Corazón Principiante✔️

By BreiwuyVivas

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Una turbulenta infancia convirtió a Noah en un hombre frío, demandante y desconfiado. Él ha vivido en una sol... More

Sinopsis
AVISO
CapítuloUno|Inicio|
|Inicio II|
CapítuloDos|Inicio de una historia|
CapítuloTres|Golpes|
CapítuloCuatro|Nervios|
CapítuloCinco|Rescate|
CapítuloSeis|Amigas|
CapítuloSiete|Indecisión|
CapítuloOcho|Nuevo trabajo|
CapítuloNueve|Mente en descontrol|
CapítuloDiez|Encuentros|
CapítuloDoce|Cambio de actitud|
CapítuloTrece|Solos|
CapítuloCatorce|RCP|
CapítuloQuince|Incomodidad|
CapítuloDieciséis|Cambio|
CapítuloDiecisiete|Desesperación|
CapítuloDieciocho|Discusiones|
|NOTA BORRADA|
CapítuloDiecinueve|Sucia|
CapítuloVeinte|Primera venganza|
CapítuloVeintiuno|Pérdida de sangre|
CapítuloVeintidós|Fastidio|
CapítuloVeintitrés|Salida|
CapítuloVeinticuatro|Gritos|
CapítuloVeinticinco|Querido Amigo|
CapítuloVeintiséis|Ojos Intensos|
CapítuloVeintisiete|Palabras Duras|
CapítuloVeintiocho|Vídeo|
CapítuloVeintinueve|Reencuentro|.
|NOTA BORRADA|
CapítuloTreinta|Sospecha|
CapítuloTreintaYUno|Juntos|
CapítuloTreintaYDos|Preguntas|
CapítuloTreintaYTres|Erick se confiesa|
TreintaYCuatro|Querida Prima|
CapítuloTreintaYCinco|Declaración|
CapítuloTreintaYSeis|Prueba|
CapítuloTreintaYSiete|¿Tú Quién Crees?|
CapítuloTreintaYOcho|Sorpresas|
CapítuloTreintaYNueve|Segunda Venganza|
CapítuloCuarenta|¿Eres tú?|
CapítuloCuarentaYUno|Malestar|
CapítuloCuarentaYDos|Decisión|
CapítuloCuarentaYTres|¿Jane?|
CapítuloCuarentaYCuatro|¿Quieres ser mi...?|
CapítuloCuarentaYCinco|¿Cómo te atreves?|
CapítuloCuarentaSeis|Recuérdame|
CapítuloCuarentaYSiete|¿Qué me ocultas?|
CapítuloCuarentaYOcho|Revelaciones|
CapítuloCuarentaYNueve|Aclaraciones|
CapítuloCincuenta|Presentación|
CapítuloCincuentaYUno|Miedo|
CapítuloCincuentaYDos|Collar del corazón|
CapítuloCincuentaYTres|Estás muerto|
CapítuloCincuentaYCuatro|Junto a mí|
CapítuloCincuentaYCinco|Sorpresas|
Epílogo.
Agradecimientos
"Por Siempre, Implacable"
Extra #1
HOLAAAA

CapítuloOnce|Besos a escondidas|

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By BreiwuyVivas

Noah despertó sintiendo como todo su cuerpo dolía y no tenía la fuerza suficiente como para levantarse. Seguía sintiéndose enfermo y con ganas de golpear todo lo que se atravesara en su camino. Estaba solo..., y en ése momento se dio cuenta de que no importaba mucho encontrarse solo puesto qué, sufría su martirio en silencio.

Algo que él hubiera querido, era que su experiencia con Esa mujer no lo hubiera traumatizado de esa manera tan agobiante. Quizá si hubiese sido un poco más fuerte en aquel tiempo, no estuviera tan destrozado como lo estaba ahora internamente. Para su suerte, ella había desaparecido hacía unas cuántas horas luego de burlarse durante un buen rato de él. Había optado por quedarse tirado en el suelo, escuchando todo lo que ella tenía por decirle. Desde que estaba allí nadie habían sido varios los que tocaron a la puerta y se fueron poco después al no tener respuesta.

Tenía que lograr una manera de recobrar un poco la fuerza y salir de allí. Tenía muchas cosas que hacer como para quedarse ahí tirado como un trapo viejo entre toda su basura. Además, tenía que llamar para que restauraran la oficina. Ya se imaginaba los caras sorprendidas de sus empleados al ver tal desastre y del montón de chismes que comenzarían a correr nuevamente. No podía hacer nada para evitar que aquello sucediera. Total, tampoco era que le importara mucho la opinión de las demás personas.

