LA ASISTENTE ©

Door NinaColman

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Alex es un exitoso empresario, millonario y casado con la mujer perfecta o eso creía hasta que la encuentra e... Meer

LA ASISTENTE ©
Elenco
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 22
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capitulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
NOTA
Capitulo 42
Capítulo 43
capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
NOTA IMPORTANTE SOBRE LA AUTORA
Capítulo 49
CAPÍTULO 50
CAPÍTULO 51
CAPÍTULO 52
CAPÍTULO 53
CAPÍTULO 54
CAPÍTULO 55
Capítulo 56

Capítulo 12

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Door NinaColman

Alex estaba sentado en su oficina, observando los informes de la empresa. Estaba tan absorto de la realidad que casi no escuchó cuando tocaron la puerta suavemente.

—Adelante.

La puerta se abrió y Jenna entró con una taza de café humeando y una enorme sonrisa en sus labios. Tragó duro cuando ella se acercó lentamente, había tenido una muy mala experiencia cuando lo dejó caer sobre su pantalón. Hasta tuvo pesadillas esa noche con el bendito café.

—Buenos días, señor —Saludó, suavemente.

—Buenos días, Jenna —Saludó removiéndose incomodo en su silla — ¡Por favor! Deja el café lo más lejos posible —Ordenó sin poder ocultar por más tiempo su terror y forzó una sonrisa.

Jenna hizo lo que le había ordenado Alex, dejó el café sobre el escritorio, no tan cerca de él, entendiendo su miedo. Se quedó de pie, mirándolo sin borrar su sonrisa. Tenía tantas ganas de halagar su pelo bien peinado hacia atrás, su traje bien planchado, el perfume embriagante que desprendía.

Alex la miró confuso, ella estaba actuando de manera extraña hoy, estaba de pie mirándolo con esa sonrisa estúpida pero encantadora la cual tenía tantos deseos de devolvérsela.

—Emm... —Alex se aclaró la garganta, sin saber muy bien que decirle —. Gracias, Jenna.

—Déjeme decirle señor que usted es... —Ella se mordió el labio inferior y llevó su mano al corazón —tan dulce. ¡Gracias por el obsequio! Me encantó realmente.

Alex sonrió nervioso, no esperaba que ella quitara el tema del obsequio, bueno, realmente sí, pero había estado deseando que no. Se movió incomodo en su silla. Nunca nadie le había hablado con tal atrevimiento, ¿dulce? realmente era una gatita mala. Y ella tan tranquila, pensando que él no se habia dado cuenta de que ella era la de la llamada.

—De nada. Espero que puedas aceptar mis disculpas —Se aclaró la garganta, sonando más serio de costumbre.

—Claro que sí, señor —No dejó de sonreír —. Con su permiso, ahora me retiro.

Él la observó girarse y caminar a la puerta. Apretó los puños hasta dejar sus nudillos de un color banco por la presión que estaba emergiendo. Realmente ese vestido lo había comprado para algo específico y era invitarla a salir. Estuvo pensando en toda la noche como hacerlo pero lo único que se le ocurrió fue escribir una estúpida nota de disculpas.

—¡Jenna! —La llamó, suavemente, cuando ella colocó la mano sobre el pomo de la puerta, dispuesta a abrirla.

—¿Si? —Preguntó de forma educada, girándose a mirarlo.

Jenna frunció el ceño levemente cuando lo notó nervioso e incómodo.

— ¿Señor? —Preguntó, después de unos segundos de completo silencio.

Alex se levantó de su silla y caminó con pasos decididos, hasta quedar frente a ella. Y con un valor que no sabía de dónde sacó, se lo dijo:

—Ven a cenar esta noche conmigo —Sintió pánico cuando ella permaneció callada, exactamente pasaron cuatro segundos —Es hora de que digas algo —Sonrió nervioso.

Jenna reaccionó del trance que le había causado su pregunta. Estaba que se desmayaba de la emoción, ¿ir a cenar con Alex?

—Perdón, si, si —Respondió rápidamente e intentó ocultar sus mejillas sonrojadas —¿A qué hora?

Alex sonrió. Ella era tan hermosa e ingenua.

—Tienes permiso de irte a casa ahora —Sonrió —. A las ocho de la noche pasaré por ti ¿de acuerdo?

—S...si —Dijo emocionada, saliendo de la oficina a tropezones de la euforia que sentía ahora mismo, quiso ocultarlo, pero le fue difícil.

Llegó casi corriendo a lado de su amiga quien la miró con el ceño levemente fruncido por su actitud tan extraña.

—...sí, señor, no se preocupe yo se lo digo—Hablaba por el teléfono, Zoey, muy formalmente —. Hasta luego —Cortó la llamada y comenzó a anotar algo en la computadora —Suéltalo de una vez, Jenna —Pidió seriamente, concentrada en la computadora.

—¡Alex me ha invitado a salir! —Chilló en voz baja y observó a sus alrededores dándose cuenta de que nadie la había escuchado —. Esta noche.

Zoey abrió la boca con exageración y la miró con las orbitas casi saliendo de su lugar. La sujetó de las manos y la acercó más a ella.

—Dios mío —Exclamó —¿Cómo fue? ¿Qué pasó? ¿hay algo entre ustedes? —Hizo todas esas preguntas muy emocionada.

