Capítulo 38: Oh, querido karma, gracias por destruirme.
—¡Ya déjenme en paz! —bramé deteniendo la mano de Verónica que estuvo a punto de golpearme en la cara—. Maldita zorra.
—¿Qué no te ves vos? —replicó burlón Maxon—. No tienes moral, pequeña zorrita.
—Marica de mierda. —Le escupí enojada—. ¿Acaso nunca piensas respetar a las mujeres?
—Por supuesto, pero a ti no—contestó acercándose a mí, di un par de pasos atrás, pero pegué con la pared, en un santiamén los tres me tenían acorralada, alcé el mentón sin dejarme intimidar. Maxon acarició mi mejilla mientras me dedicaba una mirada entre morbosa y llena de odio, ni hablar de su sonrisa retorcida en una mueca de burla.
Lo aparté, pero cogió mi muñeca y la apretó tan fuerte, que el dolor no tardó en aparecer, me agaché y escabullí entre sus piernas, corriendo en dirección a la salida, sin embargo, alguien me tomó del pelo, me jaló tan fuerte que me caí, pude sentir el frío suelo del baño en contacto con mi espalda, y un dolor punzante en ésta.
—Este juego no tiene salida hasta que lo demos por concluido—dijo la loca de Regina con una mirada inocente que me repugnó.
Me volvió a jalar el cabello e instintivamente llevé mis manos a las suyas para que me soltara, en ello, alguien me golpeó en las costillas tan duro que me sacó el aire, alcé la vista y observé a Verónica que sacaba unas tijeras y una navaja de su bolso.
—¿Qué dicen? ¿La dejamos completamente pelona a como dejó a Ashly hace cuatro años?
—Tres años, estúpida ignorante—respondí burlona con el dolor retumbante en mi cuero cabelludo ante el violento jaleo de mi cabello.
Recibí otra patada de su parte, después se inclinó sobre mi cara y me golpeó el rostro, intenté evitarlo, y solo conseguí un golpe de puño en mi mejilla que seguramente se convertiría en un magullón bien feo más tarde, y en mi nariz, la cual empezó a inflamarse y sangrar.
—Cállate, no tienes derecho a hablar de aquí en adelante—espetó la pelirroja, dándome un par de cachetadas.
—Este juego no es justo—ironicé poniendo los ojos en blanco. Si iba a ser lastimada, no perdía el glamur, o dejaría de ser sarcástica por lo menos—. Exijo reglas más igualitarias.
Después recibí múltiples patadas, en mi abdomen y piernas, doliendo más por el pequeño tacón del zapato.
La que me jalaba el cabello, la loca, me arrastró y terminó pegando a la pared, mi cabeza se estrelló contra la dura y fría pared recubierta de mármol, me empecé a marear y los golpes contra la pared siguieron hasta que perdí la cuenta y sentí un chichón en mi cabeza que sangraba, en el momento que tocaba la herida, alguien me tomó la mano y levantó.
Me sentí inestable, adolorida, lágrimas se asomaron en mis ojos por el horrible dolor que me recubría, mis piernas temblorosas se pusieron de pie con mucho esfuerzo y luego fui empujada para caer de rodillas, jadeante intenté levantarme, pero Maxon me sostuvo con firmeza en mi lugar, después sentí como me volvieron a jalar el cabello.
—¡Córtaselo todo! —dijo Verónica, odio goteando en cada palabra.
—No—contestó Regina con una vocecita de fingida inocencia—. Solo hasta los hombros, sé que a mi Chaddie le encanta su cabello y no quisiera que él no estuviera a gusto con ella, seré misericordiosa por él, que lo tome como un regalo de mi parte.
Intenté escapar del agarre, pero solo provocaba que me golpearan en la cara o jalarán con fuerza el cabello. Chispas blancas empezaron a hacer presencia en mi campo de visión.
—¡Son unos enfermos! —grité intentado arañar al chico de cabello rubio que tenía sus manos presionando en mis hombros.
—Esto es por todas las humillaciones, por todo el dolor que me hiciste pasar—contestó Verónica—. No te hagas la mosca muerta.
—Esto es porque jugaste conmigo—declaró Max, sus ojos verdes, para nada comparados con los de mi chico de los audífonos, llenos de odio y furia.
