Hospital

By P1-221

568K 36.7K 12.9K

Hospital, es una historia llena de misterios, en la que el protagonista Naúm, se verá envuelto. Adéntrate en... More

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 28
Epílogo

Capítulo 27

10.3K 961 261
By P1-221

—¡No! ¡No! ¡No! —Grité, esto no podía estar pasando. Moví al niño una y otra vez pero él no daba señales de vida—. ¡Matíaaas! —Grité mientras mi lágrimas caían. El cáncer no podía acabar así con él, no de esta manera. Lizzeth, Johana, Cristy y Donato, todos estábamos a la espera de que el niño volviera a despertar, todos tumbados en el suelo mientras yo lo cargaba en mis brazos—. Matías despierta por favor —le supliqué, me dolía que no lo hiciera.

—Matías —le dijo Lizzeth con su cara empapada de lágrimas, estaba colorada y muy asustada, tocó su cuerpo y lo acarició cariñosamente—, no puede ser.

—Ay Dios mío, esto no puede estar pasando —dijo Cristy sollozando—, no con Matías.

Matías no podía morir, le quedaba muchísima vida por delante, Dios no podía arrebatarle así la vida, así de cruel. Matías era un gran niño. Desde que entré al lugar el confió plenamente en mí, creyó desde el principio que yo era el jugador supremo, la persona que lograría terminar con el juego en el que supuestamente estábamos. No podía con esto, yo le había prometido que lo sacaría, que volvería a ver a su madre, que iría con ella y la abrazaría, que íbamos a ganar en este juego. Él, era un niño muy inocente, con nueve años aún cargaba con ositos de peluche porque creía que su abuelo estaba dentro de él.

—Matías despierta —habló Johana acercándose hacia el débil cuerpo de Matías—, por favor no nos hagas esto niño. Tú eres muy fuerte, muy valiente, tienes que luchar aún más, tienes que sobrevivir Matías, debemos salir todos juntos de aquí. —Se tiró al suelo, no podía con su dolor, Lizzeth la abrazó y ella se levantó para también abrazarla.

Cargar su cuerpo sin vida era como estar cargando una almohada, completamente débil, liviano, sin un síntoma de fortaleza en su interior. Lo abracé y su cabeza cayó en mi hombro de manera brusca, la sostuve y acaricié sus pequeños cabellos que se avecinaban, y que ahora, ya nunca más iban a seguir creciendo. Lo apreté con fuerza, llegué a amar a este niño con tan sólo unas horas de conocernos, todos lo habíamos hecho, encariñarnos con este niño tan simpático y alegre era fácil, y ahora nos teníamos que despedir de él y no de una buena manera. Me dolía no haberle dicho nunca la verdad, vivió engañado sus últimos momentos creyendo que todo iba a salir bien, que pronto ganaríamos este juego.

Su mano se abrió, dejando caer al osito de peluche al suelo, dejando sonar la canción de nuevo y posiblemente, por última vez.

Pin pon es un muñeco muy guapo y de cartón. Se lava la carita con agua y con jabón.

Se desenreda el pelo, con peine de marfil, y aunque se de estirones no llora ni hace así.

Cientos de recuerdos volvieron a mí, como la primera vez que escuché esa canción desde el osito de Matías, la vez que se disculpó apenadamente porque había dejado caer al osito sin querer y sonado la canción. Sabía que de ahora en adelante, cada vez que escuchara esa canción mis momentos con Matías se harían presentes, y me culparía miles de veces por su muerte, por haberlo engañado durante su estancia y por haberle prometido algo que no pude cumplir.

Donato se acercó y colocó sus manos en la espalda de Matías con intenciones de quitármelo, seguramente quería cargarlo, después de todo, él también tuvo sus momentos con el niño. Se lo facilité y él se lo echó al hombro, como hace unas horas que lo cargó dormido, pero ahora la situación era distina.

—Lo siento mucho —dijo mientras caminaba hacia las escaleras dispuesto a subirlas—, Matías ya no puede estar aquí con nosotros. Si lo vemos en este estado nos vamos a sentir peor, debo llevármelo hacia donde están los demás cuerpos, y colocarlo ahí con ellos.

—¡No! —Le gritó Lizzeth y se levantó, corrió con Donato y trató de arrebatarle a Matías pero Donato no se lo permitió—, no puedes llevártelo.

Donato se giró y la miró con nostalgia, Lizzeth quiso nuevamente tomar al niño pero de nuevo, Donato no se lo facilitó.

