TIMOS, eso es en lo único que pensaban los alumnos de 5º curso cuando pasaban las vacaciones de Navidad. Pero Darcy era una excepción. Desde que le dijeron que Arthur había desaparecido, su cabeza no paraba de dar vueltas. Días después de Darcy enterarse de la noticia, Harry soñó que atacaban al señor Weasley en una puerta misteriosa del Ministerio. Voldemort andaba detrás de todo eso, el cuarteto de oro tenía esa corazonada. Por suerte, Arthur fue llevado a San Mungo y se recuperó para Navidad. Los cuatro amigos pasaron las Navidades en Grimmauld Place con los Weasley y Sirius tranquilamente, pero la vuelta a Hogwarts no lo fue tanto. Dumbledore temía que Voldemort controlase Harry por lo que mandó a Snape a darle clases de Oclumancia que, por lo que Harry les contaba a sus amigos, parecía que no le iba muy bien.
En cuanto a Darcy, su papel en Hogwarts ahora era más importante. Tenía que proteger a sus amigos y vigilar a Umbridge y el Ministerio. Era duro para "estar" en tres sitios a la vez: Hogwarts, La Orden del Fénix y El Ministerio de Magia. Y más aún aguantar las dudas de los demás que, siempre que volvía de alguna misión, le decían <<Eh, Darcy, ¿dónde estuviste?>> y era insoportable. Más aún era que no la pillaran con el ED o con Draco...
- Recuerda, Alerta permanente. - le recordó Tonks antes de subir al tren de vuelta a Hogwarts.
- Avisarme de cualquier cosa ¿Sí? - le dijo Darcy nerviosa. - Por favor.
- Tranquila. - le susurró acariciándole la cara. - Toma, esto es de Canuto.
Darcy tomó la carta que le tendió Tonks y subió al tren junto con su baúl. Buscó a sus amigos entre los distintos compartimentos mientras guiaba su baúl por los pasillos. De repente, algo pilló su capa y se cayó al suelo de espaldas.
- ¿Estás bien Dar? - le dijo Ron saliendo del compartimento de delante y ayudándole a levantar.
- Auch... Creo q sí. - le dijo dolorida.
Se dio la vuelta y vio a Draco riéndose junto con su pandilla de Slytherin. Les miró con odio y entró en el compartimento con Ron quien, para su sorpresa, estaba solo.
- Como pille a Malfoy y su pandilla se van a enterar. - dijo con asco.
- Tranquilo Ron, estoy bien. ¿Por qué estás solo? ¿Y Harry y Hermione? - le preguntó extrañada.
Ron le contó que se habían ido a avisar a el resto del ED sobre los nuevos entrenamientos y que tardarían en volver. Darcy se acomodó en su asiento, tomó la rana de chocolate que le tendió Ron y abrió la carta de su tío.
Querida Darcy:
Siento no habértelo dicho en persona, pero necesitas saber esto. Estate atenta a todo lo que diga Harry, cualquier cosa, cualquier sueño que os cuente. Puede salvar vidas. Aunque el crea que son locuras, pueden ser totalmente ciertas. Cuidate mucho cariño.
Te quiere, Canuto.
Darcy leyó la carta nerviosa y la guardó nerviosa. Ron observó todos los movimientos de su amiga y decidió no preguntar, se notaba que era privado. Siguieron charlando de cosas sin sentido hasta casi llegar a Hogwarts. Harry y Hermione todavía no habían aparecido. Los dos amigos se pusieron los uniformes y esperaron a llegar a Hogmade. Cuando divisaron la estación, bajaron sus cosas hacia las carrozas. En ese momento, apareció el resto del cuarteto de oro.
- ¡Dar! Pensamos que te habías escaqueado. ¿Por qué no viniste con el resto de la Orden? - le preguntó Harry.
- Me entretuve con Tonks. Siento haberos preocupado chicos. - se disculpó Darcy. - ¿Alguna novedad sobre... Bueno, ¿ya sabéis? ¿Qué habéis decidido?
Pero Hermione y Harry no pudieron responder ya que dos alumnos de Ravenclaw se subieron a su carroza. Llegaron a Hogwarts muy cansados, cenaron con pesadez y pronto se fueron a la cama. Hermione y Darcy estaban solas en su habitación ya que Katie Bell, Parvati Patil y Lavender Brown se habían quedado en la Sala Común, por lo que charlaron tranquilamente.
- ¿Estuviste con Ron todo el viaje? - le preguntó Hermione mientras se ponían los pijamas.
- Sí, no vino nadie en todo el trayecto. - le respondió Darcy quitándose la capa.
Hermione miró la capa de la joven con los ojos muy abiertos.
- ¿Qué ocurre Herms? - le dijo preocupada.
- Dar, tu capa... ¡Está rota! - le respondió alarmada.
