Querido Diario: Soy Olivia Bl...

By S1Black1Fox

58K 4.1K 568

Olivia Black. Padre desconocido. Madre desconocida. Fan de Harry Potter. Parte del mundo de Harry Pot... More

Capitulo 1: Querido diario.
Capitulo 2: La luz.
Capitulo 3: Grimmauld Place.
Capitulo 4: Charla con magos.
Capitulo 5: Contando la saga.
Capitulo 6: Explicando la historia.
Capitulo 7: La llegada de Harry.
Capitulo 8: Boggart inesperado.
Capitulo 9: Arreglando las cosas.
Capitulo 10: Andén 9 3/4
Capitulo 11: Sombrero seleccionador.
Capitulo 12: Primeros días en el castillo.
BATALLA DE HOGWARTS
Capitulo 13: Amores inesperados.
Capitulo 14: Frustraciones con Canuto.
Capitulo 15: Momentos confusos.
Capitulo 16: Arthur es atacado.
Capitulo 17: Enfados y alegrías.
Capitulo 18: Navidad.
Capitulo 19: Vuelta al castillo.
Capitulo 20: Un diario en la biblioteca.
Capitulo 21: ¿Quieres ser mi novia?
Capitulo 22: El departamento de Misterios.
Capitulo 23: Di algo.
Capitulo 24: Miranda Fox.
Capitulo 25: Prevenciones necesarias.
Capitulo 26: Sarah Black Fox.
Capitulo 27: Comienza el sexto año.
Capitulo 28: Compras y vigilancias alarmantes.
Preguntas a los personajes
Respuestas a las preguntas
Capitulo 29: Soy tu novia, y te amo gafotas.
Capitulo 30: Miembro oficial de la familia Black.
Capitulo 31: Incidentes navideños.
Luis Vielma.
Capitulo 32: Conversaciones de adultos y Rabietas.
Capitulo 33: ¿Peligro?
Capitulo 34: Te amo.
Capitulo 35: ¿Visiones? ¿Eing?
Capitulo 36: Tormenta de emociones.
Capitulo 37: El himno de Gryffindor.
Capitulo 38: Verano movidito.
Capitulo 39: ¿En el pasado?
Capitulo 41: Mami.
Capitulo 42: Empezando de nuevo.
Capitulo 43: El comienzo del fin.
Epilogo
(2)Capitulo 1: Espejo peligroso.
(2)Capitulo 2: Violencia.
(2)Capitulo 3: NY y Pequeño Hagleton- Pueblo fantasma
(2)Capitulo 4: Explosión.

Capitulo 40: Los Merodeadores.

795 59 16
By S1Black1Fox



Estabamos sentadas cada una en una camilla de la enfermería, y Madame Pomfrey (bastante más joven), nos curaba las heridas con suma cura. De pie delante de nosotras estaban los profesores que vivían de forma permanente en el colegio junto al director, quien les había explicado lo que le había dicho.

- Las heridas ya están curadas, pero debeis descansar unas horas. Debeis tomar la poción que está en la mesilla de noche cada hora, y tomad esto.- nos tendió un vaso a cada una que contenía un liquido rosa.- Os quitará el dolor de cabeza.

Lo tomamos, y ambas sonreímos al notar que sabía a fresa.
La enfermera ordenó que nos dejaran descansar, y solo se quedaron los jefes de las casas y el director.

- Bien... Ahora que estais curadas... ¿Podeis explicarnos la versión larga de vustra historia?

Recargué mi espalda en el respaldo de la cama, y comenzé a pensar en como explicarlo todo bien.

