ARMY; Camren

By tritrx_

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Las verdaderas batallas se libran en el interior -Sócrates. Historia ganadora en Escritor Debutante en los... More

PRÓLOGO
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
MARATÓN
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 12
Capítulo 13
ADELANTO CAPITULO 14
CAPÍTULO 14
CAPÍTULO 15
CAPÍTULO 16
CAPÍTULO 17
Capítulo 18 PARTE I
CAPÍTULO 18 PARTE II
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
MARATÓN DE FIN DE SEMANA
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35 FINAL
Epílogo.
Una última cosa...
No sé cómo llamar a esto

Capítulo 11

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By tritrx_


En serio, os amo tantísimo por la aceptación que está teniendo Army en general que os como la cara. Ahora, necesito un poquito de ayuda... Tengo pensado hacer una lista en Spotify con canciones que me recuerden a Army, pero no solo cuento yo, sino que vosotros también, y es por eso que necesito que me digáis títulos de canciones que os recuerden al fic. De esta forma también se vuelve más interactivo entre vosotros y yo. 


SE ACERCA MARATÓN, ¿ESTÁIS LISTOS? 



Camila's POV


Me dormí abrazada a Lauren, pero sentada. Si fuera otra persona seguro que me habría quejado del dolor de espalda por la posición a la mañana siguiente, pero lo primero que hice al abrir los ojos era ver que Lauren no estaba abrazándome, sino que estaba mirando la herida de Vero, quien estaba con los ojos cerrados, casi traspuesta, con las gotas de sudor perladas notorias en su frente, e incluso juré que podía notar el calor que emanaba su cuerpo, pues se veía febril. Me extrañó ver a Lauren sin su chaqueta militar, pero tan solo sonreí al darme cuenta que ella me había tumbado para que durmiera mejor y me había puesto su chaqueta por encima.

Con los primeros rayos de la mañana, Lauren llevaba unas gafas de sol las cuales levantó al ver que yo estaba despierta. Me quedé mirando los surcos oscuros bajo sus orbes, en señal de que aquella noche no había pegado ojo. ¿Se habría quedado despierta para cuidar a los heridos? Viniendo de Lauren no me extrañaría nada. Una mujer de hielo que tan pronto te puede mandar a la mierda como abrazarte y decirte que está orgullosa de ti. ¿Bipolar? Para nada.

Me estiré sobre el duro suelo del desierto, le volví a dar su chaqueta y cuando me dirigí a sus labios para darle un beso, ella apartó la cara con cierta molestia.

-¿Qué pasa?- Murmuré con voz de dormida y ella tan solo sonrió.

-Estamos de servicio, soldado. Lo que quiera que pase por su mente hacer, más vale que espere al momento en el que no lo estemos.- Me guiñó su ojo e incluso pude notar una expresión algo lasciva en su rostro. Bipolar y sexy, ¿algo más?

Solté una risita que creo que me delató, porque nada más darme la vuelta, Lauren me dio un agarrón en una de mis nalgas, yo rápidamente me volteé de nuevo mirándola a los ojos directamente.

-Estamos de servicio, Sargento Jauregui.- Pasé la punta de mi lengua por mis labios, únicamente para provocarla, y lo conseguí, porque su mirada se dirigió directamente a estos, mientras ella se mordía el suyo inferior. Coloqué mi pulgar en su barbilla, haciendo que liberara su labio de entre los dientes, di un guiño juguetón y me coloqué bien la ropa para preparar mi equipo.

En cuanto tuve listas mis pertenencias, me eché la mochila a la espalda, cogí el fusil y me acerqué de nuevo a Lauren.

-¿Va bien?- Dije refiriéndome a la herida de Vero.

-No.- Dijo Lauren totalmente seria, lo que me preocupó, porque Verónica se veía como sin consciencia de lo que pasaba a su alrededor. –Si no vienen pronto, la herida le hará correr mucho peligro.

-¿Quieres que vaya a por ellos? Me sé el camin-...

-No.

-Pero Lau-...

-He dicho que no.- Dijo esta vez mirándome a los ojos fijamente, y si las miradas matasen, yo ya estaría muerta con esta.

