CAP 30. Scort

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Antes que nada, quisiera aclararles que una Scort, es una chica a la que le pagas y puede o no ofreceré sexo. Una cosa así como una prostituta, pero sin la necesidad del sexo. Aunque mayormente, sea eso para lo que se utilizan.

Han pasado dos semanas desde la muerte de mi papá.

Dos semanas de depresión, de altibajos, de miedo, de angustia, llanto, una y otra vez.

Quiero salir de esto, pero no me lo permito. No debo ser feliz, ¿por qué debería? ¿Qué sentido tiene? Después de todo, acabaremos igual.

Las noches se hacían largas, los días inmensamente pesados. Mi cabeza era como un torbellino de pensamientos las veinticuatro horas del día. Mi madre solo se queda encerrada en el lecho de su habitación, solo sale de allí para buscar algo de comer.

Cada espacio me recuerda a mi padre, cada minuto del día su imagen me acompaña, su voz resuena en la casa, yo puedo oírla.

Jeremmy, Lucas y Alanna estuvieron llamándome y visitándome, pero todo fue duramente rechazado.

Yo no quería verlos, ni a ellos ni a nadie mas, sólo quería estar sola.

De pequeña, la soledad era tortuosa y horrible, pero ahora, decidí estar de ese modo.

Sin preguntas, sin cuestionarios, sin falsas penas, sin hipocresía, sin la gente que siente falsa tristeza por ti.

Un auto paro justo en frente de mi, bajó una ventanilla y un rostro de un hombre se asomo desde adentro. Le sonrei.

-¿Cuánto la hora?- preguntó sin más.

-Para ti, quinientos.- respondí reclinandome sobre el marco.

El sacó de su billetera quinientos dólares y me los entregó, sin más, subí al auto y lo guíe hacia el hotel.

¿Adivinaron? Pues, si es así, felicidades.

La vida en mi casa era estúpida. Mi mamá no salia de su habitación, y siéndoles sincera, no me interesaba que lo hiciera. La escuela había terminado y de seguro también habia pedido la beca en Boston.

Tengo hambre y necesito comer de algun lugar, pero no tenía trabajo, y bajo ninguna circunstancia iba a dejar que Ethan me diera el trabajo.

Ethan.

Maldito psicópata perverso y masoquista. Espero se muera y se pudra en el infierno.

(...)

Camino a mi casa, ya estoy acostumbrada a hacerlo. Confío en las calles y sé que no me pasara nada malo otra vez, ese es el secreto.

La última vez estaba insegura, con miedo, ellos olfatean el miedo. Pero hoy, no. Hoy estoy en una etapa de mi vida en la que no me importaría que alguien ponga un arma en mi frente y dispare. No me importaría que alguien me violara, ni tampoco que me golpeen, porque ya no me importa nada de mi. Nada de nadie. Nada de nada. Solo sigo viva porque no tengo los putos cojones como para matarme yo misma. No tengo el valor para acabar con mi vida, así que solamente espero que alguien más quiera hacerlo por mí.

Ya estoy sucia, impura, ya no soy la niña que se acostaba con un solo chico, porque ahora mi trabajo se basa en acostarme con cinco por noche mínimamente.

Visualize mi casa y caminé unos pasos más, subí la pequela escalera y coloqué la llave.

Mamá no estaba a la vista, como es normal. Ella vive dentro de su habitación. Tiré mis cosas y el sobretodo. Quedé en un brasier negro y un muy señido short. Ya no comía tan seguido, por lo que había bajado bastante de peso.

Mi Chico Ideal ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora