El chico de los audífonos. [B...

By LadyOfTheCrazyDreams

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Nunca se quitó esos malditos audífonos. Ni cuando por primera vez en toda mi vida, me atreví a hablarle, l... More

S I N O P S I S
Epígrafe
Parte 1: Cuando fuimos amigos.
Capitulo 1: ¿Me odiará? ¿Por qué?
Capítulo 2: Le falta un tornillo.
Capitulo 3: Negación.
Capítulo 4: Como en un solo día me di cuenta del sorprendente cambio en mi vida.
Capítulo 5: Audífonos chinos. Parte 1.
Parte 2. Capítulo 5: Audífonos Chinos.
Capítulo 6: Es un maldito sueño.
Capítulo 7: Corazón(es) roto(s).
Capítulo 8: Galletas con relleno de dulce hipocresía.
Capítulo 9: Mancha atractiva.
Capitulo 10: Dulce melodía.
Capítulo 11: Paletas.
Una decisión que me tiene loca.
Capítulo 12: ¿Amigos o desconocidos?
Capítulo 13: Dulces versiones.
Capítulo 14: Mi fallido intento de cambiar.
Capítulo 15: ¿Me dejarías abrazarte?
Capítulo 16: Miradas extrañas.
Capítulo 17: Locuras nocturnas.
Capítulo 18: Entre el frío y la fantasía.
Capítulo 19: Privilegios.
Capítulo 20: Películas celosas.
Capítulo 21: Dulces labios.
Capítulo 22: Feliz (pre-)cumpleaños. Parte 1.
Capítulo 22: Parte 2
Capítulo 23: Encuentros.
Capítulo 24: La cámara la adora
Capítulo 25: Sería más complicado a como en los libros.
Parte 2: Cuando el título toma su sentido.
Capítulo 26: ¡Este es mi momento!
Capítulo 27: Feliz Navidad, mi amor.
Capítulo 28: Feliz Año nuevo, Chandler.
AVISO IMPORTANTE LEER👀
ESPECIAL 50K. Parte 1.
Capítulo 29: No sé cómo terminamos de esta forma.
Capítulo 30: Querido diario, el chico de los audífonos no me quiere.
Capítulo 31: Juguemos un rato.
Capítulo 32: ¿Y así querían seguir siendo "amigos"?
Capítulo 33: ¿Celos? ¿Qué es eso? ¿Se come?
Capítulo 34: Dolores sinceros.
Capítulo 35: Definitivamente nunca la recuperaría.
¡ESPECIAL DE PREGUNTAS!
Capítulo 36: Eres hermosa, Maddie.
Capítulo 37: El tiempo pasa tan rápido...
Capítulo 38: Oh, querido karma, gracias por destruirme.
Capítulo 40: Tal como una Julieta del siglo XIV.
Capítulo 41: ¿Escuché a su estómago "gruñir"?
Capítulo 42: Y la curiosidad mató al gato.
Capítulo 43: Chad, sonrojos locos
Capítulo 44: Te amo, mi chico de los audífonos.
Capítulo 45: El chico de los audífonos. (FINAL)
Epílogo.
Agradecimientos.
ANUNCIO IMPORTANTE

Capítulo 39: ¿Ella se fue?

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By LadyOfTheCrazyDreams


Capítulo 39: ¿Ella se fue?

Chad.

Me quedé viendo la pared blanca de la sala de espera del hospital, en el centro tenía una pintura regular de un artista que no reconocí, una pintura triste y aburrida que no despertaba ningún sentimiento en mí. O era que estaba demasiado desesperado, demasiado preocupado, con la impotencia arrollándome por completo y mi mente maquinando palabras de aliento, de esperanza, como para percatar lo que el artista quiso transmitir con colores tan lúgubres y una escena confusa. Aunque en un momento me pregunté porque diablos esa pintura estaba en un hospital, simplemente no encajaba, mucho menos para la sala de espera del área de emergencias.

—¿Padres de Maddison Adkins? —preguntó un doctor entrando a la sala con varios asientos entre negros y blancos, ocupados en su mayoría.

Sentí como mi corazón dio un vuelco ante la mención de ella.