-Lauren, deja que haga cosas, joder. No te preocupes demasiado por mí, estoy bien.- "Estoy bien", no sabía cuántas veces dije aquella maldita frase en mi vida y había mentido, pero ahora era totalmente verdad.

-¡Soldado!- Dijo refiriéndose a uno de mis compañeros, el cual se acercó rápidamente. –Vaya usted con la soldado Cabello a buscar al equipo médico y dirigirlos inmediatamente hacia aquí. No quiero arriesgarme a perder la mitad de mi pelotón con un ataque tan insignificante como el de ayer.

El muchacho asintió y sin más, nos pusimos a caminar, no sin antes asegurarnos de que esa era la dirección correcta. Con el paso de los minutos, me di cuenta de que aquel chico me estaba mirando demasiado, y creía que no me daba cuenta porque lo hacía de reojo. Con mis pulgares en las asas de mi mochila, seguí caminando, a un ritmo un poco más acelerado, por eso me adelanté.

-¿Cómo te llam...- Dije dándome la vuelta, dándome cuenta de que aquel chico levantaba la mirada rápidamente. -¿Me estabas mirando el culo?- Dije sin rodeos.

-Eh... n-no. Quiero decir... Era... Tu mochila. Es bonita.

-Es como la tuya.- Alcé ambas cejas mientras me cruzaba de brazos frente a él.

-Bueno, está bien, tienes buen culo.- Dijo con una media risa, y creyó que a mí me había hecho gracia, porque me miró buscando que le siguiera la risa.

-No me trates como a un pedazo de carne y podremos llevarnos bien.- Solté sin pensar y negué suspirando, dándome la vuelta. –Hombres...- Murmuré para mí misma con cierto asco.

Desde que mi padre abusaba de mí de aquella forma, no había conseguido entablar alguna amistad con ese género, pues mi cerebro inmediatamente los detectaba como a un peligro. No quería recordar la cara que se le quedó al pobre Shawn cuando le crucé la cara mientras me dijo que tenía unos ojos bonitos. Aquel chico, Mendes, era una buena compañía en los días en los que estaba sola en el cuartel, y al estar con él, evitaba por cualquier medio encontrarme con mi padre, mientras que si estaba con Lauren, al vivir en el mismo módulo que él, tenía altas posibilidades de que me viera.

Él era el único chico al que había permitido entrar en cierto modo a mi vida, pues en la semana anterior de viajar, nos hicimos casi íntimos, hasta el punto de que le conté la relación casi secreta que mantenía yo con Lauren. Dinah, mi mejor amiga desde siempre, ni se creería que he podido ser amiga de un chico. "Bueno chica, te estás beneficiando a un alto cargo, ¿qué más quieres?" casi podía imaginarme su voz en mi cabeza cuando le contara todo lo sucedido.

Aquel chico y yo no nos volvimos a dirigir la palabra hasta que pudimos encontrar al equipo médico en mitad del camino. Estaban subidos en un Jeep verde caqui, el cual paró a nuestra altura. Alcancé a ver a Lucy, con un notable rostro de preocupación.

-Dime que está bien.- Dijo mirándome a los ojos, ella sabía lo que yo tenía con Lauren, así que llegó a la conclusión de que yo sabía algo de su chica.

-Solo te puedo decir, que cuanto antes lleguemos, mucho mejor.- Suspiré al terminar la frase y el soldado y yo nos subimos al remolque que traía el Jeep con todas las provisiones médicas. Los especialistas hablaban entre ellos mientras yo seguía notando la mirada del soldado en mí. Le miré a los ojos y él me sonrió con cierta dulzura, pero yo no le respondí a aquello, simplemente miré hacia las dunas que quedaban lejos de nuestra posición. Parecía increíble que pudiera sacar carácter con un chico que no conocía de nada y no con mi padre.

Salí de mis pensamientos totalmente cuando noté una mano sobre mi muslo, agrandé mis ojos y seguí la trayectoria del brazo para encontrarme con aquel chico raro mirándome de una forma muy extraña, a lo que fruncí el ceño. Mi mano fue directa a su mejilla, impactando de una forma casi estruendosa, e hice que quitara la mano de mi pierna.

