Corazón Principiante✔️

By BreiwuyVivas

616K 42.5K 3.2K

Una turbulenta infancia convirtió a Noah en un hombre frío, demandante y desconfiado. Él ha vivido en una sol... More

Sinopsis
AVISO
CapítuloUno|Inicio|
|Inicio II|
CapítuloDos|Inicio de una historia|
CapítuloTres|Golpes|
CapítuloCuatro|Nervios|
CapítuloCinco|Rescate|
CapítuloSeis|Amigas|
CapítuloSiete|Indecisión|
CapítuloOcho|Nuevo trabajo|
CapítuloNueve|Mente en descontrol|
CapítuloDiez|Encuentros|
CapítuloOnce|Besos a escondidas|
CapítuloDoce|Cambio de actitud|
CapítuloTrece|Solos|
CapítuloCatorce|RCP|
CapítuloQuince|Incomodidad|
CapítuloDieciséis|Cambio|
CapítuloDiecisiete|Desesperación|
CapítuloDieciocho|Discusiones|
|NOTA BORRADA|
CapítuloDiecinueve|Sucia|
CapítuloVeintiuno|Pérdida de sangre|
CapítuloVeintidós|Fastidio|
CapítuloVeintitrés|Salida|
CapítuloVeinticuatro|Gritos|
CapítuloVeinticinco|Querido Amigo|
CapítuloVeintiséis|Ojos Intensos|
CapítuloVeintisiete|Palabras Duras|
CapítuloVeintiocho|Vídeo|
CapítuloVeintinueve|Reencuentro|.
|NOTA BORRADA|
CapítuloTreinta|Sospecha|
CapítuloTreintaYUno|Juntos|
CapítuloTreintaYDos|Preguntas|
CapítuloTreintaYTres|Erick se confiesa|
TreintaYCuatro|Querida Prima|
CapítuloTreintaYCinco|Declaración|
CapítuloTreintaYSeis|Prueba|
CapítuloTreintaYSiete|¿Tú Quién Crees?|
CapítuloTreintaYOcho|Sorpresas|
CapítuloTreintaYNueve|Segunda Venganza|
CapítuloCuarenta|¿Eres tú?|
CapítuloCuarentaYUno|Malestar|
CapítuloCuarentaYDos|Decisión|
CapítuloCuarentaYTres|¿Jane?|
CapítuloCuarentaYCuatro|¿Quieres ser mi...?|
CapítuloCuarentaYCinco|¿Cómo te atreves?|
CapítuloCuarentaSeis|Recuérdame|
CapítuloCuarentaYSiete|¿Qué me ocultas?|
CapítuloCuarentaYOcho|Revelaciones|
CapítuloCuarentaYNueve|Aclaraciones|
CapítuloCincuenta|Presentación|
CapítuloCincuentaYUno|Miedo|
CapítuloCincuentaYDos|Collar del corazón|
CapítuloCincuentaYTres|Estás muerto|
CapítuloCincuentaYCuatro|Junto a mí|
CapítuloCincuentaYCinco|Sorpresas|
Epílogo.
Agradecimientos
"Por Siempre, Implacable"
Extra #1
HOLAAAA

CapítuloVeinte|Primera venganza|

10.6K 720 63
By BreiwuyVivas

Noah se separó de ella sintiéndose cada vez peor. Estaba furioso por lo que había oído, quería apoyarla y ayudarla. Miraba su rostro detallando el contorno de uno de sus ojos obscurecido y aquello no hizo más que empeorar su furia.

¿El Animal Dos o el Animal Uno? No tenía idea de quién podría haber orquestado aquella infamia contra ella, pero lo averiguaría a como diera lugar. Miró de nuevo hacia el Detective y recordó lo que él le había dicho. Sin tener qué preguntar, supo de inmediato a quiénes se referían.

Los habían encontrado. ¡Habían encontrado a esos malditos!

Regresó sus ojos a Kara.

—Quédate aquí y llama un taxi para que te lleve a mi casa. Cambié la combinación, te la dejé en un papel dentro de la caja del móvil sobre mi escritorio junto con un par de llaves.

—Pero...

—No hay peros que valgan, tenemos mucho de qué hablar y cuando regrese...—suavizó la expresión y le dio una leve sonrisa para calmarla—, hablaremos.

Bajó junto con el detective por el elevador privado. Ninguno decía absolutamente nada, las palabras sobraban en ése momento y lo único que Noah quería en ése momento, era ponerle fin a la vida de aquellos dos que se atrevieron a llevarse a su hermana. Caminó por el estacionamiento hasta llegar a su auto. Se subió en éste y poco después vio al Detective subiéndose al suyo; para luego hacerle cambio de luces para que lo siguiera.

Cientos de emociones se arremolinaban dentro de él. No sabía cuál predominaba entre su furia con los desgraciados que se habían atrevido a tocar a Kara, o la felicidad que le provocaba que por fin mataría a esos dos que casi lo mataban cuando era un niño. No podía dejar de imaginarse qué clase de torturas emplearía en ellos. Sufrirían hasta morirse. Pero antes de matarlos, tenía que lograr que ellos hablaran. Tenía que hacerlos decir a quién le habían entregado a Annie. La información que lograra sacarles, era primordial para encontrar a su hermana de donde quiera que estuviese.

Se detuvo a hablar con Craig, el detective, durante varias horas. En ése tiempo le explicó todo lo que habían encontrado sobre la existencia de ésos seres. No le había prestado mucha atención puesto que no le interesaba en absoluto la familia de ellos.

Poco después, siguió al Detective hasta las afueras de la ciudad, mucho más lejos que el pueblo de donde Kara provenía. Poco después, se detuvieron frente a una vieja casa que parecía abandonada, pero él sabía que no era así puesto que él mismo había pedido que si los encontraban, los llevasen allí. Unas horas después, llegaron al lugar.

Se bajó de su auto y caminó hasta la puerta en donde le abrieron inmediatamente. Uno de los hombres lo saludó y lo condujo por un pasillo hasta el cuarto en donde tenían a los dos hombres inconscientes. Abrió la puerta y sonrió al verlos maltrechos en el suelo por los golpes que anteriormente habían recibido por los hombres.

—Dile a Craig que muchísimas gracias.—habló refiriéndose al investigador—. Y dile que quiero que todos abandonen el lugar.

—Pero, Señor...

—Me encargaré de éstos dos yo solo. Así que váyanse. Ahora.

—Dejaremos para usted un conjunto de ropa en su auto, para que se cambie cuando termine.

El hombre salió cerrando la puerta detrás de él.

Noah esperó a oír el rugido de los motores para comenzar. No tenía muy claro lo que les haría, pero al menos sí que sabía que esos dos, no la pasarían muy bien antes de morir. Miró la pequeña habitación. Había dos bates de béisbol, cuatro palos gruesos de madera, tres tubos de hierro, cadenas y todo tipo de cosas con los cuales los haría agonizar.

Se agachó y tomó un bate, jugó con el durante unos segundos, para luego estrellarlo contra la espalda de Eduardo. El alarido de dolor que salió de su garganta despertó a Enrique, quien al ver a Noah, abrió sus ojos como platos.

—T-t-t-tú.  

—Ah, ¿me recuerdas?—Noah sonrió.

—N-n-no

—¿Qué no recuerdas al niño que tú y tu amigo casi matan hace aproximadamente dos décadas?

—Eres... eres...

—El bastardo de Lola.

Noah no dejó que le afectara el hecho de decir el nombre que había evitado nombrar durante tantos años. No pensaba permitirse que nada lo afectara.

El miedo estaba reflejado en los ojos de Enrique. Sabía que en algún momento de su vida tendría que pagar aquello tan cruel que le había hecho a ese pequeño niño, pero no imaginaba que sería tan pronto.

Noah volvió a sonreír y se acercó a paso lento. Se plantó frente a él y jugó con el bate frente a sus ojos, para luego estrellarlo contra su cuello con la fuerza suficiente como para no matarlo.

Miró a ambos hombres. Estaban llenos de sangre, sudor. Se veían terribles, pero no era nada comparado de como lo habían dejado a él aquella noche. Se distrajo con ellos durante horas; golpeándolos tanto con sus puños como con objetos.

Tomó por los hombros a Eduardo y se lanzó sobre él, estrellando su puño en su cara con toda la fuerza e ira que tenía acumulada desde esa paliza. Él no había tenido piedad, por lo que él tampoco iba a tenerla.

Recordaba por completo esa noche y, mientras golpeaba con brutalidad a ésos dos, no podía dejar de recordar lo mucho que sufrió esa noche en sus manos.

Al sentirse satisfecho, se levantó y caminó hacia la mesa que había al fondo. Pasó sus dedos por cada uno de los cuchillos que había sobre la mesa, deteniéndose en el más pequeño, pero la vez el más fuerte. El bisturí de punta de Diamante. Lo tomó en sus manos y jugó con el y tomó un cuchillo pequeño, pero filoso.

Se acercó nuevamente a Eduardo y, con una sonrisa en su rostro, pasó la pequeña pero filosa punta del bisturí desde su antebrazo hasta su muñeca con el cuidado suficiente de no cortarle las venas. Primero lo hizo de manera lenta, luego, pasó el bisturí de manera más fuerte y contundente por tu brazo.