—No sé qué pasó pero siente —Agarró la mano de su amiga y lo llevó por encima de su pecho en donde su corazón palpitaba con fuerza —; es mi corazón danzando de la felicidad —Sonrió.

—Ahora bésense —Dijo Arturo, un empleado de soporte en la empresa; apoyando sus codos sobre la recepción y observando a ambas con picardía por la forma en la que ambas estaban muy juntas y la mano de una reposaba sobre su pecho.

—Idiota —Le dijo Zoey, separándose de Jenna.

—Oye, tranquila, nena —Levantó las manos en son de paz, riéndose. Él sabía muy bien el carácter de Zoey.

—¿Qué quieres? —Preguntó a la defensiva, perdiendo la poca paciencia que no tenía.

Nunca le había caído bien Arturo, se pensaba que por tener una carita linda, ella caería en su cama como las demás chicas. Era un engreído y antipático. Siempre detrás de los traseros de las chicas y la de ella.

—Invitarte a salir —Abrió su saco, extrayendo de ella una rosa roja, y se la extendió con una sonrisa de propaganda de pastas dentales que le dio asco a Zoey.

Jenna miraba la escena sin decir nada. A ella le caía bien Arturo, era bastante guapo pero con una personalidad un poco... ¿anormal? Si, quizá esa sería la palabra perfecta que lo describía. Quizá si le hubiera conocido un mes antes que a Alex, se hubiera gustado de él. Lastimosamente Arturo entró a trabajar medio mes después que ella.

—Arturo, no quiero —Dijo firme— ¿Cuántas veces te tengo que dar la misma respuesta para que me dejes en paz?

—Vamos, preciosa, ¡sé que te gusto!

—Ya déjala en paz, Arturo —Se entrometió Jenna, pidiéndole de buena manera al ver la cara de inconformidad de su amiga.

—Oye, linda... shhh —La chitó llevándose el dedo índice a los labios —. Este asuntito es entre ella y...

—Lárgate ahora mismo, si no quieres una patada en el trasero que te mande directo a la calle — Amenazó alguien a sus espaldas.

Jenna miró al dueño de aquella voz y sonrió abiertamente.

—¡Ryan! —Exclamó con felicidad al ver que venía con el obsequio de Zoey.

Arturo salió casi corriendo de la vista de todos.

—¿Cómo está señorita Jenna? —Preguntó educadamente sin esperar respuesta — Zoey —La saludó haciendo una reverencia con la cabeza y colocando el regalo sobre la recepción.

—Señor Black —Saludó cordialmente, pero sin perder esa pizca de frialdad que la caracterizaba —¿Quiere que le avise al señor Forbes que está aquí?

—Realmente he venido a verte a ti —Dijo sonriendo con picardía, algo que hizo que Zoey frunciera el ceño —.Te he traído este obsequio, querida.

—Muy amable de su parte pero no es mi cumpleaños, señor —Rechazó sutilmente su obsequio. Ya entendía a donde iba todo eso.

—Llámame Ryan —Pidió —. Sal este sábado conmigo.

—Lo siento, estoy ocupada este sábado.

Jenna la observó con los ojos bien abiertos.

—¡Pero si tú nunca haces nada los sábados! —Exclamó confundida y cuando Zoey la miró de forma acusadora, Jenna entendió, y se tapó la boca con las manos, arrepentida por haber metido la pata.

Zoey suspiró frustrada mientras miraba a la maldita de Jenna que había metido la pata como tantas veces. Desvió la mirada hacia Ryan quien le sonrió con picardía. ¿La había ayudado a deshacerse de Arturo para tomar el su lugar? Forzó una sonrisa muy agria. Debía de aceptar esa salida porque después de todo era amigo de su jefe.

—Está bien, señor Black —Aceptó, forzándose a si misma a hacerlo —. Saldré con usted. Ahora si me permite, tengo que seguir trabajando.

—¿Me das tu numero? —Preguntó, sacando el celular.

Zoey rodó los ojos, ¡Dios! No tendría modo de deshacerse de aquel hombre. Se sentía irritada.

—¿Jenna?

Ryan se giró cuando escuchó aquella voz tan familiar llamarla. Apretó la mandíbula con fuerza cuando lo vio; Nicolas. El desgraciado que se había metido con la esposa de Alex.

—¡Nico! —Exclamó feliz, Jenna.

¿Qué tenía que ver Jenna con ese desgraciado de Nicolas?

—Creo que... —Nicolas miró a Ryan si saber bien que hacer. Había venido a decirle a Jenna que esta noche podrían salir juntos de la empresa —te lo diré luego. Adiós —Dicho eso se dio vuelta y siguió su camino.

Ryan intentó calmarse antes de girarse junto a Jenna quien observaba algunos documentos que al parecer, debía completar.

—¿Jenna? —Llamó la atención de la muchacha, quien lo miró curiosa —¿Quién era ese? —Preguntó, intentando sonar amable y fingiendo no conocer a Nicolas para así saber que venía a ser él de ella.

—Mi novio; el hombre del que les hablé en el shopping, ¿recuerdas? —Sonrió abiertamente.


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¡¡¡¡Hola hermosas y hermosos!!!! *-* muy pero muy feliz de recibir siempre vuestros votos y hermosos comentarios. ¡¡Espero que hayan pasado una noche increíble!! ¿Que les pareció el capitulo de hoy? BESOS Y ABRAZOS!!!!

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