- Bueno... Como ya saben... Yo me llamo Olivia Black, y ella es mi prima, Sarah Black. Estabamos en la cocina del numero doce de Grimmauld Place dando de comer a mi mascota, cuando un mago bajo la maldición imperius me atacó al intentar robar objetos de valor. Comenzamos un duelo que se fue poniendo cada vez más serio, y cuando lanzó la maldición asesina contra mi y mi prima, conjuré de forma involuntaria el primer hechizo que se me vino a la cabeza: Seu dimensio transiit inde ad me. Supongo que conjuré el hechizo de forma erronea, ya que según tengo entendido, si se hace bien se viaja a otra dimensión o realidad, pero en el mismo año. Y según parece hemos retrocedido veinte años en el pasado de nuestra propia realidad.

- ¿Como ha llegado a conocer ese hechizo?- Mcgonagall se sentó en una silla, al igual que los demás.

- Lo leí en el diario de mi tía Adler... Oigan, yo no quería viajar al pasado, solo buscaba una forma de protegerme a mi misma y a mi prima de la maldición asesina.

- No se preocupe, es totalmente comprensible.- le sonreí a la profesora Sprout, y me sentí mucho más relajada.

- Si vienen del futuro y su apellido es Black... ¿Quienes son sus padres?

Esa era la pregunta que temía.

- Mis padres son Regulus Black y Miranda Fox, y los padres de mi prima son Adler Fox y un muggle.

- ¿Entonces por qué se apellida como usted?

- Por que mi tio Sirius la adoptó hace un año... Bueno, hace un año en mi época, en cuanto quedó libre.

- ¿Libre?

- Es algo de lo que me gustaría hablar en su despacho, profesor Dumbledore. Hay cosas del futuro difíciles de explicar.

- Entiendo. Pero eso será en unas horas, ahora debeis descansar. Vendré por la noche.

Los profesores le siguieron fuera de la enfermería, y nos quedamos solas.

- Liv, ¿Donde está papi? ¿Y el tio Rem? ¿Y Harry?

Dí unas palmadas sobre el colchón y se tumbó al lado mia. Le acaricié el pelo, meditando sobre como darle la noticia de que podría volver a ver a su madre.

- Sarah... Has oido que al parecer... Hemos viajado en el tiempo, ¿cierto?- asintió.- Pues... Eso significa, que tu papá y el tio Rem, así como los conoces... No están aquí. Y Harry todavía no ha nacido...

- ¿No están aquí?- preguntó con voz entrecortada.

- Sí que lo están, pero en este año tienen mi edad.

- ¿Son más jovenes?

- Sí.- puso una cara pensativa, y habló:

- Entonces... ¿Tus padres también están aquí?- asentí.- Eso significa que... ¡Mami también está aquí!

Asentí de nuevo, y una sonrisa enorme se apoderó de su cara. Me abrazó bastante fuerte a causa de la emoción y lógicamente le devolví el abrazo.

- Mami está viva... ¡Ahora podré estar con mami y papi a la vez!

- Claro que sí, peque... Solo hay un pequeño problema.- aflojó su agarre y me miró a los ojos, confundida.- Al no haber nacido todavía... Nadie de aquí nos conoce, incluyendo nustros padres.

- ¿Mami no me conoce?¿Y papi tampoco?

- No... Pero no te preocupes, por que te prometo que en algún momento podrás hablar con ella y decirle que eres su hija.

- ¿Tus padres tampoco te conocen, Liv?

- No... Pero ya me conocerán. Ahora duerme, que sino Madame Pomfrey se enfadará con nosotras.

Al anochecer la versión más joven del director vino a por mi, y me llevó a su despacho, donde estaban los demás profesores (incluídos los que no vivían en el castillo, quienes habían sido avisados mediante lechuza).
Les expliqué de nuevo quienes éramos y cómo habíamos llegado ahí, y en que circumstancias.
No entraré en detalles, ya que fue como cuando llegué a Grimmauld Place y tuve que explicar la historia, solo que esta vez la contaba al completo.

- Creo que lo mejor será que tú y tu prima tengais un apellido falso hasta que resulte conveniente explicar a vuestra familia quienes sois, o al menos hasta que se descubra.

