— ¡Megan! ¡Megan espera por favor! — No quería voltear, sé que soy débil cuando de él se trata, me pedirá perdón, yo lo abrazaría y hariamos como que nada paso, pero yo no quiero eso. No quiero fingir que nada pasa.
Comencé a correr, muy rápido, mierda no sabía que corría tan veloz, los gritos eran cada vez más bajos, hasta el punto que ya no los oía, me paré en seco ¿Cómo llegue aquí? No conozco este lugar.
Es un bosque, como a los que iba con papá cuando cazabamos, está algo oscuro, por la espesa vegetación. Me senté al pie de un árbol y saqué mi celular, como por arte de magia, comenzó a brillar con una adorable foto de Ethan en la pantalla. No iba a contestarle.
(...)
Bien, mis planes del parque fueron frustrados oficialmente, son más de las ocho y la noche comienza a hacerse notar, me dirigí a un espacio en el que podía ver el cielo y me recosté en la fresca hierva.
Las estrellas comenzaron a aparecer, el canto de los búhos y sonidos de otros animales. Era pacífico, tranquilo, un paisaje digno de ver.
Cierro los ojos un momento concentrandome en los sonidos, no estoy triste por haber arruinado la salida, ni tampoco por haberme ido sin importarme nada, ni mucho menos sabiendo que Ethan estará enojado de por vida por lo que hice. Sólo estoy... Bien.
No estoy felíz, tampoco triste, a decir verdad, no recuerdo cuando fue la última vez que fui realmente feliz, quizá... Aquella vez que subí por primera vez a un columpio, tenía unos seis años, esa vez me sentí muy feliz.
Diablos, ¿Dónde se fue todo lo bueno de la vida? ¿Para qué era que queríamos ser grandes? La vida es un asco.
Crecer conlleva a muchas cosas dolorosas, que te excluyan de la escuela, que te burlen, que se rían de tí, que tus padres no te presten atención, que casi no estén contigo, que todos tus amores sean frustrados por diversas razones, enamorarte y que te rompan el corazón. En fin, todo.
Comencé a oír un sonido, que no era precisamente de un animal, podría jurar que es... ¿Llanto?
Me levante sigilosamente y me dirigí hacia el leve sonido, me recosté sobre el tronco caído de un árbol y pude ver gracias a un pequeño rayo de luz de la luna, que la persona que emitía ese sonido, era Ethan.
Estaba sentado en el suelo, abrazaba sus rodillas y su cara estaba hundida en el hueco que quedaba en medio, ya no tenía la sudadera, y sus zapatos estaban tirados a cada lado de su cuerpo, verlo tan triste, solo y débil, me hizo sentir muy mal. No podía dejarlo allí solo, después de todo ¿Cómo volvería a casa?
Caminé unos pasos sin hacer ruido y me coloqué a una distancia prudente de él, no planeaba abrazarlo, solo... Consolarlo.
— No llores por favor Ethan… — Musite. Miré hacia el horizonte y me encontre con... ¡Oh mira! ¡Un lago!
— Megan ¡Aquí estás! — Se abalanzó sobre mi y me dio un fuerte abrazo, como si quisiera romperme.
— Ethan, no respiro... — Mis pulmones luchaban por respirar normalmente.
— Lo siento, es solo que.. ¡Mierda! ¡Te busque por todos lados! Me había rendido... Lo siento... Creí que te habías ido a tu casa... O no lo se, yo.. — No pude resistirme.
Dicen que los mejores besos son los robados ¿verdad? Bueno, eso era lo que estábamos haciendo.
Al principio no reaccionó pero yo si lo hice, le pellizque la pierna a lo que el abrió su boca y yo aproveche para tomar su carnoso labio inferior y morderlo suavemente, mi lengua exploró el interior de su boca, y poco a poco comenzó a seguir mis movimientos, nunca me cansare de sus besos, si mal no recuerdo este es el número tres o ¿Cuatro? ¡A quien le importa!
Quise separarme para poder aclarar las situaciones ya que yo solo quería callarlo, pero el no me dejó y su mano me tomó fuertemente de la cintura, me recostó suavemente en el suelo y él quedo sobre mi, no aplastandome, pero yo no quería eso. De un movimiento rápido el quedó debajo de mi, me separé y pude ver lo sorprendido que estaba, yo me senté sobre su regazo, sintiendo a su amiguito despierto ya. Le sonreí dulcemente y me acerqué sensualmente a su oído.
— No quiero que volvamos a pelear jamás. — Mordí su lóbulo y comencé a besar su cuello mientras sus manos acariciaban mi espalda por debajo del jardinero.
— Nunca más. — Susrurro y comenzamos a besarnos otra vez.
Sabia que la promesa era falsa, ya que como bien dicen, no hay que hablar enojado ni prometer estando feliz.
(...)
— ¿Está bueno? — Asintió y él me sonrió, dándole otra mordida a su BigMac.
— Tienes algo... Allí... -Señale.
— ¿Donde? — Alejó la hamburguesa de su boca y me miro confundido.
