Beso y Chocolate.

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N/A: DIOS!! JAMÁS CREÍ QUE IBA A SALIR ASÍ; SOY UN PELIGRO!! Disfruten (7ouo)7

-o-O-o-O-o-

No iba a ser fácil convencer a Draco de que se olvidara sobre la llegada en el auto de los Weasley. Ya de por sí, todos en Slytherin sabían cuánto desaprobaba el rubio que él terminase involucrado en situaciones de riesgo, y cuántas veces el chico le había regañado por meterse en ellas; pero Harry guardaba pequeñas esperanzas dentro de sí.

Había planeado todo un día a complacer a Draco lo más posible: primero, Harry le despertaría con un picnic en el cuarto, había hablado con un par de elfos para que apareciesen la comida bien temprano en la habitación que compartían. Luego, había pedido el campo de Quidditch a Severus para poder practicar y jugar un rato; él sabía que Malfoy quería presentarse como Cazador aquel año, incluso si no pasaba, quería hacer la prueba para que le estuvieran considerando como suplente.

Después, comerían junto al Lago Negro y, como final, Harry había pedido a uno de los chicos de quinto si le podría traer algunos chocolates de Honeydukes y una carta mágica que tiraba pequeños fuegos artificiales al abrirla, escribiendo con ellos "Perdón" en el aire.

Sería excelente.

Oh bueno, lo hubiera sido si Draco no se hubiera levantado antes que él...

-¿Harry? ...¿Ha-rry? ...¡POTTER!- Terminó gritando en su oído.

-¿Hmmm?- Remoloneó un poco en la cama, sabiéndose demacrado y con los cabellos desarreglados para cualquier dirección.

-¡Vamos! Al parecer, los elfos te trajeron un regalo- Dijo, apuntando a la bandeja de plata rellena de sándwiches y dos enormes vasos de jugo de calabaza.

-Hm- Draco rodó los ojos, sabiendo que no tenía caso razonar con el azabache a tan tempranas horas.

-Voy al Gran Comedor con Theo- Habló, terminando de ubicar bien su túnica; Harry pareció saltar con un brinco de la cama.

-¡No! ¡No puedes!- Gritó, todo de corrido. Malfoy elevó una elegante ceja.

-¿Ah, sí? Esto por qué...-

-Es demasiada comida...digo...es mucha para mí solo; podrías acompañarme si quieres- Intentó poner un argumento válido, pero nada parecía de realmente importancia; quizás debió de haberle mencionado al rubio sobre su día planeado.

-¿Y si no?- Preguntó el otro chico, se notaba a leguas que disfrutaba del sufrimiento del niño-que-vivió; al menos en estos momentos.

-Por favor, Draco...- El mencionado rompió su mueca por una cálida sonrisa, labios apenas estirados hacia arriba.

-Claro- Contestó, sentándose a su lado en la cama que compartían.

-.-.-.-.-.-.-

No fue difícil convencer a Draco de ir al campo de Quidditch, cosa que Harry agradeció, pues no podía imaginarse tironeando del chico de un lado a otro de Hogwarts. Si bien Malfoy era un buen buscador, capaz de tener largos y entretenidos partidos con el anterior Auror, era un excelente Cazador; a Potter no le sorprendería que si él hubiese estado como Cazador en partidos de anteaño, Slytherin le habría ganado a Gryffindor con facilidad teniendo o no a Harry.

Por el momento, había jugado ya una partida en la cual ambos fueron Buscadores y está era la tercera partida en donde jugaban a meter 60 puntos.

Para el mediodía estaban jadeantes, acalorados y muertos de risa por las extrañas piruetas que habían mantenido en el aire.

-Te mueves como bailarina, Potter- Harry bufó; una sonrisa en su rostro y le dio a Draco un amistoso golpe en el hombro.

-También podrías mejorar tu técnica, princesa- Le molestó; ahora fue Draco quien empujó ligeramente a Harry y llegaron al Lago Negro así, entre empujones y risas.

