Lia: Problemas de una chica n...

By sighcarIos

827 182 70

¡Hola! Mi nombre es Lia, soy una adicta a la moda y vivo en Nueva York, una de las capitales más grandes del... More

Prólogo
Capítulo 1: ¿No es suficiente?
Capítulo 2: La reunión.

Capítulo 3: Arduas pruebas...

112 29 12
By sighcarIos

"El lujo es una necesidad que empieza cuando acaba la necesidad"

Coco Chanel.

------

—Ya te puedes retirar, si deseas.

Sólo me dió el tiempo exacto para retirarme de aquel sitio, al cual tanto añoraba pertenecer. Sentía una inmensa necesidad de estar ahí, y demostrar que era capaz de hacer cualquier cosa. No sólo sería magnífico probar mis aptitudes, sino demostrarle a todos aquellos que no creyeron en mí, que logré superar todos los obstáculos que se interpusieron en mi camino.

Después de aquel ultimátum de Miranda, me fui directamente a mi departamento, necesitaba procesar todo lo que había sucedido.

Reflexioné, y fué muy estúpido de mi parte pensar que no podía ser suficiente para el puesto de trabajo o para atravesar las pruebas que me pondrían. ¿Si es algo que tanto necesito por qué me rendiría? ¡No!

No podía dudar ni un segundo más.

Una de las cosas que definitivamente no tuve duda en hacer fue llamar a Rachel. Fué un poco agridulce de mi parte realizar aquello; tenía que renunciar al trabajo. Gracias a Dios, ella comprendió mi situación. Y claro, como toda buena amiga me brindó su apoyo y me dió mucho ánimo. Por otra parte también me advirtió que si las cosas no salían bien, siempre tendría un lugar en Rachel's.

***

6:45 am.

Me removí en el incómodo sofá que tenía en mi sala. No tenía ni la más mínima idea por qué me dormí acá y menos sabía la razón por la cual mi espalda me dolía tanto.

Soné mi cuello, empujando mi nuca a la izquierda y luego a la derecha, para así aliviar un poco la incómoda sensación.

Tengo el pequeño presentimiento de que hoy será un día muy ajetreado. Mi cerebro no me deja en paz, haciendo énfasis en la misión que tenía que cumplir el día de hoy.

Intuyo que desde que dejé mi hogar—a mi pesar—, mis padres no han dejado de pensar en mí. Sé que no pude otorgarles lo que ellos querían, nunca fue mi intención alejarlos. Quise que estuvieran orgullosos de mi, que fueran felices. Todo hijo desea eso para sus padres, ¿no?

¿Pero dónde queda mi felicidad?

Estamos tan acostumbrados a complacer a los demás, a saciar esa necesidad de ser suficiente.

Lo que nunca me di cuenta es que no tengo que probarle nada a nadie. Sí, yo soy suficiente, y mucho más. Si pongo mi felicidad y mi bienestar primero—aunque suene egoísta—, puedo contagiar aquel sentimiento que tantos buscan.

Debería dejar de indagar tanto en mis pensamientos

Tengo que elegir el atuendo perfecto para hoy.

Tenía pensado algo más conservador. ¿Quizás un vestido? Sería perfecto

¿Y si en realidad quiero optar por algo conservador? Sólo bromeaba, yo soy todo menos eso.

Indagué entre los pocos vestidos que guardaba, y encontré el indicado. Un Carolina Herrera, el cual adquirí hace un par de meses. ¿En dónde? En una ganga, a 266$.

Ni se les ocurra pensar que gastaría miles en un simple vestido. Me tomaría cinco sueldos poder comprar uno. Aunque la primera vez que lo vi, sabía que era mío. Es de un elegante color negro, con pequeños encajes de color dorado. Me quedaba a la perfección. Me hacía ver más ¿seria?

Mi teléfono sonó, haciendo que me volteara rápidamente y cogiera la llamada.

—Hola—era Emily, presentía una pizca de entusiasmo en su voz—. ¿Cómo estás?

—Hey—dije emocionada— Muy bien, ¿y tú? ¿Alguna noticia?

—Todo bien por acá, bueno por mi parte—escuché una larga risa—Miranda te quiere en la oficina en 20 minutos—cammbió su tono de voz, ahora más serio—sino no te dará tu primera oportunidad, según ella.

¿Qué? ¡¿20 minutos?! ¡Ni me he alistado totalmente!

—Dile que en 20 minutos estaré allí—dije finalmente, colgando.

Agarré el vestido de un tiro, poniéndomelo rápidamente. Busqué nuevamente en el closet unos zapatos que combinarán a la perfección.

Escogí unos tacones negros.

Pareciera que fuera a un funeral, o mejor dicho, mi propio funeral. Porque estaría muerta si no lo logro.

Tomé todo mi maquillaje disperso sobre mi cama, la cual parecía de locos. Y un par de dólares para pagar el taxi.

Miré el reloj.

Me quedan 15 minutos.

Salí fugaz de mi apartamento, tratando de no caerme.

En cualquier otra situación hubiera preferido caminar, era algo "ahorrativa".

Di un par de pasos más hasta la acera, un taxi se acercó a mí.

—Para Fashion Mile's, por favor.

Observé a través del espejo retrovisor. ¡Mi fucking cara! Parecía un muerto en vida, demacrada y pálida. El maquillaje sencillo era algo esencial en mi rutina y ni para eso me dio tiempo.

¡Bravo Lia! ¡Eres una máster en olvidar cosas!

Menos mal traje maquillaje.

Me arreglé la cara en cuestión de segundos. Volví mi vista hacia el retrovisor de nuevo, ahora si me veía decente. El que no me veía bien era el conductor.

¿Y a éste bicho que le picó?

—Ya veo porque vas a Fashion Mile's-tenía voz de viejo verde—¿Acaso temes ser una de las constantes víctimas de Miranda? ¡A esa vieja sólo le gusta crear rumores y ser el centro de atención!

Inhala, exhala, Lia relájate, inhala, exhala...

—Mire señor—vociferé en un tono demandante— ésta criatura me quería sacar de mis casillas—Primero, no sé quién se crea usted para hablar a alguien que ni conoce. Segundo, su trabajo es llevarme al sitio que le pedí, no tiene porque estar comentando nada—definitivamente me estaba descargando—Y tercero, ¡jódase!

Afortunadamente el tipo no se inmutó y habíamos llegado al majestuoso edificio. No quería pasar ni un segundo más allí.

—Tome su estúpido dinero—me miró perplejo.

Justo antes de acercarme a la entrada, el tipo gritó:

—¡Niña maleducada! ¡Me las pagarás!

No se me ocurrió una mejor respuesta que sacarle el dedo del medio.

Ya canalice todas mis energías. Mi aura está en control. Llegué temprano, todo bien por ahora. Tengo que seguir así.

¡Estaba jodidamente nerviosa! Mi propia mente se trababa pensando.

De pronto caminé hacia el pasillo principal, el cual esta vez conocía un poco más, no me perdería. Dejé de moverme cuando Emily asarada se paró enfrente de mi.

—¡Te quedan 4 minutos!—habló exaltada—Miranda te espera en su oficina arriba, tercer piso. Te deseo buena suerte.

—Gracias, no sé cómo pagarte—sonreí.
Ella asintió, empujándome a donde se encontraba el ascensor.

Marqué el 3 en el panel de números.

1...

2...

3...

Las puertas se abrieron. Pude percibir un agradable aroma a rosas y ¿canela, quizás? Era muy reconfortante.

Todos mis sentidos estaban a flote en estos momentos.

Mi vista se posó en la puerta que se encontraba a unos metros, donde de seguro se encontraba mi futura jefa.

Eso ansio.

Di dos toques a aquella puerta.

Esperé.

—Pase.

Y sí, efectivamente era Miranda. Se encontraba leyendo lo que supongo yo era una revista de moda.

Se quitó sus lentes y dirigió si vista hacia la puerta, o a la persona que se encontraba ahí.

Yo era esa persona.

—Hola—su tono era neutro, quizás no quería que notara ninguna emoción en ella-Te he estado esperando.

—Hola Miranda—le sonreí—Disculpa la tardanza—ella me observó, alzando su ceja izquierda, tomé asiento.

—No llegaste tan tarde, si hubiera sido así...—hizo una pausa—Lo que importa es que estás aquí. Y tengo algo para ti.

De Miranda se podría esperar cualquier cosa.

—¿Qué cosa necesitas?

—Iré al grano—me miró fijamente—Para estar en mi empresa, no sé si lo sabes, pero tienes que tener un gusto impecable. Y que mejor ocasión para probar tu sentido de la moda si remodelas mi oficina.

Pueda que tenga un buen sentido de la moda y sepa sobre el tema, no tengo la menor duda. Pero, ¿decoración? ¡No!
No sabía los gustos de Miranda.

—Lo acepto—traté de sonar firme.

—Tienes tres horas—miró su reloj—A partir de ahora.

Salí como un cohete, no sin antes sonreírle a Miranda.

***

¿A dónde iria?

¿Soho? Es una de las mejores zonas y tienen las tiendas de diseños más prestigiosas y concurridas por la "clase alta".

Sí, definitivamente era la mejor opción.

Había un sinfín de negocios; restaurantes cinco estrellas, los famosos eran sus típicos clientes; tiendas como Oscar de La Renta y otros diseñadores de su talla; ni que fuera millonaria compraría allí. Agradezco que Miranda no me haya dado límite presupuestario.

Me fijé en una tienda que llamó mucho mi atención Luxury Design's.

Su exterior era totalmente color plata, con pilares que parecían tener incrustado oro y unas pantallas HD sobre ellas.

