Von dem Schatten (Desde las S...

By Schriftsteller061

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Sequé las lágrimas de mi rostro con la manga de mi sudadera y me dejé caer en el sofá con un leve suspiro. Si... More

DEMENZ
FUGA
PENSAMIENTOS
TERAPIA

TRAGEDIA

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By Schriftsteller061


– ¡Wes! ¡Wes, ven aquí!

La voz de mi hermano desde la planta baja me despertó de pronto. Me levanté apaciblemente y bajé las escaleras para encontrarlo.

– Son las cinco de la mañana, ¿qué haces despierto? – dije somnoliento, mientras caminaba hacia mi pálido hermano, quien tenía el teléfono en la mano y un semblante de confusión.

– ¿Estás bien? ¿Pasó algo? – pregunté asustado

– Es un hombre, un doctor, dice que tiene algo muy importante que decirnos sobre nuestro padre.

Tomé el aparato de su mano y hablé con voz masculina, incrédulo de lo que oía. ¿Qué podría ser tan importante para tener a Mason en esta situación?

– ¿Quién es, y qué quiere a esta hora?

– ¿Hablo con Wes Nolan? Buenas noches, mi nombre es Paul Miller, soy un antiguo colega de Andrew Nolan, su padre ¿no es así? Siempre ha sido un muy buen jefe, no sé si les habrá contado de mí – respondieron de otro lado de la línea.

Su voz se oía temblorosa, parecía nervioso y asustado a la vez. Sin embargo me mantuve firme.

– Vaya al punto – respondí secamente, la verdad nunca había oído de él, lo que me producía desconfianza en lo que fuese a decir.

– Pues, el doctor Nolan... se ha ido

¿Qué quería decir con eso? Guardé silencio esperando algún comentario de su parte, pero él hizo lo mismo que yo. Mi hermano mantenía su oído tan cerca del teléfono que apenas podía sostenerlo con mis manos.

Nos miramos estupefactos intentando disuadir la extraña y confusa noticia que nos habían comunicado. Mason tomó agresivamente el aparato, ahora se veía molesto.

– ¿A qué te refieres con que se ha ido, idiota? Además, ¿qué certeza tengo de que no nos mientes?

– Créanme, jamás le mentiría a nadie con algo así – explicó entre vacilaciones – y no habría buscado el número de teléfono entre los archivos del hospital si no fuese algo realmente importante. He trabajado con el Doctor Nolan por más de diez años, y nunca me atrevería a hacer una broma de tan mal gusto, yo siempre lo he admirado de sobremanera, por eso es que decidí informarles apenas recibí la noticia. Escúchenme por favor, su padre, Andrew Nolan se ha ido. Está muerto, está... está muerto.

No bien hubo terminado de pronunciar la última palabra colgó el teléfono, luego de un segundo sólo se oía ese ronco pitido. Mason y yo nos quedamos atónitos, preguntándonos qué había sido esa llamada tan extraña, y si ese hombre decía la verdad.

– ¿Niños? ¿Qué están haciendo? – la voz de Karen despertando nos sobresaltó a ambos – ¿por qué tienen esas caras? ¿Sucede algo?

– Un imbécil llamó, dice que es un doctor, colega de papá, y que está muerto. No me creo una palabra, Karen – se volteó para verme – y tú tampoco debes hacerlo hermanito.

Yo estaba de pie, inmóvil, mirando el suelo fijamente y con los ojos extremadamente abiertos. Apreté los puños y alcé la cabeza, y luego de un suspiro tomé nuevamente el teléfono y marqué un número que conocía de memoria.

– Amigo Andrew – oí la cálida voz del policía – ¿A qué debo el placer de tu llamada?

– Beau – respondí

Mi amigo pareció sorprenderse al escuchar una voz inesperada. Probablemente interpretó mi tono de angustia.

– Wes, ¿qué ocurre?

– Tengo que pedirte un favor – hablé con determinación, ignorando el hecho de que estaba muy perturbado – Tienes acceso a archivos sobre asesinatos, ¿verdad?

– Claro que sí, mi amigo. A eso me dedico, ¿no?

– ¿Están actualizados?

– El último llegó hace diez minutos, ¿por qué? ¿Necesitas hacer un informe para la escuela?