- Señor... Con el debido respeto, pero ya he tenido que vivir sin padres durante toda mi vida, y lo que me está pidiendo es...

- Es temporal. Conociendo a James Potter y a su séquito, es imposible que no descubran la verdad hasta dentro de poco, pero hasta entonces tu y tu prima os hareis pasar por mis sobrinas. Ya he avisado a mi sobrina, Susanne, sobre la situación, y os hará pasar por sus primas.

- Señor, Sarah lleva años sin ver a su madre, y dudo que se pueda contener un tiempo indefinido sin poder hablar con ella de madre a hija.

- La chica tiene razón, Albus. Además, una niña llamará mucho la atención en el castillo, y más de uno intentará buscar respuestas por su cuenta, y no hablo solo de los merodeadores. Ya la has visto, es idéntica a su madre en lo más mínimo, la gente se dará cuenta enseguida de que es algo de Adler.

- Ya lo sé, Minerva. Pero tampoco quiero encerrarla en la sala de los menesteres y que no pueda salir.

- Puede quedarse con Hagrid durante el dia. En su cabaña hay sitio para ella, y el estará encantado. Podrá salir a pasear o jugar por las mañanas en los al rededores de la casa cuando haya clases, y por la noche puede ir a la sala de los menesteres a dormir.

- Es una buena idea, Horace... Y se pueden utilizar los diversos pasadizos para que resulte inadvertida...

- Propongo algo distinto.- los profesores me miraron.- En vez de ocultarla del todo, se puede quedar con Hagrid hasta el anochecer y jugar por los jardines durante el dia. Además, para las comidas y cenas puede ir al gran comedor, ya que dejarla en las cocinas es bastante deprimente... Para dormir puede ir a la sala de los menesteres, sí, pero sin usar los pasadizos. Que al menos disfrute un poco del castillo, y mientras haya clases se queda fuera.

- ¿Estás segura de esto, Olivia? Una vez que la vean no habrá vuelta atrás.

- Sí, profesor Dumbledore. Además, yo tampoco puedo esconderme para siempre, y creo que querrán que curse mi séptimo curso. Supongo que seguiré en la misma casa, Gryffindor, y sería un absurdo ocultarme ya que a mi es más fácil descubrirme. Y sí, según me han dicho soy bastante parecida a mi madre, pero que más da. Al fin y al cabo, no me desagradaría conocerla, y a mi padre y a mi tía también... Al menos verla viva una vez, y no muerta.

Se quedaron mudos, pero aceptaron sin vacilar.

(...)

Salí cogiendo de la mano a Sarah detrás de Hagrid, con un Fang algo más pequeño detrás.

- ¿Estais emocionadas?

- Mucho.- respondimos al unisono.

Acompañabamos a Hagrid hasta la estación de Hogsmeade, ya que hoy llegaban los estudiantes del colegio, y el tendría que llevar en los botes a los de primer año. Yo tendría que ir también, ya que aun que sabía que iría a Gryffindor de nuevo, Albus había insistido en que me pusiera de nuevo debajo del sombrero seleccionador.
En si Sarah no debía ir, pero no podía negarle ver al menos de lejos a sus padres, y el ir en bote hacia el castillo.

Caminamos en silencio, hablando solo cuando Hagrid nos preguntaba algo. Sarah seguía a mi lado, y llevaba su camiseta de los Ramones.
Había insitido en llevarla, ya que aunque era improbable, quería que Sirius la viera puesta con ella.

El mes que había pasado desde nuestro viaje en el tiempo había tenido echos y cosaa interesantes, pero a Sarah le hacía mucha falta su padre, sobre todo al dormir por las noches, ya que solía dormirse abrazada a el.

Ya casi al anochecer llegamos a la estación, y ambas nos sentamos en un banco un poco alejado de donde estaría el tren, para después ir directamente a los botes.
Noté mi respiración y la de mi prima algo más acelerada cuando divisamos el primer resplandor de las luces del expreso de Hogwarts, y mis manos temblaron cuando el tren se detuvo en la estación.

