East Of Heaven ~ Larry Stylin...

由 MrsHorik

6.2M 298K 489K

Harry es un adolescente víctima de bullying, todos sus compañeros lo maltratan y lo insultan por ser homosexu... 更多

East Of Heaven ~ Larry Stylinson
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
AVISO
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
¡TRAILER DE LA NOVELA!
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Twitter, bitches.
Capítulo 26
Capítulo 27 - Maratón 1/2
Capítulo 28 - Maratón 2/2
Capítulo 29
Capítulo 30
AYUDA!
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Link 2ª Temporada
Capítulo 47
Capítulo 48
Aviso.
Capítulo 49 - FINAL
Epílogo ♥
Hola... Otra vez.

Capítulo 40

90.7K 4.6K 8.3K
由 MrsHorik

OMFG ¿40 CAPÍTULOS? Oh dios, os quiero mucho. No sé qué sería de ésta novela sin vosotras… Muchísimas gracias por vuestro apoyo, de verdad, os quiero cielitos ♥

Tanto Louis como yo nos quedamos petrificados sobre la cama, con las manos cogidas y tres palmos de boca abierta.

Mi hermana estaba embarazada… De Ed. ¡Embarazada de Ed!

La cara del pelirrojo era un poema. Un maldito poema. Miré a Gemma quien observaba atentamente a su… ¿novio? Y esperaba una respuesta por su parte.

-¿Ed? –preguntó ella ansiosamente-. Joder, Ed, responde.

Vi como Louis sonreía cínicamente a mi lado.

-Edward, primo mío, ¿estás bien?

-Louis, déjalo –susurré empujándole levemente-. Todavía tiene que asimila…

-¡¿Embarazada?! –Exclamó el chico- ¡¿Estás embarazada?!

-Creo que ya lo ha asimilado –rió el oji-azul.

Gemma se cruzó de brazos a la defensiva, posición que te indicaba que salieras corriendo si no querías morir.

-¡Te dije que utilizáramos protección!

-¡Me lo dijiste después de hacerlo!

Se encararon todavía más cerca con los nervios a flor de piel, mientras Louis, el bebé y yo los mirábamos desde la cama.

-Joder, ¡no te lo tengo que decir todo para que lo hagas! –Razonó mi hermana- ¡Mira como no te recuerdo que respires y tú lo sigues haciendo!

-¡¿Quieres que deje de respirar?!

-¡Pues sí, ahora mismo sí!

Algo se movió entre Louis y yo y una pequeña cabecita se hizo paso entre nuestros cuerpos.

-Mama –murmuró el pequeño-. Papa.

Louis sonrió y lo cogió en brazos para sentarlo en su regazo mientras Gemma y Ed seguían gritándose. Miré atentamente como le agarraba de los bracitos y los movía de izquierda a derecha repetidamente.

-We are the wooorld –cantó-. We are the childreeen.

Me reí con ganas al verle hacer el idiota y de repente miré hacia arriba y vi como Gemma soltaba un suspiro cansado y cerraba la boca ante las palabras de Ed.

Eso no estaba bien.

Ed se estaba enfadando por algo que había sido responsabilidad suya, sin tener en cuenta los sentimientos de mi hermana. Es decir, quizás, solo quizás, a ella le gustaba la idea de ser madre y que él fuera el padre de su hijo.

-Ed –le llamé y él me miró cabreado-. ¿Qué piensas hacer cuando vuestro hijo os pregunte por cómo reaccionasteis cuando Gemma supo que estaba embarazada? ¿No estaría bien decirle que ambos os alegrasteis y…?

-No –soltó seco-. Le diré que fue un error para la humanidad.

Vi como Gemma se mordía el labio inferior y bajaba la mirada al suelo. Parecía disgustada.

-¿Cómo puedes ser tan cruel? –intervino mi novio con el bebé todavía entre sus brazos.

-¡Voy a ser padre, Louis, joder!

-No, serás un puto mapache, ¡no te jode! –Exclamó- ¡La has dejado embarazada, serás el padre de su hijo y probablemente pasaréis el resto de vuestras vidas juntos! ¡Deberías estar contento por eso, Ed! ¡Contento!

