Adaptándome a una nueva famil...

By LuliiMF

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El destino o cualquier cosa que tu creas a la suerte, puede llegar a poner tu mundo de cabezas. Llevándote de... More

Reparto
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4 (1/2)
Capítulo 6
Dedicaciones.

Capítulo 5 (2/2)

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By LuliiMF


Luego de la horrenda depilación, fuimos a un supermercado a comprar algo de alcohol y algunas frituras.

– ¿Llevamos condones? –Me pregunta con varias cajas en las manos.

– ¿Pretendes que un montón de adolescentes hormonados tengan relaciones en tus sábanas blancas? –De igual manera, los dejó en el carro. Puso los ojos en blanco y reí–. Lo siento, tonto. Oh, espera.

– ¿Qué?

–Quiero hacer algo.

– ¿Quieres que te tenga debajo de mis sábanas blancas? –Subió y bajó las cejas y esta vez yo entorné los ojos.

–No, tontis. Esto quiero hacer.

Tomé impulso y subí ambos pies a la parte de abajo del carrito. Suerte que no está vacío, sino se me daba vuelta.

– ¡MACK, CUIDADO!

Giré mi cabeza para mirarlo, corría hacia mí. Volví a tener la vista al frente algo tarde. Impacté –más bien el carrito conmigo colgada– de lleno con una torre de frijoles. Caí al suelo y para suerte de la billetera de Andy, las cosas estaban intactas, tanto las latas de la torre, como las del carrito.

– ¿Estás bien? ¿Te hiciste daño? –Me preguntó tanteando mi cuerpo, fijándose de que no esté dañada.

No sé cómo, pero realmente caí –literalmente– en sus brazos. Me ayudó a levantarme y luego me dejó sentada dentro del carro de compras.

–Estoy bien, y creo que soy lo suficientemente grande para poder caminar por mi cuenta.

Estoy sentada tipo indio, de brazos cruzados y un puchero. Si, bastante madura.

–Si fueras lo suficientemente grande –imitó mi voz–, no te hubieras estrellado.

–Si no me hubieras gritado, no me hubiera estrellado.

–Deja el puchero, pareces tierna –picó suavemente mi nariz y reí.

–Parezco lo que soy.

Una vez que llegamos a las líneas de cajas, me volvió a ayudar, esta vez para bajarme. Pagamos los artículos y caminamos hasta mi auto, donde dejamos las cosas en el maletero.

– ¿Puedo manejar?

–Sabes que no me resisto a tus pucheros.

Le tendí las llaves y como todo caballero que es, abrió la puerta del copiloto y me dejó sentar. Mientras me abrochaba el cinturón de seguridad, el subió del lado del piloto y arrancó.

Dejamos las cosas en su casa, y al rato llegó Alex a buscarme para ir a comprar ropa.

– ¿Y qué tal este short con esta remera? –Me preguntó mi amiga mientras me extendía las prendas.

Consistía en un short blanco ajustado junto una remera negra que tiene escrito en blanco "My mama don't like you and she likes everybody". Estas son una de las millones de razones por las que amo a mi amiga, somos Belieber's desde sus inicios.

–Ve a probarte la ropa, yo te buscaré unos zapatos.

– ¿Sabes que te quiero mucho, mucho? –Sonreí y la abracé.

–Y yo a ti, hermana pan.

Entré al probador y dejé las prendas en la silla. Me despojé del jean blanco rasgado, y mi remera. Una vez que estuve lista, salí y Alexa me dio unos zapatos negros de plataforma. Volví a entrar y me quité las convers y me lo probé los que me pasó mi amiga. Una vez que aprobé mi conjunto, salí para mostrarle a mi amiga.

– ¡Hermosa! –Aplaudió y me hizo dar unas vueltas.

–Gracias, pero ¿qué te pondrás?

–Esto.

Me mostró una falda negra hasta los muslos y una remera blanca de tirantes con escote corazón.

–Pensada ir con mis convers, pero iré con mis plataformas.

– ¿Vienes a casa a cambiarnos o nos vemos luego?

–Preferiría que nos veamos luego, hoy viene mis tíos a cenar a casa y no me dejarán salir hasta las once.

–Okay, ¿te alcanzo a tu casa al menos?

–Me vendría de maravilla.

Una vez que pagamos nuestra ropa, la dejé en su casa y llamé a rojito;

–Holis amiwis. –Me respondió al tercer pitido.

– ¿Todo bien?

–Sí, ¿vos?

–Sí, ¿quieres que vaya a tu casa y te ayudo? Con Alexa ya terminamos de comprar y la dejé en su casa.

–No me vendría de más tu ayuda.

–Estoy llegando, espérame en la puerta.

–Okay, ya salgo.

Luego de varias horas que pasamos limpiando el patio trasero y dejando las mesas largas con los típicos vasos rojos, cerramos las puertas de todas las habitaciones, y terminamos medio borrachos en el sofá del living.