Darcy cogió su capa y la observó. Efectivamente, la parte de abajo estaba rasgada. Pensó donde se lo podía haber hecho y rápidamente cayó en la cuenta: Draco y compañía.
- Lo mato. - masculló Darcy entre dientes.
Explicó a Hermione el encontronazo que tuvieron con Draco en el tren, lo que explicaba la raja de su capa. Estuvieron hablando de todo un poco ya acostadas hasta que Hermione se quedó dormida. Darcy seguía despierta en su cama mirando al techo pensando en el por qué Draco le hizo eso cuando se supone que hicieron las paces. El ruido de algo en la ventana le hizo salir de sus pensamientos. Una gran lechuza marrón bellísima picoteaba el cristal para que lo abriesen. Darcy se levantó, se puso sus gafas y abrió la ventana. La lechuza le tendió una pequeña nota y se fue. La muchacha se sentó en su cama y abrió la nota intrigada.
Siento lo ocurrido antes en el tren.
No fui yo, fue Goyle. Espero que no te haya ocurrido nada.
¿Sigue en pie lo de conocernos?
Si es así te espero mañana donde tú ya sabes a la misma hora de siempre
D.M
Darcy sonrió como una tonta y cayó en un profundo sueño. A la mañana siguiente, Hermione y Darcy bajaron a desayunar junto con sus dos amigos. Darcy estuvo atenta a todo lo que Harry decía. Después se dirigieron a clase de Transformaciones. La clase fue algo aburrida. McGonagall les estuvo explicando cómo serían sus TIMOs y demás información. La hora siguiente la tenían libre. Darcy miró su reloj y vio que faltaban 5 minutos para verse con Draco. Se excusó diciendo que tenía que poner al día a la Orden y se dirigió a la Torre de Astronomía. Al pasar por las puertas del Gran Comedor, vio a un grupo de alumnos mirando como Flich colocaba otro aviso de Umbridge. Se puso detrás de los alumnos y observó el letrero.
AQUELLOS ALUMNOS QUE DESEEN UNIRSE A LA BRIGADA INQUISITORIAL PARA RECIBIR CREDITOS EXTRA, VISITEN A LA SUMA INQUISIDORA EN SU DESPACHO.
Darcy agarró su cartera con fuerza y releyó el cartel con miedo. Esa brigada podría descubrirles. Volvió a mirar su reloj y vio que llegaba tarde a su cita con Draco... ¿Había pensado "cita"? Sacudió la cabeza un par de veces y salió deprisa de allí. No se dio cuenta de que justo detrás de ella, estaba Draco con su pandilla, quienes le habían entretenido cuando iba a ver a Darcy. Su pandilla ideaba unirse a ese escuadrón, pero él no les prestaba mucha atención ya que el simple hecho de sentir el olor a rosas de Darcy desde allí lo hacía estremecer.
La joven llegó deprisa a la Torre pensando que Draco estaría enfadado con ella, pero, al llegar, vio que no estaba allí. Se sentó en el suelo con la espalda en una columna dejando su cartera a un lado y sacó Romeo Y Julieta. Estaba tan absorta en su lectura que no se dio cuenta cuando Draco se apoyó en la columna 10 minutos después y le observaba como leía.
- ¿Te está gustando? - le dijo encariñado.
Darcy se levantó de golpe y se colgó su cartera. Draco le miraba con una ternura que Darcy no podía descifrar.
- Hola... - le dijo Darcy tímida.
Draco le abrazó instintivamente y, al separarse, vio su capa rota por debajo.
- Lo siento, de verdad no pude hacer nada. - se disculpó Draco.
- No te preocupes. - le respondió Darcy.
- ¿Puedo arreglarlo? - le pidió Draco.
Darcy asintió temblorosa. Draco se puso detrás de ella y se agachó a la altura de el roto.
- Sutura Vestes. - dijo Draco apuntando con su varita.
En ese instante, la capa quedó como nueva. Draco sonrió y guardó su varita en la capa. Se levantó y miró a Darcy a los ojos.
- ¿Qué es eso? - dijo Darcy señalando una especie de medalla que colgaba de la capa de Draco.
- La Brigada Inquisitorial, de Umbridge. - le dijo con pena.
Estuvieron charlando durante casi media hora de cómo habían sido sus vacaciones de Navidad hasta que la cartera de Darcy comenzó a vibrar. Disimuladamente, miró en su interior y vio que el Galeón mágico del ED estaba cambiando la hora de la próxima reunión. Miró y era dentro de 5 minutos.
- Draco yo... Tengo que irme. - le dijo apenada. - Lo siento.
Darcy se puso de puntillas y le dio un beso en la mejilla. Draco se estremeció y se despidió de ella.
- Eh, Dar. Me alegro de verte. - le dijo antes de que se fuese.
- Yo también.
Y bajó corriendo en busca de la Sala de los Menesteres con una sonrisa en su rostro.