Lights Down Low ↔ Chanbaek

By xEllieRay

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Baekhyun llegó con la lluvia, y Chanyeol puso las luces al mínimo para enamorarse por completo de él. →Fluff... More

Segunda bombilla.
Tercera bombilla.
Cuarta bombilla.
Quinta bombilla.
Sexta bombilla.
Séptima bombilla.

Primera bombilla.

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By xEllieRay


Chanyeol compró aquella casa junto a su primer amor, Kris.

Era un hogar pequeño, con una habitación ridículamente amplia y una linda lámpara de mesilla, la cual despedía una luz azafrán. Por alguna misteriosa razón, todas las bombillas que se instalaban encima de su cabeza se fundían al cabo de tres meses, así que Chanyeol y Kris se esforzaron en vivir bajo el mudo fulgor de una luz que estaba a punto de morir. Lo único que alumbraba el cuarto era aquella simpática lámpara con forma de farolillo de papel, siempre brillando. Haciendo que los perfiles fuesen más acentuados, dando la sensación de que allí siempre estaba amaneciendo. O al contrario, encontrándose con el ocaso. Mágico.

Kris y él se enamoraron en la universidad, Chanyeol demasiado fogoso y Kris excesivamente dominante. Siempre discutían, pero volvían junto a una sesión de sexo. Por la misma razón se habían comprado aquel piso, y por la misma razón rompieron. Siempre discutían, pero en aquella ocasión jamás volvieron. Kris se marchó porque había conocido a una chica que según él no le daba tantos problemas, y Chanyeol le gritó que le daba igual. Que no le necesitaba, aunque dos días después estuviese hundido entre las sábanas negras. Llorando hasta que se quedó sin lágrimas, sintiendo que era el fin del mundo. Se juró a sí mismo que no volvería a enamorarse, que estaba tan roto que nada volvería a recomponerlo.

Un mes después, una mujer yacía a su lado desnuda y olor a sexo de mañana. Tras ella hubieron más. Hombres, mujeres, todo valía para llenar aquel vacío. Deseaba encontrar a una persona que volviese a hacerle sentir cálido, aunque todo con Kris fuese fuego y cenizas.


Baekhyun llegó con la lluvia.


Chanyeol odiaba el invierno por la humedad y por los recuerdos, así que acabar en una cafetería a las nueve de la noche no fue casualidad. Evitar la lluvia fue su mayor propósito, y sin embargo gracias a ella le conoció.

La primera vez que le vio pensó que, joder, era lindo bajo la cortina de agua. Empapado hasta los pies y encogido en el suelo, observando fijamente lo que parecía ser una flor, tan concentrado que parecía ignorar toda la lluvia que caía encima suya. Tras el pensamiento de "Es guapo", llegó el "Es estúpido". Estúpido y lindo. Chanyeol no pudo contener el tipo de sonrisa que se esboza cuando ves a un inocente infante haciendo alguna tontería, ignorando que los adultos eran demasiado... "adultos" para ver aquello como algo serio. Para el chico estúpido y lindo debía ser bastante importante, y eso fue lo que le hizo levantarse del taburete escarlata.

Chanyeol salió de la cafetería junto a un tintineo de campanilla y fue recibido por la tempestad que se había desatado en Seúl, aunque toda su atención se la había robado el muchacho. Mierda, él seguía en medio de la calle mirando la flor. ¿Es que no se percataba de que a ese paso se cogería la gripe del siglo? Chanyeol sabía que no, que probablemente al chico estúpido y lindo le importaba más la planta que un resfriado, y eso le arrancó una sonrisa dulce. Temblando entre el limbo de la burla y la ternura, porque aún no le conocía y ya sentía que se había enamorado de su absurda situación.

No dijo algo así como "Te vas a resfriar", porque era inútil y demasiado obvio. En cambio, se acercó a la descabellada situación del joven y se agachó a su lado, flexionando las chuecas piernas para procurar entender lo que tanto le interesaba. Uniéndose a la locura de permanecer bajo la lluvia.