Intentó varias veces levantarse y dirigirse hacia el elevador dentro de su oficina, aquél que usaba exclusivamente para emergencias y muy pocos sabían de su existencia. Era algo que había olvidado por completo al momento de entrar en crisis. Si hubiera recordado que estaba allí, se hubiera ido a cualquier lugar y no hubiera destrozado de tal manera su despacho. Sus ojos ardían y sabía que su cara debía de estar hecha un desastre, pero no sería capaz de mirarse. Estaba completamente solo y no quería seguir sintiéndose así, era algo que tenía que dejar a toda costa.

Toc toc.

Tocaron a la puerta, él simplemente lo ignoró. Nadie podría entrar si no tenían la clave, por lo que suspiró con pesadez. Estaba demasiado cansado y el dolor en sus nudillos y cabeza era cada vez más insoportable.

Toc toc.

Volvieron a tocar y un poco frustrado volvió a ignorarlo.

Segundos después oyó el típico pitido de la puerta al desbloquearse, y poco después la luz se encendió. Escuchó un grito ahogado de una mujer, reconociendo al instante que se trataba de Kara. Escuchó sus pasos rápidos por todo el lugar, no la podía ver, pero intuía que estaba buscándolo.

Joder, había olvidado por completo que ella comenzaría a trabajar para él ese día y peor aún, había memorizado la clave de acceso. Seguía oyendo sus pasos y la necesidad de verla, de no sentirse solo lo nuevamente lo embargó.

—Kara...—Murmuró lo suficientemente alto como para que ella pudiera oírlo.

Oyó sus pasos acelerados recorrer todo el lugar en su búsqueda nuevamente, segundos después llegó a él. Se arrodilló y lo vio con preocupación evidente en sus ojos. Era normal que lo mirara de esa manera debido a las horribles condiciones en las que se encontraba. En cuanto ella intentó levantarse, lo más probable para pedir ayuda, la tomó del brazo y la atrajo hacia él. Si ella se iba, se quedaría solo nuevamente, y no quería eso. Con Kara allí no sentía esa soledad tan asfixiante. La abrazó sintiendo como todos sus músculos se tensaban. ¿Era la primera vez que abrazaba a una mujer de esa manera? Creía que sí, no solía ser tan amoroso. Se sentía demasiado reconfortante estar de esa manera con ella. Lo último que desearía en ése momento era soltarla.

Ella se separó lentamente de él y miró fijamente sus ojos sintiendo cómo su corazón comenzaba a acelerarse cada vez más por la cercanía. Él tenía sus ojos fijos en sus labios e iba acercándose cada vez más a éstos. El agarre en sus brazos cada vez se hacía más fuerte y sólo quería una cosa en ése momento, estaba decidido. Sus labios estaban rozándose cuando vio a Esa mujer aparecer detrás de Kara con una brillante sonrisa.

Basurita.

Noah se dejó caer nuevamente y la soltó. Miró detrás de Kara y su reflejo ya había desaparecido. Bufó y se tapó la cara con sus manos. Estaba tan débil y muriéndose de hambre. Tenía que irse de allí pronto, antes de que algo malo ocurriera de verdad esta vez. Sentía que su mente en algún momento le haría ver ese horrible rostro otra vez y volvería a aparecer en cualquier momento y no quería entrar en su trance autodestructivo

—Kara—Susurró. Ella se tensó de inmediato y se enderezó—. ¿Sabes manejar?

—¡No! ¿Cómo me preguntas eso? Necesito pedir ayuda, ¿qué te ocurrió?

—Ni se te ocurra salir de aquí—Dijo mientras intentaba levantarse, pero por el ardor en sus nudillos, no podía—. Nadie puede verme así.

—¿Entonces cómo piensas salir de aquí?

—Tú ayúdame a levantarme y cállate.

