Capítulo #14 "Ningún lugar es seguro"

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-¿Sabes algo? Me gustaría dar un paseo... contigo, claro- se le ocurrió a Jesús mientras se encontraba con su espalda recargada en el umbral de la puerta, de brazos cruzados y con su mirada puesta en Daryl, mientras este permanecía sentado en el sillón de la sala, con sus ojos puestos en las pinturas que adornaban el amplio muro de la casa. Sacó un cigarrillo de uno de los bolsillos de su chaleco y lo encendió sobre sus labios, como si de alguna forma ignorara las palabras de su compañero; pero en cuanto soltó el humo que retenía en su garganta, lo llamó por su nombre y haciéndole un ademán con las manos le dijo:
-Paul... Ven aquí- a lo que el mencionado actuó en seguida, con una pequeña sonrisa, pues lo traía enternecido el simple echo de que sólo el le llamara por su nombre.
-¿si?- preguntó Jesús cordialmente, llevándose ambas manos a la espalda, mientras se inclinaba un poco ante el mayor.
-Ven... siéntate aquí... quiero tenerte conmigo-inquirió palmando su regazo, como si de el cachorro y su amo se tratase.
Jesús asintió y se acercó a él para sentarse con cuidado sobre sus piernas, mientras el intentaba ser precavido con su cigarro, porque no podía si quiera imaginarse dejando caer mínimas cenizas sobre el menor.
-¿Que era lo que me dijiste hace un momento?.. - preguntó el arquero mientras rodeaba la cintura de Rovia, envolviendo su fuerte brazo en el.
Era extraño, rara vez tenía ese tipo de comportamientos. Parecia que no quería dejarlo escapar, no podía mantenerlo muy lejos de el. ¿Y es que ahora el pensaba que Jesús le pertenecía sólo a el?...
-Pues... quiero ir a dar un paseo, ya sabes, recorrer un poco la zona y tal vez encontrar algunos suministros. ¿Que dices?.
-Pues digo que pasamos mucho tiempo juntos...
-Bueno es que-
-Yo no dije que eso me molestara, Jesús...-
-¿entonces eso es un si?- se acercó más a su rostro, tomandolo por el cuello de su camisa con ambas manos y le plantó un pequeño beso en la comisura de sus labios-
-Maldición... nunca pensé que diría esto y menos decirlo a otro tipo, pero... Jesús, eres jodidamente hermoso- dijo antes de darle una pitada a su cigarrillo y luego soltar un poco de humo sobre el cuello de su pequeño compañero, el cual no quitaba los ojos de la alfombra, sentía que no podía mirarlo a los ojos, o se sonrojaria más de lo que ya estaba.
Daryl podía notar su sonrisa y su timidez por lo que le había dicho hace un momento. Y es que se veía como un niñito.
Estiró su mano y dejo el cigarrillo sobre el cenicero cerca de la ventana y con su mano libre levantó la barbilla de Jesús y sus ojos claros se consolidaron con ternura, y en modo de respuesta, Daryl lo acercó más hacia el y lo besó en los labios, mientras se deleitaba acariciando su cabello, metiendo sus dedos entre los mechones y jalandolo con delicadeza hacia atrás. Si había algo que Daryl amaba de Jesús era su hermoso cabello claro, su suavidad se sentía tan bien cuando tenía la oportunidad de tocarlo.
***
Para las cinco de la tarde, ambos ya estaban en el vehículo, esperando a que los guardias que custodiaban la entrada les abrieran las puertas.
Esta vez Daryl había pedido el volante, así que Jesús se mantuvo a su lado, como acompañante mientras el ojeaba un libro y el otro conducía.
-Bueno, ¿hacia donde vamos?- preguntó mientras miraba de reojo lo que hacía Jesús.
-A donde tu quieras, cariño- le respondió sin quitar la vista a la página del libro.
-Está bien- Soltó con una leve sonrisa y continuó conduciendo.
Fueron aproximadamente 40 minutos de viaje. El auto se detuvo al lado de la carretera, pero para mayor seguridad, ambos decidieron estacionarlo dentro del bosque, y no tan a la vista, pues era la ruta que comunicaba a La Cumbre con Alexandria, ambas comunidades estaban amenazadas con ser visitadas por Los Salvadores por esos dias, en busca de suministros, y lo que menos querían era toparse con alguno de ellos.
-Finalmente solos- Dijo Jesús antes de cerrar su libro entre sus manos y abrir la puerta del vehículo.
Ambos se bajaron y estiraron un poco sus extremidades, sintiendo la completa soledad del lugar.
-De todas formas no bajes la guardia aquí, Jesús. Toma esta- Le entregó una de las pistolas con silenciador que traía en la cajuela del auto.
-Si no crees que este lugar sea tan seguro, entonces porque vinimos aquí?- Preguntó mientras se sentaba sobre el capot del auto.

Estadía en Hilltop (Daryl & Jesus)Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz