidad, prometiéndose a sí mismo que volvería a hacerles compañía regularmente, después de todo, eran mentes conscientes y les vendría bien que alguien los trate normalmente de vez en cuando.

Su primera parada: la torre Gryffindor.

Entrar no le fue difícil, Neville no tenía reparo en darles la contraseña cada vez que cambiaba a Theo y Harry. Se sacó la capa en cuanto entró; en la Sala Común no había nadie, teniendo en cuenta que el partido ya había comenzado. Harry se dirigió directo a la entrada de los cuartos de las mujeres; la entrada no dejaba entrar a varones, pero Harry no era cualquiera, Harry había sido Auror y había necesitado entrar a lugares prohibidos antes, era algo normal para los Aurores contrarrestar encantamientos de este estilo en emergencias.

-Ego autoritate- La entrada cedió el paso y Harry comenzó su camino por el corredor hacia el cuarto de las niñas de primer año.

A Harry solo le bastó una mirada al cuarto para reconocer la cama de Ginebra. Era casi como si todo en ella, desde atuendos abollados al borde hasta los zapatos perfectamente arreglados junto a la mesa de luz, le echara en cara los infructíferos años de convivencia con Ginny. Harry no podía verse el rostro, pero sabía que su cara estaría contraída como si hubiera comido limón; comenzó a buscar en el baúl de su ex.

El diario estaba debajo de la almohada, cómo no. La gastada portada negra con la borrosa fecha "1942" grabada en él; si bien el diario expulsaba magia negra por los poros (ahora que estaba entrenado para reconocerla lo sabía), Harry abrió la primera hoja solo para asegurarse... "T.M. Riddle" escrito en tinta negra; era el diario que buscaba.

¡CLASH!

El sonido de vidrio roto aturdió por un segundo a Harry quien, en seguida, se colocó nuevamente la capa y, a parte, un hechizo de silencio a su alrededor. Corriendo a la Sala Común de Gryffindor se dio cuenta de su error: la Bludger loca lo había localizado, abandonando el campo de juego en su búsqueda.

La Sala Común estaba destrozada: sillones tumbados, mesas hechas astillas, vidrios regando el piso, pero Harry no tenía tiempo para ver todos los detalles; los gritos de apoyo tanto de Slytherin como del resto de las Casas se podía escuchar desde de la ventana hecha añicos mientras Harry conjuraba un hechizo protector de los más fuertes que sabía, después de todo, la magia de los elfos era de gran poder.

La Bludger rebotó contra la muralla protectora con un "TUMPH, TUMPH, TUMPH" constante. Harry corrió a la salida, sin parar bajó a toda velocidad las escaleras, escuchando retratos siendo aplastados en el camino; cuando por fin pudo distanciarse lo suficiente, Harry giró sobre sus talones y gritó:

-¡BOMBARDA MAXIMA!-

Harry admitía que no había sido la mejor idea del universo, la Bludger explotó en mil pedazos, al igual que varios pinturas de las cuales solo quedó el marco medio chueco colgando de la pared ahora negra; situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas se dijo. Ya no tenía mucho tiempo, debía apurarse; comenzó su camino hacia la Torre de Ravenclaw.

Al saber el camino, Harry no tuvo muchos problemas en llegar; sin embargo, desde una de los ventanales pudo observar a las masas de estudiantes saliendo del campo de Quidditch hacia el castillo. Harry frenó en cuanto vio la puerta sin picaporte con el águila de bronce esperando para hacerle algún acertijo a alguien; Harry casi no pudo evitar el gruñido irritado al fondo de su garganta. Por suerte, donde iba no era dentro de la Sala Común, sino al lado, donde, en una puerta bien escondida, se encontraba el cuarto del profesor Flitwick. Como había aprendido hace un tiempo, Harry tocó la puerta al ritmo del Himno de Ravenclaw para entrar:

«Yo soy de Ravenclaw y lo digo con orgullo,
No me escondo aunque esté en el abismo.
Con entusiasmo lo digo no importa que haya un lío,
Porque yo soy de Ravenclaw y lo digo con cariño.
Estés en mar o tierra no te confundas,
Porque siempre estarás con un ave,
Hasta que acabes de recorrer tu largo camino.
Siempre estarás acompañado de un gran amigo.
En las buenas y en las malas siempre contaras conmigo,
No importa si eres muggle o mago.
Estarás siempre contado,
Para ganar la Copa de los Magos.
Siempre inteligentes seremos,
Porque nunca se nos acabarán los cerebros.
Siempre volaremos hasta la cima,
Aunque a veces nos caigamos encima.
Pero nunca nos rendimos,
Porque somos de Ravenclaw
Y siempre lo he dicho.
»

Ugh, Harry sintió pena por cualquiera de Ravenclaw al que le pidieran entrar, su mano casi se había acalambrado.