-¡Nadie aquí está contento con esta mierda!

-Bueno –murmuró Gemma, ahora a punto de echarse a llorar-. Yo… yo lo estaba.

Silencio.

Todos los presentes nos la quedamos mirando sin saber muy bien qué decir. Aunque seguramente los tres pensábamos lo mismo: “Ed, imbécil.”

-Joder –suspiró el pelirrojo.

Se llevó las manos a la cara y apretó con fuerza mientras las deslizaba mejillas abajo-. Lo siento Gemma, de verdad.

-No importa –respondió ella seca.

Di un saltito en la cama para aproximarme más a Louis y apoyé la cabeza en su hombro, mirando al bebé que jugueteaba con sus manos entretenidamente. Sonreí ante su inocencia sin dejar de escuchar la conversación entre Gemma y Ed.

-Ven aquí –el primo de Louis extendió sus brazos y envolvió a mi hermana en un cálido abrazo en forma de disculpa, en el cual ella no pudo evitar responderle-. Lo siento, guapa. Es que, sabes de sobras que yo no tengo paciencia y además los niños se me dan de pena. No sabría cómo cuidarlo, Gemma, no sabría.

-Pero no era necesario decir que era “un error” –masculló ella.

Miré hacia arriba y vi como se mecían de un lado a otro tiernamente.

-Lo sé y me arrepiento de haberlo dicho. Nada de esto es un error, cariño. Haré lo que quieras para ser un buen padre, me compraré un estúpido libro de esos para aprender a cuidar de un niño y me lo aprenderé de derecho y del revés si es lo que quieres.

Ella se rió al imaginárselo y tanto Louis como yo sonreímos alegremente.

-Eddie –gemí dramáticamente-, no me sustituyas. ¡Yo soy tu niño!

Él me miró con cara de póquer y me reí al mismo tiempo que me echaba hacia atrás en la cama y me escondía detrás de mi novio.

-Tú cállate, niño, o te pegaré una hostia que te pondré los dientes de visera –me amenazó.

-¡No toques a mi chico! –Louis sujetó al bebé con fuerza entre sus brazos y éste rio, luego se echó hacia atrás quedando tumbando a mi lado y puso al bebé entre nosotros-. No toques a mis bebés.

-Joder, qué cursis que sois –Gemma rodó los ojos y se separó de Ed-. Los tres, los tres sois unos cursis de primera.

-Yo no soy cursi –protestó el pelirrojo.

-No, en absoluto –me reí y él me dedicó una mirada asesina.

Mi hermana se acercó a Louis y a mí y agarró a la criatura de entre nuestros cuerpos, haciendo que Louis fingiera estar dolido. Ya de paso agarró las chocolatinas que Ed le había traído anteriormente y, con una sonrisa tonta en sus labios, se fue de la habitación, seguida por el futuro padre de su hijo.

-Harry –susurró mi chico apegándose a mí-. Estoy embarazado.

Me reí por lo bajo y rápidamente enrosqué mis brazos alrededor de su cuello para juntar nuestras frentes.

-Siempre pensé que tú eras el hombre en nuestra relación, Lou.

Él puso cara pensativa.

-Hm, cierto… Harry, estás embarazado.

Volví a reír y él me imitó, achinando los ojos y marcando aquellas arruguitas en sus lados, haciéndole parecer mucho más adorable de lo que ya era.

-¿Crees que eso es posible?

Sus ojos viajaron hacia nuestras manos que jugueteaban entre ellas, enredando los dedos tiernamente de una manera casi imposible.

-No lo sé, pero podemos intentarlo… –ronroneó formando una sonrisa picarona.

Otra vez aquellas mariposas se hicieron notar en mi estómago, sentimientos que él y solo él era capaz de despertar en mí.

-¿Ahora? –poco a poco nos fuimos apegando más el uno al otro, entre risas y caricias.

-Ahora mismo –besó la comisura de mis labios.

-¿Y Gemma y Ed?

-No creo que les importe.

Ronroneé perezosamente cerca de sus labios antes de depositar un pequeño beso en ellos, incitándole a comenzar con nuestro juego.