—Es bonita.

La voz grave de Chanyeol bailó junto a la lluvia, obteniendo la despistada atención del muchacho. Cuando le miró, el alto pudo jurar que el rocío se había posado en las pestañas de aquel joven de cabello chocolate solo para hacerle ver más lindo, parpadeando algo desorientado.

—La flor. Es bonita. —Aclaró Chanyeol, repitiéndolo para que lo captase.

—Oh.

Mierda, solo había dicho un absurdo "Oh" oculto bajo una lluvia de mil demonios, y su voz sonó dulce y deliciosa. Como un susurro al oído o una caricia.

—¿Era por eso que la observabas, no? Porque es bonita.

—No. —Cuando la mirada ya atenta del muchacho se deshiló de la suya para dirigirse a la frágil capullo, Chanyeol la siguió como si se tratase de un hilo rojo.— ¿No lo ves?

Chanyeol se preguntó qué tenía que ver en aquellos pétalos encarnados. Era una flor, era bonita. ¿No era eso lo que tenía que ver?

—No...

—Está en medio de la calle. Entre el cemento del asfalto. Ha crecido en un sitio donde supuestamente no debía nacer, donde... el pavimento se lo impedía. No tendría que brotado, pero a pesar de todo... lo hizo. Y es preciosa por eso, porque ha ignorado todos los obstáculos... para seguir creciendo. ¿No lo ves? Es preciosa. Ella se ha esforzado para ser preciosa.

Cuando el chico de ojos bonitos terminó de hablar, Chanyeol lo sintió algo surrealista. Es decir, ¿qué tipo de persona hablaba así? Como si lo hubiesen sacado directamente de un discurso de libro, palabras tan etéreas y significativas que le dejaron sin aliento. Tan ciertas que resultaban cómicas. ¿Cómo no lo había visto? Demonios, era una maldita flor en medio de una calle de Seúl, la ciudad más poblada de todo Corea. ¿Cómo había hecho un elemento tan débil para crecer en medio del caos urbano?

—Es... es verdad. —Salió de los labios de Chanyeol, mientras aguantaba de forma inútil una risa nerviosa. Se sentía estúpido.— ¿Tú... hablas así siempre?

—¡No! Simplemente lo leí ayer de un libro y al ver esto lo recordé. Me gusta aplicar lo que aprendo. —Las yemas pálidas acariciaron los pétalos húmedos, recogiendo una gota de lluvia para llevársela a los labios. Los ojos de Chanyeol siguieron, como un hipnótico recorrido, aquel simple movimiento. Contemplando los delgados labios, la forma en la que la lluvia dibujaba su afilada mandíbula. Muriendo un poquito cuando su mirada volvió a él, conectando de tal forma que finas agujas se clavaron en la parte inferior de su estómago. Destrozándole placenteramente, viendo con ternura la forma en la que torcía la cabeza hacia un lado como un felino indiscreto.

—Yo... hace frío y... bueno... —Las palabras murieron en su boca seca tan pronto como crecieron, aclarándose la garganta.— Me preguntaba sí... yo tengo un paraguas...

—Me gustas.

¿Qué?

—¿Qué?

—Me gustas. —Repitió el chico estúpido y lindo, aunque en aquel momento el único que se sentía estúpido era Chanyeol.

—¿Cómo que te gusto...? Pero si nos acabamos de conoc...

—Dicen que se tarda 8.2 segundos en saber si sientes interés o atracción física por alguien. Ya han pasado 8.2 segundos. Me gustas.

Parecía tan seguro de lo que soltaba por la boca, como flechas, que Chanyeol se quedó sin respiración los mismos segundos. 8.2.

Después la recuperó y parpadeó dos veces, antes de que su gesto se contrajera y estallara en una carcajada.