Los premios anuales bajaron primero, y vi a una pelirroja de Gryffindor sujetar la puerta que estaba más cercana a nosotras, es decir, a cuatro metros.
Lily Evans mantuvo la puerta abierta hasta que salieron todos los niños pequeños de primero, y después se apartó y esperó. Ví que soltó un bufido al ver salir a Peter Pettigrew, ya que después apareció James Potter, quien inmediatamente le pidió una cita.
Solté una exclamación al igual que Sarah.

- ¿No has dicho que Harry no había nacido todavía?

- Y así es... Ese es su padre, James.

Detrás de James salió Remus, y este saludó amistosamente a Lily. Sarah se removió incómoda, ya que no podía ir con el.
Pasaron unos minutos, y James entró de nuevo en el tren.
A lo lejos vi a una chica pelinegra caminar junto a una morena, y el corazón se me paró.

Era mi madre.

Ahora entendía por qué todo el mundo decía que me parecía a ella, ya que no eramos del todo idénticas, pero a la vez prácticamente iguales. Ambas se acercaron a Lily y a Remus y les saludaron, y ahí fue cuando vi a otra persona.

Algo más alejado había un chico que estaba algo encogido, que se habría paso entre las personas que salían de los vagones. Tenía el pelo negro y bastante corto, y estaba palido. Sus ojos grises brillaban, y llegó hasta las carrozas y despareció en una de ellas.
Mi padre, Regulus Black.

Una exclamación ahogada a mi lado llamó mi atención, y impedí que Sarah saliera corriendo hacia el tren.

La gente se había dispersado y solo quedaba Hagrid (quien reunía a los de primero), y Lily junto a mi madre, quien era acompañada por una joven que supuse que era Susanne Dumbledore. Junto a ellas estaba Remus, quien buscaba a Peter (quien se había ido ya a las carrozas), y James Potter. Pero ellos no eran los causantes de la desesperación de mi prima, sino las otras dos personas que habían salido del tren.
A decir verdad, estaban algo despeinados, y sus uniformes estaban algo arrugados, y seguramente esa era la causa por la que James tuvo que ir a buscarlos.

- Liv... Déjame. Quiero ir con mi mamá, y papi...

- Sarah...- la sujeté mientras se agitaba entre mis brazos.- Todavía no... Ya lo sabes.- comenzó a llorar, y la giré hacia mi.- Eh, vamos, no llores...- la abracé y me correspondió. Puso su cabeza en mi hombro, y poco a poco se calmó.- Mira... Yo también he visto a mis padres hace un momento, pero no corro hacia ellos, porque sé que no me reconocerán. ¿Me entiendes?

Asintió, y se limpió las lagrimas rapidamente. Se volvió a sentar, y, con razón, ambas nos pusimos nerviosas al ver que el grupo de adolescentes junto al tren se nos acercaba.
Sarah agarró mi mano, y noté que la suya comenzaba a sudar. Situación parecida a la mía.

- ¡Olivia!- Susanne vino hacia mi casi corriendo, y me abrazó y me susurró-: Sigueme la corriente.- se separó y abrazó a Sarah de la misma forma, quien le siguió el juego al ver que le hacía una señal con la cabeza.

Los demás estaban algo más apartados, pero la morena los acercó hacia nosotras. Mi madre tenía una sonrisa tímida al igual que Remus, y James se acercaba lo máximo que podía a Lily, quien nos sonreía con calidez. Sirius y Adler estaban en su propio mundo, y el la abrazaba a ella por detrás cuando los tuvimos delante.

- Chicos, estas son mis primas. Vivían en estados unidos, pero este año mi prima Olivia ha decidido terminar sus estudios aquí, y su hermanita la ha acompañado para que no estuviera sola.

La historia parecía creíble.

