Un día estaba en casa de los madre y hermana de Harry, cenando en silencio, mirando la televisión como invisibles, cuando llamaron a la puerta.
Abrió su madre.
Al otro lado de la puerta había un tipo gordo con una camisa blanca manchada de sudor. Anne miró sin decir nada al tipo gordo y después el tipo gordo miró a Anne. Finalmente el tipo gordo rompió a llorar.
Aquel era el hombre que había matado a mi Harry.
Se sentó en una silla, en la única que había libre junto a la mesa, en la silla en la que se sentaba Harry, y nos pidió perdón. No era un mal tipo, me refiero a que no parecía un maltratador, ni un asesino en serie, ni un borracho… Incluso si te quedabas mirándole fijamente, si le contemplabas durante unos segundos sin parpadear siquiera, no parecía tan gordo.
“Pasado mañana es su cumpleaños” dijo Anne, “Cumpliría dieciocho años” incluyó. El tipo gordo volvió a llorar, pero esta vez incluso se dejó caer al suelo clavando sus rodillas en el parquet.
Anne nunca lo dijo, pero creo que hubiera preferido que el asesino de su hijo hubiera sido un pedófilo o un psicópata, no es fácil odiar a una persona mientras llora arrodillada junto a tus pies.