Anastasia Steele.
Max e Isabella no entendía por qué todos estaban tan impactado con mi llegada y después ese cambio y sobretodo las muestras de cariño hacia mis hijos. Les explique qué Christian Grey es el padre de mis hijos y que en ese momento toda la familia Grey, incluyéndolo se estaban enterando de sus existencias. Me reprocharon por haberlos ocultados. Porque ellos merecían crecer junto a su padre y disfrutar de su amor, pero ellos no saben cuál fue nuestra relación.
Pero que más podía hacer.
En ese momento no era parte de su vida y necesitaba estar alejada de él y de todo lo que me lo recordara.
Aunque fuera egoísta al ocultarle sobre su existencia, no puedo cambiar el pasado pero puedo remediar el futuro y ellos estarán con su padre y su nueva familia. Mis hijos estarán con Christian y sabrán que él es su padre y que los ama y está feliz por tenerlo a su lado.
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En todo el desayuno Phoebe estuvo preguntando cuándo volvería a ver a su príncipe y me miraba con sus ojitos triste por no obtener respuesta mía.
Dejo de insistir y se puso a ver sus dibujos animados, el resto de la tarde pasmos el tiempo vendo unas películas con sus hermanos entretenidos con palomitas y refrescos.
Christian llamo en varias ocasiones para saber cómo estábamos, pero decidí que mi princesa ignorara esas llamadas. Al llegar la hora de dormir leímos unos cuentos y quedo olvidado el tema de su príncipe.
Debo admitir que tengo miedo de estar frente a frente con Christian después de lo que pasó en el despacho de la casa de sus padres y en mi habitación. Sé que si lo vuelvo a tener tan cerca caería en sus brazos y pasaría más allá de unos besos.
Con la ansiedad que mañana iremos a casa de los Grey y mi princesa podrá pasar un tempo con su príncipe. Con este pensamiento me dejo llevar en los brazos de Morfeo.
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En el almuerzo en casa de los Grey su cercanía me aturdía y aunque pasamos un momento agradable y los niños estuvieron felices no podía apartar mi mirada de Christian y de sentirme presa en su penetrante mirada. Conversamos de su acercamiento a los niños y sorprendentemente eso sea dado de manera espontánea. Mis pequeños juegan y le demuestran una simpatía y phoebe es la más feliz de tenerlo a su lado.
Esa conexión que han desarrollado desde que sus ojos se encontraron es asombrosa y mis traviesos me han sorprendido que permitirán que Christian este cerca de mí. Cuando tuvimos oportunidad de conversar le pedí que me diera tiempo ya que no me sentí preparada para volver a verlo, debo aclarar mis ideas y cerca de él no puedo hacerlo. Cancele nuestra cena, a pesar su insistencia, pero al final accedió.
En esta semana ha venido a ver a los niños sin intentar ningún tipo de acercamiento y en parte le agradezco que me haya dado el tiempo que le he pedido. Hoy vino temprano para despedirse de ellos, estará fuera de la ciudad por unos días y eso me entristece porque por lo menos podía verlo.
Echo de menos su cercanía y su olor a gel y colonia cuando me estrecha en sus fuertes brazos ¡¿Quién me entiende?! No puedo negar que he deseado como a nada verlo otra vez.
Ha pasado una semana desde que Christian y yo nos vimos antes de su viaje y aun conservo el sabor de sus labios en los míos. Aunque he tratado sacarlo de mi cabeza no he podido y las continuas preguntas de Phoebe ¿Cuándo lo volverá a ver? no ayudan mucho.
Christian regresara a Seattle el lunes en horas de la noche y eso me hacía feliz porque tal vez mañana lo vería y quiero que sea una sorpresa para ella.
He visto un poco decaída a mi princesa y se cuál es la razón, pero no he querido decirle que Christian estará de regreso para no aumentar su ansiedad. He tratado de animarla de todas las maneras posibles y no he podido lograr que de su rostro salga una sonrisa. Mis traviesos salieron a pasear con Isa y Max para el centro comercial.
Mientras que Phoebe solo mira por el gran ventanal con sus hermosos ojos grises tristes como si esperara algo o a alguien.
¿Se deberá su tristeza a Christian? Esa pregunta esta de mas, Steele. Más que nadie sabes la respuesta.
Camino hacia ella y acaricio su cabecita y al verme puedo saber que es así.
