21 agosto, 2016
Tu coche se averió,
Así que como el caballero que soy, te ofrecí llevarte a casa,
Como la terca que eres,
Me rechazaste.
Como el orgulloso que soy,
No te rogue,
Por pelotudos,
dos horas más tarde,
En la madrugada,
Conducía casi dormido a buscarte.
Estabas muy enferma Ángel,
Pero solo a ti se te ocurre caminar a altas horas, con frío, en medio de la lluvia.
Tu nariz estaba roja,
En tus manos iba el chocolate caliente,
Y en el auto solo se escuchaba mi regaño hacia ti.
Sin embargo Ángel,
como siempre,
Lo ignorabas, y solo me sonreías,
Provocándome más cólera,
Dios mío Ángel,
sólo tu me haces cabrear de tal forma.