Corazón Principiante✔️

By BreiwuyVivas

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Una turbulenta infancia convirtió a Noah en un hombre frío, demandante y desconfiado. Él ha vivido en una sol... More

Sinopsis
AVISO
CapítuloUno|Inicio|
|Inicio II|
CapítuloDos|Inicio de una historia|
CapítuloTres|Golpes|
CapítuloCuatro|Nervios|
CapítuloCinco|Rescate|
CapítuloSeis|Amigas|
CapítuloSiete|Indecisión|
CapítuloOcho|Nuevo trabajo|
CapítuloNueve|Mente en descontrol|
CapítuloDiez|Encuentros|
CapítuloOnce|Besos a escondidas|
CapítuloDoce|Cambio de actitud|
CapítuloTrece|Solos|
CapítuloCatorce|RCP|
CapítuloQuince|Incomodidad|
CapítuloDieciséis|Cambio|
CapítuloDiecisiete|Desesperación|
CapítuloDieciocho|Discusiones|
|NOTA BORRADA|
CapítuloDiecinueve|Sucia|
CapítuloVeinte|Primera venganza|
CapítuloVeintiuno|Pérdida de sangre|
CapítuloVeintidós|Fastidio|
CapítuloVeinticuatro|Gritos|
CapítuloVeinticinco|Querido Amigo|
CapítuloVeintiséis|Ojos Intensos|
CapítuloVeintisiete|Palabras Duras|
CapítuloVeintiocho|Vídeo|
CapítuloVeintinueve|Reencuentro|.
|NOTA BORRADA|
CapítuloTreinta|Sospecha|
CapítuloTreintaYUno|Juntos|
CapítuloTreintaYDos|Preguntas|
CapítuloTreintaYTres|Erick se confiesa|
TreintaYCuatro|Querida Prima|
CapítuloTreintaYCinco|Declaración|
CapítuloTreintaYSeis|Prueba|
CapítuloTreintaYSiete|¿Tú Quién Crees?|
CapítuloTreintaYOcho|Sorpresas|
CapítuloTreintaYNueve|Segunda Venganza|
CapítuloCuarenta|¿Eres tú?|
CapítuloCuarentaYUno|Malestar|
CapítuloCuarentaYDos|Decisión|
CapítuloCuarentaYTres|¿Jane?|
CapítuloCuarentaYCuatro|¿Quieres ser mi...?|
CapítuloCuarentaYCinco|¿Cómo te atreves?|
CapítuloCuarentaSeis|Recuérdame|
CapítuloCuarentaYSiete|¿Qué me ocultas?|
CapítuloCuarentaYOcho|Revelaciones|
CapítuloCuarentaYNueve|Aclaraciones|
CapítuloCincuenta|Presentación|
CapítuloCincuentaYUno|Miedo|
CapítuloCincuentaYDos|Collar del corazón|
CapítuloCincuentaYTres|Estás muerto|
CapítuloCincuentaYCuatro|Junto a mí|
CapítuloCincuentaYCinco|Sorpresas|
Epílogo.
Agradecimientos
"Por Siempre, Implacable"
Extra #1
HOLAAAA

CapítuloVeintitrés|Salida|

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By BreiwuyVivas

Los días de Kara se habían vuelto aburridos y cada vez más monótonos. A pesar de que iba al bufete; salía de vez en cuando con Melissa y Mary, no podía dejar de sentir miedo cada vez que salía. No le gustaba, prefería estar en el bufete o encerrada en el departamento.

Había comenzado a pensar de manera más razonable luego del encuentro con su madre esa noche en el estacionamiento de la clínica. Llegó a la conclusión que no quería un encontronazo más con ella. Había intentado evitar, por todos los medios posibles, caer en la trampa que ella le propuso. No podía caer en la boca del lobo como una imbécil. Sabía lo que su madre quería ocasionar, y no sería tan tonta como para seguirla.

Dejó salir un suspiro, y se dedicó a ordenar y meter en carpetas los papeles de uno de los últimos casos que haría el bufete por este año. Cuando terminó, los dejó sobre el imponente escritorio de su jefe para que él los revisara cuando estuviera totalmente repuesto.

Se abrazó a sí misma y se acercó al ventanal, como siempre lo hacía antes de irse. Se había vuelto su costumbre desde que estaba sola en el gran despacho. Ya había obscurecido, y la nieve seguía cayendo. Desde la altura, se lograba observar a varias personas corriendo con bolsas grandes en las manos, los cuales, probablemente, eran los regalos de última hora.

Los últimos días, habían pasado extrañamente tranquilos. A pesar de que no podía disimular lo asustada e intimidada que se sentía al salir a la calle, o al encontrase sola en un lugar poco transitado; para su sorpresa, no había ocurrido nada.

Se alejó del ventanal y corrió las cortinas. Buscó su bolso y salió del despacho luego de asegurarse de que todo estaba en orden. El piso estaba completamente solo. Era de esperarse, puesto que era noche buena y muy probablemente todos estuvieran compartiendo con sus familiar.

Imaginárselo, le daba cierto malestar en el pecho. Nunca, desde que tenía memoria, había celebrado lo que era Noche Buena y Año Nuevo. Antes de que su madre se casara; recordaba que se iba, dejándola en el departamento.

Nunca hubo regalos, sonrisas, abrazos o felicitaciones.

Luego de que se casó, su madre salía por las noches con Anthon y no regresaban hasta la madrugada o al día siguiente. Marcus, antes de que comenzara a abusar de ella, se iba con sus amigos y no regresaba sino hasta dos días después.

Así que, prácticamente durante toda su vida, había pasado esas dos fechas sola y sin compañía.

Tomó en ascensor, cruzándose con alguno que otro empleado, los cuales les sonreían por cortesía. Algo que todos los empleados se preguntaban, era cómo ella había logrado soportar a su jefe. Se sabía que él era demasiado mandón y amargado; así que no se explicaban cómo alguien tan nuevo en ése cargo, era capaz de soportar.

En la planta baja, Kara se cruzó con Melissa, quien le sonrió pícaramente al verla.

—¿Qué harás esta noche?—preguntó caminando a su lado.

—Ver películas en mi departamento, supongo.

—¿Qué? ¡No! ¿Cómo crees que vas a pasar la navidad de esa manera tan solitaria?

—No tengo nada mejor que hacer.

—¿Y tu familia?

Kara hizo el amago de sonreír, pero no lo logró.

—No tengo.

—Lo siento...

—No importa.—sonrió con amargura—. Ya estoy acostumbrada a pasar estas fechas sola.

—Mira, luego de que termine de celebrar con mi familia, te iré a buscar. ¿Te parece bien si vamos a un Club?

—No, no lo creo. No tengo la ropa adecuada para ir a uno de esos lugares.

—No te preocupes, eso lo arreglaré yo. ¿Entonces?

Kara pensó en todas las posibilidades. Era peligroso salir de esa manera cuando es de noche, aún más cuando hay tanto ebrio. Pero, creía que tenía las ganas suficientes como para salir esa noche y celebrarla como se debía.

—Te llamaré si decido ir, ¿está bien?

—Vale, pero procura llamar antes de las dos.

—Está bien.

Ambas se despidieron y Kara prosiguió a salir a la calle y tomar un taxi.

Cuando llegó a su departamento, eran las ocho de la noche. Se dirigió a su habitación y comenzó a desvestirse. Se metió a la ducha y estuvo ahí durante diez minutos. Al salir, se vistió con la ropa más cómoda que tenía, y se acostó a ver TV en su cama.

Mientras veía El Grinch, se durmió y así estuvo durante horas, cuando el timbre de su departamento sonó estrepitosamente. Nerviosa, se levantó de la cama con el vaso en el que estaba bebiendo jugo, en mano. Se dirigió hacia la puerta, y, cuando volvieron a tocar, no pudo evitar soltar el vaso de vidrio.

—¡Mierda!

Lo ignoró y siguió hasta la puerta. Miró por el mirador y se sorprendió al darse cuenta que, la persona que se encontraba detrás de su puerta, era nada más, ni nada menos, que una sonriente Melissa.

Kara la miró de arriba abajo y observó la pequeña maleta que tenía en sus manos.

—¿Que... qué haces aquí?preguntó adormilada.

—Vine por ti. No quería que pasaras sola la Noche Buena.

Melissa entró y cerró la puerta detrás de ella.

—Ahora, vamos a tu habitación.

—¿Para qué?

—Para arreglarte, ¿para qué más?

Kara asintió sin saber qué responder. No tenía ánimos de salir. Le daba miedo imaginar que podría encontrarse con aquellos dos tipos o con Logan o Marcus.

Se sentía que estaba completamente rodeada. Incluso, pareciera como si estuvieran esperando a que diera un mal paso para agarrarla.

—Mellisa, no creo que sea bueno que yo...

—¡Patrañas! Saldrás conmigo y no repliques. Quiero que socialices.

