-¿Sabes algo? Me gustaría dar un paseo... contigo, claro- se le ocurrió a Jesús mientras se encontraba con su espalda recargada en el umbral de la puerta, de brazos cruzados y con su mirada puesta en Daryl, mientras este permanecía sentado en el sillón de la sala, con sus ojos puestos en las pinturas que adornaban el amplio muro de la casa. Sacó un cigarrillo de uno de los bolsillos de su chaleco y lo encendió sobre sus labios, como si de alguna forma ignorara las palabras de su compañero; pero en cuanto soltó el humo que retenía en su garganta, lo llamó por su nombre y haciéndole un ademán con las manos le dijo:
-Paul... Ven aquí- a lo que el mencionado actuó en seguida, con una pequeña sonrisa, pues lo traía enternecido el simple echo de que sólo el le llamara por su nombre.
-¿si?- preguntó Jesús cordialmente, llevándose ambas manos a la espalda, mientras se inclinaba un poco ante el mayor.
-Ven... siéntate aquí... quiero tenerte conmigo-inquirió palmando su regazo, como si de el cachorro y su amo se tratase.
Jesús asintió y se acercó a él para sentarse con cuidado sobre sus piernas, mientras el intentaba ser precavido con su cigarro, porque no podía si quiera imaginarse dejando caer mínimas cenizas sobre el menor.
-¿Que era lo que me dijiste hace un momento?.. - preguntó el arquero mientras rodeaba la cintura de Rovia, envolviendo su fuerte brazo en el.
Era extraño, rara vez tenía ese tipo de comportamientos. Parecia que no quería dejarlo escapar, no podía mantenerlo muy lejos de el. ¿Y es que ahora el pensaba que Jesús le pertenecía sólo a el?...
-Pues... quiero ir a dar un paseo, ya sabes, recorrer un poco la zona y tal vez encontrar algunos suministros. ¿Que dices?.
-Pues digo que pasamos mucho tiempo juntos...
-Bueno es que-
-Yo no dije que eso me molestara, Jesús...-
-¿entonces eso es un si?- se acercó más a su rostro, tomandolo por el cuello de su camisa con ambas manos y le plantó un pequeño beso en la comisura de sus labios-
-Maldición... nunca pensé que diría esto y menos decirlo a otro tipo, pero... Jesús, eres jodidamente hermoso- dijo antes de darle una pitada a su cigarrillo y luego soltar un poco de humo sobre el cuello de su pequeño compañero, el cual no quitaba los ojos de la alfombra, sentía que no podía mirarlo a los ojos, o se sonrojaria más de lo que ya estaba.
Daryl podía notar su sonrisa y su timidez por lo que le había dicho hace un momento. Y es que se veía como un niñito.
Estiró su mano y dejo el cigarrillo sobre el cenicero cerca de la ventana y con su mano libre levantó la barbilla de Jesús y sus ojos claros se consolidaron con ternura, y en modo de respuesta, Daryl lo acercó más hacia el y lo besó en los labios, mientras se deleitaba acariciando su cabello, metiendo sus dedos entre los mechones y jalandolo con delicadeza hacia atrás. Si había algo que Daryl amaba de Jesús era su hermoso cabello claro, su suavidad se sentía tan bien cuando tenía la oportunidad de tocarlo.
***
Para las cinco de la tarde, ambos ya estaban en el vehículo, esperando a que los guardias que custodiaban la entrada les abrieran las puertas.
Esta vez Daryl había pedido el volante, así que Jesús se mantuvo a su lado, como acompañante mientras el ojeaba un libro y el otro conducía.
-Bueno, ¿hacia donde vamos?- preguntó mientras miraba de reojo lo que hacía Jesús.
-A donde tu quieras, cariño- le respondió sin quitar la vista a la página del libro.
-Está bien- Soltó con una leve sonrisa y continuó conduciendo.
Fueron aproximadamente 40 minutos de viaje. El auto se detuvo al lado de la carretera, pero para mayor seguridad, ambos decidieron estacionarlo dentro del bosque, y no tan a la vista, pues era la ruta que comunicaba a La Cumbre con Alexandria, ambas comunidades estaban amenazadas con ser visitadas por Los Salvadores por esos dias, en busca de suministros, y lo que menos querían era toparse con alguno de ellos.
-Finalmente solos- Dijo Jesús antes de cerrar su libro entre sus manos y abrir la puerta del vehículo.
Ambos se bajaron y estiraron un poco sus extremidades, sintiendo la completa soledad del lugar.
-De todas formas no bajes la guardia aquí, Jesús. Toma esta- Le entregó una de las pistolas con silenciador que traía en la cajuela del auto.
-Si no crees que este lugar sea tan seguro, entonces porque vinimos aquí?- Preguntó mientras se sentaba sobre el capot del auto.
-Ningún lugar es seguro aquí afuera, Paul. Por eso no te alejes mucho del carro o tendré que ir a salvarte el culo si te metes en aprietos con los caminates- le advirtió en un tono serio.
Jesús rió entre dientes y envolvió sus piernas alrededor de los muslos del otro, atrayendolo más hacia el.
-Adoro cuando quieres protegerme, pero yo mismo he pasado tiempo aquí afuera-
-No lo suficiente-interrumpió el otro bruscamente mientras lo tomaba por sus antebrazos.
-Puedo contigo, cariño. Contigo y muchos más...-
-¿seguro?-
- ¿A caso no recuerdas cuando nos conocimos? Por cierto, lo siento mucho por eso. Tu y Rick no parecían buenas personas.- atinó una sonrisa bajando la cabeza.
-Me diste un buen golpe ese día... idiota- soltó por lo bajo poniéndose en una postura firme y seria.
-Jajaja, no te enojes, sabes que fue en defensa propia-
-Tu nos robaste el camión- respondió.
-Fue por una buena causa- rodó los ojos- ¿me perdonas, no?-
Hubo un momento de silencio hasta que finalmente habló:
-Consigueme más cigarrillos-
-¿En serio así de fácil? Jajaja pensé que dirías algo así como "Si me besas te perdono" o "...-
-No, es demasiado marica- interrumpió- Pero de todas formas...- el mayor encimó su mano sobre el rostro de Jesús y le acarició una de sus mejillas, que ahora, se habían tornado de un notable color rosa.
Ambos se miraron por unos segundos, antes de que Daryl rodeara sus formidables brazos alrededor del cuello de Jesús, atrayendolo así más hacia su cuerpo, donde compartieron un cálido abrazo, y un "te perdono" salió de los labios del arquero, mientras el viento frío de la tarde comenzaba a soplar, moviendo las ramas y hojas otoñales de todos aquellos árboles y arbustos que, para su suerte, ocultaban y asolaban la cariñosa escena de ambos.
Y en cuanto se separaron volvieron a unirse, pero está vez en un beso que hizo que sus cuerpos comenzaran a contraer calor y el deseo de estar unidos el uno con el otro.
Esta vez para asombro del joven de cabellos claros, Daryl era quien marcaba el ritmo de sus lenguas, y claro, el ritmo de sus manos que en un descuido, ya estaban puestas sobre la intimidad de Jesús, acariciándola y de paso, buscando la forma de deshacerse de las prendas que la cubrían.
Jesús gimio y soltó unas cuántas palabras incoherentes en cuanto sintió la mano de Daryl recorrer su espalda, estremeciéndolo, hasta el punto en el que no pudo soportarlo más y le pidió por favor que vayaran al vehículo.
Daryl asintió y lo tomó delicadamente por sus caderas y con sus fuertes brazos cargó el cuerpo del joven sobre su hombro, como si de un cazador regresando a su morada con su presa se tratase.
Daryl caminó hasta la parte trasera del auto, y con sumo cuidado estiró su mano para abrir la puerta trasera del vehículo, mientras que con la otra aún sostenía las caderas de Jesús, mientras este observaba sus movimientos.
Lo recostó sobre el asiento tracero y se besaron de nuevo, pensando que eran los únicos en la zona, tal vez, y terminaron distrayendose, entre caricias y besos, hasta que unos gruñidos y pasos torpes pusieron en alerta a ambos.
-Oh, maldición! Son esas mierdas de nuevo- Se incorporó del asiento con ayuda de Daryl y se acomodó el suéter de nuevo.
-¿Donde está tu arma?- preguntó alarmado al ver que los caminantes de acercaban aún más al vehículo.
-Mierda, la dejé en el capot del auto-
-Quédate aquí y cierra las puertas, iré por ella-Dijo mientras se cerraba la camisa y se incorporaba del auto. Pero para su sorpresa, antes de que pudiera tomar la pistola del capot del auto, un disparo se escuchó a muy corta distancia de la zona, advirtiendole a ambos que ellos no sólo debían temerle a los muertos.
"Maldición... que no sea el, que no sea el" era lo unico en lo que pensaba el mas joven mientras se movía entre los asientos para llegar al volante y conducir el auto fuera del lugar lo más rápido posible, pero ya era demasiado tarde para cuando alzó la vista y se encontró con la silueta de ese maldito... Dwight.
continuará...