❤ POV SUGA ❤
Le observo, no puedo dejar de hacerlo, no quiero dejar de hacerlo. Me fascina. Ver sus mejillas redondeadas por la comida que mantiene en ellas me hace sonreír, me hace recordar esa época en la que éramos unos mocosos que comíamos cualquier porquería para saciar nuestra hambre, justo como ahora. Me hace amarlo aún más y asegurarme que por siempre estaré enamorado de él.
Después de que hicimos el amor un par de veces en los baños de la academia terminamos exhaustos. Creí que seríamos pillados en cuanto la campana sonó dando por terminadas las clases, pero no fue así, nadie entró y eso nos dio oportunidad a seguir con lo nuestro. Terminé hambriento, tener sexo nos abrió el apetito. Apenas nos acomodamos la ropa salimos de los baños cómo si nada hubiera pasado, algunos compañeros de JiMin se le acercaron preguntando en dónde se había metido, que habían tenido una hora más de ensayo y trataban de localizarlo, por un lado me sentí culpable, su celular no dejaba de timbrar y terminé apagándolo, no quería hacerlo añicos contra el piso. Yo sólo escuchaba desde atrás y miraba su espalda. Joder, no me cansaré de decirlo, mi novio es el hombre perfecto y su culo merece un reconocimiento a nivel mundial. En su nuca y cuello le quedaron marcas rojas, mierda, sí fui un brusco...
—¿Qué pasa? —balbucea apenas entendible, pasa el bocado y bebe un poco de refresco a través de la pajilla. Aparto la mirada y suspiro.
Cuándo salíamos de la academia nos topamos con J-Hope y Jun, éste último alardeó tanto que casi le golpeé la cara. Los dejamos atrás mientras discutíamos a dónde iríamos a comer. Yo quería llevarlo a un restaurante de la zona alta, comer lo más rico del menú y quizá pedir un poco de vino, pero no quiso, se negó rotundamente haciéndome enfadar. El enfado me duró poco, igual que siempre pero no lo di a notar, aparenté que seguía cabreado. Se paró frente a mí, y me besó pidiendo que no me enfadara, que no quería que yo gastara en algo innecesario. Montamos la Harley de AJ y conduje con tranquilidad hacia el lugar que él pidió. Así que ahora estamos aquí, sentados alrededor de una mesita redonda, rodeados de niños que gritonean mientras suben a los juegos de plástico y alterando mi estrés a cien por ciento, sólo espero que ninguno me vomite...
—¿Sigues enfadado? —murmura dejando el vaso de refresco a un lado.
—No estoy enfadado...
—¿Entonces en qué piensas?
—No es nada, es sólo que... recordaba aquellas veces en las que nos reuníamos después del colegio para comer hamburguesas o cualquier comida chatarra. Ya echaba de menos éstas cosas —comento alzando mi mano con la hamburguesa en ella.
—¿Bromeas? —toma un par de papas fritas y las introduce en su boca—. Las hamburguesas de Mc Donald's no son la gran cosa YoonGi.
—Ooh~, claro que lo son. RapMon se esfuerza tratando de hacer la cena para ambos pero..., es un verdadero asco —río por lo bajo al decir lo último—, últimamente la comida china y el ramen mal cocido de Mon han sido parte de mi rigurosa dieta.
—Es una gran suerte que aún sigas vivo —bromea haciéndome sonreír—. YoonGi, Nam se esfuerza demasiado.
—Lo sé y lo agradezco, por lo menos no duermo con el estómago vacío. ¿Tú que tal comes?
—He comido bien gracias a HoSeok hyung; él es quién cocina, es el único que no incendia nada y su comida es aceptable. —ríe un poco. Termino mi hamburguesa y me recargo—. ¿Cómo lo lograste? —limpia su boca y me mira.
—¿A qué te refieres? —vacilo.
—¿Cómo es que lograste convencer a AJ para que te prestara su motocicleta?
Me encojo de hombros. —Sólo insistí un poco...
—¿Insististe? —vacila con incredulidad evidente. Tiene motivo para estar escéptico, yo no suelo ser de esas personas que insisten por mucho que desee las cosas.
—Quería venir a verte —confieso. Su color se transforma en segundos, cómo un camaleón, ha cambiado de blanco a rojo, un rojo brillante. Sus ojos se han convertido en un par de líneas curvas por su sonrisa y la risita tonta atascada en su garganta simplemente me hace sonreír estúpidamente—, no me bastaba con escucharte por el celular o leer tus textos reclamando por algún motivo. Quería verte... Quería tocarte...
—Eres un tonto, Min YoonGi~... —chilla cubriendo su rostro para esconder su sonrojo.
—No es muy tarde pero muero de sueño, conduje toda la noche.