Kara se levantó y como pudo lo ayudó a levantarse. Noah se apoyó en su escritorio con sus ojos cerrados. Miró a Kara de arriba abajo y detalló lo que vestía. Un pantalón negro y una blusa suelta, seguramente para que no se viera la faja. Parpadeó un par de veces y alejó su vista. ¿Por qué siempre que la veía no podía evitar detallarla por completo? Alejó esos pensamientos de su mente y comenzó a explicarle sobre el elevador. Presionó un botón y las puertas se abrieron. Noah colocó su brazo sobre sus hombros. Posición realmente incómoda por la increíble diferencia de estatura, además de que él tenía gran parte de su peso sobre ella. Comenzaron a caminar hacia el ascensor cuando las puertas comenzaron a cerrarse, Kara se aceleró sin tener en cuenta el estado de Noah y ambos cayeron al suelo. Ella cayó sobre él, pero él se llevó la peor parte de la caída. Su cabeza cayó en medio de las puertas y éstas antes de intentar cerrarse chocaron con los costados de su cabeza para luego volver a abrirse. Miró a Kara ceñudo y ella se bajó rápidamente de su pecho. Se levantó extendiéndole su mano notablemente avergonzada. Él no dijo nada y se dejó ayudar sintiéndose cada vez más frustrado.

Llegaron hasta el auto. Kara lo había reconocido de inmediato. Ése modelo no pasaba en lo absoluto desapercibido para nadie.

—Déjame en el asiento del conductor.

—¿Y las llaves?

—En mi bolsillo derecho.

Kara apretó los labios antes de meter la mano en su bolsillo y rápidamente sacó las llaves y se las entregó. Segundos después lo ayudó a meterse en el auto y cerró la puerta.

—¿Qué haces ahí parada como estatua? ¡Debes acompañarme!

Minutos después, mientras estaban detenidos por el tráfico, Noah dejó escapar un sonoro suspiro, se sentía mal. Sus nudillos ardían, aún tenía incrustados pedazos de vidrio y su cabeza le dolía a horrores. Estaba mareado y se sorprendió de llegar a su casa sanos y salvos.

Kara memorizó el trayecto, puesto qué nunca sabía cuándo necesitaría ir allí de imprevisto. Un gran portón se abrió frente a ellos y Noah condujo hacia dentro. Ella bajó y cuando llegó a la puerta él estaba intentando ponerse de pie, lográndolo pero tambaleándose a la vez, Kara decidió ayudarlo y Noah volvió a extender su brazo por sus hombros. Caminaron hacia una puerta dentro de lo que creía, era la cochera desbloqueó la puerta con una clave diferente a la de la oficina. Eso de inmediato la hizo preguntarse por qué todas sus cerraduras eran tan sofisticadas. Al entrar, miró todo sorprendida mientras tenía a Noah encima.

—Ahora viene la parte difícil, hay que subir las escaleras.

Kara miró boquiabierta las escaleras y tragó saliva. Poco a poco, subieron los veinte escalones hasta el cuarto que Noah le señaló. Cuando entraron, no pudo evitar tirarlo sobre la cama.

—Lo siento...

—Espera abajo.—musitó con la garganta seca—. Puedes hacer lo que quieras menos entrar a mi despacho, ¿está bien?—ella asintió y antes de que saliera, sintió el impulso de llamarla—. Espera—Ella giró sobre sus talones y lo miró expectante—, gracias.—Kara sonrió haciendo que todos los vellos de su cuerpo se erizaran.

—No hay de qué.—Kara se giró dispuesta a salir, pero sus pies se negaron a moverse.

—¿Ocurre algo?

—De casualidad... ¿no quiere que lo ayude a sacar los trozos de vidrio incrustados en sus nudillos?—Noah los miró y torció el gesto.

—Detrás de esa puerta—Señaló—, está el baño. Ahí hay una estantería, dentro de ella hay un pequeño botiquín.

Kara asintió y fue a donde él le había indicado. Noah no pudo apartar su vista de ella en ningún momento mientras trabajaba sacando los trozos de vidrio. Dolía, pero no era nada comparado con lo que solía soportar. Sangre brotó cuando sacó el más grande y detalló cómo las manos de ella se manchaban con su sangre, pero no se inmutó.

—¿Cómo siguen tus costillas?

—Supongo que bien, pero aún duele un poco.

Noah se quedó mirándola mientras hablaba. En ningún momento había levantado los ojos hacia él. Sus ojos volaron hacia sus labios, ¿de verdad casi la había besado? Sus labios se habían rozado y recordar ese pequeño roce lo hacía tener escalofrío. ¿Cómo había podido dejarse llevar de esa manera con ella? No quería que Kara comenzara a pensar que él quería tener algo con ella, porque no era así—O eso creía—Eso simplemente había sido un impulso por el tiempo que tenía sin tener relaciones sexuales. Sí, eso era la razón por la que se sentía tan inquieto últimamente con Kara. Ella era una mujer atractiva y por eso reaccionaba de esa manera. Necesitaba desahogarse lo más pronto posible y problema resuelto, si no lo hacía, no sabría cómo podría reaccionar a otro acercamiento como ese.

