Lo siento por no actualizar ayer u.u ando enferma y con costo pude terminar de editar este capítulo, en serio parezco zombie escribiendo esto :(
Espero lo disfruten /o/
Atte.
Capítulo 14:
Mi fallido intento de cambiar.
Sentí que el mundo explotaría.
O bueno, solo mi corazón.
Porque se volvió loco, bum, boom, bum, ¿me entiendes? Mis dedos empezaron a temblar y me dieron unas tremendas ganas de abrazarlo, tan fuerte para no dejarlo ir nunca más.
Aunque existía un pero...
Cuando quieres a alguien, lo haces completamente, sí, ya dije que no por una razón específica, pero a lo que me refiero es que no hay sentido amar sólo una parte de esa persona que está arriesgada a cambiar, y cuando cambie, ¿Qué querrás?
Bueno, supongo que él no me quería, pero tampoco me convencía que solo una parte de mi le agradara, yo quería que la cosa fuera completa, no a medias y con peros.
Deseaba que él quisiera todo lo que soy, no tres tercios de ello, no sólo cuando le siguiera la corriente o me pusiera en plan anormal, yo quería que fuera con todo y defectos... a como yo le quiero.
No quería esperanzarme, pero una parte de mí decía que me adelantaba mucho a los hechos, como lo caprichosa que era, quería que las cosas pasaran a mi antojo y la cosa en realidad no era así, tendría que ser paciente, pero sin conformarme.
Por el momento, se ve que es un avance, uno pequeño, pero era algo.
Reí para simular la exagerada reacción de mi cuerpo ante sus palabras y alcé una ceja. —No existe otra versión mía, así que ser selectivo es de balde.
—Pues, la tu normal no me hubiera seguido la corriente, tal vez te hubieras burlado y tomado vídeo para publicarlo en las redes sociales y ser objetivo de burla por lo menos cuatro semanas, y tampoco estarías aquí, ni conmigo, porque sé que no te gusta la lectura y jamás has acompañado a Dylan por tu voluntad—respondió volviendo a besar mi cabeza—Sabía que eras más que una cara bonita.
—Hablas como si me conocieras de toda la vida, como si supieras como soy en realidad cuando no es así, apenas decimos que somos amigos... Es demasiado pronto para decir eso, Chad —comenté, al parecer no era la única en adelantarse. Un atisbo de esperanza recorrió mi corazón...
¡Ya deja de ilusionarme, maldito Chad Gedemer!
—De hecho, sí te conozco "de toda la vida" prácticamente, recuerda que desde bebés nuestras madres nos juntaban, a pesar de vivir cerca unos once años, agregando las tantas cosas que nos obligan a relacionarlos, ¿Cómo no saber del otro? —explicó avanzando conmigo en la fila detrás de sus amigos raros.
Resoplé y le volví a ver, él ya me estaba viendo con esa mirada intensa que hacía a mis sentidos volverse locos, le recorrí con la mirada y posé la mirada en sus labios mientras hablaba.
—No, eso es saber de la vida que llevamos, no de nuestra forma de ser—Me crucé de brazos y un nudo se formó en mi garganta. Tanto tiempo, tantos eventos para relacionarse, tantas personas y lugares donde encontrarse, no aprovechamos ninguno... Me pregunté cómo hubieran sido las cosas si nuestra nueva amistad se hubiera dado en otro tiempo...
— Entonces déjame conocer tu verdadera forma de ser—contestó en voz baja—A la que no es popular...
— Creo que ya habíamos hablado de algo así, ¿verdad? —Quise evadir el tema. No quería que me conociera verdaderamente, porque tenía miedo a que tampoco le gustara de esa forma...
— Algo así, pero por favor, Maddison... —No pude responderle porque era nuestro turno para facturar y lo tomé como vía de escape a responder.
No es justo que me confunda de esa forma...
— Chicos, les quedaremos mal hoy con lo del café, si nos quedamos por más tiempo no llegaremos a tiempo a casa y no quiero meterme en problemas con mamá—dijo Lynn después de pagar los libros.
— Será para otra, fue un gusto verte por aquí, Maddie—agregó Danel.
— No importa.
— Sí, tranquilos, ya será otro día—contestó Chad abrazando a Lynn, yo no era de las personas que envidiaban mucho, pero esa escena donde ellos se abrazaban me deprimió bastante, porque quería que él hiciera lo mismo conmigo, de forma tan natural y con cariño...