—¡Pero lo hago!

—Y de una muy mala manera, Señorita.

—Yo... tengo miedo de salir y que llegue a pasar algo.

—No pasará nada. Estarás conmigo en todo momento, no te dejaré sola.

—¿Debo confiar en ti?

—¡Por supuesto! Ahora ven y siéntate para maquillarte.

Kara asintió y fue hasta ella.

Sentir cómo la maquillaba, era extraño para ella. Cuando terminó, se miró al espejo.

Siempre, intentaba usar el menos maquillaje posible. Le gustaba ser natural. Sin embargo, lo que había hecho Melissa en su rostro, era todo menos natural, pero le encantó el resultado.

Su amiga se movió por la habitación y abrió la pequeña maleta que había traído consigo. De ella, sacó un hermoso vestido blanco de encaje y tul color beige.

—Colócatelo.

Kara lo tomó en sus manos y lo llevó consigo hasta el baño. Se deshizo de sus prendas cuidadosamente, y deslizó el vestido por su cuerpo. Era corto, quizá demasiado para su gusto. El escote corazón con pedrería se ajustaba a su pecho y ajustaba hasta la cintura.

Salió del baño y su amiga la miró.

—Maldición, debo de aceptar que te queda mejor que a mí.

—¿Gracias?

Melissa sonrió y le pasó los tacones blancos. Se los colocó y se tambaleó un poco. Hacía bastante tiempo que no usaba tacones de tal magnitud.

—Terminaré de arreglarme.

—Claro.

Kara salió de su habitación y entró a la sala. Se sentó en uno de los muebles y se quitó los tacones, tirándolos al suelo. Se recostó al respaldar y dejó salir un sonoro suspiro. Toqueteó el tul durante un rato. No tenía nada qué hacer. Miró su móvil sobre la mesa y lo tomó. Buscó entre los contactos el número de Noah y se tentó a llamarlo.

¿Qué estaría haciendo?

Si mal no recordaba, creía que él estaba de cumpleaños. No sabía con exactitud cuántos cumplía, pero se hacía una idea.

¿Quizá veintiocho o treinta y tres?

Melissa salió de la habitación vistiendo un ajustado vestido rojo.

—¿Cómo me veo? ¿Estoy presentable?

—Demasiado ajustado, diría yo.

—Que va. Cómo sea, vámonos que se nos hará tarde.

Ambas salieron del edificio y se subieron al auto del hermano de Melissa.

—¿A dónde iremos?

—¡A pasarla bien!

Melissa condujo durante quince minutos y estacionó una calle más atrás. La calle estaba llena de autos y de personas que se movían de acá para allá. De hecho, en una de las paredes con poca iluminación, había una pareja manoseándose.

Llegaron a la puerta y su amiga le tocó el hombro al portero y le dio un beso en la mejilla. Se hizo a un lado y las dejó pasar. La música sonaba fuerte, tal y como lo recordaba. A su mente llegaban los momentos de cuando trabajaba en aquél Club. Se estremeció un poco al sentir el olor a licor y tabaco al que ya no se sentía acostumbrada.

Este tipo de lugares nunca serían su tipo.

Seguió a Melissa hasta la barra. Se sentó a su lado. Ella saludó al barban y presentó a Kara, quien sonrió con amabilidad. Kara pensó, observando a todos los que bailaban en la pista con rostros sonrientes, que debía de disfrutar la noche. Suspiró y pidió una Piña Colada. Cuando la tuvo entre sus manos, comenzó a beber.

—Ven, te presentaré a unos amigos.

Se bajaron de los taburetes y se dirigieron hasta las mesas VIP. Allí, habían tres hombres y alrededor de ocho mujeres; literalmente, encima de ellos. Al ver a Melissa, los tres sonrieron y se apartaron del grupo de mujeres, quienes comenzaron a besarse la una con la otra.

—No pierden el tiempo, eh.—comentó uno de ellos.

—Parece que no.—Dijo Melissa abalanzándose sobre su amigo—. Quiero presentarles a una amiga, su nombre es Kara y quiere conocer a un apuesto hombre ¡con el cual pasar la noche!

—O-oye, las cosas no son así.—dijo echándose para atrás.

—Bueno, bueno, quizá exageré.

—Mucho gusto, mi nombre es Jared.—Se presentó uno de cabellos rubios y alto como un poste—. Ellos son mis amigos Marco—Señaló a uno de cabellera negra y tan alto como él—. Y él es Josh.—Señaló al último, de cabellos grises con mechas negras.

Es un gusto...

El grupo se dirigió hacia su reservado y comenzaron a hablar. Kara no se sentía en su cómoda, quería irse de ahí lo más rápido posible. No quería estar con ninguno de esos tres hombres que, a pesar de ser terriblemente atractivos, no tenía apariencia de ser muy buenas personas que digamos. Lo más probable es que se dedicaran a los negocios sucios, inclusive la Mafia.

Con una excusa, se separó y se dirigió a la barra. Al menos allí, podía pensar con algo de tranquilidad sin tener de fondo a las mujeres teniendo casi una orgía allí mismo.

Cuando estaba en ése mundo, no se le hacía tan extraño presenciar uno que otro acto sexual en las instalaciones del Club. Pero ahora, que se encontraba en un mundo totalmente diferente, ver cosas como esas, se le hacía terriblemente extraño.

Pidió un Ron con CocaCola y comenzó a beberlo poco a poco.

Un estremecimiento la recorrió de arriba abajo. No le gustaba eso. Se sentía observada, lo cual, la mortificaba y hacía imaginarse lo peor.

En un lugar donde la mayoría de las personas están ebrias y no están con sus cinco sentidos encendidos, cualquier cosa podría pasar. Miró hacia atrás, pero no vio ninguna figura conocida. Suspiró y se terminó el vaso. Tenía que regresar rápidamente a su mesa.

Su cuerpo tembló al sentir unas manos cerrarse alrededor de su cintura.

—Así que aquí estabas.habló la persona cerca de su oreja.

Su corazón dejó de latir por unos segundos.

Logan.

¿Cómo diablos la había encontrado?

La haló por la cintura y la hizo ponerse de pie. La miró de arriba abajo, mordiéndose el labio inferior. Ella intentó soltarse, arañarlo y morderlo, pero no se inmutó. Gritar no servía de nada en ésos momentos. La haló consigo escaleras arriba y la dirigió a un apartado que había alquilado por unas horas. Cerró la puerta detrás de él y observó que cuerpo de la mujer que tenía en frente.

—Déjame ir.

—Tú no eres nadie para darme órdenes, Muñeca. Por cierto, ése vestido es demasiado excitante.

—Aléjate.

—¿Crees que saldrás ilesa de ésta luego de que me hicieras una terrible cortada?

Logan se acercó y la tomó por los hombros, la haló nuevamente a él y estrelló sus labios contra los suyos. La hizo acostarse sobre la cama y se subió sobre ella. Sus manos se aferraban a sus hombros y su cara bajó a su cuello.

¡Suéltame!—gritó Kara al momento de estrellar su rodilla contra la entrepierna de Logan. Éste dejó salir una fuerte exclamación y se dejó caer hacia un lado, agarrándose sus testículos.

Se levantó lo más rápido que pudo y salió de la habitación. Corrió escaleras abajo con dificultad, puesto que tenía tacones. Llegó a la pista, las personas seguían moviendo sus cuerpos. Miró hacia atrás, y se sorprendió al no verlo.

Un fuerte halón de cabello la hizo percatarse de que lo tenía detrás de ella.

—Ahora si sabrás lo que es bueno.

La tomó de la muñeca y comenzó a arrastrarla. Por más que Kara pedía ayuda, nadie le prestaba atención, ni siquiera las camareras que la miraban.

Todo pasó demasiado rápido. En un momento, estaba siendo arrastrada por Logan, y al otro instante, él se encontraba en el suelo, con un hombre sobre él, golpeándolo insistentemente.

Todos los presentes, al percatarse de que había una pelea, se acercaron.

Kara observó el cabello del hombre, y, a pesar de la obscuridad del lugar, reconoció que era Noah. Se acercó a él y lo haló del hombro. Sin embargo, él no le prestó atención.

No tenía la menor idea de quién era, pero la rabia que sintió cuando lo vio halándola, lo consumió por completo. Ignoró por completo el dolor en su torso y siguió golpeándolo.

¿Cómo se atrevía a tratarla así?

¿Qué se creía?

Dejó de golpearlo cuando el tipo dejó de moverse. Sonrió y se levantó a duras penas. Miró a Kara, a su lado, se encontraba Melissa y otros tres tipos que lo miraban con rostros de sorpresa. Gruñó y agarró a Kara de la muñeca y la sacó el Club.

La acorraló contra la pared más cercana que había afuera y la miró con toda la rabia que sentía. No pensaba inmutarse. Ella sabría por primera vez, y en primera fila, lo que sería tratar con su yo enojado.

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