- Yo soy Remus Lupin. Espero que quedes en Gryffindor con nosotros.- le sonreí de vuelta y le estreché la mano.- Encantado de conocerte, renacuaja.- Sarah sonrió y le dió un corto abrazo.

- Yo soy Lily Evans, ojalá no seais tan revoltosas como vuestra prima.- sonrió más y nos abrazó a Sarah y a mi. La niña miraba disimuladamente a sus padres.

- James Potter a vuestro servicio. Orgulloso león de nacimiento y genio de las bromas, y loco enamorado de mi pelirroja.- Lily bufó y el azabache nos guiñó un ojo y sonrió mostrando sus dientes blancos.

Mi madre se acercó y directamente nos dió dos besos en la mejilla a cada una.

- Yo soy Miranda Fox. Vuestra prima nos ha hablado a mi y a mi hermana sobre vosotras hace poco, todo cosas buenas.- también nos guiñó un ojo, y James le revolvió el pelo y le dio un beso en la mejilla. Con razón se comportaban como hermanos, ya que vivían bajo el mismo techo desde hacía años.

Susanne carraspeó, y los dos tortolitos salieron de su trance de nubes rosas y unicornios.
Ambos se nos acercaron a la vez, cogidos de la mano.

- Sirius Orión Black presente y dispuesto para vosotras, señoritas. Si sois amigas de Susi, eso os convierte por ley, en amigas mias.- nos sonrió, y le devolvimos la sonrisa.- Bonita camiseta. Es una de mis bandas favoritas.

- Gracias... A mi también me gustan mucho sus canciones.- Sarah sonrió aún más, cosa que fue correspondida por Sirius, algo asombrado.

- Y por último pero no menos importante... ¡Yo! Adler Fox, hermana de la anterior, aun que seamos bastante distintas. Y como Susi y yo somos como hermanas... ¡Ahora sois mis primas!

Me abrazó fuertemente, y después se arrodilló y abrazó a Sarah de la misma forma, la cual tenía lagrimas en los ojos y no dudó en abrazarla de vuelta. Ese abrazo duró algo más, ya que ni Sarah ni Adler se separaban la una de la otra, cosa que extrañó un poco a todos, menos a mi.

Eran madre e hija, y supongo que de alguna forma Adler sentía que Sarah era algo por parte de ella.

Cuando se separaron se miraron a los ojos, y la chica acarició las mejillas de la niña, limpiandole las pocas lagrimas que tenía.

Antes de poder preguntar por qué había llorado, Hagrid nos llamó para que fueramos con el en los botes, y llevando en brazos a mi prima (la cual ahora creían que era mi hermana), me senté en un bote y viví la experiencia que me había faltado desde que comencé a estudiar en Hogwarts.
Era espléndido.

Llegamos al castillo y salimos por los terrenos hasta llegar a la entrada principal, donde al final de las escaleras nos esperaba Mcgonagall, quien dio su típica charla. Sarah se fue junto a Hagrid, ya que ambos comían en la mesa de profesores sin tener ese oficio, o edad para ello.
Al poco rato las puertas del comedor se abrieron, y la subdirectora nos condujo a través de las mesas de Gryffindor y Hufflepuff hasta la tarima en donde estaba colocado el sombrero. Los alumnos fueron pasando, hasta que quedé última, ya que entraría en séptimo año.
Siendo llamada por mi apellido falso, me senté en el taburete, y de nuevo comenzé una animada charla con el sombrero, solo que esta vez hablabamos en codigo sobre mi viaje en el tiempo.
Acabé de nuevo en Gryffindor, como suponía.

Ví que los Merodeadores me hacían un sitio junto a ellos, y me senté entre Remus y James, y en frente de Sirius y Adler, quienes tenían a sus lados a Susanne y a mi madre. Lily estaba algo más allá, junto a una chica rubia que supuse que era Marlene Mckinnon.

- ¿En qué parte de estados unidos vivías?- dijo Remus, mientras se servía puré de patatas.
Hora de actuar.