—Esto es por todo el infierno en que me hiciste vivir hace tres años—replicó Regina empezando a cortar mi cabello, de forma impar, dejándomelo un poquito debajo de los hombros.
—¿Y crees que eso me va a matar? ¡Vaya! ¡Que maquiavélicos! —comenté sarcástica, luego recibí una patada dirigida al estómago y sentí el hierro de mi sangre en mi boca.
—Ahora, desfigúrale su linda carita—declaró Verónica, pero su secuaz de ojos azules y cabello castaño no estuvo de acuerdo.
—No, Chad me odiará—agregó Regina después de negarse ante la idea de la loca de Verónica. Ambas eran un par de locas, psicópatas.
—JA, me das risa, de todas formas te odiará por todo el daño que me han hecho—comenté mareada.
—¿Sabes? Para él eres un ángel, eso me da una idea, ¡Espiritualmente te cortaremos tus alas! —canturreó Regina, alguien me levantó la camisa de la espalda, y como estorbaba, al final me la sacaron a fuerzas y en contra de mi voluntad.
Sentí las yemas frías de Regina acariciar mi espalda, luego se detuvieron a cada extremo superior de mi espalda, por los omoplatos, Verónica le entregó la navaja y empezó a cortar.
Un ardor violento me sucumbió por el lado derecho, me retorcí y gemí de dolor, mareada y a punto de perder la conmoción de las cosas.
—Cada rayón es por cada herida que me infligí hace tres años, por ti—declaró una Regina sonriente.
Luego siguió con el lado izquierdo.
—Dale, ¡Llora y ruega piedad por nosotras! —exclamó Verónica volviéndome a patear en el estómago.
—Vete al infierno, mierda enferma. —Fui capaz de responder mientras mis lágrimas salían sin poder controlarlas, dolía, ardía demasiado.
Y pensé: "¿Este es mi karma? ¿Por todo el daño que le causé a tantas personas en el pasado? No dudo en que me lo merezco si fuera el caso, pero no a manos de estas personas, no ellas, prefiero algo peor".
—¡Que obra de arte más hermosa! Míralo, Vero—exclamó Regina aplaudiendo mientras caminaba para quedar frente a mí.
La chica de ojos azules sonreía en diversión, parecía maravillada por la escena, yo toda herida, sin camiseta, con morados surgiendo en mi abdomen y pecho a la par con mi cara y piernas, ni hablar de la sangre en mi nariz, espalda y boca, o cabeza. Sentía que podía caer en cualquier momento. La oscuridad me perseguía y yo luchaba por alcanzar ese rayo de luz, esa esperanza de seguir con los ojos abiertos, para no rendirme, para seguir luchando...
—Ahora es mi turno—declaró Maxon con una sonrisa delatora de morbosidad. Me soltó de los hombros y empujó contra la pared—acto que aumentó el ardor en mi espalda—, él empezó a desabrocharme la falda, pero yo intenté resistirme con las pocas fuerzas que me quedaban, ganándome golpes en la cabeza contra la pared tantas veces que empecé a perder el conocimiento y lo último que vi sobre el hombro de Max, fue a una silueta alta entrar en el baño y acercarse a mí.
"Oh... Querido karma...", pensé antes de caer en la oscuridad, "Gracias por destruirme".
***
Chad.
Me había quedado dormido en la biblioteca, mientras escuchaba música y "estudiaba", para una prueba de física. Me desperté diez minutos después que comenzó mi clase de Historia, y salí corriendo lo más rápido posible.
El pasillo estaba desierto, pero estuve pendiente que algún profesor me descubriera corriendo como loco entre los pasillos. Unas horribles ganas de ir al baño me detuvieron y me desvié para entrar al baño más cercano.
Ahí fue cuando lo oí. Mientras empezaba a orinar, un grito en el baño de las chicas me sorprendió, interrumpí mis necesidades biológicas y salí del baño, me acerqué al de damas, preocupado por el grito que había escuchado, después escuché unas voces familiares riendo y un golpe seco, de algo estrellándose contra la pared, eso me impulsó para entrar.
Y la escena me dejó horrorizado.
