El Ángel de la Vida

By eduardobolanos

148 1 0

Una visita inesperada sorprendió al protagonista de esta historia, que contemplaba el rostro de su hija al do... More

Dedicatoria
Introducción
Capítulo 2: La Muerte
Capítulo 3: El Aborto
Capítulo 4: La Fecundación in Vitro
Capítulo 5: La Eutanasia, La Guerra y la Pobreza
Capítulo 6: La Familia
Capítulo 7: La Misericordia de Dios
Epílogo
Para compartir
Agradecimiento
Créditos

Capítulo 1: Un Ángel de la Vida

7 0 0
By eduardobolanos

Tomé la mano hermosa de mi hija y la observé con atención, la suavidad de su piel, la forma perfecta de cada uno de sus dedos, cada uña creada con maestría sin igual, cada pequeño rasgo en el lugar perfecto para plegar la piel con el movimiento de sus músculos diminutos, en el simple acto de acariciar mi rostro.

Cada detalle de estas manos está tan delicadamente cuidado que sería imposible para cualquier científico o artista tratar de reproducirlo, siquiera entenderlo y apenas imitarlo.

Ella estaba dormida profundamente cuanto toqué suavemente su mano, la movió un poco sin salir del sueño. Se acomodó hacia mi lado y pude admirar su rostro inocente, esculpido por la mano creadora del Señor. Fue en ese momento en que vinieron a mi mente algunas de las tristes noticias que vi en los medios de comunicación y en las redes sociales del Internet:

...abortos realizados con el objetivo de comercializar los órganos de los niños muertos. Clínicas abortistas que asfixian a los niños que, por error, nacen vivos. Apoyo y promoción casi sin límites a la fecundación in vitro. Legalización del matrimonio homosexual y la pretensión de cambiar el concepto de familia. Violencia en los hogares y todo nivel de la sociedad. Hambruna, guerra y destrucción por el ansia de poder. Aprobación de la eutanasia bajo la idea de muerte digna...

Esa es la lucha de la actualidad, no son suposiciones, sino la realidad que publica la prensa. Una filosofía social que atenta contra la vida y la familia, en un momento en que se rinde culto a la muerte y los anti-valores camuflados como derechos de la modernidad y la libertad. Falsas ideologías que confunden a personas de toda clase social y que han inundado los medios masivos.

No puedo evitar sentir un dolor profundo, imagino la crueldad de quienes dejan niños abandonados en la intemperie, o en un sanitario y huyen. Siento el pecho apretado de la angustia y el enfado, siento la soledad espantosa de un mundo que mata a sus bebés, sin contemplación.

Cerré mis ojos y una lágrima resbaló inevitablemente por mi mejilla.

¡Oh Dios mío! ¡Oh Dios mío! ¿Qué puedo hacer para evitar tanta muerte y tanto dolor? ¡Todas esas muertes inocentes!

La habitación se oscureció como si hubieran apagado las luces o todavía más, era como una tiniebla o una oscuridad que asfixiaba mi corazón y me enloquecía por completo. Un temor que presionaba mis sienes y me quería hacer desfallecer, en especial cuando me dí cuenta que no podía ver a mi hija, ni podía ver siquiera mis propias manos. Pensé que seguramente me había quedado ciego.

Justo en ese momento un resplandor iluminó el cuarto, la luz era cálida y reconfortante, de tonos rojizos y amarillos, muy pura, muy tranquilizadora. Volví a buscar a mi hija pero ya no la vi, la habitación estaba vacía. No estaba ella, ni los muebles ni nada en lo absoluto. ¿Habré muerto? El lugar seguía llenándose de luz, cada vez más intensa. Pero la angustia anterior iba desapareciendo poco a poco y las dudas parecían lejanas. Casi con seguridad había muerto.

La luz rodeó cada milímetro del lugar y una silueta se apareció ante mi, pensé que el momento de mi juicio personal había llegado. Con calma pude distinguir una figura más claramente. Era un ser maravilloso, parecía una mujer muy alta y muy esbelta, con dos grandes alas que nacían en su espalda y sobresalían mucho por encima de su cabeza.

Cuando llegó a mi lado quedé fascinado con su sonrisa. Su belleza angelical no tenía comparación con los seres mortales. La gloria de Dios resplandecía en todo su cuerpo inmaterial, sus ojos dorados tenían una profundidad insondable, muestra de una sabiduría más que ancestral.

