Hawa: Debemos salir a flote |...

By meg-books

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COMPLETA - PRONTO EN LIBRERÍAS. Tras los intensos acontecimientos que han ocurrido últimamente, Audrey recibe... More

Sinopsis
❄ Preludio ❄
Capítulo 1
Capítulo 2 (Parte 1/2)
Capítulo 2 (Parte 2/2)
Capítulo 3
Capítulo 4 (Parte 1/2)
Capítulo 4 (Parte 2/2)
Capítulo 5 (Parte 1/2)
Capítulo 5 (Parte 2/2)
Capítulo 6 (Parte 1/2)
Capítulo 6 (Parte 2/2)
Capítulo 7
Capítulo 8 (Parte 1/2)
Capítulo 8 (Parte 2/2)
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12 (Parte 1/2)
Capítulo 12 (Parte 2/2)
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19 (Parte 1/2)
Capítulo 19 (Parte 2/2)
Capítulo 21
Capítulo 22 (Parte 1/2)
Capítulo 22 (Parte 2/2)
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25 (Parte 1/2)
Capítulo 25 (Parte 2/2)
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28 (Parte 1/2)
Capítulo 28 (Parte 2/2)
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33 (Parte 1/2)
Capítulo 33 (Parte 2/2)
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36 (Parte 1/2)
Capítulo 36 (Parte 2/2)
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41 (Parte 1/2)
Capítulo 41 (Parte 2/2)
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44 (Parte 1/2)
Capítulo 44 (Parte 2/2)
Capítulo 45 (Final)
Top 15 Comentarios + Agradecimientos
Tercer libro: Gea + Avisos
¡Concurso!

Capítulo 20

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By meg-books

Creo que nunca corrí tan rápido por el Gremio. Hago el recorrido de forma tan automática que me sorprendo a mí misma una vez que llego a la oficina de Kendrick. Golpeo la puerta unas seis veces pero nadie me atiende. Sin perder el tiempo, vuelvo sobre mis pasos y me voy corriendo hacia las escaleras. Hago todo el viaje hacia el vacío pasillo donde se encuentra la habitación de Fénix. Cuando golpeo como una maniática, de nuevo, me doy cuenta de que no hay nadie aquí.

Sin pensarlo realmente, miro hacia abajo y noto aquel reflejo con efecto de arcoíris deslizarse por mis pies. Maldigo en voz alta, aunque aquí nadie puede escucharme, y me doy media vuelta con el corazón ya acelerado. No encuentro otra alternativa que ir hacia mi dormitorio. Al llegar al piso de chicas, me encuentro con un poco más de gente a la que había visto al llegar. Saco las llaves del bolsillo trasero del pantalón y agradezco no tener que volver a golpear una puerta.

No me he detenido a escuchar si había alguien adentro, por lo que me asombro bastante al entrar a la habitación.

Marshall es el primero que comenta algo al verme tan agitada.

—Vaya —exclama—, ¿pero de dónde vienes?

Me enfoco un poco más en el espacio. Él está sentado en la cama de Ashley junto a ella, Jota está sentado en la punta de la mía, y Fénix está a un lado, apoyado contra la pared. Me mira con el ceño fruncido y entonces me doy cuenta de lo sospechosa que me veo. Cierro la puerta y me vuelvo a guardar las llaves, esta vez con movimientos más tranquilos.

—¿Qué hacen todos aquí? —pregunto al voltearme.

—Kendrick acaba de soltarnos.

La voz que proviene desde mi derecha me provoca un pequeño sobresalto. No me había percatado de que Elliot se encuentra parado en la esquina, detrás del perchero.

Cuando me concentro en lo que dice, dirijo mi mirada hacia Fénix inconscientemente.

—¿Qué les ha dicho? ¿Qué sucedió?

¿Habrá hallado al culpable? ¿O habrá tomado a cualquiera de los tres para culpar a alguien y tranquilizar un poco a la gente del Gremio? No lo sé, no creo que sea capaz de inculpar a alguien inocente, ¿o sí?

—Nada sucedió —responde Ashley tras un resoplido—, no tienen pruebas de nada. No sé por qué los mandaron a llamar tan rápido.

—Porque quieren solucionarlo rápido —interrumpe Jota—. ¿Has visto lo paranoicos que se han vuelto algunos? No es nada fácil ver un... accidente como el que ocurrió con Daniel Browford. Deben calmar un poco la situación...

—¿Y se supone que deben calmarla cuestionando a la primera persona que se les cruce? —Elliot avanza unos pasos, y puedo notar en sus ojos saltones el enojo que siente.