Maddie yacía inconsciente contra la pared del baño y el suelo, sin camisa, llena de morados por toda su piel, desde las costillas y piernas con rastros sangrantes, hasta su cara, en la cual su nariz se había inflamado y sangraba junto con su boca, el cabello cortado hasta los hombros y hecho una maraña desordenada, y el estúpido de Maxon estaba sobre ella, desabrochándole la falda, actúe rápido y lo tomé por los hombros, empujándolo a un lado y golpeándole con toda mi fuerza en la cara, después que le provoqué algo de sangre fluyendo de su boca, encaré a Regina y Verónica, la primera me veían con horror y la segunda con repulsión.
—¿Por qué? —Solo pude preguntarle a Regina, que tenía en sus manos una navaja con sangre goteando.
Sentía como mi pecho dolía, un miedo me atravesó hasta el alma, ¿Ella estaría bien? Por favor, que esos engendros del demonio no la hayan matado.
Con cuidado, tomé su muñeca y busqué su pulso, ahí estaba, un tanto débil para mi gusto, le susurré: "Resiste, preciosa, por favor...", "Vas a estar bien, ¿De acuerdo? Ya llegué, perdón por haber llegado tarde, vas a estar bien".
Gotas de sangre decoraban la pared y piso del baño en que ella estaba apoyada y ahí me di cuenta de las heridas a cada extremo de su espalda, por sus omoplatos; me llenaron las ganas de matar a quién le había hecho eso.
—¡Ah! Nos interrumpiste la diversión, amiguito—comentó Verónica poniendo los ojos en blanco.
Maxon se levantó del suelo y salió corriendo del lugar. Maldito cobarde, maldito hijo de puta, estuvo a punto de desnudar por completo a Maddie y quién sabrá que más le habrá hecho antes que yo llegara.
Regina se puso pálida y se sentó a mi lado. —¿Te... ayudo?
Me dieron ganas de responderle mil groserías, pero no valía la pena, así que opté por el silencio.
Me quité mi sudadera negra y cubrí a Maddie con ella, dejando al descubierto su espalda, la abracé de modo que acurruqué su rostro entre mi hombro y cuello, y la cargué, con cuidado a tocar sus heridas. Saqué mi teléfono y llamé a Dylan, pero no fue necesario porque en el preciso momento que yo iba cargándola, él apareció.
—¿Qué pasó aquí? —preguntó con un rostro lleno de consternación, después en preocupación al notar la espalda sangrante de su mejor amiga, volteó a ver a Regina que estaba en el piso llorando, y Verónica que revisaba su teléfono con indiferencia.
—Se lo merecía—murmuró la chica de ojos oscuros y cabello rojo brillante.
—¡Eres una perra enferma! —Le gritó Dylan furioso.
—Llama a una ambulancia o lo que sea, por favor—Le dije a Dy, con el corazón alocado.
"Va a estar bien, Mad estará bien", me dije mentalmente mientras la sacaba del baño de chicas, inconsciente y lastimada.
Después de una eternidad en la desesperación, la ambulancia llegó, y cuando vi que se la llevaban en la camilla, algo dentro de mí se rompió. Tan frágil y tan dañada.
La desesperación para que estuviera bien me consumió a cada momento, y ni me di cuenta cuándo o cómo mis dedos se llenaron de su sangre, pero solo me repetía en mi mente: "Ella estará bien, va a estar bien".
Holaaa, ¡Que milagro que actualicé tan pronto! o: Sí, sucedió, tuve tiempo libre e inspiración al mismo tiempo, omg. KHÉ ESTÁ PASANDO DOCTOR GARCÍAAAA. OKNO XDD.
Hasta a mí me sorprende, ¿les gustó el capítulo? A mí me ENCANTÓÓÓÓ. <3 XD.
Ya vamos con la cuenta regresivaaa, faltaaan, ummmm sus 8 o 7 capítulos + El Epílogo.
DIOSSS, NO SÉ, MUERO DE SOLO PENSAR TERMINARLA TAN PRONTO :'D
GRACIAS POR SEGUIR LEYENDOOO <3
Cuídense, nos leemos prontico :D
Atte, Lady Of The Crazy Dreams.