Todos en la sala nos levantamos, la ansiedad y la preocupación fueron los sentimientos que rondaron por el ambiente, los padres de Maddie se acercaron al doctor; ellos no habían tardado en llegar cuando los llamé, o cuando la directora de la escuela se comunicó con ellos para avisarle que su hija se encontraba en el hospital en un estado de gravedad según los paramédicos que se la llevaron. Quise acompañarla en la ambulancia, pero una maldita profesora me detuvo y me mandó de regreso a clases junto a las demás personas que se habían detenido a observar la escena.

Por supuesto que no obedecí y me fui directo al hospital con Dylan, hechos un manojo de nervios enloquecidos.

—¿Cómo está mi hija? —preguntó con impaciencia el señor Adkins, desesperación reflejada en sus finas facciones.

—Dígame que a mi niña no le pasó nada grave, por favor—sollozó Agatha, la señora Adkins.

—Según los resultados de las tomografías, su hija presenta una grave conmoción cerebral, lo que explica su estado de inconciencia actual. Pero en palabras sencillas, es cuestión de paciencia para que despierte y que su cerebro se desinflame—explicó el doctor acomodándose sus anteojos—. Y según las radiografías por suerte no tiene ningún hueso roto, aunque tiene muchos magullones y tiene una fractura leve en el puente nasal, nariz, nada grave, fue traslada a una habitación en cuidados generales, pueden ir a verla si gustan.

—¿No se va a morir o algo así? —preguntó Scott Adkins con los brazos cruzados, al lado de sus padres. Me pareció curioso verlo demostrar gran preocupación por su hermana, después de haberle dado la espalda por una reverenda estupidez (la cuestión de mantener su popularidad) o tratado tan indiferente.

Ella estará bien, ella es fuerte, todo estará bien...

—No, quizás despierte más tarde o dentro de un par de días, todo depende de su reacción al tratamiento que le estamos dando y de lo ya dicho—respondió el doctor.

—¡Oh! Gracias a Dios—exhaló Dylan a mi lado—. ¿Y cuando Maddie despierte será dada de alta pronto?

—No, queremos asegurarnos de controlar cualquier repercusión de la conmoción, si acaso se presenta, además que necesita reposo, sin presiones emocionales, ni esfuerzos físicos, insisto que el darle de alta queda en dependencia a su recuperación cerebral.

—Mi chica es fuerte—susurré sonriendo de lado con tristeza, me acerqué a Agatha cuando el doctor se quedó hablando a solas con el papá de Maddie y le dije tomándole la mano: —Me quedaré cuidándola toda la noche, por si acaso, ustedes tranquilos, ¿sí?

—Oh, gracias, cariño—respondió abrazándome—. Pero no te preocupes, yo no me moveré de aquí hasta que mi bebé esté bien y despierte.

—Pues seremos dos—repliqué, después agregué: —Lo siento mucho, yo debí cuidarla y...

—No, no, ¡nada de eso! No tienes ninguna culpa, si no esas chicas desquiciadas, y Max, oh, nunca había imaginado que él fuera capaz de lastimar a mi Maddison—respondió Agatha, el horror reflejado en sus ojos cafés.

—¿Maddie no le dijo lo de... el acoso por su parte? —Estuve a punto de comentarle lo de la foto, sin embargo, eso era decisión de Mad, así que dije lo del "acoso", por los mensajes e intentos infantiles de venganza las últimas semanas—. Gracias al cielo que llegué a tiempo, porque sé que él estaba a punto de violar...la.

La impotencia de solo pensarlo, el enojo del daño que sufrió Maddie, y de lo que pudo haber pasado si yo no hubiera llegado...

Agatha me dedicó una mirada sombría negando con la cabeza. —Definitivamente recurriremos a lo legal para que esto no quede impune. Mi esposo ya impuso la denuncia en contra de esos... Enfermos, sí, eso son, y más por lo que tú me dijiste, ¡Que inmadurez y psicopatía total! ¿Maltratar a Maddie solo porque dejó de juntarse con ellos? ¡Inadmisible! ¡Dios!

—Lo que una obsesión insana con una persona te puede obligar a hacer, que lástima—comentó Dylan con las manos en sus bolsillos.

Me restregué la cara con mis manos y seguí a los padres de Maddie cuando se dirigían a su habitación.

Al observarla, un dolor profundo se escurrió por mi pecho, llena de vendas en sus brazos y su cara, respiraba con lentitud, aunque según la enfermera, estaba estable.

