En cuanto entraron en la habitación del hotel, Jackson lo aprisionó contra la puerta y se acercó a sus labios de una forma un tanto ansiosa, pero aquello le gustó al mayor que enseguida colocó sus manos en las mejillas del contrario y sonrió mientras se acercaba hasta unir los labios de ambos y comenzar a besarse.
Sus bocas se movían con ganas, despacio y apasionado, dejando que se humedecieran con la saliva contraria mientras las manos de Mark empezaban a hundirse en los cabellos cortos del menor. Jackson por su parte fue colocando sus manos en las caderas del americano sujetándolo con fuerza, impidiendo que escapara de él.
Al separarse del beso jadeantes para poder tomar una bocanada de aire, se miraron en la oscuridad ya que no habían encendido ni las luces. Jackson subió una mano a la mejilla del otro para acariciársela y le robó un beso más. Mark se dejó encantado.
-Tus besos son mejor de lo que me he imaginado este tiempo –dijo Jackson, pero esta vez en chino.
Mark no se esperaba que le hablaran en aquel idioma y le costó entender todo lo que le dijo, por lo que tardó en reaccionar con una suave risa acompañada de un cariñoso beso en los labios.
-A veces me olvido de que también hablas chino... Pareces americano con tu inglés perfecto.
-En chino a veces sueno más sexy –dijo Jackson riendo y le robó otro par de besos.
-Tú suenas sexy siempre que quieras en el idioma que sea.
Mark encendió la luz y se fijó en que los labios de Jackson ya estaban algo hinchados, supuso que los suyos debían estar igual. El chino le dedicó una divertida sonrisa picarona ahora que podía verlo con claridad. Lo agarró de la mano y tiró de él para que se acercaran a la cama. El americano se colocó en frente de él y lo rodeó con los brazos por el cuello volviendo a besarlo mientras caminaba hacia atrás. Jackson cerró los ojos siguiéndole los pasos y el beso sin saber bien por donde caminaba, solo se agarró a su cintura y se dejó guiar.
Cuando tropezaron con la cama Mark separó rápidamente sus labios de los del menor y abrió los ojos, sujetándose bien al cuello del otro para no caer aunque fue en vano. Jackson lo miró un poco asustado al separar los labios tan deprisa pero perdió el equilibrio junto al mayor y cayeron en la cama. El americano aún podía tocar el suelo con los pies y Jackson seguía de pie, pero apoyando sus manos en la cama quedando muy cerca del mayor.
Se incorporó y al hacerlo, Mark se sentó observándolo con curiosidad y con impaciencia por saber lo que pretendía. Jackson comenzó a desabrochar los botones de su camisa uno por uno. Lo hacía despacio, pretendiendo ser sensual y lo cierto es que lo conseguía, se notaba que tenía experiencia en ello aunque fuera la primera vez con un hombre.
Cuando quedaba a penas un botón, Mark se levantó y lo rodeó hasta quedar detrás de él. Cuando el menor terminó de desabrochar el último, aprovechando que era más alto que él, el americano comenzó a besarle la nuca mientras acariciaba sus costados por encima de la camisa, besos calientes y nada inocentes que a su paso dejaban leves mordidas. Con cada una de ellas, Jackson se estremecía y notaba como su cuerpo, cada vez más caliente, podía tener escalofríos haciendo que su temperatura corporal pareciera una montaña rusa.
Finalmente las manos de Mark llegaron al final de su recorrido por la camisa, los hombros, y una vez allí fueron retirando su camisa mientras su boca besaba la nueva piel visible que quedaba en los hombros, hasta dejar caer la camisa sobre el suelo.
-De todas las veces que he podido imaginar estas cosas contigo, jamás imaginé que pudiera sentir estas cosas –susurró el chino medio embobado con aquellas sensaciones.
