Italia.

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Yo conocí a Harry en Italia. En un viaje de intercambio que la escuela me otorgó cuando aún cursaba la Secundaria. Yo era una persona bastante tímida en aquel entonces, la gente a mi alrededor tenía suerte si lograba ver alguna sonrisa mía o a veces verme hablar era todo un milagro. Caminaba por las calles de aquella ciudad sin saber a dónde iba, había perdido mi mapa y sólo fijaba la mirada a mi alrededor, con miedo, solo y perdido.

Alrededor de las 6 de la tarde tomé asiento en una banca vieja al lado de una venta de helados y de una tienda de antigüedades. Observaba atentamente cada detalle de la gente que iba pasando, sus sombreros, sus pañuelos, a veces sus sacos y sus zapatos… todo por matar el tiempo con alguna esperanza de que pasara alguien conocido.

De pronto y de la nada un chico de quince años aproximadamente caminaba por el lugar, a el le presté más atención que a todos los que pasaban. Veía como unos preciosos jazmines adornaban su cabello desordenado mientras él corría persiguiendo las palomas, reía, y daba vueltas alrededor de la fuente del parque que quedaba justo al frente, todo con unos hermosos labios rosados. En una de esas él me vio y yo automáticamente baje la mirada al suelo mientras sonreía. Subí la cabeza poco a poco y él estaba viéndome sonriendo también. Entré en pánico, mi respiración empezó a agitarse… y sólo pude coger un libro de mi mochila y empecé a supuestamente leerlo, tratando de disimular pero no podía quitarle la vista, lo miraba de reojo y él seguía viéndome.

Él se acercó y mis pies y mis manos empezaron a temblar. Cuando menos lo esperé estaba enfrente de mi. Me habló en italiano.

-¿Qué? –Dije totalmente desconcertado.

-Perdón, pensé que eras de aquí. Quise decir, ¿estás bien? –dijo él.

-¿Qué? ¿Yo? Sí, si… ¿por qué lo preguntas? –Tartamudeando.

-Estás leyendo tu libro al revés. –Dijo señalándolo.

Una mezcla de vergüenza y atracción se mezclaron en mi cuerpo, me tomaba trabajo hablar con las personas en mi escuela y a mi alrededor, ahora hablar con una chico desconocido para mí era algo imposible. Se sentó a mi par y muy amablemente se dispuso a ayudarme a encontrar mi destino, ya que él llevaba varios meses de visita en Italia. Él me llevó donde estaba mi grupo en menos de diez minutos, en la puerta de mi destino charlamos un rato sobre cosas que aún no puedo recordar… a veces llego a pensar y pensar de nuevo acerca de lo que hablamos aquella tarde, pero sólo puedo recordar la imagen de sus hermosos ojos viendo fijamente hacía los míos, mientras él sonreía con esa boca que me volvía loco, los labios  más hermosos que había visto. Trataba de no parpadear y sólo perderme en su mirada tratando de buscar algo más allá de eso… me despedí de él ya anocheciendo. No lo volví a ver en un tiempo.

Pero el destino actuó, y me encontré con él de nuevo en las olimpiadas de mi último año de secundaria,  allí descubrí que era de la misma ciudad que yo, y siempre lo pude haber buscado sin parar por todas las calles y avenidas, y quizá lo hubiera encontrado mucho antes de aquellas olimpiadas. De recordar todo eso lo único que provoca en mí es un río de lágrimas, aquellos ojos, aquellos labios, aquel chico, aquel día, aquella banca, aquel libro, aquel parque… todo hace que la imagen de Harry esté más profunda en mi mente, y ahora, arrodillado en su tumba, con un ramo de rosas rojas como sus labios, dejando que la lluvia moje mi llanto, sólo puedo tener que torturarme pensando que hubiera pasado si nunca hubiera llegado el día de su muerte, que todo hubiera sido tan solo producto de mi imaginación, un sueño, cualquier cosa menos tener que vivir la muerte de mi pequeño, y en lo más profundo de mi, aún sé que nunca podré olvidarlo, por que se llevó un pedazo de mi que jamás  recuperaré.

Needless Time |Larry Stylinson|Where stories live. Discover now