Deseaba verla despierta, que me hablara y sonriera, quería perderme en su sonrisa de verdad, hasta deseaba besarla y abrazarla hasta unir todos sus pedazos rotos, ansiaba que despertara bien, que estuviera completamente sana y recuperada. Que lo que pasó, solo hubiera sido una horrible pesadilla que olvidaría.

Después que sus padres, su hermano y Dylan la hubieran visto de cerca, me acerqué y le tomé la mano, estaba fría a mi tacto, intenté entrelazar nuestros dedos con torpeza y cuidado de la aguja de goteo, besé el dorso de su mano y con mi otra mano acaricié su mejilla sana, en la otra tenía un morado ligero, y su nariz estaba vendada. "Por favor, despierta, preciosa", susurré viéndole afligido.

—Chandler, te puedes sentar si gustas...—Me dijo el señor Adkins con una mano en mi hombro—. Que situación tan lamentable, ¿verdad?

—¿Ya aprensaron a los que le hicieron esto a Mad? —Le pregunté, pensé en Regina y un odio mezclado con decepción fueron los únicos sentimientos que tenía por ella, a pesar que Maddie se hubiera burlado o despreciado de ella hace años, no era justo que atentara contra su vida. Se sobrepasó por completo, Regina ya no era la chica que yo conocí antes, a la que amé como a una hermana, esa chica ya no estaba; y empecé a creer que ella tenía razón cuando se la pasaba diciendo "Ya no soy Regina, ¡soy Gin!, Regina está muerta".

Sí, definitivamente Regina estaba muerta para mí también.

—No lo sé, todavía, hijo, pero espero que pronto, esas niñas y el hijo de los Stwitter si que actuaron increíblemente mal—respondió suspirando—. Una denuncia por acoso y maltrato físico, además de una orden de alejamiento, no los quiero cerca de mi hija ni un solo metro.

—Espero que despierte pronto—comenté soltando la mano de mi novia y volteando a verlo.

El señor Adkins me palmeó la espalda y respondió: —Yo también, hijo.

La habitación era ligeramente grande, además de la cama donde ella reposaba y los aparatos a sus lados, había un sofá gris y un sillón a juego, elegí el sillón que era reclinable y desenredé a mis audífonos verdes.

—¡Agatha! —exclamó mi mamá entrando a la habitación, abrazó a su mejor amiga y luego quedó viendo a Maddie—. Oh Dios, lamento mucho lo sucedido, amiga, vine en cuanto me mandaste tu mensaje, ¡No lo puedo creer! ¿Mad estará bien? Yo sé que sí, dime que sí.

—Estará bien, es solo pedir que la contusión no le afecte gravemente después—respondió sin soltar a mi madre del abrazo.

Me volví a poner mis audífonos y cerré los ojos. La tensión tardó en alejarse, pero la música al final logró relajarme.

Le subí el volumen a "Weak When Ur Around" de Blackbear y me dispuse a mover mis dedos en el reposabrazos al ritmo de la canción.

Oh, yeah, oh, yeah

Oooooooooh

Give it a rest, my love

Let's take this slow

We both need some room to breathe

And if you know what's best for you and me you should leave, baby*.

So weak when you're around me

So weak when you're around me, yeah, oh.*

Abrí los ojos y la quedé viendo, pensando en ella con la letra de la canción, e imaginé que, si tuviera algún talento para escribir, ya le hubiera escrito mil canciones. Oh, sí, esa chica era mi debilidad, me volvía loco y a la vez feliz, me confundió y no pude controlar mis sentimientos por ella, yo me odiaba por cómo en el pasado reaccioné ante ella y de la mala forma en que manejé mis sentimientos, definitivamente era un subnormal, y estúpido, pero lo que valía más era el presente, ¿verdad? Los últimos meses habían sido estupendos, maravillosos, nunca creí que el amor tuviera un lado tan magnífico si siempre estuve del lado oscuro. Aprendí, y por fin pude sentirme perfectamente identificado con esos libros llenos de romance empalagoso, que antes leía por probar nuevos géneros.

Al amor te lo pintan bien bonito, y en realidad lo es con la persona correcta.