Un golpe, particularmente fuerte, de parte del rubio, terminó con Harry dentro del agua helada y Draco se rió tanto que se dobló sobre su estómago y tuvo que limpiarse una lágrima; Harry sonrió de lado, estirando una mano para que le ayudara a salir, el otro chico negó con gracia.

-No voy a caer con eso- Potter sonrió de manera más grande y brillante, lanzándose sobre el Malfoy, cayendo ambos al agua; Draco se estremeció mientras Harry rió fuertemente –Ya vas a ver-

Forcejearon un tiempo en el agua, tirándose contra el líquido mutuamente; los dos terminaron exhaustos, apoyados contra la manta que Harry había preparado y el tronco de un grueso árbol.

No era, por lejos, lo que Harry había planeado, pero al ver los luminosos ojos grises de Draco saludarle con el mismo brillo amistoso y feliz tras sus parpados no pudo evitar sonreír; inconscientemente, había llevado una de sus manos a la mejilla ajena, acariciando con su pulgar. Para cuando se enteró de lo que hacía, era muy tarde.

Draco le miraba con ojos abiertos de par en par y rojo como tomate; sus ojos plata bajaron a los labios rosas de Harry y subieron a sus ojos verdes.

¿Estaría bien hacer lo que tenía en mente?

Eran unos críos; ¿pero no pasaba esto cuando se era chico?

¿Cuándo empezabas a diferenciar el cambio de las cosas, de los distintos tratos?

¿Cuándo se era lo suficientemente grande?

Y sin darse cuenta, Harry se inclinó adelante.

Todo estaba perdido, pero sus labios se habían tocado.

-.-.-.-.-

Luego de aquel...momento; se habían separado con gran rapidez, ninguno se atrevió a mirar al otro o a decir nada más que el escueto "Lo siento" de Harry a penas se separaron hasta el fin de la comida.

-Yo creo que debería...-

-Sí...yo igual...-

-Nos... ¿nos vemos?-

-Claro, si...nos... Nos vemos...en la noche...-

-Sí...-

-...Sí-

DIOS QUÉ RAYOS HABÍA HECHO.

SE MORIRÍA.

LO DECAPITARÍAN.

DEBERÍA DE ENCONTRAR UN BUEN HOYO EN EL CUAL METERSE; UNO DONDE CUPIESE TODA SU IDIOTEZ.

DIOS, MERLÍN Y MORGANA.

AHHHHHHHH.

No, no sufría una crisis, claro que no...No, ¿no? ¿¡NO!?

Harry tironeó de su cabello y corrió al castillo; debía de encontrarse con Anderson, un chico de cuarto que le traería las cosas para Draco.

HAY DIOS.

-.-.-.-.-

Malas noticias.

Anderson había caído enfermo y no había estado levantado para cuando los grupos se dirigieron a Hogsmeade y Harry estaba TAN jodido, pero no podía llegar a la noche sin nada en manos.

Con ese pensamiento y con la hora de la cena sobre los talones, Harry recurrió a Pansy para conseguir los chocolates y manualidades para la tarjeta.

Cuando Draco llegó a la habitación luego de la cena, se encontró con un Harry dormido arriba de la cama, esperándole; caja de chocolates semicomidos y la pequeña tarjeta llena de brillantina, borrosos colores, pegamento y colores; un gran "PERDÓN" en el centro, debajo estaba dibujado más a al mamarracho el auto de los Weasley y la misma comadreja con ojos como cruces.

Draco sonrió contra su voluntad.

Le quitó con suavidad los zapatos a Harry y le arropó, acostándose a su lado y dejando que le envolviera de forma inconsciente con sus brazos.

Al día siguiente, no había chocolates, Draco le había perdonado y el beso estaba olvidado.

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Reviviendo una vida: Cámara Secreta.Where stories live. Discover now