— Te me cuidas, lucecita loca —se despidió Chad de Lynn y luego de Danel—Nos vemos pronto, Dan.
— Igual tú, chico de los audífonos—replicó ella haciendo énfasis en su apodo, los vimos subirse al auto y partir por la calle contraria de la que nosotros llegamos.
— Bueno, este es el momento donde decides o fugarnos a un lugar lindo con una vista increíble en mi inexistente moto de chico malo o regresar como personas aburridas a nuestros hogares para hacer cosas cotidianas como la tarea, aunque espera, creo que tu vida debe ser más interesante que la mía, así que la última parte edítale a "cosas que las populares hacen después de la escuela"—soltó Chad en el auto.
Me reí por su tono y fluidez al decir eso. —¿Inexistente moto de chico malo?
— Sí, ya sabes, las motos que usan los chicos guapetones y corrompe reglas de los libros y películas clichés, yo no tengo una, por eso es inexistente en nuestro contexto—explicó mientras se peinaba con los dedos el cabello que andaba un poquito largo de arriba, diablos, esa era mi debilidad en los chicos, cabello despeinado de una forma muy sexy.
— Ah.
— Así que usted decime mi lady—declaró burlón y con una sonrisa viéndome directo a los ojos.
Dirigí mi vista a la ventana, no quería regresar a mi casa así que ir a cualquier lado era una oferta muy atractiva...
— ¿Por qué me dijiste eso y no me llevaste directo a mi casa? —pregunté primero mordiéndome el labio y limpiando mis manos sudorosas en mi falda azul eléctrico.
— Porque sé que no quieres ir ahora.
— ¿Cómo lo sabes? —inquirí cruzándome de brazos.
— Leo mentes—respondió riendo un poco mientras encendía el auto—En realidad, lo supuse.
— No te creo, ¿me acosaste, cierto? —bromeé haciendo una mueca, aunque, pensándolo bien no sería tan malo que lo hiciera comparado a pasar ignorándome.
— Si nos estrellamos será por tu culpa—rio aún más fuerte mientras sacaba el auto a la pista.
— Pero en serio, dime—insistí haciendo pucheros.
— Esos pucheros no funcionan conmigo—hizo una mueca para contener la risa, golpeé su brazo y me suspiré.
— Entonces no vamos a ningún lado—afirmé viendo el cielo oscuro con nubes grises en señal de una lluvia se aproximaba, ante eso me llegó el recuerdo del día en su casa del árbol, cuando bailamos bajo la lluvia...
— ¿Te han dicho que eres muy malcriada? —cuestionó con una sonrisa de lado y negando con la cabeza—Escuché que Danny iría a tu casa y creo que no quieres hablar con él.
— ¡Deja de hablar como si me conocieras! —contesté viéndole seriamente—Aunque tienes razón.
— Pues ya ves, solo por eso, ¿quieres ir a comer algo? Como amigos, claro, no lo malinterpretes —propuso parando en un semáforo con la luz roja.
"Te odio", pensé mordiendo levemente mi lengua para contenerme a decir alguna estupidez, cuando creí que me había calmado respondí con burla. —Ya lo sé, joder, ni que fuéramos a enamorarnos solo por ir a comer juntos.
— Deberías leer más historias románticas para que veas que todo es posible—me aconsejó, analicé un poco sus palabras, ¿no quería que me enamorara de él y por eso tanto resaltaba nuestra "amistad"? Tal vez, pero lo que quedó muy claro era que pasó de confundirme a friendzonearme constantemente.
— Pero es obvio que no pasará nada entre nosotros—opiné poniendo los ojos en blanco y queriendo pegarme con un bate de béisbol por ser tan idiota, ¿¡Por qué le dije eso!? Bien hecho, Maddie, bien hecho...
— Bueno, no sé vos, pero yo ando con ganas de devorarme una pizza con helado encima, ¿qué dices?
— Asqueroso... y sí—sonreí por su propuesta.
— Verás que lo amarás.
Verónica rio cínicamente. —¡Vaya! Miren a quién tenemos aquí, ¡a la patética chica de los loros! ¿Quién es tu nuevo amiguito ahora, querida?
— Prat, y déjame en paz, por favor...—respondió la niña menudita de undécimo grado aterrada, sosteniendo en sus manos temblorosas a un pequeño loro. ¿Por qué trajo a un animal? Sabe que estaba prohibido en la escuela.