Just because we're two little people in this big ole world

I can make a living, baby

You could be my girl

I'll move you out the city

I'm taking you with me, I'm taking you with me

Cause if I ain't got you then I got nobody at all. *

A cigarette between her lips

She knows just how to work a man like me

And she knows she gets exactly what she needs

I'm so weak, baby. *

So weak when you're around me

So weak when you're around me

Yeah, yeah. *

Mamá se me acercó y por el movimiento de sus labios, pude entender que dijo algo como: —¿Estás bien, Chandler?

La costumbre de leerle los labios cuando escuchaba música.

Asentí con la cabeza y ella me hizo a un lado, para sentarse conmigo de una forma incomoda en el estrecho sillón. Me acarició el cabello y abrazó, suspiré, acuné mi rostro en su hombro y volví a suspirar con fuerza. Me llevaba bien con mis padres, todo tranquilo, todo habitual, hasta a veces aburrido, aunque me obligaran a hacer cosas—como tocar el violín o tomar clases de karate—, no me quejaba.

So weak, so weak

Ooh, yeah-yeah-yeah-yeah. **

Me aferré a su abrazo como niño pequeño, un niño triste y afligido, se sintió realmente bien, considerando las preocupaciones que me embargaban, era muy consiente que, si la condición de Maddie hubiera sido peor, me hubiera salido un lado llorón, y pensé en ello, porque al abrazar a mi madre unas ganas de llorar me tentaron.

El resto de la noche me quedé junto a los padres de Maddie y Dylan, dormí a ratos, atento a que ella reaccionara, una enfermera llegaba de a ratos a tomar sus signos vitales, y el doctor le revisó dos veces en el transcurso de la noche.

Cuando el doctor la revisó en la mañana, solo estábamos Dylan, la señora Adkins y yo, y por la mirada del doctor mis esperanzas se fueron al tártaro.

El doctor Brown, un señor entre los treinta y cuarenta años, se le acercó a la madre de Mad y dijo algo que despertó las alertas en mi cabeza: —Señora Adkins, lamento decirle que tendremos que hacerle otras topografías y una resonancia magnética a la paciente, para asegurarme del desarrollo de la contusión... A ello le pido que rellene el papeleo con la enfermera Oprile, por favor.

—¿No que iba a estar bien? —preguntó Dylan restregándose los ojos.

—Me temo que la paciente haya entrado en un estado de coma, es común con traumatismos cerebrales de tal magnitud, según mis revisiones—replicó el doctor Brown.

No... No... NO.

—Enfermera Oprile, después quiero un examen de sangre completo, ¿de acuerdo? —Le dijo a la enfermera antes de retirarse.

Otro par de enfermeras llegaron y trasladaron a Maddie a una camilla para sacarla de la habitación. Sentí como mis piernas se debilitaron por un momento y compartí una mirada afligida con Dylan.

¿Estado de coma? Por favor, no...


 Pasaron dos meses, dos meses donde el miedo y la preocupación eran los únicos sentimientos que conocía. Estaba tan devastado como lo estuve dos años atrás.


Contaba los días, las horas y hasta los segundos transcurridos desde lo ocurrido, ansiando y necesitando que Maddie despertara.

—Estás siendo exagerado, seguro despertará pronto—me dijo mi prima Mia, sus ojos azules mirándome con pesar mientras desayunábamos.

—¿Es que no sabes que un estado vegetativo es serio? ¡Puede morir! ¡O durar años! No sé, solo necesito que despierte, ¡Nada más! —exclamé levantándome de la silla y dejando casi entero mi cereal, se me fue el hambre, y estaba en modo gruñón porque llevaba días sin dormir bien.

Mamá me regañó y obligó a que llevara unas tostadas con mantequilla para comer en el camino, a lo que tuve que ceder porque es mi madre y, en fin, me daba igual, tomé las tostadas y mi mochila, me despedí de mamá y los trillizos, y salí de mi casa.

Era un día de primavera, el invierno había acabado y el clima cálido predominaba todos los días, era una bonita estación en la ciudad, las flores de distintos colores brillantes y los pájaros cantando de un lado a otro, el arcoíris formado después de una pequeña lluvia, todo lindo y encantador.

Sospechaba que a ella pudiera gustarle, y que se lo estaba perdiendo...

—Hey, demonio. —Me llamó Lottie acostada en el césped del jardín delantero y palmeando el lugar vacío a su lado—. Ven aquí.

—Voy tarde—me excusé acercándomele.