– ¿Te cuento un chiste? –Hipé.

–Claro.

Tomé la botella de cerveza, le di un trago largo, y luego se la pasé a Andy.

–Es un chiste de Jaimito; un día la maestra les dice a los alumnos: "niños, hoy vendrá el director. Cuando quieran ir al baño, digan 'señorita, ¿puedo ir a cortar una flor?' ya que suena más bonito. Luego entra el director y Juanito dice la frase, al igual que María y Pablito. Jaimito dice 'señorita, ¿me presta papel para limpiarme el florero?".

–Y tú sigues tan fan de los chistes malos –no sé si nos reímos de tan mal chiste o estamos muy ebrios.

– ¿Qué hora es? –le arrebaté la botella y tomé de a sorbos, mientras él sacaba el celular de su bolsillo.

–Doce menos 10.

– ¿Y toda la gente que dijiste que vendría?

–La fiesta debería empezar en media hora, pero fue divertido pasar el rato contigo.

–Lo mismo digo, tonto.

Estábamos tan cerca uno del otro que nuestro ojos se conectaban, y nuestras narices se rozaban. Entre abrí los labios y pronto sus labios impactaron con los míos. El sabor a cerveza en mi boca fue más fuerte porque ambos bebimos. Me senté en sus piernas, a la vez que le seguía el beso. Planté mis manos en sus mejillas y él las dejó en mi espalda, sin necesidad de bajarlas.

–Esto no debería haber pasado.

Me levanté con rapidez, esto no debió pasar. Mañana le echaré la culpa al alcohol, si eso haré. Por Dios, somos amigos, y los amigos no se besan.

«Los muy buenos amigos sí pueden.»

La frase de Olly en el libro "Todo, todo" se reproduce como eco en mi cabeza.

Me encerré en el baño y no tranqué la puerta. Deslicé mi espalda por la puerta de madera hasta quedar sentada y abrazando mis rodillas. Mi vista se nubló por la capa de lágrimas que impedía a toda fuerza que caigan, hasta que derrumbaron en cascada, rebeldes. No quería que esto pasara, pero me dejé llevar por el momento. Parezco melodramática, pero no quiero que por un simple beso nuestra amistad pueda cambiar.

Unos golpes suaves en la puerta, como si temiera que me asustaría o parecido, sonaron.

–Mack, abre.

No quería levantarme. Más bien, prefería estar sola.

–Mack, no te encierres. No me dejes solo, sabes que te quiero, pero hace rato quiero que sepas algo. Me has gustado desde el primer día que te conocí, cuando Alexa nos presentó. Recuerdo que ambas estaban en su clase de Comedia Musical, y lo primero que conocí de ti fue tu voz, ya que me había parado detrás de la puerta de su clase de canto. Luego fue que realmente te conocí en persona, y tu sonrisa de aquel día aún la tengo impregnada en mi memoria. Mack, yo te quiero, y mucho.

»Tal vez no sientas lo mismo, y lo he arruinado en grande al confesarte esto, y tal vez prefieras alejarte, me dolerá, obvio que dolerá porque te quiero, y nunca dejaré de hacerlo. Adoro que me llames tontito o que juegues a inventarme apodos. O que lo pasemos en grande haciendo payasadas. Hay veces que puede que sientas que estás sola, que el mundo se te cae a pedazos, pero nunca jamás estarás sola. Desde que comenzamos a ser amigos, aún siendo consciente de mis sentimientos, quise estar a tu lado, sin abandonarte nunca.

»Quiero ser lo primero que veas al despertarte a la mañana y lo último que veas al dormir. Compartir atardeceres, o quedarnos despiertos por horas para ver el amanecer. Te acomplejas muchas veces de tu físico, pero para mí eres la chica más bonita de todo el mundo entero, y nadie nunca, ni en una eternidad, podrá cambiar esa perspectiva que tengo por ti. Estoy enamorado de ti, Mackenzie Azul Foster.

Su confesión me dejó algo impactada. Nunca, ni en mis más remotos pensamientos nocturnos, pensé que algo así me podría pasar. Que mi mejor amigo, el chico con el cual comparto la mayor parte de mi vida desde que estoy aquí, se haya enamorado de mí. El chico con el cual vivo haciendo el ridículo, sin importarme lo que diga un tercero. Soy feliz a su lado, y me divierto más con él que con cualquier otra persona.

Me levanté y fregué mis ojos. Abrí la puerta y Andy cayó dentro de la habitación. Pareciera que estuvo sentado en la misma posición que yo.

–No diré que estoy enamorada de ti, pero sentí algo con el beso. Mi cuerpo parece gelatina hace rato cuanto estoy a tu lado. Pero prometo intentarlo.

Una sonrisa surcó en sus labios. Se levantó y me abrazó.

Dedicado a mi hijita del corazón. Te adoro mi niña, pronto todo pasará, I promise <3

Los quiero, mis buhitos <3

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