—Vayamos a casa entonces —nos levantamos al mismo tiempo para caminar hacia el estacionamiento, por fin, lejos del griterío de niños. Al llegar junto a la motocicleta saco el casco y se lo doy—. No me pondré esa cosa otra vez, arruinará mi cabello. —refunfuña.
—Póntelo, JiMin.
—YoonGi... —implora haciendo puchero pero ni loco lo dejaré ir atrás y sin casco.
—Pón-te-lo.
—Lo haré sólo con una condición. —blanqueo los ojos esperando su bendita condición.
—Aaagh... ¿Cuál?
—Quiero un beso a cambio.
—¿Si te beso te pondrás el casco sin rechistar más?
—Lo prometo —asegura. Sonrío malicioso mirando su rostro. Con suavidad sujeto su barbilla y me aproximo, él, cierra los ojos y yo aprovecho para hacer mi jugada. Beso su frente y me alejo—. ¡Oye! —se queja.
—No especificaste en dónde querías el beso. —me mofo.
—Cabrón —rio burlón colocándole el casco con cuidado. Subo a la moto y espero a que él lo haga, pero no lo hace, sólo me mira—. No subiré a la moto, YoonGi, me iré caminando. —sentencia. Da la vuelta y sin quitarse el casco se aleja dando fuertes pisadas. Oh, genial. Con la más mínima velocidad avanzo detrás suyo.
—Détente, JiMin.
—¡Déjame en paz, Min YoonGi!
—¿Estás molesto?
—¡NO! —resopla.
—Estás caminando hacia el lado equivocado, JiMin, hacia allá están los barrios altos.
—¿¡Y qué demonios importa!? ¡Deja de seguirme, carajo!
—Ya, sube a la moto.
—¡Vete a la mierda, Min YoonGi! —acelero para cerrarle el paso y con fuerza tiro de su sudadera—. ¡Aahhh! —con jaloneos le obligo a subir en la moto frente a mí y sujetando su torso impido que se aleje—. ¡Suéltame! ¡Me secuestran!
—Calla o te arrepentirás. —advierto.
—¡Me secuestran! —algunas personas voltean a vernos.
—Cállate, JiMin.
—¡Me secues...! —sin la menor delicadeza aprieto su entrepierna para callarlo. Cierro la mano con un poco de fuerza y masajeo con descaro, su mano se cierra sobre la mía mientras echa la cabeza hacia atrás—. Me lastimas... —balbucea bajito.
—Te dije que te arrepentirías...
—¡Uuhm! —gime provocándome un pinchazo en la entrepierna—. Deténte o te haré que me folles aquí mismo, YoonGi...
—No te follaré aquí aunque te hinques y me ruegues —libero su entrepierna y con un fuerte empujón me pego a él lo más que puedo—. Coloca las manos sobre el volante y jala el acelerador con cuidado.
—Estoy nervioso.
—Tú puedes hacerlo, no te presiones o las cosas saldrán mal.
—Joder, no quiero morir aún.
—No moriremos, no aún. Por siempre quiero estar contigo.
—¿Sabías qué en ocasiones eres tierno?
—Sólo contigo. —ladeo la cabeza para besar su cuello.
—Tonto. —poco a poco jala el acelerador, me sujeto de su torso y cierro los ojos sintiendo el aire tibio golpeando con mi rostro. Desearía poder tener esta tranquilidad por siempre...
❤ POV KEVIN ❤
Cada segundo que pasa me hace sentir molesto. Cada segundo que pasa es recordar ése momento, una y otra y otra vez... ¿Qué fue lo que hice para merecer esto? ¿Acaso sufro de este modo sólo por haberme confundido? ¿¡Acaso eso no es suficiente!? ¡Soy un maldito fenómeno, que alguien me tire ácido encima! ¡Soy una abominación para el mundo...!
¡Yo sólo quiero ser feliz...!
Quiero dejar de estar solo, quiero que alguien me haga compañía en la vida, que alguien me haga sentir vivo justo cómo él lo hace. Quiero que alguien me preste atención. Quiero que alguien me ame tanto cómo yo lo amo a él... Me siento molesto por sobajarme de éste modo, por perder la poca dignidad que aún conservo, me siento molesto. Han pasado días desde que estúpidamente intenté ir más lejos, yo me siento muy molesto y avergonzado que incluso le he ignorado a toda costa, cosa que a él parece importarle nada. ¡Le importa nada! Me ignora por completo y en ocasiones solo me habla para insultarme o hacerme sentir como una mierda. Mi yeso está rayado, la mayor parte por él, las dedicatorias son tipo: "Púdrete renacuajo" "Púdrete maricón de mierda" "Deja de llorar por un amor prohibido, no seas más patético". Y otras dedicatorias son tipo: "Recupérate pronto, hyung" "Eres el mejor" "Recupérate pronto pequeño, SungHyun" "Te quiero pequeño"; esas son algunas de las dedicatorias que me han escrito JungKook y KiSeop... Y otra que simplemente me provoca una bonita sensación, en ésta se lee: "Por siempre... contigo."