Sangre. Había demasiada y había cada vez más que pasaba el bisturí por los brazos y piernas de Eduardo.

—¡DÉJAME!—gritó Eduardo cuando Noah pasó el bisturí por su mejilla derecha, causando un corte profundo.

—A quién le entregaron a Annie.

—N-n-no lo sé.

—Oh, claro que lo sabes. —pasó nuevamente el bisturí por su mejilla—. Habla o terminaré cortándote esa cosa que llamas pene y se la haga tragar a tu amigo.

Noah se levantó, tomó las cadenas y las colgó en unos ganchos que habían en el techo. Revisó que las cadenas estuvieran bien y se acercó nuevamente a Eduardo. Lo arrastró hasta las cadenas y lo hizo pararse en una de las sillas. Envolvió parte de la cadena a su cuello y la fijó con un candado.

Genial. Esos hombres habían pensado en todo.

Tomó la otra silla que había, y la azotó contra la espalda de Eduardo, quien chilló al verse casi cayendo de la silla.

—Juguemos algo. Si te caes pierdes, y si no, también. ¿Divertido, no?

Volvió a golpearlo con la silla y éste a duras penas pudo mantenerse de pie.

—¡Dime dónde está mi hermana!

—¡No lo sé!

—Entonces no me sirves de nada.

Estrelló la silla por última vez en su espalda, y éste cayó. Noah se retrocedió un poco y observó impasible cómo la vida se iba de los ojos del hombre que casi lo mataba cuando era niño. Los movimientos eran violentos y la sangre chorreaba cada vez más; hasta que se detuvo, y Noah por fin sintió cómo uno de los pesos que cargaba sobre su espalda, desaparecía.

Giro para ver a Enrique, el último que faltaba para terminar con ese peso. Frunció el ceño al no verlo donde lo había dejado.

—¡AHORA ME TOCA A MÍ!

Noah no tuvo la posibilidad de esquivarlo y el cuchillo entró por completo en el costado derecho de su cuerpo.

Había cometido un error. Le había dado la espalda a su enemigo.

—Sigues siendo la misma basura de siempre. Tu madre nunca se equivocó en lo que te decía. Eres una basura y siempre, ¡SIEMPRE LO SERÁS, MALDITO BASTARDO!—gritó hundiendo por completo nuevamente el cuchillo en el cuerpo de Noah.

Sin importar el dolor intenso en su cuerpo, se abalanzó sobre él arrebatándole el cuchillo rápidamente de las manos. Comenzó a enterrar con desespero el cuchillo en el cuerpo maltrecho de Enrique, quien se movía con desesperación.

No. No lo mataría a apuñaladas.

Se levantó y lo arrastró. Como pudo, lo colgó de las cadenas y lo aseguró con otro candado a un lado de su compañero. Sólo tenía que mover la silla y el dolor que le habían hecho pasar esos dos hombres ya ni existiría. Ellos ya no existirían.

Rasgó la camisa de Enrique por completo. Tomó el bisturí de punta de diamante y lo pasó desde su cuello hasta su abdomen. Luego, lo clavó en su cuello y pateó la silla.

...

Kara se quedó estática en donde estaba luego de que Noah y el hombre que había entrado de repente, desaparecieran.

¿Qué había pasado allí?

Estaba cada vez más nerviosa por él, ¿y si algo le ocurría? Temía por él, no quería que le pasara nada. Sus manos temblaban y tenía la necesidad de moverse, no quería quedarse quieta completamente impasible. No dejaría que el dolor por todo lo acontecido hasta el momento la traspasara. Tenía que estar tranquila y alejar todo recuerdo que pudiese causarle daño.

Fue hasta el escritorio, en donde encontró la caja del móvil. La abrió y lo primero que vio fue el papel con la nueva clave y una dirección que imaginaba, era la de su casa, seguido de otra nota, las llaves y un móvil rosa. Desdobló el papel y leyó.

"Esto, es para ti. Úsalo como quieras, pero siempre tenlo a la mano y nunca lo olvides."

"Será algo indispensable para ti, podría salvarte la vida, por ello, nunca debes olvidarlo."

"NUNCA LO OLVIDES"

Tocaron a la puerta varias veces, sobresaltándola. Kara caminó dubitativa y la abrió. Frente a ella, estaba ese hombre que tanta mala espina le daba. Robert.

—¿Dónde está Noah?—Espetó mirándola.

—Salió, Señor.

—¿A qué hora vuelve?