—Lizzeth por favor —le dijo con un tono más serio—, todos queremos al niño, pero debemos entender que él ya no está con nosotros y si lo mantenemos aquí, perdónenme por utilizar esta palabra, pero si lo mantenemos aquí sólo va a estorbar y no nos facilitará en nada lo próximo que debemos hacer.

Lizzeth ya no se opuso, dio unos pasos hacia atrás con recelo y Donato prosiguió a subir a Matías, lo vi por última vez y pensé en que en realidad estaba dormido y Donato solamente llevaría a acostarlo a su habitación. Lizzeth me vio desde su lugar y llorando comenzó a correr hacia mí, me preparé para recibirla y ella se dejó caer en mis brazos, se echó a llorar y sus suspiros hicieron que mis lágrimas salieran con mayor rapidez y facilidad. No me dijo nada, sólo la abracé fuertemente.

Cristy veía a un punto fijo que no tenía nada interesante, tenía la lengua colocada en sus labios mientras sus lágrimas se deslizaban por sus mejillas, seguramente estaba pensando en los momentos que tuvo con Matías, en el jugo de durazno que le había prometido al salir de aquí, Matías tenía mucha sed y no pudo saciarla. Es muy doloroso enterarte de una muerte repentina, pero es mucho más doloroso saber que la persona muerta sufrió mucho antes de hacerlo.

Lizzeth se separó de mí y se levantó limpiándose las lágrimas, Johana caminó con ella y se abrazaron dándose apoyo. Quise ponerme de pie y para mi sorpresa, el dolor ya había disminuido bastante, tanto, que con muy poca dificultad pude hacerlo, y si seguía así, en unos momentos ya podría estar caminando como antes. Vi al osito de peluche en el suelo, Donato se había llevado al niño pero él no se había llevado sus pertenencias, me agaché para tomarlo y pensé en ir a regresárselo, pero principalmente pensé en las fotos que había visto en el cuarto, tenía que ver de qué se trataban.

—¿Cómo te sientes Naúm? —Preguntó Cristy, no dejaba de mirar mi pierna.

—El dolor ha disminuido —contesté—, creo que voy a ir allá arriba por la caja de pastillas y tomarme una para que el dolor disminuya más. Pero sé que por lo menos ya no tengo ningún hueso roto.

—Matías te ha dado la fuerza para que te mantengas estable —me dijo Johana, también estaba muy afectada por la muerte del niño y su palidez estaba regresando—, mi madre me decía que la muerte siempre traía una nueva vida o consideraba los errores para repararlos.

Sonreí, la verdad era creyente de lo imposible y sobrenatural y sus palabras me dieron empuje para poder continuar levantado con mayor facilidad.

—¿Adónde vas Naúm? —Me preguntó Cristy deteniéndome, caminaba hacia el cuarto donde estaban esas fotos, tenía que verlas y averiguar de qué se trataban—. ¿No ibas a ir hacia arriba? Si quieres yo voy y te traigo la caja de pastillas.

—No, no es necesario —contesté deteniéndome en mi lugar—, yo iré para así ejercitar mi pierna. Además quiero darle el último adiós a Matías. —Le mostré el osito, Cristy lo observó detenidamente con nostalgia, me detuve un momento para dar un suspiro y proseguí—. Tengo que devolvérselo. Pero primero voy a entrar a esta habitación para observar las fotos que había ahí dentro, necesitamos verlas para ver si podemos averiguar algo más sobre el doctor Patricio y su nieta.

Cristy entrecerró los ojos pero no preguntó nada, solamente se adelantó un poco para observar también las fotografías. No me fijé en lo que hacían Johana y Lizzeth pero seguramente no iban a querer entrar. Observé el estante desde la entrada, consistía de tres pisos, el más alto contenía cuadros de fotos y diplomas del médico que atendía este lugar. El segundo después de éste estaba lleno de libros y enciclopedias médicas, y por último, el de más abajo contenía estatuillas médicas y uno que otro adorno.

Cristy se hallaba a mi lado esperando a que yo entrara.

—Nunca creí que sería tan difícil ver a un niño muerto —se escuchó la voz de Donato tras nosotros. Cristy y yo dimos media vuelta y lo miramos muy decaído—, y peor aún cuando ese niño estuvo contigo robando tu cariño. —Se pasó la mano por sus ojos para retirar las lágrimas que se avecinaban, Johana se acercó a él y lo abrazó. Mi pierna comenzó de repente a dar molestias, la levante y me recargué al marco de la puerta para no cansarla.

—Ya no hablemos más de Matías por favor —dijo Lizzeth, estaba recargada a las puertas del elevador cruzada de brazos. Cuando la vimos ella parpadeó repetidas veces y se acomodó su cabello—, escuchar que ha fallecido me duele mucho.