—¡Eres muy gracioso! Oh, en serio, hacía que no me reía tanto... —Balbuceó entre risotadas el alto, levantándose para poder sujetarse el estómago y que no le doliese de la risa. A su vez, el chiquillo también se alzó sobre sus pies y clavó sus bonitos ojos en él, frunciendo el ceño tanto que sus labios le acompañaron. Tras 16.4 segundos (que era el doble de los que había necesitado su contrario para enamorarse de él), Chanyeol dejó de reír.

—¿Vas... vas en serio?

—¡Sí! ¡Muy en serio! —Remarcó el pequeño muchacho.

Chanyeol tuvo ganas de volver reír, pero había tanta indignación en su gesto como sinceridad. ¿Podía ser aquel encuentro más surrealista?

—¿Eso también lo leíste en un libro ayer?

—Ahá.

—Deberías dejar de creerte todo lo que dicen en los libros. —Le aconsejó Chanyeol con la voz sumida en una burbujeante diversión.

—Yo no me creo nada, yo aprendo. Y luego aplico. Ahora mismo estoy aplicando lo que aprendí, y puedo decir que funciona. —El alto realmente deseaba atender a sus palabras, pero hacía rato que se había perdido en la simpática forma en la que las gotas de agua discurrían por su rostro, entre los pliegues del ceño y el declive de sus labios. Tenía cara de niño y cuerpo de hada, tan mojado que era incapaz de distinguir al completo el color de cabello, aunque sí el de sus cejas pardas.

—Está bien, digamos que me lo creo... ¿pero no sería mejor que nos conociésemos? Ya sabes, tomar un café y eso...

—Preferiría que tuviéramos sexo antes, ¿sabes? Me gusta más tener sexo que hablar, ¡se aprenden muchas cosas a través de los gemidos ajenos! Al fin y al cabo es donde se desata la parte más animal del humano. —Explicó con un asentimiento firme de cabeza, como si confirmase sus propias palabras para sí mismo.

Estaba claro que aquel muchacho tenía una personalidad 4D, un verdadero alien aterrizado en la tierra. Y sin embargo, eso no evitó que Chanyeol esbozase una sonrisa ligera y cosquilleante. Le gustaba su absurda sinceridad, le recordaba a un niño.

—¿Qué tal si te acompaño a casa? Sin sexo esta vez. —La lluvia obligó al alto a inclinarse unos centímetros hacia el muchacho, para que pudiesen oírse a través de la densa cortina de agua. Ayudándole a distinguir las empapadas facciones de su contrario y provocando en él una necesidad de deshacer la molesta mueca en el rostro.— Solo mi paraguas, tú y yo. Y una amena charla.

—No me gusta hablar.

—Está bien, pues sin una amena charla. —Cedió Chanyeol, sacando de la húmeda mochila el pequeño paraguas y abriéndolo de un tironeo torpe, una lucha que valió la pena cuando pudo refugiarlos de la lluvia. No le terminaba de agradar ser atacado por las agujas de agua, aunque al parecer su acompañante no pensaba lo mismo.

—Eres un poco pesado, ¿no crees? Además, no sabes donde está mi casa. ¿No has pensado que puedo vivir a millones de kilómetros de aquí? O que soy extranjero. A lo mejor soy francés, ¿piensas acompañarme con tu paraguas hasta Francia?

Bien que no le gustaba hablar, pero el chico lindo y estúpido no parecía acorde con la idea de cerrar un poco la boca. ¿Realmente era así de absurdo, o quizá iba algo ebrio?

—¿Estás borracho? —Quiso saber Chanyeol mientras posaba una mano gentilmente en el codo derecho de su compañero, instándole sin demasiada resistencia a empezar a andar.

—Ojalá. También se aprenden muchas cosas estando borracho.

Chanyeol solo rió.





Este mini oneshot me salió amando la canción de MAX, y la verdad es que no sé si convertirlo en más partes. Me he quedado con ganas de escribir más sobre la pareja.

Lo prometido es deuda, y me hace muy feliz dedicártelo. Espero que te guste. <3



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