Capítulo 29

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Christian Grey

El día está gris al igual que ese día que nuestras miradas se cruzaron. Como ese día que la aleje de mi vida por miedo a amarla. Ese mismo día de lluvia regreso a mi vida con el maravilloso regalo. 

Nuestros hijos. 

Aquí estoy otra vez. Pero esa misma lluvia con su fea cara se burla se vuelve mi enemigo.

Jodido destino o mi jodido pasado. Los vuelve a alejar de mi lado.

No sé cuál de ellos es, pero lo que estoy seguro que no dejaré que se escapen de mis manos como el agua. 

Sigo contemplando la lluvia y como golpea el cristal del gran ventanal. No he tenido el valor de ir a sus habitaciones y verlos como se visten con sus rostros llenos de ilusión porque irán con su mami a una enorme ciudad. 

No quiero que vean el dolor en mis ojos, ese dolor por saber que no estaré con ellos y saber que mi amor no pudo borrar aquel miedo que los aleja de mi lado. Paso las manos por mi cabello frustrado por no tener el poder para hacer que no se escapen de mi vida.

Lo controlo todo y ahora me siento tan vulnerable e indefenso sin saber qué rumbo seguir. Me siento como un niño perdido que no sabe dónde encontrar la razón de mi existencia y ese ahogo que oprime mi pecho hace que de manera involuntaria se escape un sollozo. 

¡¿Como pierdo el control sobre mí vida y los míos?! 

Me reclamo, mientras una solitaria recorre mi rostro. Niego con la cabeza, sacando de mi pecho y corazón el pánico que quiere adueñarse de mi. 

Arrastrándome a la oscuridad. 

Grey, no puedes darte el lujo que el pasado sea quien controle tu vida. 

Christian Grey, no lo permitas. 

Cierro los ojos para poder tener ese control que me ha caracterizado por tantos años y hacerle frente a todo, pero sobre porque siempre estoy un paso adelante.

Porque soy Christian Grey. 

Porque puedo.

El sonido de unos pasos hacen que salga de mis pertubadores pensamientos y esa exquisita corriente que recorre mi cuerpo solo cuando ella está cerca se hace presente. Respiro profundo y cierro los ojos para mostrar esa máscara que he construido para el mundo en todos estos años. 

-Papi. -Grita mi princesa. -Me volteo y mis brazos la reciben cuando se lanza. -¿Por qué no le dices a Taylor o al abuelo que se ocupen del trabajo y vienes con nosotros? -Dice con esa inocencia y sus ojitos brillantes por las lágrimas que amenazan por salir. 

La abrazo fuerte y beso su pequeña cabecita. Escondo mi nariz en su cabello e inhalo para guardar su delicioso aroma en mi memoria y trato que mi voz no me delate y deje al descubierto el dolor que me causa separarme de ellos, aunque sea por poco tiempo. 

-Porque papi tiene que trabajar, pero te estaré esperando con todo mi amor... Así cuando estés aquí me darás los besos y los abrazos que no me darás en todo ese tiempo. -Le digo, mi mirada viaja a mi nena que nos mira con sus ojos cristalizados.

Me pierdo el ese azul que tantas noches me acompañaron con el paso de los años en mis sueños y le sonrio. Observo a mis campeones que tienen esa sombra de tristeza que poseen mis ojos.

-Vengan acá, traviesos. -Les llamo. Corren y les hago un espacio y los abrazo. - Ustedes son los que deben de cuidar a nuestras princesas cuando no esté y espero que se porten bien y obedezcan a su mami. 

-Lo haremos, pero el viaje sería más divertido si estuvieras con nosotros. -Dice Teddy. 

-¿No te irás de nuevo, papi? ¿Volveremos a estar contigo? -Pregunta Chris con el temor reflejado en su voz.

-Mis amores. - Ana hace que su atención se vuelva hacia ella. - Este viaje es por el lanzamiento de mi libro y volveremos para estar juntos de nuevo. Cambien esa carita de tristeza. 

En cierta manera le agradezco. No creo que haya podido encontrar mi voz antes las palabras de Chris. Si mi campeón supiera que esa misma pregunta me hago yo. 

¿Volverán a estar conmigo?

Nos dirigimos al ascensor y la voz de mis niños hacen que por un momento me olvide que en unas horas cuando regrese aquí no estarán. Hablan de todo lo que verán y las cosas que comprar y traerán para todos. Miro por la ventana como la lluvia limpia todo a su paso y me preguntó una y otra vez. ¿Si a su regreso la tendré en mi vida y en este lugar que están suyo? El camino hacia el aeropuerto está cubierto por una pesada tensión entre los dos y mi corazón late con más fuerza al ver como el auto disminuye la marcha. 

Me despido de los niños y los ojos de mi nena me suplican que no pierda la esperanza y que ella volverá a mi lado. La atraigo hacia mí y la abrazo con fuerza.

-Tranquila, nena. - Susurro en su oído y beso su cabeza. 

-Estaré deseando volver a estar en tus brazos. - Dice en medio de un sollozo. 

Colocó mi índice en su barbilla y hago que me mire. En sus ojos está escrito que se ha arrepentido en la decisión que tomó y que solo desea que de mis labios salga esa palabra que deseo decirle. "Quedate". Nena, me encantaría decirla, pero debes enfrentar tus acciones y decisiones, y de esa manera podremos avanzar en una vida juntos. 

-Todo estará bien y estaré aquí esperándolos. -Beso sus labios. Asiente y vuelve a besarme en uno necesitado y lleno de desesperación.  La estrecho contra mi cuerpo y le transmito un poco de la seguridad que en este momento le falta. 

Los veo subir al jet y me cuestiono si habré hecho bien en no retenerlos, pero al mismo tiempo me doy cuenta que ese espacio y ese tiempo solos será recompensado con mucho amor. Nos dirijamos GHE y siento la mirada de Taylor sobre mi y nos miramos por un momento antes de volver la vista a la carretera.

-Estaré bien, Jason. -Respondo su pregunta no formulada. 

-De eso no hay duda, señor. Sé que esta decisión fue difícil pero fue la correcta. La señorita Steele lo ama más que nada en este mundo y solo necesita borrar ese mal momento vivido. - Responde. Asiento y vuelvo la mirada a las calles cubiertas de esa agua bendice a su paso, pero al mismo tiempo me recuerda lo solo que me siento. 

Sus palabras son ciertas, esas mismas palabras se han repetidos en mi cabeza innumerables de veces y por eso deje que se subiera en ese jet y estuviéramos separados por 3,865 km. 

En la vida hay que arriesgarse y tener la entereza de saber enfrentar los fracasos, al igual como los logros. Una relación de parejas no es un mundo de cuentos de hadas y que solo existen momentos felices. En la vida existen más momentos tristes que llenos dichas, pero cuando aparecen esos momentos hay que vivirlos con intensidad y atesorarlos, porque los momentos malos aparecen sin ser invitados. 

En mi vida están esos momentos que de cierta manera son malos, pero de otra son los nos harán más fuertes. 

Grey, todo sigue su agitado curso y mientras las sombras quieran hacerte débil por sus ausencias, es momento de combatirla con positivismo y colocarlas en las profundidades de ese ser gris que se encuentra muy lejos de aquí. 

Con ese pensamiento inicio mi día haciendo lo que tanto me apasiona hacer. Jugar a ser el amo de mi universo, aunque la dueña de mi universo está muy lejos de aquí. 

Nos leemos pronto.

Las profundidades de un ser Gris.Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