—Yo no he dicho eso... —trata de explicar Jota.

—¿Y al menos les han explicado por qué los llamaron a ustedes? —pregunto.

—Sí, por culpa de la imbécil que entró a mi cuarto —farfulla Marshall—. Les pareció raro que yo me anduviera por estos pasillos tan tarde. Y, ¡oh, qué suerte la mía! Justo unas horas antes de que pasara lo de Daniel.

Mientras Marshall se queja, observo cómo Fénix agacha la mirada y se queda viendo el suelo.

—Al menos fue algo —interrumpe Elliot—, a mí me llamaron sólo por tratarse de mí.

—¿Al menos fue algo? ¡Es peor que tengan algo que usar como excusa! —exclama Marshall.

—¿Sólo por ser tú? —pregunto, interrumpiendo las quejas de Marshall. Me parece raro que sólo sea por eso.

—¡Danna habrá sido! —Grita él— Sólo porque hemos tenido algunas peleas y porque dudé cuando nos reunió en la entrada y habló sobre el destrozo de las oficinas.

—Danna no te habrá inculpado sólo por eso —la defiende Jota.

—Estoy segura de que ella sólo se encargó de llamarlos en el anfiteatro, nada más —aporta Ash—. Está bajo las órdenes de Kendrick.

—¿Ah, sí? —Elliot da unos pasos más, adentrándose en el centro— Entonces, ¿por qué diablos me llamaron sin tener pruebas, eh? ¿Sin tener siquiera una excusa, o una certeza de que no me encontraba en mi habitación esa noche? —Marshall lo mira con los ojos entornados y fríos, y entonces Elliot titubea— ¡No soy el único! ¡A Fénix le han hecho lo mismo!

Sólo entonces Fénix levanta la mirada. Se queda inexpresivo, pero los ojos verdes se clavan en Elliot y no se despegan de él.

—A ti también te inculparon sólo por ser tú, ¿no es así? —Continúa Elliot— Pero si ya lo tienes procesado; sabes que sospechan de ti por el sólo hecho de que te escapaste y de que no te confían tanto.

Me quedo esperando a ver cómo reacciona. ¿En serio lo han llamado sólo por eso? ¿A pesar de que ha cumplido y me ha convencido de formar parte de los Hijos de Ignis?

Después de un silencio, provocado por la ausencia de respuesta de Fénix, Ashley baja la pierna que tenía cruzada y mira a Elliot.

—Bueno, suficiente —interfiere—. No es necesario que nos pongamos a llorar. No les han hecho nada, y nada le harán. No hay pruebas para ello.

Elliot y Marshall se tranquilizan un poco, o al menos intentan hacerlo. Yo me quedo todavía observando a Fénix. No, no es suficiente. Y pienso hablar con Kendrick al respecto. Será mejor que aproveche mi situación y la use para defender a Fénix. Si van a mantenerlo aquí y seguirán dudando de él, pueden irse olvidando de que me seguiré quedando en este lugar.

—¿Y tú que anduviste haciendo?

Reacciono cuando noto que Jota me habla, cambiando de tema.

—Fue a terminar unas cosas de la escuela —responde Ash por mí, mientras rueda los ojos. Supongo que no le interesan mucho los colegios.

—Sí... hablando de eso...

Me callo cuando veo a Elliot de nuevo. Tenía planeado contarles lo sucedido en el bosque y lo que pienso hacer, pero Elliot no estaba incluido. Incluso creo que Marshall tampoco, pero en este momento los tengo a todos reunidos y debo aprovechar que estamos solos.

Me parece que Fénix nota mi incomodidad, porque aparta la mirada de mí y la clava en Elliot.

—¿Recuerdan que... —comienzo, ignorando su presencia. Tampoco es que vamos a confesar con Fénix que entramos al ático y que todavía tenemos las llaves— Fénix y yo estábamos buscando información de nuestros padres?

Ashley asiente con la cabeza, tal vez aliviada de que cambiemos el tema, y Jota confirma que sí, bastante interesado. Marshall es el único que lo sabe y queda en silencio, ya que Elliot no aporta nada por el hecho de desconocer el asunto.

—Estaba volviendo en coche, por el bosque —prosigo—, cuando el auto se sacudió y tuve miedo de haber pinchado la goma. Salí para comprobar que todo estaba bien, y entonces sentí... algo. Lo mismo que he sentido en alguna otra ocasión en presencia de un hawa. Un escalofrío extraño que me heló la piel.