Ahora hablaba agradablemente como siempre lo hacía, pero debía arruinar su alegría, debía preguntarle por la muerte de su gran amigo. Tomé aire antes de hablar.

– Necesito los detalles sobre la muerte de Andrew Nolan

Durante unos segundos nadie dijo nada, incluso llegué a creer que la llamada se había desconectado.

– ¿Es una broma, verdad? – preguntó tartamudeando

– Desearía que lo fuera, y aún tengo la esperanza de que lo sea, por eso preciso que revises los archivos, por favor.

Es verdad, todavía me parecía una mentira, y lo seguiría siendo hasta que oiga las mismas palabras de la boca de un policía investigador.

– Enseguida Wes, no te preocupes.

Escuché cómo golpeaba las teclas de su computadora.

– ¿Ves? Todo está bien, no hay ningún archivo de Andrew--

Se interrumpió para dar un respingo.

– Aquí está – tragó saliva y comenzó a leer – "El individuo participó de un encuentro extremadamente violento contra dos o quizá tres individuos a eso de las tres de la madrugada a las afueras de la cuidad, produciéndose la muerte unos minutos después. El motivo se desconoce, pero se sospecha de un golpe en la cabeza de mucha intensidad.

Su tono había cambiado completamente, ya no se oía como un amigo, sino como un frío y distante profesional. Hablaba muy calmadamente, como queriendo comprender cada palabra que leía.

– "Posteriormente su cuerpo fue incinerado junto a bolsas llenas de basura por los mismos asesinos, y abandonado enseguida. Un solitario transeúnte se acercó al advertir el humo, logrando ver el cuerpo ardiendo, y se comunicó inmediatamente con la policía.

Sólo algunos restos quedaron en el lugar, pero fue suficiente para identificar a la víctima. Eh, Andrew J. Nolan, cirujano y especialista en trasplantes, adinerado padre de gemelos. Dependencias en Atlantic Avenue, Boston

"Esta información está actualizada y es 100% verídica." Sólo, no lo creo – opinó una vez terminó la lectura – ¿Ustedes están bien, necesitan de algo?

– Gracias, pero estamos bien, y lo estaremos mientras vivamos aquí y tengamos a Karen. Ven a visitarnos cuando puedas – suspiré – lamento que te hayas tenido que enterar de esta manera. Adiós.

– Adiós, cuídense mucho

Me di cuenta que Mason y Karen habían permanecido atentos a mis espaldas durante toda la conversación.

– Pues bien – dije – ese tal doctor Miller decía la verdad.

– Ya veo – suspiró Karen

Todos nos sumimos en un inmenso y eterno silencio, donde cada uno reflexionaba para sus adentros. Un agudo silbido se apoderó de mi cabeza por algunos segundos, pero hice como que no lo oía.

¿En verdad había muerto? Era tan difícil concebir esa idea, aún no lograba entenderlo. Miré por la ventana mientras el amanecer se hacía cada vez más notorio e iluminaba lentamente la obscura sala en la que estábamos. Ya eran las siete.

Mi hermano estaba, con las manos en la cabeza y los codos apoyados en sus rodillas, sentado en el diván. Karen, por otro lado, daba vueltas y mordía sus uñas nerviosamente. De pronto paró y se irguió.

– Wes – dijo, hacia Mason – levántate y vayan a descansar mientras les preparo el desayuno

– Soy Mason – mi hermano levantó la cabeza, irritado

– Oh, lo siento, doce años con ustedes y aún confundo sus rostros – soltó una leve risita – pues bien, sólo vayan.

Me senté en mi cama y mi hermano en la suya, y casi instintivamente nos miramos por un largo tiempo. Aún no decíamos palabra alguna cuando escuchamos la voz de Karen hablando desde la cocina.

"Sí, los gemelos. No estoy segura, pero creo que le ha pasado algo terrible al jefe"

– Habla de nosotros, y de papá – comentó Mason

"No te preocupes, mamá, voy a estar bien. Aún tengo que trabajar, mmh, no lo creo. Era el señor Andrew quien traía el dinero. Está bien, pero dame un mes; si no me pagan entonces volveré a casa. También te quiero, adiós"

– ¿Oíste? Vamos a tener que pagarle – susurré

– Papá tiene una reserva de dinero en el banco, creo que con eso será suficiente. Además, somos casi adultos, Wes. Estoy seguro de que podremos cuidarnos solos. – dijo relajado

– No hablo de eso, hermano. Karen ha estado con nosotros desde que tenemos cinco años; no sabemos hacer mucho más que un café, y eso ya es bastante difícil, hermano. Y lo sabes.

