ANA DANIELA
Ya llevo 4 días encerrada en este cuarto que ni tengo idea de donde nos tendrán, digo tendrán porque ayer trajeron a la pobre de Sara para usarla como garantía para que Alejandro se intercambie por nosotras. Mi mamá está loca, pero más loca que una cabra. No sé en qué va a terminar todo esto. ¿Moriremos, sobreviviremos? ¡No se! más al rato despierta Sara, y asombrara por verme viene y nos abrazamos. Y dice;
––Ana, ¡Por fin apareces! Ya me tenías preocupada. ––Dijo ella entre sollozos. –– ¿dónde estamos?
–– ¡Ay Sara!, Ni yo misma se donde estamos. ––dije con cara de angustia.
–– ¿Nos van a matar? ––pregunta de repente.
–– ¡No se amiga!, Escuche que Alejandro se intercambiara por nosotras, pero yo creo que nos van a matar a todos. ––Dije con la lágrimas en los ojos.
––Ana, Tranquila. Que todo esto va a salir bien. Además Ana Lucrecia no puede matarte, eres su hija.
–– ¡No! Te equivocas Sara, ella no es mi madre.
––Bueno, si, una mujer como esa no se merece que tú la llames madre.
––Sara, no me estás entiendo. ––dije algo alterada. ––el día que la fui a enfrentar por lo de Alejandro, ella me dijo que yo no era su hija de sangre. Y que si mando a matar al padre de Alejandro.
––Omg, ¡cuéntamelo todo!, ¿qué fue lo que pasó?
––Bueno, fue de la siguiente manera. ––digo
Y comienzo a contarle lo que había pasado ese día;
Recuerdo.............
Mi cabeza estaba experimentando muchas emociones al conocer toda la verdad del pasado de Alejandro, y de lo que tuvo que hacer. ¿Debería estar enojada con él? ¡La verdad no! Un poco si, sólo que me haya ocultado la verdad, pero entiendo muy bien el porqué lo hizo. Iba de camino a casa de Ana Lucrecia, para que me explique todo este rollo que está pasando. Es la primera vez que digo el nombre de pila de mi madre y la llamó por su nombre, pero cosas como esta me hace enojar mucho.
Al llegar a la mansión, toque varias veces la puerta, me abre margarita y dice;
––Señorita, tengo órdenes de la señora del monte, de no dejarla pasar.
––Tengo algo importante que hablar con Lucrecia, así que déjame pasar. ––digo y la hago a un lado para pasar.
Voy directo a su despacho, y veo la puerta cerrada cuando llegó, abro la puerta de golpe y hay la veo. Sentada muy tranquila detrás de su sillón a lo que digo;
–– ¿Es Verdad? ¿Tú lo asesinaste? ––pregunté.
–– ¿A quién? ––pregunta ella con tranquilidad en su sillón.
––Al padre de Alejandro varilla. –contesto.
Se quedó unos minutos callada y puso una cara de "lo estoy pensando" y después dijo;
–– ¡Sí! Fui yo.
Yo solo me quedé boquiabierto al escuchar la respuesta. ¡Ósea! Que era cierto, mi mamá mato al padre de Alejandro, y quien sabe por qué lo habrá hecho.
–– ¿No vas a preguntarme por qué lo hice? ––pregunto ella de pronto.
–– ¿Tu qué crees? ––pregunte con cara de enojada.
Luego ella me empieza a contar toda la historia, y al parecer el padre de Alejandro y ella se conocían de hace mucho años, que hasta tuvieron un Romance que de ahí ¿tuvieron un hijo? Eso no me lo esperaba. Luego me siguió explicando de los problemas que tuvo con su padre, porque no quería que la relación entre ella y el padre de Alejandro siguiera y que cuando tuvieron al pequeño, el padre de Alejandro negocio con el de Ana Lucrecia para que decidiera de la criatura. Eso fue lo que le dijeron, y que como no quería decir nada de donde estaba su hijo ella lo mando a matar al igual que Alejandro, tal como decía en su carta. ¡Ohm Dios mío!
––Y esa es mi historia. ––Dijo tranquilamente como si solo estuviera contando un cuento infantil.
––Mama, lo que hiciste es muy grave. ¿Sabes que puede ir presa por asesinato?
–– ¿Y quién lo va A hacer? ¿Tú?
––No podría hacerlo, porque soy tu hija. No me sentiría bien denunciando a mi madre.
––Puedes hacerlo Ana Daniela, después de todo, yo no soy tu madre. ––dijo ella en su estado natural.
–– ¿Que dijiste? ––pregunté asombrara al escuchar lo que había dicho.
––Yo no soy tu madre, no te parí, sólo me hice cargo de ti por qué tú padre me lo pidió.
–– ¿Cómo? ––Pregunto ya con algo de lágrimas en los ojos. –– ¿Ósea que no eres mi madre de sangre?
––No, tu verdadera madre era una borracha que sólo le gustaba tomar y andar descuidada de sí misma, yo te hice una mejor persona cuando te traje a este país. Pero como no tenía como criarte ahí mi vida mejoró cuando conocí a amando del monte. Y eso me deberías agradecer.
–– ¡Ósea! ¿Armando del monte tampoco es mi padre?
–– ¡No! Tu padre es era un narco traficante, llamado Juan Pablo González, al que también me di el gustazo de despacharlos al más allá. Era un vil traidor igual que la hija.
No puedo con lo que estoy escuchando. Son muchas emociones en mi cabeza, ¿Dios porque me haces esto? ¿Qué he hecho para merecer esto? Luego la miro y veo como tiene esa sonrisa burlona, como si se alegrará de lo que está haciendo.
–– ¿Y tú te alegras de todo eso que haces? ––le pregunto desconcertada.
––La vida es bella y hay que disfrutar lo que uno hace.
–– ¿Y eso incluye matar personas inocentes como el padre de Alejandro?
––Andrés varilla me robo a mi hijo, aunque era suyo por igual no tuvo compasión por él. Por eso no se merecía darle buenos tratos, tenía que morir como un perro.
––Te odio Ana Lucrecia del Monte, como lamento el tener que llevar tu apellido. Me das lástima.
––No me importa que me odies, después de todo no me importa lo que piense. Por mi me puedes desear la muerte, ¡total! A mí eso no me vale ni mierda.
––Entonces no te valdrá mierda si voy ahora mismo a la policía a denunciarte. ––dije acercándome a la puerta directo para salir, cuando el sonido de un arma cargada me detiene.
–– ¿A dónde crees que vas? Tu no ira a ningún lado.
Ella se acerca y me inyecta una jeringa en el cuello. Y caigo de pronto al suelo. A lo que pregunto;
–– ¿Que me diste?
––Un poderoso veneno que te irá matando lentamente. ––dijo entre burlas.
–– ¿Vas a matarme?
––No todavía. Primero me vas a decir ¿Donde está Alejandro varilla?
–– ¡No se!–dije
––Sera mejor que me vallas diciendo donde está el. Ya que de que el aparezca eso depende tu vida.
–– ¿Que le vas a hacer?
––Tu misma lo verás cuando lo tenga en mis manos, pero si no me dices dónde está bueno, no podrás vivir para ver lo que le tengo preparado a él.
Mi vista en ese momento se comenzó a nublar hasta que todo se puso Negro y nada.
Fin del recuerdo.......
––Y no supe nada más de mi hasta que desperté a aquí. ––dije con la mirada ida.
––Ana, Como lo siento lo que estás pasando. Debe ser muy difícil el tener que aceptar que la familia que creíste haber tenido no eran tu familia.
––Mas me duele tener que enterarme de esto justo ahora, es que si Dios me quisiera mandar uno de los peores castigos del mundo.
–– ¿Lo dices por Alejandro?
––Por el no, Alejandro es lo mejor que me ha pasado en esta miserable vida de la que acabo de dar cuenta que tengo. Pero lo ha hecho Ana Lucrecia del Monte, eso es cosa que no tiene madre.
––Ana, tengo miedo de lo que pueda pasar.
––Yo también Sara. Estoy tan temerosa como tú, y eso que no sabemos todavía qué piensa hacer Lucrecia con Alejandro. Eso es lo que más miedo me da.
–– ¿Tanto lo amas? ––Pregunto Sara.
––Ahora siento que mi vida no es nada sin él, Alejandro me ha hecho ser otra mujer desde que nos volvimos a encontrar. Si el muere no se qué haría.
––Bueno, si tampoco no nos matan a nosotras también.
De pronto la puerta de cuarto donde estamos se abre y entra Lucrecia con dos hombres vestidos de negro. Y dice;
––Buenas noticias chicas, ––decía ella con una sonrisa maléfica. ––el príncipe Alejandro varilla ya viene en camino a rescatar a su princesa y a la amiga fea. ––dijo y se echo a reír.
––Patética. ––dije.
––Me da igual lo que digas mocosa, yo soy la que decide quién vivirá y quién no. Y no te preocupes, que a tu príncipe encantado lo verás morir en primera fila. Y vas a desear no haberte metido conmigo.
––Se puede saber Ana Lucrecia del Monte, ¿qué rayos te hice? ¿Qué me estás cobrando con todo esto?
––En primer lugar, porque eres una traidora, segundo, quiero que veas que conmigo nadie juega. Y tú jugaste con una cardera muy caliente la cual con la cual te vas a quemar muy pronto. ––y otra vez se echo a reír.
Ella se va con sus hombres y se cierran la puerta. Para luego yo echarme a llorar como Magdalena, Sara se acerca y me da un fuerte abrazo. Y dice;
–– ¡Como lo siento amiga! ––Dijo ella poniendo mi cabeza en su pecho.
––Ay Sara, ¿porque me está pasando estas cosas?
––Todo por una absurda venganza. ––dijo ella.
Y nos quedamos hay en silencio. Si nada que nos viniera a ayudar.
ALEJANDRO
***********
Estoy camino a santa cruz de Barahona, sólo faltaría unos minutos para que la avioneta haga su aterrizaje en la pista aérea de ese pueblo. En avioneta además del piloto y yo también estaba otra persona que luego de que termine todo esto, tiene que darme muchas explicaciones.
––Si no fuera Porque tengo que salvar a las chicas, ahora mismo te estaría moliendo a golpes San. ––dije.
––Jajajajaj, ya Alejandro ten piedad de mí, te prometo que de terminar toda esta pesadilla, podrás golpearme todo lo que quieras. ¿Pero cómo le vas a hacer para salvarte tú? Después de todo a las chicas las dejarán libres.
––Tu no conoces a Ana Lucrecia, esa mujer no tiene escrúpulos. Aunque Ana Daniela sea su hija la traición de acostarse con su marido esa no la perdona.
––Wau, que feo debes sentirte después de enterarte que acostaste con la hermana y la madre al mismo tiempo.
––Tú no sabes nada San, ahora mismo si no fuera porque quiero salvar a Ana y a Sara, te juro que me tiraría de este avión.
–– ¡No Ale!, No te tires aún. –dijo San echándose a reír. ––Pero ya en Serio, ¿tú crees que el plan salga a la perfección?
––Para eso te traje, y todo saben lo que harán, no podemos levantar sospechas de nada.
––Abrochen sus cinturones, pista de aterrizaje a la vista. ––dice el piloto de la avioneta.
––Bueno, ya es hora. ––dije.
La avioneta comenzó a hacer su descenso hasta la pista de aterrizaje, yo estaba ya nervioso por todo lo que está por pasar. Pero una cosas es; que si voy a morir será para que Ana Daniela viva, ella no se merece nada de esto que está pasando. Ella no tiene la culpa de la cuenta que tengo que con su madre lamentablemente mi madre, pero esto tiene que funcionar por el bien de las chicas, tiene que funcionar. La avioneta termina de aterrizar en la pista, y a lo lejos de se puede observar el pueblo de santa cruz de Barahona, lindo pueblo por cierto;
–– ¿Ahora qué? ––Pregunta San.
––Tengo que llamar a Lucrecia. ––dije sacando el celular de bolsillo izquierdo.
Busco en la agenda el número de Lucrecia, y llamó;
Conversación telefónica........
––Vaya, no pensé que llamaras tan rápido. ––dijo Lucrecia con su sonrisa maléfica.
––Ya estoy en santa cruz de Barahona, ¿ahora que tengo que hacer? ––pregunto.
––Tan desesperado estas por estar conmigo mi vida. –decía ella en tono de burla. ––Bien, vas a ir al pueblo, y vas a esperar a mis hombres, cuando ellos este en el pueblo te llamaré para que te reúnas con ellos. ¡Ojo! Metes a la policía en esto y Ana Daniela y su amiga la fea se muere.
––Si si, Lucrecia. Ya me tienes harto con lo mismo. ––dijo con un enojo encima.
––Ya sabes lo que tienes que hacer.
Y colgó....
Fin de la llamada telefónica......
–– ¿Que te dijo?
––Que espere a sus hombres en el pueblo. Pero no se a donde voy a ir.