- ¿Te gustaría ir a la piscina o dibujar? Le hablo. Mueve su cabecita negando y continúa con su mirada hacia la ciudad. No puedo creer con verlo y compartir pequeños momentos mi niña este desanimada por no verlo.
- Mami, si le hablo a mi ángel gualdian, ¿Clees que me cumpla un deseo? Dice con sus ojitos cristalizados. Me siento en el sofá y la siento en mi regazo.
- Por supuesto mi amor. Limpio sus lágrimas. -Princesa, ¿Por qué estás triste? Le pregunto sabiendo la respuesta.
- Mami, Chlistian.... Él dijo que ela mi plincipe y ya no está. Sus ojitos se vuelven a llenar de lágrimas. La abrazo con fuerza y beso su cabeza.
- Christian, es tu príncipe y no ha venido porque está ocupado, pero tan pronto se desocupe vendrá a verte. Le sonrió, pero no me devuelve la sonrisa. -Es hora de almorzar. Niega y se acomoda en mi pecho con sus ojos al ventanal.
¿Qué hago para que no este así? No me gusta verla triste y sabiendo que puedo contribuir con su alegría.
No sé cuánto tiempo pasamos en esta posición hasta que siento que su respiración es pausada y sé que se ha quedado dormida. La acomodo en la cama y la contemplo por un rato.
Miro por el gran ventanal como hacía mi hija y el sábado se presenta con su mágica alegría, misma que mi Phoebe no dejaba de contemplar. Las personas caminan disfrutando de su fin de semana y de las cosas que pueden hacer... Compartir con sus amigos y sus parejas.
Me pregunto ¿Qué estarás haciendo en este momento?
Grey, ¿Cómo haces para adueñarte de todo sin ni siquiera proponértelo?
Primero de mí y ahora de este ángel que solo anhela ver a su príncipe que la llena de alegría. Me hace sonríe el saber qué hace unos 5 años era ese mismo príncipe oscuro que alegraba la mía.
Cuando los traviesos llegaron los ayude a bañarse y les leí un cuento para dormir ya que llegaron agotados de su paseo y Phoebe se pasó el resto de la tarde viendo muñequitos y mirando el ventanal. Después de darme una ducha que relajo toda la tensión del día y me dispongo para leer un libro, mi mente viaja a la carita triste de mi niña por querer ver a su príncipe.
Camino de un lado a otro por la habitación debatiendo en llamarlo o no hacerlo, pero me muero por escuchar su voz. Respiro profundo, caminando hacia la mesita de noche por mi celular para llamarlo. Cierro los ojos para calmarme mientras espero que conteste y al tercer tono escucho su voz.
Grey. Responde con esa voz fría que le muestra a los demás, mientras mi corazón no me deja respirar.
Christian Grey.
En el almuerzo de casa mis padres me recorría la necesidad de tenerla en mis brazos, pero al escuchar que me estaba pidiendo tiempo y espacio, me sentí perdido y sin derecho a exigir nada. Intente controlar mi temperamento y accedí a su petición. Era una tortura saberla tan cerca y no podía tenerla.
Lo único que me llenaba de felicidad era verlos por momentos y ser parte de sus alegrías. Tuve que viajar a Nueva York por una semana y no podía irme sin llevarme el sabor de sus labios.
Esa semana fue un total infierno el saber lo lejos de mí y no puede aguantar por más tiempo y regrese antes de lo programado. El vuelo ha sido agotador pero valió la pena y mañana iré a ver mis amores. Llegamos al Escala a las 20:10h, voy directo a mi habitación para darme un baño. El agua tibia calma cualquier cansancio y ansiedad, llevándose todo de tu cuerpo.
Me dispongo a dormir y unos hermosos ojos grises me sonríen y corre hacia mí con su rostro iluminado de felicidad y ms brazos la sostienen y la bañan de besos y su alegre sonrisa hace que mi corazón palpite con intensidad.
Despierto sobresaltado por el sonido del celular y miro el reloj de mi mesita de noche y marcan pasados las 23h.
¿Quién llamara a esta hora?
- Grey. Respondo con voz fría. La respiración agitada que se escucha al otro lado de la línea me hace estremecer.
- Christian. Su voz entrecortada me emociona y me levanto de un salto de la cama. ¿Mis hijos?
- Anastasia, ¿Pasa algo con mis hijos? ¿Te encuentras bien? -Pregunto asustado.
- Tranquilo, Christian. Respira profundo. -No pasa nada.