– Tendremos que aprender – respondió, acomodándose con ambas manos en la nuca. Su rostro inspiraba tranquilidad, lo cual me pareció bastante extraño, pues si bien solía ser muy indiferente jamás actuaba con tanto desinterés.

Yo continuaba con mi semblante serio y apacible, como siempre lo hacía. Y aunque no estábamos acostumbrados a este tipo de noticias me parecía que lo habíamos tomado muy bien, quizá demasiado bien.

Las 7:45

– ¿Por qué no llamas a Collin? – sugerí cuando al salir de la ducha y lo encontré en la misma posición

– De acuerdo – dijo como si para moverse necesitase un increíble esfuerzo. Me asombró la prisa con la que llamó, así como lo rápido que respondió Collin.

– Hola amigo, ¿qué cuentas? ¿Podrías venir dentro de una hora? Hay algo importante que debemos comunicarte. Nos vemos.

Colgó su celular y volvió a darme una intensa mirada. Su actitud se estaba volviendo desagradable.

No habíamos terminado el desayuno cuando el timbre sonó. ¿Cómo era posible que ya fuesen las 8:30?

– Ha de ser Collin – comentó Mason mientras se acercaba a la puerta

Parecía que todos habíamos adoptado una posición indiferente y seria, como si nos negáramos al hecho. Naturalmente, a nadie le agrada oír que su padre o jefe ha muerto, pero me sorprendía de sobremanera la actitud de mi hermano. No era normal. Ni siquiera cuando estaba triste acostumbraba ser tan sereno. Por el contrario, solía mostrarse muy extrovertido y rebelde, divertido y galán. No me agradaba el tipo de máscara que había elegido esta vez, y sabía que quien mejor podía hacerlo entrar en sí era Collin. Sí, él nos conocía demasiado bien, no me sorprendería que entienda lo que ocurrió sólo con mirarnos.

– Ashley, ¿qué haces aquí? – la voz confusa de Mason desde la entrada rebotó por las paredes. Miré a Karen, quien se encogió de hombros inocentemente, así que decidí ir a brindarle ayuda a mi hermano. Me apoyé de lado en una muralla mientras observaba la delicada y femenina silueta dibujada en el pórtico.

La joven se abrió paso por la puerta empujando elegantemente a Mason, para luego voltearse y permanecer justo frente a él. Mi hermano cerró la puerta casi inconscientemente y avanzó, encontrándose con la chica tan cerca que casi podían sentir la respiración del otro. Yo sólo observaba el espectáculo extasiado, como si se tratara de una escena sacada de una película de amor.

– ¿Por qué no devuelves mis llamadas? – su voz chillona resonó en toda la habitación.

Mason soltó un rezongo

– Amor, mi padre murió esta mañana. Nos enteramos hace poco y... Perdóname, nunca quise preocuparte – tomó su delgada cintura y se acercó aún más al cuerpo de su novia. Inclinó también su cabeza, encontrando su rostro con el de ella.

Ashley me dirigió una mirada, esperando una afirmación de mi parte. Lucía confundida, así que asentí lentamente con la cabeza.

– Yo lo siento, bebé – dijo a mi hermano casi forzadamente.

Luego elevó la palma de su mano hasta tocar toda la mejilla de Mason, lo miró unos segundos y se retiró rápidamente.

– Aún así debí haber sido la primera en enterarme, debiste haberme llamado apenas supiste sobre la tragedia.

<<Seamos honestos>> pensé <<nunca te agradó mi padre, te gustaba venir en horarios de su ausencia, y sólo lo veías como una fuente de dinero>> Sus condolencias eran lo más falsas para mí.

– Estábamos tan sorprendidos que no pudimos hablar con nadie, sólo con Karen – mintió.

– Es cierto, Karen – reflexionó la chica, antes de gritar – ¿Dónde está mi café?