Todos me miran bastante interesados o asombrados, pero la mirada de Fénix es diferente.

—Me topé con una pequeña casa construida entre los árboles, y estoy segura de que había alguien adentro...

—¿Te acercaste a un hawa? —inquiere Fénix.

Su voz es una mezcla entre una reprimenda y preocupación que hace fruncir el ceño de Ash. Ella lo mira, como si no entendiera por qué se inquieta tanto.

—Estaba lejos —respondo rápidamente—. No me vio, no me sintió; estaba dentro de la cabaña.

—¿Eso fue cerca del Gremio? —pregunta Jota con un deje de intranquilidad.

—No, no es por aquí. Es un camino en las colinas, pero alejado del barrio —antes de que alguien pueda preguntarme qué hacía ahí, añado—. Volvía de encontrarme con mi amiga, Ebby.

—¿Y qué tiene de especial ese tipo que viste? —inquiere Marshall con ojos entornados, mostrándose de repente más atraído al tema.

—Que estaba solo —concluyo. Fénix se despega por fin de la pared y se acerca un poco al grupo—. Sé que estaba solo, lo sentí, y no hay nadie que viva en esa zona. Entonces pensé... que podríamos hacer algo con ello.

Jota enarca una ceja, pero la expresión de Fénix cambia.

—Pensaste en algo —murmura, casi como si se le estuviera por escapar una leve sonrisa.

—Pensé que, nosotros, podríamos ir y... quitarle algo de información.

Los ojos de Ashley y de Fénix brillan de una forma que me inquieta un poco. Marshall sigue con la misma cara pensativa, pero Jota se estremece.

—¿Piensas interrogar a un pobre hombre que vive en las colinas? —pregunta apenado. Lo que más me afecta, en realidad, es la mirada que me dirige; como si nunca hubiera esperado algo así de mí.

—Si los hawas fueron los que acabaron con mi padre y con los de Fénix, debe saber algo —cuestiono—. Lo que sea; el mínimo dato. No tendremos otra oportunidad de toparnos con un hawa así de fácil y así de regalado. ¡Está viviendo solo en una zona deshabitada!

Cuando paso la vista por cada uno de los ignisios, me topo con la de Fénix. Sonríe de una forma que me pone de los nervios, pero me gusta.

—¿Y qué piensas hacer, exactamente? —pregunta Marshall.

—Que entremos y lo hagamos hablar —responde Ashley por mí. Suena menos macabro viniendo de ella, por alguna razón.

—¿Estás segura de que estaba él solo? —añade él, como si ignorara el comentario de Ash. Estoy a punto de responder, pero me opaca— Tal vez no viste a nadie más. ¿Pudiste sentir otra esencia? ¿O al menos la presencia de un mundano?

Parpadeo.

—No. No lo sé, yo...

Marshall se pone de pie.

—Si quieres hacer esto, tienes que estar completamente segura. Nadie más debe estar ahí y mucho menos estar al tanto de lo que vamos a hacer. Incluso la presencia de un mundano puede hacer que todo se vaya al infierno.

Me quedo en silencio, sin saber qué responderle. Él espera un poco y deja salir un resoplido.

—Yo iré con ustedes —concluye—. Yo podré asegurar si hay alguien más y así evitar problemas —yo asiento con la cabeza, y entonces Marshall se acerca demasiado a mí, casi para hablarme a susurros—. Podré saber si hay alguien más, una persona normal, pero la única que podrá cerciorarnos de que no hay más de un hawa, sólo eres tú.

Los Hijos de Ignis pueden sentir esencias de otros ignisios, y los hawas pueden hacer lo mismo con los suyos. Ambos pueden llegar a sentir la mía, pero sólo yo puedo sentir las de ambos. Depende del momento, de su estado y de su energía, pero puedo hacerlo.

Y sólo Marshall es uno de los pocos ignisios que pueden presenciar mundanos.

—Entonces, ¿te unes a nosotros? —pregunto en voz baja.

No despego los ojos de los suyos. Marshall se muerde el interior de una mejilla y se gira para ver a los demás. Como si Marshall Frey necesitara de la aprobación de otros para hacer lo que quiere.

Fénix y Ashley asienten, pero Jota duda un poco. Se nota que no le cae demasiado bien. Al fin y al cabo, termina aceptando que podremos necesitarlo.

—Oigan —interrumpe Elliot después de haber estado un buen rato sin halar—, probablemente todo esto no estaba incluyéndome a mí —vacila—, pero, si lo necesitan, puedo quedarme aquí y comprobar que nadie intente buscarlos, al menos.