Me habló y su voz me resultó más dulce que el agua de un suave arroyo recorriendo sobre piedras redondeadas, no he escuchado nunca una canción humana superior en belleza armónica que la melodía de su voz.

—La paz sea contigo —hizo una breve pausa—. Soy el Ángel de la Vida, enviada por Dios para proteger el milagro de su creación. Vengo a conversar acerca de la misericordia de Nuestro Señor.

¿Qué podría decir yo en ese momento? Mi boca no coordinaba ninguna palabra coherente. Estaba asombrado con una visión magnífica superior a todo lo que haya visto en cuadros y pinturas de ángeles, o que mi limitada imaginación pudiera crear. Ella retomó la palabra:

—Valientes son aquellos que defienden la vida y la creación de Dios. El Señor no se olvida de sus buenas intenciones. Yo que siempre estoy en su presencia gloriosa puedo ver su felicidad cada vez que un niño es concebido, cuando la naturaleza engrandece su creación y glorifica su nombre. Porque cada nueva vida que nace en cualquier parte del Universo es obra y milagro exclusivo del Dios Altísimo.

—¿De verdad eres un ángel de Dios? —pregunté—. ¿Eres el ángel que da la vida?

—Soy el ángel que protege a los que aman la vida y el regalo de Dios, porque la vida solo la da Dios.

—Pero ahora los científicos hacen cosas en los laboratorios, como clones de animales, o bebés "in vitro" —le cuestioné incrédulo.

—Te pregunto entonces ¿has visto en alguna ocasión que un científico haya creado vida a partir de la nada? Toda forma de vida que se haya creado en laboratorio depende de alguna forma anterior. Es decir, los científicos necesitan óvulos y espermatozoides, para crear vida humana, y necesitan semillas para crear plantas. Y todo es obra de Dios.

Comprendí perfectamente lo que el ángel me dijo. Y como no sabía qué preguntar, impresionado por tan inesperada aparición le dije:

—¿Qué es la vida? ¿Cuándo comienza la vida?

Ella se tomó un momento para su respuesta. Era evidente que los ángeles no tienen la prisa que nos caracteriza a los humanos.

—Toda vida necesita del aliento del Todopoderoso para comenzar. Todo depende de su Santa Voluntad y ninguna vida da inicio si no es por su palabra. Es decir, para que me comprendas mejor, el ser humano puede tratar de procrear cualquier animal, planta o ser humano de forma artificial, pero si Dios no infunde su aliento divino, no habrá vida.

—Entonces podemos decir que todo ser viviente en la faz de la tierra ha recibido el aliento de vida de Dios?

—Sí, todo ser viviente: humano, planta, animal, hongo, bacteria, etc., es creación de Dios y existe por la voluntad de Dios. ¿Comprendes el gran milagro de la vida? Es un milagro que se repite a cada instante y del cual todos los seres vivientes son partícipes, en particular los humanos, por ser hijos de Dios, a imagen y semejanza de Él.

—¿Por qué somos tan especiales para Dios?

El ángel de la vida me tomó de la mano, su cuerpo espiritual emitía una sensación cálida. Me indicó que cerrara los ojos para más adelante abrirlos. Estaba en un lugar maravilloso pero desconocido.

Este sitio era como un túnel oscuro, con relieves muy marcados. Me agaché para tocar el suelo que se movía suavemente, y su sensación carnosa me sorprendió. El ángel estaba a mi lado y me señaló algo a la distancia.

Caminamos lo que parecían algunos metros hasta llegar a una estructura redonda de grandes proporciones y textura rugosa. Ella se detuvo y me explicó:

—Estamos en el vientre de una mujer. Pronto sucederá uno de los milagros más hermosos de toda la creación de Dios. Este es un óvulo que va a ser fecundado. Pronto llegarán aquí miles de espermatozoides para unirse a este, pero solo uno lo logrará y se creará una nueva vida humana, única y maravillosa desde el primer instante.

Efectivamente así sucedió, una marejada de pequeñas células con cola se apresuraron inundando todo el lugar en busca del óvulo, unos nadaban (por decirlo así) a gran velocidad mientras que otros morían en el camino, o tomaban por otros rumbos. Algunos cientos de ellos se pegaron al óvulo intentando penetrar su corteza exterior. Me llamó la atención que eran mucho más pequeños que el óvulo.