— ¿Y si no quiero? ¿Qué me harás, ah? ¿me echarás encima al pajarraco ese? —exclamó irónica Verónica.
— No...
— Entonces no me digas que hacer, si yo quiero te molesto hasta el último día de clases, y quiero que le digas al patético de tu enamoradito que llamas mejor amigo, el humano claro, de Gideón que para la próxima le volveré a romper el cuello a tu pajarito si no me da copia en las pruebas de física—le amenazó severamente.
Estábamos en uno de los baños de la escuela, y antes de receso ella arrinconó a la chica que desconozco su nombre en la pared, si fuera de mí yo anterior la hubiera hecho tragar agua de retrete, pero ya me aburrí de lo mismo y le prohibí a ella hacer lo mismo...
— No es mi culpa... —murmuró la niña—Con Prat no te metas, por favor, haré lo que quieras, pero no le hagas daño...
— Haremos algo, vos me haces mi tarea de matemáticas y no le diré a la directora que trajiste a esa rata voladora hoy—Sonó más una orden que una sugerencia, se acomodó el perfecto cabello y sacó de su bolso un cuaderno el cual se lo tiró a la chica en la cara y cayó en el suelo, ella se agachó para recogerlo y en eso Verónica agregó: —No entiendo porque sos tan idiota e incompetente que no podes tomar un cuaderno, ¿qué tanto te ve Gideón? Sin duda tiene mal gusto.
Me acerqué a mi "mejor amiga" y le susurré al oído. —Para, Vero, no vale la pena.
— ¡Y vos deja de darme ordenes! ¡Que me tienes harta señorita tiene el mundo a sus pies! ¿Desde cuándo eres tan amable con los raritos, ah? Espera, si es que te estás empezando a juntar con el rarito ese, ya no me sorprende—contestó con enojo viéndome desafiante.
No me inmuté y sonreí de lado con frialdad. —Primero, ya deja de andar de sufrida porque Gideón no te quiso dar la copia y te quieres desquitar con alguien... además, yo hago lo que se me venga en gana—La puse en su lugar porque a mí nadie me azareaba—Segundo, no es que sea amable, si no que te ves demasiado ridícula y envidiosa de esta chica, que nada hay porque envidiarle, de hecho, ¡mírala! Se viste como un vagabundo y sus únicos amigos son esos animales pastosos.
No podía quedar vulnerable ante ella por una simple chica, al principio quería dejar de hacer siempre lo mismo, no quería molestar a nadie, no quería meterme con nadie, pero Verónica tuvo que pedirme que la acompañara sin saber para qué, y cuando me doy cuenta es para joder a la pobre chica, me pareció un acto inmaduro de su parte, y también de mi por seguirle la corriente... Yo quería cambiar, pero no pude, no pude contener mi lado cruel...
— ¡Ves! Ahí está la Maddie que tanto extrañaba, ya creí haberte perdido, cariño—replicó a cambio con una presuntuosa sonrisa.
— ¿Qué hacen? —cuestionó Andrea al entrar al baño, Verónica corrió a la chica y solo quedamos las tres. —Bueno, ya no es necesario responderme, eh.
— ¿Dónde diablos te metiste, Andrea? —le pregunté viendo su cabello rubio desarreglado y sus labios rojos e hinchados. —Parece que andabas follando.
— Tú si sabes—Andrea sonrió como una idiota enamorada y suspiró—Acabo de tener un polvo con Alex.
— Ay, ¿ahora te serás la otra? Que bajo has caído, amiga—opinó Verónica riéndose—Por favor, déjale lo puta a las porristas y se más decente.
— Patético—susurré rodando los ojos y sacando mi maquillaje—¿Por lo menos fue bueno?
— ¡Maravilloso! —exclamó feliz tomando el peine que le tendí para que se arreglara—Aunque el salón de música fue algo incómodo.
— ¿Cómo pasó todo eso? —preguntó con amargura Verónica.
— Pues, hablamos, me dijo que terminaría con Kelly porque me quería a mí y le besé, luego nos pusimos todos cachondos y bueno, ¿sigo con la parte explicita? —narró sin dejar de sonreír.
— Andrea, sabes que él es un maldito mujeriego, ¿verdad? Por Dios, no creo que te haya sido sincero... —dije sin creer que ese estúpido sintiera algo por mi amiga, ella era hermosa y todo, pero a Alex le encantaba jugar con otras chicas a espaldas de la novia, según sabía yo que ellos estaban por conveniencia de sus padres y a ello que no habían terminado antes.