—Gracias —digo yo, aunque la voz me sale un poco tensa.

—Yo creo que deberíamos decirle a Danna —suelta Fénix.

Elliot lo mira, volviendo a alterarse.

—¿Estás loco? Lo primero que hará será decirle a Kendrick.

—No —replica él, casi sin darle importancia—, la conozco. Y ella conoce mis ganas por descubrir esta información. Sé que podrá ayudarnos.

Luego de que Danna los llamara por sospechar de ellos, dudo que así sea. Pero es cierto que no fue ella quien los culpó, sino los líderes, que le dieron la simple tarea de mencionar sus nombres en el anfiteatro. Todavía recuerdo la mirada dolida y trastornada que tenía cuando los llamó.

—No creo que el hecho de que nos vayamos un día a ver a un hawa sea motivo de contárselo a Kendrick —comenta Ash con indiferencia—. Después de todo, ¿cuántas veces hemos tenido encuentros con hawas? Al Gremio no le importa, siempre y cuando no lo involucre y no ocasione problemas.

—Yo hablaré con ella —concluye Fénix—. Iré viendo cómo reacciona y decidiré si decírselo o no. Estoy seguro que podrá ayudarnos con algo si acepta.

Sí, quizás pueda distraer la atención de los líderes. No me sorprendería que se extrañaran por no tener a la vista a Fénix, a Marshall y a mí al mismo tiempo.

—De todas formas, creo que debemos esperar —comenta Jota—. Asegurarnos de quién y cuántas personas hay en esa cabaña, y esperar un poco de tiempo. Ahora se realizará la iniciación de los novatos.

Me pongo tensa en cuanto lo oigo. ¿Al fin Kendrick organizará la iniciación? No sé si habrá sido porque ya han ingresado todos los novatos o porque yo lo amenacé con irme si no se llevaba a cabo pronto.

—Después de la iniciación siempre hay una festividad —añade Ash—. Esa fiesta mediocre para «celebrar el ingreso de los futuros Hijos de Ignis» y hacerlos sentir especiales.

—Ahí podremos ir —dice Fénix—. Nos quedamos un rato, y para el atardecer, cuando todos salen al patio, ya nadie se enterará si alguien hace falta.

Me dan ganas de sonreír. Por fin podremos saber algo más y, además, fue mi idea. He hecho algo bien; se me ha ocurrido algo que puede servir.

El hecho de que ideemos un plan juntos también me hace sentir bien. Me hace sentir más que soy parte de ellos.

—Me parece bien —opina Elliot, como para decir algo. Pasa frente a mí y sale por la puerta luego de decir que quiere descansar un rato.

—Yo también quiero descansar —dice Ashley. Todos se quedan sin hacer nada, y entonces ella los mira a cada uno—. Que es mi habitación. Vamos, lárguense.

Jota se levanta pesadamente, y sale del dormitorio luego de saludarnos. Ash se despereza sobre su cama y, cuando Marshall pasa por mi lado, me toma suavemente del brazo y acerca su boca a mi oído.

—Si quieres evitar tener complicaciones en situaciones como esta, deberás aprender a presentir tú sola. Yo no estaré para siempre.

Cuando se aleja un poco de mi espacio personal, añade con voz más alta:

—Veme mañana, tal vez podamos comenzar.

Cuando sale al pasillo, lo único que queda para llamar mi atención es la mirada concentrada de Fénix. Mira al pasillo y vuelve a verme a mí antes de irse. Sé que no le gustan ciertas actitudes de Marshall.

—Buen plan, Audrey. Hallaremos algo importante.

Lo dice en un tono un poco seco. Sonrío y lo saludo, antes de percatarme de que Ashley también me mira de forma extraña y quisquillosa.







***

Hola, amores míos. Volví del inframundo. Ahora tengo más tiempo libre, aunque debo seguir estudiando. Les cuento que también tardé un poco porque me puse a planificar los capítulos hasta el final, para que quede todo coherente. Ahhh, si supieran lo que traen los capítulos finales! 

También estoy armando la estructura de Gea y de Sivenia (la nueva novela que comenzaré a publicar, pueden ver la sinopsis en mi perfil), armando como un resumen de todo para organizarme. Yyy también he estado haciendo su booktrailer, que está quedando bastante lindo. 

¡Saludos, gracias por todo y espero les haya gustado! ¡Se vienen sorpresas intensas! 

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