Mark sonrió satisfecho y le rodeó con sus brazos hasta colocar las manos en su pecho, dejando una suave mordida en una de sus orejas y escuchando como al menor se le escapaba un suave gruñido, pero del gusto. Sus manos fueron bajando por el abdomen hacia su nuevo objetivo. Una de las manos se detuvo en la zona del ombligo y la otra desapareció durante un instante para reaparecer por sorpresa en la entrepierna dejando que sus dedos acariciaran con suavidad el bulto sobre el pantalón. Jackson cerró los ojos dejando escapar un jadeo pero de pronto la mano desapareció de allí y Mark se separó de él.
El menor, confuso, se giró para saber que ocurría pero una sonrisita traviesa fue lo primero que encontró en el rostro de su novio. Sí, su novio.
Mark colocó una mano en su pecho que subía acariciando su piel en dirección al cuello mientras lo empujaba hacia atrás y dejó que él se sentara suavemente en la cama. Se sentó encima de sus muslos quedando frente a él y le robó un beso, aunque dejó que el chino se quedara con ganas de más porque no quiso corresponderle al beso que iba a darle y luego dejó escapar otra de sus sonrisitas pícaras. Se desabotonó el botón que tenía más cerca del cuello mientras lo miraba directamente a los ojos, con intensidad. Jackson se había perdido tanto en su mirada que no se dio cuenta de que se estaba desabotonando la camisa hasta que se quitó el segundo botón, dejando ver algo de su pecho.
El chino impidió que se quitara más botones porque se lanzó a besar su cuello a la vez que sus manos se hundían en su espalda, ahora era Mark quien cerraba los ojos del gusto que sentía al recibir aquellos besos en una de las zonas más sensibles de su cuerpo. Le molestaba el resto de la prenda así que Jackson apartó su boca de donde estaba y la dirigió a su barbilla, besándola y mordisqueándola mientras desabotonaba el primer botón. Luego Mark bajó la cabeza para que se unieran sus labios y entonces desabrochó el cuarto, el quinto y el sexto dejando la camisa abierta mostrando parte de su torso.
Jackson aprovechando que se había desecho de los botones, dejó que sus manos pasearan por el abdomen y el pecho ajenos, provocando cosquillitas que hicieron estremecerse al mayor y que sus labios se separaran para que entonces fueran sus ojos los que se encontraran.
-No sabes lo mucho que me gustas –dijo Jackson.
Sus respiraciones estaban algo aceleradas, aunque no tanto como sus corazones bombeando como si no hubiera un mañana, provocando que gran parte de sus venas más superficiales estuvieran hinchadas y sus mentes se centraran simplemente en lo que estaba ocurriendo entre ellos.
-No lo sé... pero sé que se parece a lo mucho que me gustas tú a mí –susurró el mayor.
Dejaron que sus narices se rozaran con suavidad durante un momento pero Jackson llevó las manos a su trasero y lo agarró, poniéndose en pie con él encima. Comenzó a caminar bordeando la cama y Mark trató de deshacerse de su camisa, aunque solo logró sacar una de las mangas cuando el menor lo tumbó sin brusquedad.
-¿Tanta prisa tienes por desnudarte?
-Siempre puedes ayudarme –dijo el americano con una sonrisa persuasiva pero con cierto toque angelical, imposible negarse.
Jackson tiró de la otra manga y la dejó caer en el suelo, luego con ayuda de sus propios pies se quitó los zapatos, Mark hizo lo mismo con los suyos lanzándolos fuera de la cama y entonces el menor se colocó con cuidado sobre su chico, quedando sentado en sus caderas admirando aquel cuerpo que en otras ocasiones había visto pero que nunca había sentido tan cerca como en ese momento.
Mark lo dejó observar un rato, así también él podía observar el cuerpo del otro, pero fue poco tiempo ya que sus labios se cansaron de no recibir atención y su cuerpo quería sentir el calor del otro. Tiró de sus brazos para acercarlo y comenzaron a besarse de nuevo, con los ojos cerrados y dejándose llevar con toda la naturalidad.