Su sonrisa se evaporó y me vio de reojo. —Se veía muy honesto.
— Déjala que le rompa el corazón y se dé cuenta por sí misma, no nos hará caso—se rindió Vero entrando a un baño.
— ¿Andas en tus días, cierto? —le dijo Andrea.
— ¡Púdrete!
— Adre, por favor, no dejes que te haga daño—le aconsejé, tal vez nuestra amistad no era del todo sincera, pero eso no impedía que no quisiera que sufriera.
— Tranquila, que no dejaré que eso suceda—aseguró volviendo a sonreír.
— ¡Maddie! —me llamó Mia entrando al baño, vio a Andrea y la emoción se le fue del rostro.
— ¡Hasta que por fin te encuentro! —solté abrazándola—Necesito hablar contigo...
— Sí, yo también, ¿cuándo me dirías que te volviste amiga de mi primo? Te pillé bandida, ¿Dónde se metieron ambos ayer en la noche? ¡Que emoción! ¡Por fin se hablan!
— Ni que fuera la gran cosa—gritó Vero desde el cubículo.
— Cállate, y seguí cagando—le regañó Mia, me volvió a ver—¡Maddie respóndeme!
— No entiendo, ¿por qué se volvieron amigos? —preguntó Andrea, la ignoré y suspiré.
— Todo mundo lo sabe ya, ¿no? ¿Para qué lo iba a hacer?
— ¡Me tenías que contar a mi primero! —justificó ella. Andrea me dedicó una mirada asesina y se retocó el maquillaje.
— Ya no importa—respondí tomándola de la mano y arrastrándole fuera de los baños y la conduje a un pasillo menos concurrido. —Tengo que hablar contigo.
— Eso ya lo dijiste en varios mensajes, ¡ya habla mujer! —replicó impaciente. Vale, no creí que llegaría tan lejos, pero bueno, ¿cómo se le dice a una amiga que su novio está interesado en otra? Aunque pensándolo bien... no, no sería decirle porque estaría traicionando a mi hermano y haciéndole daño a ella... pero también lo haría si guardara silencio, mierda, no puedo tener un dilema más complicado que ese, ¿o sí?
— Pues, te contaré, pero no le digas a nadie—improvisé mordiéndome el labio, ¿ahora qué le diría?
— Lo prometo—Alzó la mano sonriendo—No se lo diré ni a mi gato.
— Está bien, yo estoy...
— ¡Enamorada de Chad! ¡Lo sabía! —gritó interrumpiéndome.
Restregué mis manos en mi cara en señal de frustración y negué con la cabeza, no le contaría eso, menos a ella.
— ¿Cuál es tu cosa con que me guste tu primito?
— Es que serías algo cercano a una cuñada, y dudo mucho que Fredd vaya a tener novia próximamente, digamos que sus intereses son diferentes.
— Ah—repliqué con un gesto negativo y mentí: —No me gusta tu primo, entendelo de una vez.
— Cuando se casen, yo seré la madrina, ¿quedó claro? —comentó con una sonrisa ignorando lo que dije.
— ¿Estás de joda, cierto?
— Claro que sí—Rio y me tomó de la mano—¿Me dirás de una vez por todo de que quieres hablar?
— Mi hermano ha estado muy odioso conmigo—respondí, no era del todo mentira—¿Me ayudarías averiguando el por qué?
— Mmm, conmigo también ha cambiado un poco, al saber que mosca le pico—contestó ella con un gesto pensativo.
— ¿Acaso no te importa que ande así contigo? —dudé.
— Entre nos, no, de hecho, pensaba cortar con él después del baile—soltó en voz baja fijándose que nadie nos escuchara, estábamos por la zona de la dirección y allí nadie se acercaba mucho que digamos...
— Ay, Mia...
— Lo siento, Maddie, te lo digo porque quiero serte sincera y no me lo malentiendas... quiero a tu hermano y todo, pero es que siento que lo nuestro no tiene un futuro... y yo no quiero seguir perdiendo mi tiempo con alguien así—justificó con tristeza.
— Nena, me lo decís a mi como si fuera él, y no—reí un poco—Auch, pobrecito por su ego.
— Es que...—empezó, pero luego el sonido de nuestros teléfonos sonando la interrumpió. Saqué mi teléfono y leí un mensaje de Jessica que me enojó tanto...
"¡¡Danny y el chico de los audífonos se están agarrando a golpes!! ¡Vengan rápido!".