Miré el reloj de mi muñeca. Las nueve. Hice una seña a mi hermano, debía marcharse.

– Escucha princesa, iré por ti más tarde y tomaremos un delicioso café en Render, ¿Sí?

– Ugh, está bien – refunfuñó – Hasta entonces

Apenas la chica cerró la puerta tras de sí, Mason dio un profundo suspiro.

– No había pensado en ella, lo siento.

Ignoré su lamento, y quién sabe por qué, caminé lentamente y abrí la puerta. Allí estaba Collin, con su mano derecha alzada y a punto de hacer sonar el timbre.

– Hola rojito – saludó mi hermano con una sonrisa

No esperó un minuto para abalanzarse sobre nosotros en lo que pretendía ser un cálido abrazo. En un movimiento me libré del incómodo brazo que apretaba mi cuello y me aparté rápidamente.

– ¿Cómo se sienten? ¿Quieren llorar? ¿Dónde está Karen? Vine lo más rápido que pude, ¿necesitan otro abrazo? – Nos invadió con sus preguntas mientras su brillante cabello anaranjado caía sobre su ojo izquierdo – lo siento mucho, de verdad. Él era un buen hombre.

– En realidad yo no lo llamaría así – comenté caminando por la sala – su muerte no me sorprende, menos aún la causa, incluso me parece algo tardía. Seguramente estaba extremadamente ebrio y comenzó a hablar de más, no era una persona pacífica, Collin. Acostumbraba provocar riñas en el trabajo, y muchos de sus colegas tenían odio y rencor hacia él. Naturalmente, no muchas personas lo sabían.

– Entonces, ¿cómo lo sabes tú? – preguntó sentándose en un sillón y dejando el vaso que tenía en la mesita.

– Oh no, Mason también está al tanto. Como tú ya sabes, nuestro padre es (o era) extremadamente amigo de un policía, Beau Jones. Ya varias veces has oído de él. También es muy amigo nuestro, es más, es como un tío para nosotros. Esto significa que nos expresaba todas sus inquietudes al respecto, sobre todo lo que le contaba papá y lo que oía en la oficina.

– ¿Tu padre era alcohólico? Pero yo siempre lo vi muy educado y sobrio.

Esta vez fue mi hermano quien habló.

– Así era, al comienzo. Pero luego, hace ya varios años, eso sólo se convirtió en su fachada, el traje que ocupaba para relacionarse, su máscara social. Pasó tiempo antes de que nos diéramos cuenta, pero sinceramente habría sido mucho mejor no haberlo hecho. Comenzamos a mirarlo con otros ojos, nos fijábamos en cada movimiento de sus dedos, poníamos especial atención a las llamadas telefónicas...

Sacudió la cabeza como queriendo reprimir los recuerdos que invadían su mente al hablar de nuestro padre.

Me incorporé del muro donde estaba aún apoyado y encendí la televisión sin decir palabra, dando a entender que debíamos distraernos.

– ¿Realmente no quieren hablarlo? Mañana en la escuela ya todos lo sabrán y harán el doble de preguntas. Creo que sería mejor que lo conversemos, así sabrán qué responder.

Demonios, era domingo, lo había olvidado.

– No tenemos por qué responderles – dijo Mason despreocupado

– No iremos – decidí, ante la sorpresa de los presentes – creí que cambiaríamos el tema

Mi voz sonaba ligeramente molesta.

– Tienes razón, vamos a hacer algo divertido – dijo el pelirrojo animadamente

Ya eran las seis cuando al fin decidió marcharse, con el pretexto de que debía llegar a comer

– Ya saben como es mi mamá, no le gusta cenar sola, y cena extremadamente temprano. Nos vemos, cuídense mucho – sonrió triste antes de marcharse definitivamente.

--

Sí, ¡al fin un capítulo normal! Okay, pueden considerar este como el primer capítulo, pero seguirán apareciendo escenas como la anterior a lo largo de la historia.

Cumplí mi palabra, y la verdad es que ha sido un poco extenso porque lo tenía escrito desde hace ya bastante tiempo, pero estoy segura que los siguientes no serán taaan largos. 

Espero lo hayan disfrutado, no olviden que estoy muy atenta a sus comentarios ^^ y...

¡Nos vemos el otro lunes!

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