—¿Sabes algo que aprendí durante mis viajes? O sea, tuve varias institutrices, ya sabes, estudiaba "en casa" por así llamarle, entonces una de mis tutoras, una vieja llamada Olga, creo, me dijo una frase que todavía recuerdo, valga la redundancia, la cual era: "Arriba las esperanzas, abuelita".

Reí y negué con la cabeza estallando a carcajadas. —¿Eso no es un meme? O sea, el de que salió en ¡Carly, el que cantaba horrible y le dijo esa frase a su abuelita en el show en vivo, ja, ja, ja, mi infancia.

—La intención era que te rieras, y sí, tú me lo mandaste un día cuando te ponías a responderme solo con memes y por eso no te hablaba mucho por las redes sociales—confesó riendo—. Pero ya hablando en serio, solo ten paciencia, Mads despertará y podrás volver a cogértela, ya sabes—bromeó alzando las cejas y dedicando una mirada burlona de perversidad.

—Por Zeus, ¡Que no lo hemos hecho! —exclamé riendo mientras me dirigía a mi auto, cuando llegué a este, agregué en voz alta, gritando prácticamente: —¡Gracias, hermanita!

—¡Nada que gracias! ¡Me la pagas hablándole bien de mí a DyDy para que me haga caso y saque de la Friendzone! —exclamó apuntándome con un dedo.

Pobrecita, se había encaprichado de Dylan y éste la había mandado a la zona de amigos con la mayor amabilidad posible, no porque no le atrajera, según él me confesó, porque en realidad si le atraía, más de lo que cualquier chica lo hubiera hecho, pero quería aclarar sus sentimientos enredados entre su amorío pasado con mi amiga Kassandra y lo que sentía por Maddie. Agradecí que fuera sincero con mi hermana, por eso Lottie tenía todo mi apoyo para que su relación con Dylan Stubbs floreciera de su capullo.

Y claro, los amores del pasado atrasando a los amores del presente, un clásico, ¿verdad?

Mi mal humor disminuyó, fui a clases y opté por permanecer en un estado neutral, fundido en mi música cuando no estaba recibiendo clase, en el almuerzo me obligué a comer e ignoré a mis amigos, a como lo hacía casi siempre.

Tuve práctica de natación y desahogué todos mis sentimientos en el agua, fue una buena distracción, a pesar que decidí no participar en las regionales.

Decisión que me provocó que Dylan me regañara como si fuera mi madre.

—¿Esto es por ella?, ¿verdad? Joder, también a mí me afecta demasiado, tanto como tú, pero por favor, te necesitamos para ganar.

—No es por ella, simplemente no tengo ganas—repliqué pasando la toalla por mi cabeza.

—No tienes ganas por ella—repuso Dylan, sentándose a mi lado—. Por cierto, ¿no has considerado ir al gimnasio?

—Me basta con salir a correr y ejercicios de calentamiento, ¿para qué pesas?

—No sé, en una novela romántica que una amiga me recomendó, decía que a las chicas les encanta los chicos con músculos super marcados—explicó encogiéndose de hombros y poniéndose una camiseta azul—. Aunque a Maddie no le importa ese hecho, pero igual para cuando ya hagan ya sabes qué, la asombres.

De los dos, él era el que tenía más músculos definidos, yo tenía lo mío, pero sin exagerar, solo lo justo y estaba bien para mí, a pesar que nunca me importó mi físico o cambiar para impresionar a alguien. ¿Cuál sería el chiste entonces?

—Que pereza—bufé encogiéndome de hombros y sonrojándome al pensar dos veces en lo último que dijo—. Iré a verla después de clases.

—Yo llegaré en la noche—afirmó Dylan, poniéndose de pie.

—La extraño—musité melancólico al levantarme y agarrar mi mochila.

—Yo también, que cosas, ¿verdad? Como la ausencia de alguien tan importante en tu vida puede terminar doliendo—comentó, al caminar a la salida de los vestidores masculinos, varios me pasaron saludando, en ese momento ya no era invisible, lo cual me pareció una terrible ironía.

—No hables de ella como si estuviera muerta—reñí golpeándole en la cabeza—. Malditos los que le hicieron eso.

—Lo bueno es que ya no la molestarán más—repuso Dy revisando su teléfono—. Te veo luego.

—Adiós—susurré viéndolo desviarse a otro pasillo.

