«¿Esto es todo lo que hay?»
Dio unos cuantos pasos hacia lo que se suponía que era su futuro.
Se detuvo un momento, desde su lugar, no escuchó nada alentador. Sintió una gran decepción invadir su cuerpo, pero a pesar de esto, continuó caminando por el iluminado túnel, donde veía el tiempo pasar rápido.
Los columpios se convertían en sillas de oficina y los pequeños autos de carrera en teclados de computadoras. Todos sus amigos se convertían en personas estiradas que no resultaban de lo más alentadoras, entonces se dio cuenta de que sus fantasmas eran reales.
Lo podía sentir en sus pulmones a medida de que avanzaba, inhalando y exhalando con más profundidad de la que debería, a mitad de camino, se detuvo.
Si seguía avanzando, vería cosas que no quería ver.
Porque ya era totalmente horrible ver como los lindos columpios se transformaban en artefactos de oficina y como los juegos al aire libre se convertían en noches en los bares menos modestos de la ciudad, con personas que tan solamente deseaban su compañía debido al dinero que poseía en sus bolsillos.
Era tan tétrico ver como iba a transformarse todo tan rápido, intentando apartar esa vista, esperó ver algo más maravilloso delante, con el pulso totalmente descontrolado. En las paredes del túnel pudo observar como cargaba a un bebé.
Un bebé con deformidades.
Un bebé, que unos pasos después, falleció.
No quiso seguir viendo más. Las lágrimas ya invadían sus ojos, surcaban sus mejillas y descendían por su mandíbula, aterrizando cruelmente en su propio cuerpo nuevamente.
Dios, ¿Esto era todo lo que había?
Quiso salir de ahí, abandonar todo y nunca volver a ese horrible lugar, pero algo le incitó a correr para ver que había al final, esa curiosidad tan llena de morbo que le invadía y era totalmente peligrosa. Pero siguió, siguió y siguió.
Siguió hasta que sus piernas no dieron más.
Siguió hasta que se desmoronó por completo.
Entonces, ya estaba descansando, en un lugar totalmente oscuro, libre de aquellas calamidades que vio en aquel túnel, descansando sobre sus huesos.
Sentándose en un trono de gloria y poder.
Un trono que nunca habría conseguido en aquel mediocre túnel.