Sus brazos siempre curiosos se hicieron paso por mi cintura y me envolvieron en un abrazo para luego, sin saber muy bien cómo, levantarme de la cama. Enrosqué mis piernas a su alrededor y él hizo una mueca de desagrado antes de besarme.

-No pesas nada, Harry –observó entre beso y beso.

Suspiré pesadamente. No quería que sacara ése tema justamente en aquellos momentos.

-Cállate –prácticamente supliqué.

-Pero…

-Por favor, Louis.

Suspiró y me dejó en el suelo cuidadosamente, pero antes de que yo pudiera llegar a extrañar el contacto de su piel junto a la mía, llevó sus manos a mis mejillas.

-Después tendremos una conversación seria tu y yo –quiso sonar amenazante, pero la dulzura en su voz lo impedía.

Se preocupaba por mí, y, por mucho que quisiera enfadarse, lo único que hacía era buscar lo mejor para mi salud y eso hacía que se volviera una ternura de persona.

Llevé mis manos sobre las suyas y se las aparté de mi cara lentamente para poder entrelazar nuestros dedos.

-Después –acordé.

Hicimos una pausa inconscientemente que nos permitió observar el uno al otro, cada una de nuestras facciones sin perdernos detalle de nada.

-Harry, te quiero.

-¿Mucho? –sonreí.

-Muchísimo.

Me acerqué a él temeroso de mis propias acciones. No tenía ni la menor idea de cómo manejas aquél tipo de situaciones, no sabía cómo actuar ni qué decir. Simplemente estaba ahí, improvisando sobre cada paso que daba, indefenso cual cordero en frente de un lobo hambriento.

-Demuéstramelo –sonreí tímidamente y volví a colgar mis brazos en su cuello.

Rápidamente me respondió a mi sonrisa y ató sus brazos a mí alrededor con fuerza, comenzando a caminar hacia atrás. Cruzamos la puerta de la habitación de mi hermana y nuestros pasos nos llevaron a chocar contra la fría pared del pasillo. Reí ante su mueca de falso dolor en cuanto lo apreté todavía más contra la pared para poder apoderarme de sus labios de nuevo.

-Pensé que era yo el que debía demostrar el amor –rió esclavo de mis besos y me separé de él para darle ventaja.

-Lo siento –reí con él-, había echado de menos esto.

-Eso no te da derecho a terminar conmigo antes de empezar.

Le miré picaronamente y con una sonrisa permanente en sus labios emprendió camino de nuevo hacia mi habitación, besándome con ternura tal y como él sabía hacer.

Al entrar a mi habitación le di un manotazo a la puerta y la cerré de golpe ansiosamente, haciendo reír a mi novio de una manera adorable. Mientras nos movíamos hacia atrás el pequeño cuerpo de Dusty se coló por nuestras piernas, haciendo caer a Louis, con quien fui arrastrado por la fuerza.

Caí quedando sentado en su vientre, con las rodillas una a cada lado de su cuerpo. Su torpeza me hizo reír, por lo que su reacción fue una ya bastante conocida: rodó los ojos con una de sus risas adorables y negó con la cabeza, mirando hacia otro lado.

-Torpe –critiqué.

Me eché a un lado para tumbarme con él en el suelo y rápidamente me abrazó.

-Cállate, Styles.

Sus labios viajaron con lentitud hacia los míos, tanto que pensé que nunca llegarían a tocarme. Me besó, una, dos, tres y cuatro veces seguidas por todo alrededor de mis labios suavemente.

-No llegaremos a la cama, ¿verdad? –murmuré mientras él se apegaba más a mí.

Bajó sus besos a mi mandíbula y los dirigió perezosamente hasta el cuello, provocándome escalofríos.

-No.

Me mordí el labio inferior y cerré los ojos para poder sentir mejor cada una de sus caricias.

-Genial –aprobé.

NARRA ZAYN

El olor a tostadas se coló por debajo de la puerta de mi habitación, despertándome de mis más profundos sueños. Abrí los ojos lentamente y por instinto me giré hacia el lado de la cama donde se suponía que Niall tendría que estar durmiendo.

Pero no estaba.

