Creí estar bien.
Hace mucho que no escribo. En parte por que creí que no lo necesitaba, que mi animo y mi autoestima estaban subiendo.
Grave error. Lo necesitaba, y mucho. Necesitaba escribir sobre la gran pelea que tuve con mi padre, desahogarme y dejar que las lágrimas fluyan. Dejar de sentir el nudo en la garganta para así seguir con la rutina de risas falsas.
Mi ánimo cayó hace una semana, de golpe. Me sentía muy bien, como cada día. Sólo un poco pasada de peso, nada fuera de lo común. En fin, mi abuela me había traído unos chocolates para que pudiese comer. Todo normal, ¿verdad? Aquel dulce lo compartí con uno de mis hermanos.
El tema fue cuando mi papá llego. Estaba tan enojado, estresado y cansado. Lo entiendo, últimamente he estado así aunque lo intente negar.
Sin embargo eso no justifica lo que hizo. Comenzó a decir que era una interesada, mala hija. Que para lo único que lo quería era para pedirle dinero.
¿Acaso el no nota que ahorro todo el dinero que tengo, solo para no pedirle a él? ¿Que casi nunca le pido cosas? ¿Que me estoy quedando con poca ropa, solo porque no quiero que gaste en mi? ¿Que me saco las mejores notas, solo para tener una beca y él no pague nada? ¿Con que cara me dice interesada? Realmente me dolió. Dolió por como lo dijo, dolió porque todo simplemente es mentira. Me desanimé mucho, no tenía ganas de salir, de hablar, de escribir, siendo que es lo que más amo. No quería ir al colegio, batallé mucho aunque de todas formas tuve que asistir. El resto de semana continuó bien, simplemente ignoré a mi padre. Estoy muy enojada con él aún, aunque hago esfuerzos divinos para no explotar frente a él.
Conversé con mi mamá. Ella me entendió, me abrazó, presto de su hombro para que pudiera llorar con libertad. Ayudó mucho, bastante a decir verdad, logró que el nudo que tenía en la garganta se disipara un poco.
El viernes fue un buen día. Mi curso se organizó para arrendar un lugar y hacer una fiesta ahí. Todo muy agradable, reí bastante y me olvidé de mis problemas, de mi autoestima, de como me estaba sintiendo. Incluso me armé de valor para preguntarle a V -lindo apodo que le tengo a mi mejor amigo- el número de Jimin. Es un chico muy agradable, y las ganas de conocerlo perforaban mi mente. Sin embargo mi inseguridad se hizo presente, ¿que tal si soy una molestia para él? Dejé de hablarle por la misma razón.
Me gustaría decirle lo siento, pero tengo miedo de solo molestarle más y más.
Desde acá habrá un giro en la historia, serán cosas más recientes de lo que me está pasando.
Así es, antes de que escribiera esto no había un jimin en mi vida, ¿saben? Ahora me he inspirado más, no tendré que inventar tanto.