No sé exactamente qué es lo que Eli pretendía al escribir eso en mi yeso, pero de algún modo, cuándo leo esa frase me hace sentir un poco mejor.
[Toc, toc, toc...]
—Ya les he dicho que no voy a comer, dejen de molestarme o le diré a mi padre que les despida. —amenazo secando mis lágrimas. Ahora no sólo tengo recuerdos, sino que aunque hago lo posible por olvidarlo el maldito yeso que inmoviliza mi mano me lo recuerda a cada momento.
—Soy Eli, Kevin... —¿Eli? Con pesadez me levanto de mi cama para abrir la puerta. Sí, es él... Medio sonríe y aunque no quiero termino imitando su gesto, se ve bastante bien, con ropa informal, sudadera gris y jeans ajustados para ser exacto, nunca le había visto una gorra en la cabeza, parece otro chico—. ¿Estabas llorando?
—¿Qué haces aquí? —evado su pregunta con otra pregunta—. Hoy no me toca tutoría contigo.
—Lo sé, pero quería saber cómo va tu mano...
—De maravilla, ahora tengo la mano más rígida que ninguna otra. —digo sarcástico.
—Vale... Ya veo que tu humor no es el mejor que digamos...
—Yo... Lo siento es que...
—Ya sé cómo cambiar tu ánimo.
—¿Cómo?
—Salgamos un rato. —propone.
—¿Salir?
—Sí, podemos ir a la plaza que está cerca de aquí y si gustas puedo comprarte un poco de helado.
—¿Me comprarás helado? —vacilo enarcando las cejas—. ¿Crees que soy un niño de cinco años al que puedes convencer con un simple helado?
—Puede tener las bolas de helado que quieras —sugiere alzando las cejas de un modo tan gracioso que me hace reír—. Me gusta cuándo ríes... —trago saliva nervioso y con el rostro caliente—. ¿Entonces, saldrás conmigo?
—Sí, tonto, sólo ayúdame con las zapatillas, aún me cuesta atarme las agujetas —camino dentro de la habitación con él detrás de mí, busco en mi armario las zapatillas que me pondré y me dejo caer en la cama para ponérmelas—. Trataré de atar ésta, tú ayúdame con...
—Déjalo, yo las ato. —con lentitud se agacha colocando una rodilla sobre el piso para mantener equilibrio, alza mi pie y lo coloca sobre su pierna para atar la agujeta, por un momento estúpido me siento como una princesa a la que le están midiendo el calzado, me siento como Cenicienta...—. Listo, Cenicienta, acabas de encontrar a tu príncipe azul. —bromea.
—Calla, tonto. Salgamos ya antes de que me arrepienta. —me levanto andando hacia la puerta.
—¿Adónde vas? —retrocedo intimidado por la repentina aparición de mi hermano.
—A-A, y-yo, nosotros... Nosotros...
—No volveré a formular la pregunta, renacuajo. —advierte. ¿A éste qué le pasa? Ultimadamente no tengo que dar explicación.
—Saldremos un rato. —dice Eli.
—¿Y precisamente a quién le pediste permiso para llevarte al renacuajo?
Eli avanza. —No veo la necesidad de pedirle permiso a nadie, él es libre y...
—Y menor de edad —interrumpe mi hermano en tono seco. ¿Qué mierda pretende este idiota, jugar el papel del hermano mayor? ¡Baah!—, así que no se manda solo.
—Claro que me mando solo. Yo... —callo y retrocedo un poco por la inclinación de mi hermano. Trago saliva mirando sus ojos oscuros... Mierda, tengo miedo de que en cualquier momento me apriete el cuello como lo hizo la primera vez que llegó.
—¿Es decisión tuya salir con éste idiota, renacuajo? —pregunta.
—Él no es un idiota... —aseguro en voz bajita.
—Esa no fue mi pregunta renacuajo...
—Sí, es decisión mía... —se incorpora para aproximarse a Eli. ¡Carajo!—. Jae... —le llamo suplicante interponiéndome entre él y el pelinegro.
—Si algo le pasa a mi hermano, Kim. Voy a romperte cada uno de los huesos del cuerpo. ¿Entiendes?
—Con claridad, AJ.
—No llegues muy tarde o tu padre se pondrá loco, SungHyun, si necesitas algo me llamas al celular. Estás advertido, Kim. —y sin decir más, da la vuelta para irse a su habitación. ¿¡Qué carajo fue eso!?
—Tu hermano está demente... —susurra.
—Lo sé, vámonos ya...