Torcí los labios en una mueca de desagrado y suspiré, levantando la cabeza para mirar a mí alrededor. Las persianas estaban arriba, y la puerta entreabierta. Definitivamente, el rubio ya se había levantado.

Después de unos minutos para volver a ser considerado humano decidí levantarme de la cama y bajar a desayunar. El olor a tostadas seguía presente, por lo que supuse que podría ahorrarme la parte de cocinar dado a que la Rubia me estaría preparando el desayuno. Oh, Nialler.

Me puse las zapatillas y me miré al espejo. Mi pijama consistía en una camiseta de tirantes blanca muy estrecha y unos pantalones cortos negros de chándal. Precioso. Salí de mi habitación soltando un bostezo típico de un león con insomnio.

-¿Niall? –le llamé con voz ronca.

No obtuve ninguna respuesta, así que seguí caminando hacia las escaleras haciendo que aquél delicioso olor se hiciera cada vez más intenso.

-¿Nialler? –volví a intentarlo.

Ésta vez escuché un ruido metálico desde la cocina seguido de un “oh, mierda”. Ya está, ya se había quemado.

-¿Zayn? –me llamó su dulce voz.

-¿Con  qué te has quemado? –sonreí al principio de las escaleras dispuesto a bajar.

-¿Cómo sabes que me he quemado?

-Te conozco, Ni.

Escuché una risita y entonces comencé a bajar las escaleras lentamente, peinándome el cabello.

-Zayn, ¿te gusta la nata?

Fruncí el ceño algo extrañado. Miré hacia abajo cuando ya me faltaba poco para llegar al final de la escalera y de repente vi algo que hizo que mis piernas flojearan.

Niall me esperaba ahí en calzoncillos, con una tostada en una mano y un bote de nata en la otra, agitándolo con despreocupación y echándoselo todo a la boca.

Una palabra.

Dos sílabas.

JO-DER.

Abrí los ojos desmesuradamente alucinando con lo que mis ojos me estaban regalando. Era algo así como una mezcla entre un dios griego y un ángel, era jodidamente perfecto.

-¿Zayn? –volvió a llamarme, esperando una respuesta.

Los pies me fallaron y parecieron enredarse entre ellos, algo que no era muy buena idea tratándose de esos momentos.

Sin saber muy bien cómo, mi pie derecho pasó de estar en su sitio a bajar dos escalones de golpe, haciendo que todo mi cuerpo lo acompañara. Me eché hacia atrás tratando de aferrarme a algo, pero no pude.

Con un movimiento al estilo matrix eché mis brazos hacia atrás y de ahí salí rodando por los últimos cuatro escalones, zapatillas volando por los aires mientras mi trasero terminaba aplastado contra el suelo.

Niall se apartó para que mi calzado no le diera en toda la cara y seguidamente se me quedó mirando con cara de póquer, echándose más nata a la boca.

-¿Esto…? –Tragó y se relamió los labios- ¿Esto lo has hecho para quedar bien? Porque tu entradita triunfal me ha impresionado, pero no en ese sentido.

-Calla y ayúdame a levantarme –gruñí tratando de moverme.

De un bocado se terminó toda la tostada y se limpió las migas de la mano sobre sus abdominales para luego tendérmela. Qué guarro, por dios.

La agarré con fuerza y de un salto me levanté, mirándole  fijamente de arriba abajo.

-¿Estás bien?

-Sí, sí –bufé.

Se rió de nuevo y agitó la nata entre sus manos para volver a echársela en la boca.

-¿Quieres? –agitó el recipiente en frente de mi cara y lo aparté de un manotazo.

-No. Oye, ¿a ti nadie te ha dicho que las personas normales no van en pelotas por ahí?

Sonrió picaronamente y se dio media vuelta cual estrella de Hollywood, dirigiéndose a la cocina. Qué gay.

-Yo no soy normal, Zaynie.

Como si se tratara de un imán de nevera me sentí atraído por él, así que lo perseguí cual sombra.

-Ya lo veo –musité divertido.

Al entrar en la cocina miré a mi alrededor encontrándome con un bol repleto de kiwis, fresas, plátanos, piña y melón, todo cortado en rodajas y cubiertos de chocolate líquido. Qué hambre.

