Apago la alarma de mi celular y me levanto de mi preciada cama. Me calzo mis pantuflas de oso polar y, tras tomar una toalla, me dirijo al baño. Una merecida ducha fría. Entro, me despojo de mi ropa y abro el grifo de agua fría. Dejo correr mi playlist y entro a la ducha.
Al salir, me coloco un jean celeste rasgado en las rodillas, una remera blanca con un saco marrón claro con rallas blancas hasta las rodillas, y unos tacones negros. Ato mi cabello en una cola de caballo dejando unos mechones sueltos por mi cara, y me maquillo con un poco de base, polvos, delineador, máscara para pestañas y un brillo en mis labios. Simple. Tomo mi mochila de cuero y bajo de dos en dos las escaleras.
Saludo a mi hermanito y les dedico una mala mirada a mi padre y su novia. Me sirvo un tazón de cereales con leche y me siento en la mesa a comer. Liam toma su leche en su taza de Bob Esponja, mientras dibuja, lo que parece una familia, y mi padre y su acompañante, hablan de dinero. Lo normal.
-Hey, ¿qué dibujas, mi príncipe? -Le pregunto mirando su dibujo.
-Nosotros. Nuestra familia. Mamá -señala lo que parece una mujer de cabello rubio con un vestido rosa. -Papá -esta vez señala un hombre de cabello castaño corto con unos pantalones azules y una remera blanca. -Y estos dos, somos nosotros -señala una chica -que, según él, soy yo-, con vestido rojo y cabello rubio, dándole la mano a un niño con cabello castaño con un pantalón rojo y remera azul. Sonrió. -¿Te gusta, manita?
- ¡Me encanta! -Me levanto de mi asiento y beso su mejilla.
- Mack, ¿me llevas al jardín hoy? -Me pregunta, a lo que asiento.
-Claro.
Al finalizar mi desayuno, beso la frente de mi niño y subo a lavarme los dientes. Tomo mi celular y bajo hacia la puerta principal donde me espera mi hermanito. Tomo las llaves, y subimos a mi auto, donde conduzo hacia su guardería. Al llegar, bajo con él y lo dejo en la puerta. Le deseo un buen día y él corre hacia sus amigos. Subo nuevamente y esta vez conduzo hacia la casa de Alexa.
...
- ¡ANDY! -Gritamos al unísono mi loca amiga y yo al llegar al Instituto.
-Hola, tontas. -Nos abraza. Mejor dicho, Alex y yo nos abalanzamos sobre él. - ¿Cómo se encuentran, mis bellas reinas?
- ¡LO RECUERDAS! -Chilla Alex, a lo que tapo el oído. Un día me dejará sorda con sus chillidos.
- ¡NO GRITES! ¡ME ROMPES LOS TÍMPANOS!
-Mira quién grita ahora. -Tira su cabello hacia atrás, cual diva.
-Idiota. -Soltamos Andy y yo al unísono. Nuestra querida amiga nos golpea en el hombro. -Bruta. -Volvemos a decir juntos. -Deja de hacer esto. -Nos señalamos y los tres reímos. -¡Basta! -Otra vez. - ¡BASTA YA! -Gritamos probocando que todos nos miren mal. Seguimos riendo como focas retrasadas recién ingresadas a un hospital mental.
Nos despedimos de Andy y nos dirigimos a nuestra clase de Francés. Realmente, soy pésima en esa materia. Tengo suerte de que me compro (no en el sentido de dinero, sino en actitud) a los profesores y me las paso hablando con ellos, y que Alexa o Andy me ayudan con la tarda, sino, reprobaría cada año. No es que no me guste, se lo básico, lo que te enseñan el primaria, pero no sé formular una pregunta o contestar una pregunta. Por asimilación se descifrar lo que un texto diga, por la mayoría de las palabras.
Nos sentamos en el fondo, y comenzamos a lanzarles bolitas de papel a nuestros compañeros mientras reímos como las tontas que somos. Sin querer, una boliga golpea al profesor que estaba entrando. Con Alexa, rápidamente intengamos evitar que nos descubran. Comenzamos a "intentar" leer un párrafo en francés para un trabajo.
- ¿Quién lanzó esta bola de papel? -Pregunta el profesor mientras recoge la susodicha.
-Ellas. -Nuestros queridos (nótese el sarcasmo) compañeros nos señalan.
-Que graciosas. -Con Alex, nos comenzamos a reír. Nos llevamos muy bien con él por lo que nuestros compañeros nos fulminan con la mirada. -Copiaré unos ejercicios en la pizarra. Tienen una hora para resolverlos. -Los clásicos abucheos se hacen presentes. -No se quejen, serán tres puntos con tan solo cuatro ejercicios por punto.
...