—No sabría decirle. Hace poco que se fue y no dijo a dónde.

—Si viene, dígale que estuve aquí. Necesito hablar con él.

Cerró la puerta y suspiró. ¿Por qué se sentía tan nerviosa al ver a ése hombre? Algo en él la intrigaba demasiado y se sentía muy cohibida estando junto a él.

Eran las siete y treinta de la noche y aún no se había ido. Había esperado a Noah durante horas y él no había aparecido en ningún momento.

Estaba comenzando a preocuparse cada vez más.

Recogió sus cosas y se levantó. Caminó hasta el inmenso ventanal y se apoyó en la imponente silla del escritorio. Ya había obscurecido y la nieve caía. Miró hacia abajo y todo estaba cubierto. Era la primera nevada. Sonrió con tristeza recordando su infancia. Cuando era niña, siempre observaba desde su ventana la primera nevada del año. Recordaba que siempre quiso jugar sobre ella, hacer ángeles y muñecos de nieve como todos los niños. Era doloroso sólo ver siempre.

Pero, ahora era adulta y las cosas habían cambiado. Al menos un poco.

Salió del bufete luego de despedirse de Melissa y caminó hasta el parque que había en frente. Era un lugar concurrido, por lo que supuso que no habrían problemas. Habían niños corriendo de aquí para allá de la mano de sus padres con enormes sonrisas en sus rostros.

¿Tendría hijos alguna vez?

Por como iban las cosas, dudaba mucho que en algún momento de su vida llegara a ser madre. Pero, eso no quitaba que quisiera serlo en algún momento por muy improbable que fuera. Suspiró y se sentó en uno de los bancos a observar cómo los niños hacían muñecos de nieve.

Una lágrima bajó por su mejilla y una especie de recuerdo llegó a su mente como un relámpago que la paralizó por completo.

Era ella, con un hombre a un lado que le sonreía con dulzura mientras le colocaba una bufanda a un muñeco de nieve. A su lado, se encontraba otra niña que se parecía mucho a ella, pero con cabello rubio; y otros dos niños.

Luego, el hombre sonreía y llegaba una mujer a su lado. Era la que siempre veía en sus sueños... gritándole que volviera con ella.

El recuerdo se detuvo tan rápido como llegó y desconcertándola. ¿Qué significaban esas visiones? 

Caminó hacia la calle y unos minutos después, logró conseguir un taxi. Le dio la dirección que Noah había anotado en el mismo papel donde estaba la clave y llegó al lugar minutos después. Pagó y se bajó rápidamente extrañando al momento el calor reconfortante del interior del automóvil.

Ya en la entrada, ingresó la clave y la puerta se desbloqueó. Entró presurosa con el corazón martilleándole. Suspiró con pesadez y caminó lentamente hasta la entrada evitando resbalarse. Llegó a la entrada con las llaves en una de sus manos y éstas temblaron al oír un sonido extraño detrás de ella. Las llaves cayeron al suelo. Se agachó y las tomó rápidamente. Abrió la puerta, pero, antes de que pudiera entrar, unas grandes y fuertes manos se agarraron a su cintura y la hicieron girar.

Abrió sus ojos rápidamente encontrarse con los profundos ojos de Noah. No podía detallarlo bien, pero notaba la sangre en su rostro y su respiración dificultosa.

—¿Qué te ocurrió?

—Yo...—comenzó a decir, pero no pudo continuar.

—¿Noah?—como pudo, lo zaradeó—. Noah, Despierta...

Lágrimas comenzaron a formarse en sus ojos. Caminó a duras penas con él encima y logró sentarlo sobre uno de los muebles y cerrando la puerta para alejarlo del frío. Rápidamente encendió las luces y ahogó un grito cuando lo detalló en cuestión de segundos. Se acuclilló a su lado y pudo comprobar que su respiración era realmente lenta, cada vez más. 

Amo a éste hombre.

Continue Reading

You'll Also Like

7K 516 35
un rechazo llevo a sajo wataru a renunciar en tratar de enamorar a aika natsukawa, le llego a conocer a fuka sasaki, una amistad lleva a enamorarse...
963K 81.2K 26
Seis años atrás Lucian Novicov perdió el rastro de la única mujer por la cual ha perdido la cordura. Abandonar el negocio de la mafia no fue algo fác...
22.2K 1.8K 13
T/n T/a es un demonio que va a Monster High con sus mejores amigas. Pero, poco sabe ella que todas las monstruitas están enamoradas de ella. ¿T/n se...
13.9K 958 15
Traducciones de Jing Yuan proviene de Tumblr Créditos a las personas de los drabbles, oneshot, etc..