En otro plato, alguna que otra tostada con rodajas de plátano por encima. Miré como Niall se acercaba al bol de frutas y agitaba la nata para echarla por encima.

El hecho de verle a él en calzoncillos preparando todo aquello con tanta dedicación me hizo arder por dentro.

Me acerqué por detrás con lentitud y lo abracé seductoramente.

-¿Seguro que no quieres nata, Zayn? –rió.

-Yo la nata no la quiero –mordí la pálida piel de su cuello y se estremeció-. Te quiero a ti.

-¿No has tenido suficiente con esta noche? –se giró entre mis brazos amenazándome con la nata.

Negué con la cabeza.

-Soy insaciable.

-Lo que eres es un pesado –dejó caer algo de nata sobre mis labios formándome un bigote.

-¿Un pesado?

Hice morritos frunciendo el ceño pretendiendo hacerle reír pero en cambio Niall lo aprovechó para dejar un beso corto sobre mis labios, manchándose con nata él también.

Me quedé perplejo. ¿Qué acababa de pasar?

Es decir, siempre que nos besábamos era yo el que iniciaba el beso, y nunca era algo tan corto y tierno como un pico, sino que se trataba de algo fogoso, repleto de ansiedad.

-¿Estás bien?

Pasó un dedo por mi bigote y retiró la nata de él, para luego comérsela.

-¿Puedes repetir eso? –dije todavía algo en shock.

-Te he dicho que si estás bie…

-No, eso no –le interrumpí-. El beso.

Sus ojos azules se clavaron en los míos sin entender muy bien de lo que iba la jugada, pero después se cerraron obedeciendo mi petición y sus labios se estamparon contra los míos una vez más, formando un chasquido al separarse.

-¿Contento? –rió y se giró para seguir preparando el desayuno, deshaciéndose de mi abrazo.

Joder. Esa sensación era nueva.

Me quedé quieto por unos segundos sin saber muy bien cómo actuar al respecto. Había sido demasiado… ¿bonito?

-Niall… –mascullé.

-Dime.

Agarró el pequeño bol de frutas y el plato con tostadas y se giró hacia mí.

-Te quiero –declaré como si hubiera descubierto algo asombroso.

Alzó las cejas inocentemente mientras sus ojos recorrían los míos, una tierna sonrisa formándose en sus labios.

-Yo también te quiero Zayn –dicho eso se giró y comenzó a caminar hacia el sofá-. Coge zumo, por favor. Quiero desayunar en el sofá hoy.

-Vale…

No sé si lo había interpretado como un “te quiero” amistoso o si lo habría llevado al punto que yo me refería, pero en esos momentos no me importó mucho. Lo que me interesaba para entonces era lo que yo sentía y, joder, creo que estaba perdiendo la cabeza y además mi reputación de chico malo por aquél irlandés.

Me estaba volviendo loco.

Loco de amor por mi mejor amigo.

Mil besitos y muchas muchísimas gracias de nuevo a cada uno y cada una que dedica su tiempo libre en pasarse a leer la nove. No sabéis lo muchísimo que os quiero. Y, ¿vuestros comentarios? Lo mejor en la vida. Me hacéis sonreír. Y os quiero mil millones por eso.

Gracias.
Aitana

繼續閱讀

You'll Also Like

empty skies 由 ara

同人小說

343K 22.9K 16
Durante tres años, Harry ha estado huyendo de su pasado. Ahora, él se está mudando a Londres y promete cumplir su único sueño -- hacer algo grande en...
5.1K 462 7
"dime cariño, ¿qué hacer sin ti? Si tú reflejo es mi refugio, no queda más nada que decir, si mi destino es el tuyo. Luna vente pa'ca no te me escond...
121K 17.7K 47
¿cómo es posible que este casado con un fanboy? Por algo que no debió firmar taehyun es obligado a casarse con su fan que resulta ser un hombre y oc...
245K 18.5K 37
Louis, para su horror, asiste a una universidad de elite, donde el nombre Zayn Malik significa algo, Niall Horan no para de hablar, hay pianos por to...