Pero, al fin y al cabo, la puerta se abrió para él, revelando pilas y pilas de libros unos arriba de los otros, papeles de todos los tamaños escritos con letra en tinta diminuta regados por cualquier superficie, post-it's en todos lados y de diferentes colores y artefactos que solo Merlín sabrá qué hacían. En fin, Harry se concentró todo lo que pudo, extendió sus manos (ya que hace años que descubrió que la magia sin varita era su fuerte) y comenzó a recitar su hechizo de búsqueda:

-Objectum, qui potestatem habent decivir captumque te videbo- Harry repitió continuamente la frase; de repente, una pila en el fondo del cuarto comenzó a temblar, se desplomaron papeles y libros por igual antes de que una pequeña caja de madera con runas levitara con rapidez a los brazos de Harry, quien no se detuvo mucho a mirar, pues escuchaba múltiples pasos fuera del cuarto; metió el diario de Riddle dentro de la caja, sellándola con un potente hechizo, y, con un movimiento de varita, la pila que antes había cedido al suelo se volvió a enderezar justo a tiempo para que la puerta se abriera y revelara a Filius Flitwick.

Harry nunca agradeció tanto en su vida llevar puesta la capa de invisibilidad y, aunque ni el mismo Harry se lo hubiera creído hace unas horas, que su profesor de encantamientos fuera medio duende, puesto que, si hubiera tenido una altura promedio, se hubiera golpeado contra Harry al pasar tan apresuradamente como lo hizo; antes de salir por la puerta, pudo escucharlo murmurar cosas como: "Sala Común destrozada" y "¡Bludger loca! ¿Qué hechizo se habrá usado?".

Harry aprovechó que estaba con su capa para dirigirse al pasillo que cuidaba tan recelosamente Filch; buscaría de una vez por todas el aparato de gallos.

El Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería era un desastre. Al parecer, Gryffindor había perdido y encontrar su Sala Común destrozada había sido la última gota que rebalsó el vaso, puesto que una horda de Gryffindors gritaba y arrasaba con cada profesor en el pasillo; estudiantes de todas las Casas frenaban a ver el desastre que había causado la Bludger al explotar y Slytherin todavía estaba intentando bajar a las mazmorras a festejar silenciosamente su victoria pero hubo una especie de malentendido con los Hufflepuff, quienes habitaban el sótano del castillo, por lo que había mucho tráfico por la zona. Por suerte, Harry logró esquivar la mayoría de estos problemas, descubriendo que Filch, con todo el quilombo que había en los primeros pisos, todavía no había llegado.

El graba-gallos estaba en el mismo lugar de antes; Harry salió debajo de su capa y, después de desactivar el aparato, lo envolvió junto con la caja en la capa, dirigiéndose a Slytherin; le recorrió un escalofrío, Draco lo mataría a primera vista.

Contrario a lo que todo el mundo creería, Draco no gritó como desquiciado apenas lo vio. No, Draco estaba sentado de piernas cruzadas en el sillón de cuero negro de la Sala Común, con cara impávida, descruzó sus brazos y le señaló que se acercara; Harry tragó saliva y caminó hasta estar tan cerca de él que sus pies se chocaban con los suyos. Draco señaló que bajara sus cabeza hasta él, Pansy ya estaba conteniendo risitas idiotas, Theo y Blaise festejaban con el resto de los Slytherin (lo que consistía en cambiarse e ir a Hogsmeade por cervezas de mantequilla. Cómo se preguntarán algunos teniendo en cuenta de que a Hogsmeade sólo pueden ir de tercero para arriba, pues los Slytherin tienen sus métodos). Harry se agachó solo para que Draco pudiera agarrarle de un tirón la oreja y gritarle en el oído: "IDIOTA"; cabe decir que Pansy se deshacía en risas, la muy traidora.

-¿¡Te das una idea de nuestra reacción cuando Terence Higgins se encontraba en el campo en vez de vos?!- Pansy se controló un poco y Harry se sobó la oreja; sí que sabía dar tirones.

-Draco casi vuelve solo para acogotarte- señaló Parkinson de manera obvia.

-Per...

-¡No te atrevas a arruinar mi buen humor post-partido con tus "perdones", Potter!- Harry prefirió cerrar la boca antes de que le entrara algo –Ahora, siéntate y cuéntanos por qué se te ocurrió que faltar al partido era una gran idea y qué mierda llevas en la mano- dijo, frotando su cien como diciendo "Vas a ser mi muerte, Potter" o "A este ritmo me van a salir canas azules más que verdes"; Harry pensó en protestar, no lo hizo.

Contar lo ocurrido en ese día no tardó más de cuarenta minutos, ahora, explicar qué era exactamente un Horrocrux y la necesidad de la caja protectora fue un poco más...complicado; Harry no quería enojar o arruinarle el día a sus amigos, Voldemort era un tema delicado. Pansy fue la primera en hablar, su rostro indescifrable:

-Entonces, ¿cómo lo destruimos?- Harry tardó un segundo en caer; está bien que gran parte de sí quería que sus amigos lucharan con él y no con Voldemort, pero con el tiempo descubrió que jamás les obligaría a elegir; no sabiendo lo que significaban la familia y lo que podía causarles "traicionar a los suyos", no cuando Harry más que nadie sabía lo que podía causar mentalmente el que te obliguen a hacer algo en un caso tan importante.

-Chicos, no tienen por qué... Yo entiendo si...

-Cállate, Potter; Pansy hizo una pregunta: ¿cómo se destruye?- Harry luchó contra el escozor en sus ojos y la sonrisa que amenazaba con llegar a sus labios y comenzó a explicar, con cuidado de no revelar mucho, algunas cosas de la Cámara de los Secretos.

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