Fue sorprendente verlos y el ruido que hacían era ensordecedor. Lo que pasó a continuación sucedió muy rápido pero voy a tratar de describirlo lo mejor posible. Uno de los espermatozoides avanzó a paso firme hasta el óvulo y encontró una cavidad perfecta donde comenzó a entrar. El ángel a mi lado se puso de rodillas y cantaba alabanzas a Dios. Yo no entendía por qué. Cuando el espermatozoide finalmente pudo entrar su cola cayó afuera, separada de su cuerpo. Y en ese mismo instante una luz iluminó todo el lugar, como un estallido, tal vez como un relámpago. Una sensación de paz y plenitud invadió todo el vientre materno.

Me pareció ver más ángeles alrededor del óvulo cantando y un instante después todo volvió a ser como antes, mas la corteza del nuevo ser viviente ahora parecía dura, como un escudo para evitar la entrada de otros espermatozoides.

El ángel de la vida se incorporó y me habló:

—En frente tuyo tienes un nuevo ser humano, en el momento de la fecundación el Espíritu de Dios bajó hasta aquí en toda su Gloria y no solo le dio el aliento de vida, sino que también infundió en este nuevo cuerpo un alma inmortal que le confiere el derecho de ser hijo de Dios, a imagen y semejanza de Él.

Ella sonrió.

—Este es un regalo que se da de manera exclusiva a los seres humanos, y aunque todas las criaturas de Dios son amadas por su Creador, los humanos tienen esa característica particular que los hace tan especiales y tan amados por el Padre Celestial. A tal punto, como bien sabes, que su hijo Jesucristo se hizo hombre, en el vientre de María Santísima, y dio su vida en la cruz para salvar sus almas. Porque Dios goza del momento en que nace un nuevo hijo suyo y no quiere perder a ninguno, en su camino de vida.

Volví a ver y aquello que antes era solo un óvulo -una célula con media carga genética- ahora era una persona, en su edad más temprana. Sus órganos comenzaron a crecer y multiplicarse de forma espectacular e inteligente.

El ángel hizo que el tiempo pasara más deprisa para admirar este proceso que todos vivimos pero no podemos recordar.

Y la pequeña persona comenzó a moverse por las trompas de falopio mientras crecía y sus células se seguían multiplicando para formar las partes del cuerpo. La llegada al útero y la implantación fue todo un acto de amor, en la que el cuerpo de la madre abraza y protege a su hijo recién unos días atrás concebido.

Poco a poco la mano de Dios fue formando sus brazos, su cabeza, las piernas, su rostro, y todos los órganos que comenzaban a verse a través de su piel translúcida.

Cuando el corazón comenzó a palpitar en su diminuto pecho, henchido de vida y de amor, me recordó el primer ultrasonido de mi hija, cuando apenas tenía siete semanas de concebida. Escuchamos su corazón que resonaba como un potro salvaje corriendo cuesta abajo en una sabana. Tan hermoso era el sonido que brotó de mi una lágrima de ternura al recordarlo.

Yo no necesitaba ver más porque había entendido: ese ser que vi recibir la vida y el alma de manos de Dios era una persona con toda su dignidad, con un cuerpo física y genéticamente distinto a su madre pero que, por obra del Creador Divino, crecía en su vientre y se alimentaba en sus entrañas para luego salir al mundo el día de su nacimiento, e iniciar su camino inexorable hacia el reencuentro con el Señor, en la vida eterna.

Continue Reading

You'll Also Like

4.8M 200K 41
Ella, una chica divertida, dulce y hermosa El, arrogante y mujeriego... Serán hermanastros y tendran que vivir juntos. Tan ve habrá peleas, risas, l...
985K 161K 112
La Tarea Diaria de Prevenir que mi Discípulo se Convierta al Lado Oscuro [The Daily Task of Preventing My Disciple from Turning to the Dark Side] por...
218K 22.8K 20
Luego de la gran era de creación de inteligencia artificial, y el primer hombre artificial, las investigaciones e inventos de los científicos de la S...
277K 27.7K 46
[LIBRO 1] No respires cerca de él. No lo mires a los ojos. No le preguntes por su collar. No busques las razones. Es él, la imagen de la perfección m...