Fue Mark quien empezó a desabrochar el pantalón del menor y coló su mano entre su bóxer y pantalón para acariciar su palpitante miembro, notó como el otro daba un respingo e inmediatamente después sus manos desabrochando sus pantalones también. Jackson se sentó de nuevo ya que le resultaba complicado hacer la tarea mientras lo besaba y tenía que mantener el peso de su cuerpo sin ayuda de sus brazos así que, más fácilmente para ambos, se quitaron los pantalones. Mark rodó quedando sobre él y le acarició el abdomen dejando besitos en su hombro izquierdo.
-¿Estás seguro?
-¿Cuántas veces quieres preguntarme eso? Aunque la situación sea distinta la respuesta siempre será la misma –dijo Jackson que, aventuradamente, metió la mano debajo del bóxer ajeno para tocar por primera vez un pene que no fuera el suyo propio.
Mark cerró los ojos, casi no le había dado tiempo a sonreír por la respuesta tan bonita que le dio. Se habían visto completamente desnudos pero no con aquellas intenciones, aunque a los dos se les había grabado en la memoria la anatomía del contrario. Jackson seguía manoseando al mayor hasta que este decidió empezar a retirarle el calzoncillo. El chino dejó su tarea para hacer lo mismo hasta que los dos quedaron completamente desnudos.
-Y ahora... –comenzó a decir Jackson.
-Calla... pero hazlo despacio, llevo demasiado tiempo sin hacer esto.
Mark rodó quedando a su lado boca arriba y Jackson comprendió al instante, llevó los dedos a la boca del mayor mientras le besaba su hombro y cuello. Cuando estuvieron suficientemente húmedos los retiró y empezó a estimular su ano hasta meterle el primer dedo. La entrada era notablemente más estrecha a las que él estaba acostumbrado pero sin embargo se sentía más excitado que nunca. Por un momento se preguntó si realmente allí podía caber su pene.
Cuando Mark estuvo suficientemente preparado, él retiró sus dedos y se colocó sobre él, dirigiendo su miembro a su entrada y penetrándolo con mucha delicadeza y algo de miedo, no quería hacerle daño.
Mark gemía, pero era el que marcaba el ritmo, al principio todo era lento y se abrazaban dejándose suaves besos tranquilizadores. Jackson jadeaba dejándose guiar y descubriendo que sentía mucho más placer con él que con una mujer, aunque los dos estaban echando en falta un poco de lubricante.
Poco a poco fueron aumentando el ritmo y cuando parecía que a Mark ya no le molestaba la intrusión, Jackson comenzó a masturbarlo al ritmo al que iban. Los dos gemían, gritaban, se besaban, suspiraban y dejaban hundir sus dedos en la piel contraria, cada vez más fuerte, acorde con el ritmo que llevaban.
No duraron demasiado, los dos habían estado demasiado tiempo sin sexo y apenas quince minutos después se corrieron dejando escapar gritos de placer. Jackson nunca pensó que Mark pudiera llegar a tales agudos con la voz tan grave que tenía. El chino terminó dentro de él, y por el contrario, el americano manchó su mano y su propio abdomen.
Se quedaron inmóviles por unos segundos, casi temblando del placer que tenían. Los únicos movimientos que producían eran espasmos de forma inconsciente hasta que se recuperaron de dicho placer. Poco a poco Jackson salió y se comieron a besos mientras notaban como sus músculos se iban relajando.
Fueron a limpiarse un poco, Mark propuso ducharse pero Jackson prefirió dejarlo para la mañana siguiente. Lo convenció a besos y volvieron a la cama llenándose de caricias y dejando que sus bocas improvisaran tanto con palabras de afecto como con pequeñas muestras de cariño. Esta vez, abrazados, se quedaron dormidos sin sentir aquella tensión, eran ellos sin reprimir sus sentimientos.