- En Massachussets.

- ¿Estudiabas en el instituo de Salem?

- Sí.

- ¿Por qué has venido a Hogwarts este año?- preguntó mi madre.

- Quería ver a mi prima. Y todos me hablaban muy bien de este colegio.

- ¿Quienes son "todos"?

James me miraba curioso.

- Ya sabes... La familia, y los parientes lejanos.

- Yo ya ni me acuerdo de cuando hablé por última vez con mis parientes lejanos.- los Merodeadores rieron, y las chicas con ellos.

- ¿Por qué tu hermana ha venido contigo?- Adler parecía curiosa, casi demasiado.

- ¿Mi hermana...?- caí en la cuenta de que era Sarah, y Susanne me lanzó una mirada.- Sí.... Bueno, no quería estar sin verme todo un año, y nuestros padres la dejaron venir, ya que estaría con Albus.

- ¿Cuantos años tiene?

- Siete. Cumple ocho el cuatro de Noviembre.

- ¡Un dia después de Sirius!.-Canuto sonrió.

- ¿Como es que le gustan los Ramones?

- A nuestro padre le gustan mucho. A ambas nos encantan desde hace unos años, y también tengo una camiseta de ellos.

- Genial.- Sirius sonrió, y se echó el pelo hacia atrás.

La cena siguió tranquila, y llena de preguntas. Me prometieron que me harían un tour privado por el castillo, ya que no podía decir que me sabía practicamente todos los caminos.
Al terminar de cenar acompañé a Sarah hacia la sala de los menesteres, y le leí un cuento para que durmiera, ya que todavía le costaba dormirse sola.

Después me fui hacia la torre de Gryffindor, y en la sala común estaban los merodeadores (menos Peter, quien seguro que ya estaba durmiendo), al parecer tramando una broma.

- Quedate si quieres, Olivia. Te has ganado nuestra confianza, y puedes escuchar nuestros planes maleficos contra los Slytherin.

- Además, tampoco será gran cosa... Solo unas cuantas bombas fétidas en el dormitorio de los de sexto.

- ¿No es ese el curso de tu hermano Regulus?

- ¿Le conoces?

Me invadió un poco el pánico, pero pude mantener la postura.

- Susanne le mencionó en una carta.- tendría que informarla sobre ello.

Canuto asintió, poco convencido.

No pude impedir que le hicieran la broma, asi que subí al que sería mi dormitorio, a dormir.
Cuando entré todas las lamparas estaban apagadas excepto la de la mesilla de Adler, quien estaba escribiendo en lo que supongo que era el diario que encontré en la biblioteca.
Solo que esta vez también hablaría sobre mi y Sarah.

Me cambié de ropa en el baño, y al salir me fui directamente a la cama que estaba libre, es decir, la mia.

- Buenas noches, Adler.- su cama estaba a mi derecha, asi que la tenía al lado.

- Olivia... ¿Cómo es tu madre físicamente?

- ¿Por qué lo preguntas?

- Es solo que... Sarah es totalmente distinta a ti y...

- Tu también eres muy distinta a tu hermana.

- Sí... Bueno, es verdad. Me recuerda un poco a mi cuando tenía su edad. Tenía el mismo peinado. Es curioso...

- Sí...

- Que duermas bien.- agarró su varita y se puso su bata, y se levantó.

- ¿A donde vas?

- Será una tonteria, pero desde que somos novios solo consigo dormir bien si Sirius me abraza.- veía como se sonrojaba.

- No es una tonteria... Buenas noches.

Se despidió con la mano y salió por la puerta guiandose únicamente con la luz de su varita, la cual hay que remarcar era la misma que la mía, y me costaría explicar por qué eran idénticas hasta en lo más mínimo.

Decidí dejarlo para mañana, y intentar dormir, fallando estrepitosamente en ello a causa de la emoción de haber visto a mi tia y a mis padres, con vida.

Continue Reading