— Deja, yo lo quito. Me levanté del asiento y acerqué mi boca a su cara, sé que sonara asqueroso, pero fue muy sensual, con mi lengua retire un poco de mostaza que estaba del lado de su mejilla izquierda como en las películas.
Se estremeció y cuando me aleje, note que sus ojos estaban cerrados. Me acomode en mi asiento y terminamos de comer nuestros MacDonald. Ethan creyó que era mejor pedir en el autoservicio ya que había mucha gente dentro.
— Lo siento por arruinar todo... — Le sonreí inocentemente mientras me limpiaba con una servilleta, quería que de verdad creyera que estaba arrepentida, aunque no lo estaba en lo absoluto.
— También debo disculparme, no debí haber dicho lo que dije. — Mantenía sus manos unidas sobre el volante y la vista fija en este, le costaba hacer contacto visual.
— Tranquilo, es normal sentir nervios. — Le di una sonrisa sincera y el me la devolvió.
— Es solo que... Nunca me había pasado con otras chicas…
— No entiendo a que te refieres. — Fruncí el ceño dando el ultilmo bocado a mi hamburguesa.
— Me refiero a que, no es normal que yo sienta nervios, no suelo tenerlos, y mucho menos cuando de chicas se refiere, Megan. — Tomó una de mis manos y me miró fijamente a los ojos — ¿Tú de verdad me amas? Como dijiste antes de escapar de mi auto. — Lo miré sorprendida, ¿Dudaba de mi?
— ¿Dudas de mi? -No pude evitarlo, se me salió.
— No... No quise decir eso, es solo que... Nunca había creído en el amor.— Agh odio ese horrible sabor amargo de la desilusión.
Quité mi mano rápidamente y miré hacia la ventanilla, no me amaba, no me quería, ni creia en el amor. Típico del chico que cree que sentir amor es para débiles. — Hasta que... Apareciste tú... — Voltee con la boca entreabierta de la sorpresa, pero no pude decirle nada, su boca chocó con la mía.
No era un beso apasionado ni con deseo, era dulce y romántico, lento y con mucho amor, fue el mejor beso que me habían dado. Pero aún tenía una duda.
Me separé del beso empujándolo con mi mano y Ethan enmarcaba una gran sonrisa en su rostro a centímetros de mi boca. Sus ojos aún cerrados.
— ¿Me amas? — Pregunté, sus ojos se abrieron, pero no tenían ese destello de felicidad, o de amor como cuando vez a la persona que más quieres en el mundo. Era mas bien una expresión de duda, se separó velozmente de mí y me sorprendió la brusquedad con que lo hizo, rascó su nuca y su mirada no conectaba con la mía.
— Yo... Yo... Megan, no quiero hacerte daño, necesito pensar... el amor abarca muchas cosas y...
— ¿Qué? ¿No me quieres? — Él no me respondió, ni me miraba siquiera. ¿Acaso era bipolar? — Ethan ¡Respondeme maldita sea! — Grité cabreada.
— No lo sé, Megan. — Susurró.
—¡Eres un idiota! ¡Me ilusionaste! ¿Para qué? ¿Para sentirte poderoso? ¿Para sentirte más hombre? ¿Qué significó todo esto para tí? ¡Carajo Ethan yo te amo! — Limpié las lágrimas que caían por mi rostro. Me sorprende lo frío que puede ser. — Yo te amo... — Susurre y cerré con fuerza mis ojos deseando despertar de este maldito sueño. Lo odio. Pero también lo amo.
— Lo siento Megan, yo no quise nada de esto — Iba a gritarle más por lo estúpido que era al decirme eso, pero me contuve, quería ir a casa.
— Llévame a casa. — Susurre mirando mis piernas.
— Yo...
— ¡LLÉVAME A MI MALDITA CASA! — Arrancó el auto y partimos hacia mi casa.
El viaje fue silencioso, ninguno de los dos dijo una sola palabra.
— Megan, yo... — Puse mi mano indicándole que parara.
— No Ethan. No quiero que vuelvas a hablarme nunca más, prometo dejarte en paz, olvidarme de tí, de todo lo que tenga que ver contigo, créeme cuando te digo, no sabrás más de mi. Esta bien que no sientas nada por mí, pero no tienes que ilusionarme con falsas expectativas. — Bajé y cerré la puerta, sin mirar atrás, entré a mi casa, era tarde y mis papás ya estaban durmiendo.
Este sin duda es el peor día de mi vida, en el que el amor de mi vida me rechazó. Creí que cupido al fin había dado en el clavo, pero sólo era una ilusión, Ethan no me quiere como yo a él ¿Para qué intentar remar si estás a la deriva?
(...)
No puedo con esto, no puedo, se que el no me ama pero ¡Mierda! El amor duele, y joder como duele. No paré de llorar desde que entré a mi habitación y todo mi peso fue recostado en las frías y acolchadas sábanas. Realmente estaba pasando, Ethan no me quería y se que no tiene porque ya que llevamos poco tiempo con esto, es solo que frei que realmente todo iba saliendo de maravillas
¡Me cago en todos!
Heladito 😚
Volvimos ! Unos días antes de que termine este loco 2020