-Ponte la mano en la polla y déjame en paz.- Dije alzando la voz.

-¿Qué pasa aquí?- Escuché una voz ronca que conocía muy bien, la cual no me extrañó escuchar cuando me di cuenta de que habíamos parado y que estaban socorriendo a los heridos.

-Lauren, no es nada...

-Sargento Jauregui, soldado.- Dijo ella con determinación, e incluso apretó su mandíbula. ¿Estaba celosa? Suspiré de nuevo mirando hacia mis botas algo manchadas.

-¿Por qué tienes tan buena relación con ella que la llamas por su nombre?- El chico dijo con una sonrisa bobalicona, notándose el surco rojizo en su mejilla que había ocupado el impacto de mi mano.

-Porque mi padre, en un solo momento, podría ponerte a ti frente al pelotón de fusilamiento de los rebeldes, gilipollas.- Dije cogiendo mi mochila mientras me levantaba y trataba de saltar del remolque, pero su mano cogió mi muñeca.

-Me encanta que te resistas tanto.- Achicó sus ojos mirándome, y entonces se acercó a mí con intención de besarme, y yo simplemente llevé mi mano al cinturón que sostenía mis pantalones para sacar la pistola, ponerla en su quijada y cargarla mirándole fijamente a los ojos, fría.

-Acercate un centímetro más y te vuelo la cabeza. Y te aseguro que seguiré tan normal en el ejército sin ningún cargo de haber matado a un compañero. Tan solo... boom.- Apreté el gatillo, pero solo se escuchó el sonido de la pistola que no estaba cargada. Casi solté una carcajada al notar lo asustado que estuvo que hasta soltó mi mano.

Volví a guardar mi pistola en el cinturón y salí del remolque de un salto. La gente que me conocía de fuera, cuando les dije que iba a entrar en el ejército, casi ni se lo creyeron al saber que era mixto en algunas ocasiones y que iba a estar cerca de chicos. Yo, era la más dulce, ingeniosa y divertida cuando estaba con mis amigas, pero si se acercaba un chico, se encendía la llama del recuerdo en mi interior y tan solo de pensar que podían llegar a hacerme lo que me hace mi padre, me daba arcadas. Pisé firme hacia los médicos, dirigiéndome directamente hacia Vero, quien era atendida por Lucy casi impacientemente.

-¿Puedo ayudar?- Ella negó casi sin levantar la cabeza y cuando yo levanté la mía, vi la silueta de Lauren a lo lejos sentada en una piedra mediana que había en el camino.

Cuando me acerqué, vi que ella tenía su vista al frente con la quijada apretada y sin casi querer mirarme, yo solo solté una risa.

-Lauren... ¿Te vas a enfadar? Es un pesado y me puso las manos encima, yo las quité.

-Déjame.- Dijo totalmente seria y cortante. Me arrodillé entre sus piernas y cogí sus manos con dulzura.

-No te dejo... ¿Qué piensas?

-¿Te gusta ese?

-No, ¿me ves cara de que él me guste?- Alcé ambas cejas algo incrédula.

-Cualquier persona de este mundo puede llegar a gustarte, y no es difícil pensar que estás liada conmigo solo por querer más favoritismo.- Auch, aquello dolió de verdad. Suspiré y me levanté sacudiendo mis pantalones.

-Ah... ¿Sí? Vale, pues olvídame.- Dije casi sin pensar, girándome, dispuesta a dirigirme de nuevo con el pelotón, pero ella agarró mi brazo.

-Camila, no quise decir es-...

-Ya, no quisiste decir eso, pero lo has dicho. ¿No crees que tengo suficiente con que piensen que soy la favorita porque mi padre es Teniente Coronel?- Solté en tono enfadado, zafándome de su agarre.

-Camila.

-Que me dejes. Ahora, si me permite, necesito reunirme con el pelotón, Sargento. Que tenga un buen día.- Que yo la hubiera tratado de nuevo formalmente parece que hasta le molestó, pero no dijo nada cuando yo me marché de su lugar. ¿Había sido la opción correcta haberme dejado llevar tanto por el efecto que tenía Lauren en mí?


Quizá, y solo quizá, el ejército no era lugar para mí.


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