La campana sonó, anunciando mi llegada.

—¿Buenas?—no se encontraba nadie a plena vista.

—Buenas tardes señorita—se acercó hasta mi un hombre joven, le calculo unos 22 años. Portaba un traje muy elegante.

—Buenas tardes, busco inmuebles para Fashion Mile's. Específicamente para su presidenta Miranda Smith—mi tono era relajado—¿Qué me recomienda?

—Oh—no se inmutó a decir nada más, pareciera que se guardara algo—Venga por acá, tenemos variedad para todos los gustos.

¿Que le podría gustar a Miranda?

Mhm, a ver... Que recuerde, su oficina tenía en su mayoría colores neutros. Sus muebles eran negros, blancos y de metal. Todo muy elegante pero sencillo, además poseía algunas estatuillas asiáticas y cuadros de los más prestigiosos pintores.

Creo que ya tengo una pequeña idea. Traje una lista conmigo para comprar hasta lo más mínimo, lo cual puede hacer una gran diferencia.

Observé de forma detallada cada rincón de la tienda. Exhausta, escogí lo más adecuado.

Mueble de dos plazas, negro y blanco√

Espejo de cuerpo completo, de color dorado √

Juego de escritorio con su silla, de madera oscura √

Cuadros de pinturas abstractas, de distintos autores √

Tres cómodas negras √

Variedad de estatuillas asiáticas y de medio Oriente √

Le entregué mi lista a la cajera. Cuando me dijo el precio total sentí que se me cayó la quijada de la impresión.

Su total es de: Trescientos cuarenta y cinco mil seiscientos noventa y dos dólares.

Le tendí la tarjeta.

—¿Desea factura personalizada?

—Sí, por favor.

Ella me entregó la factura con la tarjeta.

—El camión de entregas la espera afuera—sonrió.

—Gracias—le sonreí de vuelta.

Salí de la tienda y un camión enorme con las siglas de la tienda esperaba en la acera.

—¡Móntese!—dijo un hombre mayor desde el asiento del copiloto.

No sé si ese era su tono natural o estaba enojado. ¿Qué mierda pasa con el humor de la gente hoy? ¡Odio que la paguen conmigo!

Tomé asiento y el me miró expectante.

—Ya sé su dirección—se atrevió a decir.

—¿Entonces para qué me mira así?—respondi de mala gana.

El tipo no volvió a decir nada, lo cual agradecí. Arrancó de un tiro, me tuve que sostener de la ventana que se encontraba a mi derecha.

—Maneje con cuidado, por favor.


Pasaron 20 minutos, los cuales me estresaron mucho. Habíamos llegado, y revisé la hora para saber cuánto tiempo me tardé, ya que sólo tenía tres horas.

¿Qué? Me restaban 10 minutos. ¿Por qué jamás me daba tiempo?

—Señor ya me tengo que bajar. ¿Podria subir las cosas?

—Primero págueme—dijo de mala manera.

-Pero yo no tengo dinero—le advertí—Pensé que eso venía con la compra.

—Pues no—,movió su cabeza de lado a lado—El transporte es un monto a parte.

Suspiré.

—Está bien.

Entré a la empresa, buscando a Emily para que me ayude. ¡No puedo sola!

Por milagro, la vi pasando al frente de mi. La llamé.

—Hey—le susurré, ella se acercó a mí de forma cautelosa—Tengo que pagar el transporte de las cosas que me pidió Miranda, necesito que me hagas una factura.

—Está bien—Emily aceptó—Sal y espérame afuera.

Le hice caso y volví a salir. El tipo del camión aún se encontraba, parece que no le gusta esperar.

Había un gran flujo de personas en la calle a esta hora, era mediodía. Muchas personas en un mismo sitio me estresan, tengo que calmarme.

El calor empezó, el bullicioso hablar de las personas que pasaban a mi lado y la presión de querer cumplir todo a la perfección empezaban a causar estragos. Sentía la mirada pesada. Las piernas se me empezaban a debilitar y el aire me faltaba.

Di un par de pasos para buscar apoyo, me tambaleé y todo se volvió negro...




Continue Reading

You'll Also Like

388K 18.9K 48
Una historia que promete atraparte desde el principio hasta el final. Camila es una chica humilded, Ignacio Besnier es el heredero de un imperio empr...
730K 51.2K 65
Emilia Matthews es una amante jugadora del fútbol, no piensa en otras cosas más que en entrenar y ganar sus partidos, en su vida no importa otra cosa...
98.5K 5.5K 157
Valentina una chica con una vida normal hasta que el divorcio de sus padres cambiaría su vida por completo volvería los próximos años en los peores d...
68.8K 4.2K 15
LIBRO TRES DE LA SAGA ÁMAME. Summer ha estado enamorada de Nikolai desde que tiene memoria, ella siempre ha estado consciente de que nunca pasaría a...