- Me preocupe. ¿Cómo estás? Pregunto sentándome en la esquina de la cama.
- Bien. Sonríe. Disculpa que te haya llamado tan tarde, pero Phoebe ha estado muy triste porque deseaba verte. ¿Cuándo regreses puede pasar a verla? Responde.
- Mi pequeña me extraña al igual que yo. Sonrío. -Los echo de menos a todos. -Nena, regrese hace un rato ¿Te parece bien que mañana vengan al Escala y pasen el día conmigo? Le sugiero. -Si no tienes otro compromiso, claro. -Con la esperanza que acepte y la pueda tener a mi lado en mis terrenos.
- No tengo ningún compromiso, pero no quiero que cambies tus planes por nosotros. Dice.
- Por ustedes cambiaría todo, Anastasia. Ahora lo más importante para mí son ustedes. Respondo. -Esperando que entienda que todo lo que quiero es estar en sus vidas. La siento sonreír y sé que se ha ruborizado.
- Nos veremos mañana, Christian. Descansa. Dice.
- Lo estoy deseando, Anastasia. Taylor, los recogerá en el hotel a las
10h. Descansa y si puedes sueña conmigo. Le digo antes de colgar.
Estoy tan feliz por saber cómo que mañana tendré a mi pequeña familia conmigo y disfrutare de mis pequeños ángeles y conoceré hasta el más mínimo detalle de ellos. Y con ese pensamiento caigo en un profundo
***
Despierto temprano como de costumbre para ir a correr y pensar en cada detalle. Al llegar llamó a Taylor para informarle que mi familia vendrá a pasar todo en el día conmigo y que debe pasar por ellos a las 10h al hotel.
Me visto con mi tradicional jeans negro, camisa blanca de lino y salgo al salón y el inconfundible aroma a café llega mis fosas nasales.
- Buenos días Gail. Digo sorprendido por verla aquí domingo.
- Buenos días, señor Grey, ¿Desea desayunar? Pregunta colocando una taza de café.
- Me sorprende que este aquí en su día libre. Hablo mientras me tomo mi café.
- Jasón, me informó que viene la señora Steele y sus pequeños y quise venir a atenderlos como se debe. Dice con una sonrisa. -¿Qué le gustaría que prepare? Pregunta.
- Lo dejo a su elección. Respondo.
- Puedo preparar un Costa rican mahi & lemon chilli crab, Sampler
Platter, shrimp brochette, Fillet Mignon y un pastel de chocolate.
Acompañado con Laroche Chablis de 2007 y zumo de arándolos. ¿Le parece bien? Pregunta.
- Me parece perfecto su elección. Le regalo una sonrisa por estar pendiente siempre. -Gracias por todo, Gail. -Te confieso que estoy nervioso por tenerlos aquí y no sé cómo me debo comportar con ellos. La miro y es la misma mirada que me da mi madre.
- Señor Grey, solo sea usted y déjese llevar por lo que le dicte su corazón. Me anima.
- Eso haré y gracias por todo. Mis padres vendrán para estar con nosotros. Asiente y sale de la cocina para darme privacidad.
Después de desayunar llamo a mis padres para decirle que mi pequeña familia estará con nosotros y para invitarlos y era de esperar que aceptaran y que se pusieran felices por compartir de mi felicidad.
Camino por todo el salón impaciente por tenerlos a mi lado y no saber cómo ellos me trataran.
¿Y si ellos no me quieren en su vida? No sé cómo haré para ganármelo.
Me siento en el banquillo de mi fiel compañero y acaricio las delicadas teclas del piano llegando a mi mente la canción que me ha acompañado desde que Anastasia se marchó.
Esa canción que de manera secreta le dedique y empiezo a cantar...
Haces que parezca magia, porque no veo a nadie, a nadie salvo a ti, nunca estoy confuso.
Estoy tan acostumbrado a ser utilizado, así que me encanta cuando llamas de forma inesperada, porque odio cuando el momento es como se espera, así que voy a preocuparme por ti, voy a preocuparme por ti.
Porque chica, tú eres perfecta, siempre mereces la pena, y te lo mereces, la forma en que te las ingenias, porque chica, te lo ganaste, chica, te lo ganaste.
Dejo de tocar cuando me siento observando y al levantar la mirada ahí está.
- Anastasia. Susurro. Esta hermosa con ese vestido blanco.
- Christian. Habla con voz entrecortada y con sus ojos cristalizados. Si pequeña, esta es nuestra canción.