En esos dos meses, sucedieron varias cosas, entre ellas, la aprensión del trío que le hizo daño a Maddie hasta dejarla en coma. Regina fue internada en un centro especializado en enfermedades mentales, que a la vez se parecía a un reformatorio por lo que era menor de edad, según los rumores que pasé escuchando, Regina tenía serios problemas, entre ellos un trastorno de identidad disociativo y uno de bipolaridad, depresión y esquizofrenia, en otras palabras, quedó en un manicomio (Hospital psiquiátrico). Yo intenté ser lo más indiferente que pude ante la noticia.

Mientras que Verónica y Maxon fueron enviados a un reformatorio juvenil en diferentes ciudades, casi al otro lado del país. Cabe resaltar que a los tres se les impuso una orden de alejamiento hacia Maddie—y por intromisión de mis padres, hacia a mí también—, así que no se nos podían acercar por menos de trecientos metros como mínimo.

Y tampoco era de olvidar cuando la escuela se volvió literalmente loca con las noticias. Por supuesto que yo seguí con mi indiferencia natural y enfocado en mi preocupación por si mi novia despertaría o no, no les presté atención a lo que decían y tampoco me dispuse a responder cualquier duda acerca de lo sucedido o la condición de Maddie Adkins.

Al diablo el mundo.

—Señorito Gedemer—me llamó el profesor Villepin saliendo del salón de profesores, maldije por lo bajo y me le acerqué con expresión neutra mientras desenrollaba mis audífonos con cuidado.

—¿Sí?

El profesor Villepin era un hombre agradable, de esos maestros que aparentan ser relajados y que le dan más importancia a los sentimientos y experiencias relacionadas a darle un sentido a la vida. En ese instante recordé cuando me presenté a las audiciones después que acabaron y al explicarle mis razones de porque necesitaba participar en la obra, accedió de inmediato—más por mi estúpido rostro expresivo—, y quedó encantado conmigo.

Además, según sus palabras, como en el pasado intentó reclutarme al club de teatro (fallando épicamente), no se pudo negar ante la oportunidad de que yo apareciera en una de sus obras estelares, más aún con el protagonismo.

—Chad, hijo, entiendo la condición de Maddie, pero esa no es excusa para que seas tan irresponsables de no asistir a las últimas prácticas, ¡la obra ya es la otra semana! Y mi Romeo está perdido, ¡AY! ¡Ni hablar de mi Julieta! Mira que no te saqué de la obra por cómo está la señorita Adkins, sino ya te hubiera echado en la segunda inasistencia, y bueno, porque eres un gran actor en escena, no podía perderte tan fácilmente...

—No participaré en la obra sin Maddie—declaré interrumpiéndolo.

Su rostro reflejaba una mezcla de decepción y lástima. —Entiendo tu punto, y bueno, ya sé, aplazaré la obra hasta la semana del baile de graduación, si Maddie no despierta para ese entonces, lo siento mucho, Chandler, pero la obra se hará sin ella, ¿así aceptarías?

Tenía la mínima esperanza que Maddie despertara antes de la obra, así que asentí con tristeza.

"Por favor, preciosa, vuelve, por favor", pensé cuando dejé solo al profesor en el pasillo y me dirigí a mi clase.

Joder, como la extrañaba, como la necesitaba.

*** 


Un pinchazo en el hombro me distrajo del libro que leía, alcé la vista y me encontré con un impotente Danny Borah.

Maldito.hijo.de.puta.

Regresé mi atención al libro y lo ignoré, el pinchazo con su pluma regresó y fue de todo mi autocontrol para no lanzarme sobre él, de nuevo, y volver a inflamar su estúpida cara "bonita".

Me quité un auricular y le vi con cara de pocos amigos.

—¿Cómo está Maddie? —preguntó cruzándose de brazos. El chico más popular de la escuela lo había dejado de ser hace mucho, y solo se limitaba a andar con su pedante mejor amigo Alex—no recuerdo el apellido y me vale cien pepinos—, hasta dejó de ser el capitán del equipo de voleibol, solo lo limitaron a un simple jugador ordinario por razones que no les puse atención. Tómate esa, Borah.

—Por favor, no me vengas de hipócrita preguntando por ella—respondí fríamente.

Él se encogió de hombros al decir: —Ya lleva dos meses y dos semanas, la obra es dentro de poco al igual que la graduación... ¿Ella se fue definitivamente? ¿Volverá?