—Todo listo—Dijo Kara levantándose y agarrando la pequeña taza con los trozos de vidrio.

Noah se quedó mirándola hasta que salió de la habitación y cerró la puerta detrás de ella. Se sentía realmente ansioso por estar ahí, solo con ella, a unos cuántos metros de distancia. Solos allí cualquier cosa podría suceder... Dejó de pensar en cuanto bajó la vista hacia sus pantalones y notó que eso no debería de estar así por simples imaginaciones. Realmente tenía que desahogarse. Rió un poco, se levantó y se metió a bañar. Ahora se sentía un poco mejor.

Kara se sentó en uno de los muebles de la espaciosa casa. Miró todo a su alrededor. Demasiado blanco. Recordó la mirada fija de él mientras le sacaba los pequeños trozos de vidrio. Sintió un escalofrío que la hizo levantarse y comenzó a recorrer la sala. Llegó hasta una puerta trasparente. Miró y era la que daba con el patio trasero. La abrió y salió. Se dirigió hasta una pequeña mecedora y se sentó. No hacía mucho sol así que cerró sus ojos. Tenía curiosidad sobre qué le había pasado, pero temía preguntarle. Tenía la misma ropa del día pasado y su aspecto era temible

Noah salió de su habitación varios minutos después vestido con uno de sus trajes negros y bajó las escaleras. Ya había vendado sus nudillos, ardían por el alcohol. Pasó por la cocina y tomó una manzana amarilla para calmar el hambre que lo carcomía.

—¿Kara?

Echó un vistazo por la sala y todos los cuartos, aunque sabía que era poco probable que estuviera allí. Y en definitiva, no estaba.

—¡Kara!

¿Dónde estaba? Salió al patio trasero comenzando a preocuparse. Lo recorrió hasta que la vio en acostada en la mecedora. Bufó al verla dormida. Se acuclilló a su lado y quitó un mechón de cabello. ¿Por qué se estaba poniendo nervioso? Se acercó lentamente a sus labios con la clara intensión de hacer solamente una cosa que había quedado pendiente. No quería quedarse con las ganas y no podía perder esta oportunidad.

¿Lo hacía?

¿No lo hacía?

Al diablo.

juntó sus labios moviéndolos lentamente sobre los de ella. Así estuvo hasta que se dio por satisfecho. Al separar sus labios, sonrió. Dejó un suave beso en su mejilla, se levantó y la cargó. Ella recostó su cabeza en su pecho y bostezó aún sin levantarse. La acostó en en el asiento del copiloto y cerró la puerta. Se subió y salió rápidamente de su casa. Se sentía a gusto, incluso feliz. Toda emoción de las horas pasadas había quedado en el olvido para ser reemplazado por un sentimiento que lo colmaba.

Llegaron a su restaurante favorito. Necesitaba comer. Noah miró hacia Kara, quien seguía plácidamente dormida. Estacionó, se bajó y abrió la puerta del copiloto y, antes de despertarla, le plantó un rápido beso.

—Kara...—La llamó moviéndola con suavidad y acuclillándose a su lado—. Vaya, realmente tienes el sueño pesado.

Ella gruñó y él no pudo evitar sonreír. Le acarició el rostro reprimiendo las ganas de volver a besarla.

—¿Se puede saber qué significa esto?—Sin necesidad de girar, Noah ya sabía de quién era esa fastidiosa voz—. ¡Responde!

Kara abrió sus ojos, despertándose sobresaltada por el grito que oyó. Lo primero que vio fue a Noah arrodillado frente a ella y luego su vista fue hacia un par de ojos furiosos sobre ella. Esa era...

—¡Eres tú!—Chilló—. Sabía que serías un problema. Eres una cualquiera que sólo lo quiere por su posición.

Noah se levantó y se colocó en frente de Kara. Se había enojado.

—No te permito que le hables de esa manera.

Noah tomó de la mano a Kara y la hizo salir del auto. Cerró la puerta de un portazo, y dándole una última mirada a Clara, entró tomado de la mano de Kara al restaurante mientras tenían varios pares de ojos sobre ellos, principalmente en sus manos.


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