Asentí, por mi parte yo ya no pensaba mencionar a Matías, mi último contacto con él sería en unos momentos más, cuando le llevara el osito de peluche y lo apretara entre sus manos. Nos mantuvimos callados hasta que me vi en la necesidad de hablar.

—Aquí adentro hay fotos —les informé, Donato se acercó un poco más, seguramente también quería entrar a verlas—, hay que observarlas y saber si una pista se esconde dentro de ellas.

Lizzeth y Johana se acomodaron para después comenzar a caminar hacia mí. Di media vuelta y sentí mi pierna irse de mi sitio, caí hacia la derecha y gracias a Cristy pude mantenerme de pie, pero lamentablemente había lastimado su brazo roto. Ella se quejó y con su brazo sano comenzó a apretarlo para calmar el dolor.

—Lo siento mucho Cristy —le dije sin saber cómo reaccionar, si tocaba su brazo para detener el dolor quizá solamente lo empeoraría y lastimaría aún más, por eso decidí quedarme quieto.

—No te preocupes Naúm —respondió ella, dejó su brazo en paz y se miró el lastimado por un momento, parecía que el dolor había disminuido—. No es tu culpa, yo quise detenerte así que la idiota soy yo.

—Te lo agradezco Cristy. No digas que eres la idiota, quisiste ayudarme. Admiro mucho eso de ti, a pesar de que por estos momentos solamente puedas utilizar un brazo, intentas ayudar en todo lo que te es posible.

Cristy sonrió y desvió su mirada al estante médico, era momento de comenzar a caminar y observar qué era lo que mostraban aquellas misteriosas fotos.

Caminé con ayuda de Donato quien iba cuidando mis espaldas. El estante no era muy grande como para observar todos a la vez, no quería estar ahí todo el tiempo. Solamente tomé la fotografía del centro, la primera que llamó mi atención.

En la foto posaba una niña con un vestido rosa redondo, mientras con sus manos sujetaba las orillas de éste. La niña me pareció familiar, ya la había visto en otra parte pero no recordaba dónde. No era tan pequeña, debía tener unos once o doce años.

—No puede ser —dijo Donato mientras mostraba una foto que él había tomado—, miren esto.

Cuando la vi me quedé muy petrificado y miles de dudas comenzaron a volar por mi cabeza en ese mismo instante. En la foto posaban la niña que había visto en la otra foto, a su lado se encontraba una persona que desde que la conocí me cayó muy mal, era Patricio, el tipo que había bajado a explorar el lugar y muerto en el intento, y a su lado posaba otro señor mayor, y mis dudas crecieron más cuando reconocí a esa persona, era el doctor que me había empujado a este lugar, él que me engañó dos veces antes de caer aquí dentro y seguramente el tata de la niña.

Sí, ahora sabía que la persona que nos metió a este lugar era Patricio Robles, lo que no entendía era lo que estaba haciendo a un lado de Patricio, el tipo que estuvo aquí con nosotros.

Le retiré la foto de las manos a Donato para analizarla mejor, apenas pude notar el parecido que mantenían los dos Patricio, seguramente eran padre e hijo y Patricia era la hija de él. ¿Por qué Patricio Robles habría querido meter a su hijo a este lugar donde sabía perfectamente que iba a encontrar la muerte?

Mi respuesta llegó de inmediato, pero no sabía si era la correcta. Por algo Patricio actuó tan extraño, por eso sus palabras que decían que nunca más íbamos a volver a salir de aquí, porque estaba seguro, y cuando bajó lo hizo seguro de si mismo, como si ya supiera lo que iba a pasar.

No sabía si Patricio estaba muerto o no, pero lo que sí me quedaba claro era que Patricio nos había engañado.

Próximo capítulo: Gran final de "Hospital".

Continue Reading

You'll Also Like

10.4K 973 15
Dime ¿cómo se siente estar ahí arriba?
7.1K 378 20
•>>(DOUSHINO)<<• 🔞 ¿Listo para conocer el infierno llamado amor? El amor con sentimientos egoístas puede volverse enfermizo Y destrozar las esperanz...
9.5K 737 10
¡Hola cerezas! Bueno esta historia es más que nada como ayuda, no va con el fin de imponer u obligar a que la gente siga estos consejos que les doy...
20.9K 2.1K 54
En el caos de su mente, Aine, no podía dar respuestas a todas sus preguntas. Y junto a los secretos de su familia, poco o nada era lo que sabía. Per...