Volví a ponerme los audífonos y lo ignoré. Por suerte no siguió insistiendo y se fue a su asiento.

Contuve mi paciencia el resto de la clase, desesperado por regresar al hospital y verla. Primero pasó con unos tubos grandes que controlaban su respiración, y ante las respuestas de un examen que el doctor le había hecho, cambiaron los largos tubos del respirador artificial, por unos más pequeños, y después por uno que solo abarcaba a su nariz, dejando expuesta a su boca.

Eso me dio esperanza, la reacción del doctor ante los últimos exámenes me mantuvo con el corazón desbocado, porque ella ya estaba empezando a reaccionar, y muy pronto despertaría...

Sonó la campana de salida y literalmente salí corriendo del salón, ese viernes fue el último día de la semana de exámenes, la cual me limitó a la hora de ir a ver a Maddie, pero por fin me había librado de ellos sin problemas, hasta había recibido varias respuestas de universidades, muchas propuestas, todas positivas, pero la que me importaba aún no había llegado, por lo que tenía otra razón para estar más ansioso y con los nervios de punta.

Conduje melancólico y distraído, a un punto que casi choqué con un autobús, llegué al hospital y pasé directo a la habitación donde mi novia yacía inconsciente.

Me dejaron entrar sin problema, todos se había acostumbrado a mis visitas diarias, a que pasara todo un día entero cuando se me era posible y a que me quedara a dormir de vez en cuando.

Una enfermera aplicaba unos cuidados generales y le saludé, tomé una silla y la acerqué lo más posible a la cama, la enfermera apuntó unas cosas y se fue dejándome solo con mi novia inconsciente.

Tomé la mano de Maddie y la acaricié lentamente mientras empezaba a hablar: Todos esos días le hablaba, le contaba cómo me fue en la escuela, le comenté sobre los libros que había leído o de la nueva música que habían sacado algunos de nuestros artistas favoritos en común, de películas que se estrenarían ese año y al final terminaba pidiéndole que despertara, que volviera a mí, que la extrañaba horriblemente.

Ese día estuve más triste que de costumbre y me apoyé un poco en su cama, posando el codo en el borde y acariciando su mano, entrelazándola con la mía.

Le quedé viendo antes de decir: —Por favor, mi chica sandía, por favor, no me dejes... Por favor... Regresa.

Besé su mano y lágrimas se escurrieron por mi rostro, odiaba llorar, y rara vez lo hacía.

Suspiré y me acerqué a su rostro, más pálido de lo habitual, sombras bajo sus ojos ante la ausencia del maquillaje, y un par de granitos por su frente, su nariz ya había sanado al igual que los moretones en el resto de su cuerpo. Al inspeccionarla detenidamente me pregunté porqué usaba tanto maquillaje si era igualmente bonita sin él. Aunque luciera super diferente.

—Yo sé que odias el cuento de la bella durmiente, y el de Blancanieves, pero, ¿Qué dices si te despierto con un beso de amor verdadero como en esas historias, preciosa? —le susurré con una sonrisa triste.

Acaricié su mejilla con mi dedo pulgar, siendo cuidadoso y gentil, recorrí el borde de sus labios, secos y sin color, no pude contenerme y le besé, con levedad y delicadeza. Lloré más porque no me correspondió, me alejé de ella y exhalé, me limpié la cara y saqué mis audífonos.

Cuando estuve a punto de ponerme un auricular, noté como su cuerpo empezó a reaccionar, a moverse con esfuerzo y lentitud, y después, oh por todo el Olimpo...

Ella abrió sus ojos.




**Es la letra de la canción que Chad menciona.  La traducción en el vídeo de multimedia UWU. 


/////////////////////////////////////////

¡SALUT! 

¿Les gustó el capítulo de hoy?  ¿Creen que Maddie despertará bien? ¿No habrá perdido la memoria? O.O 

Ay, a mí me dolió mi Chandler, u.u 

¡Espero lo hayan disfrutado! 

Ni que decir, :(  Más que lamento la demoraa, </3 conste, me salió algo largo, jaja. 

Ay, el final cada vez más cercaaaa, y conste, ¿ya vieron que este hecho fue super necesario para dar con lo que inició todo (La obra)? 

Atte, LadyOfTheCrazyDreams. 




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