Hospital

由 P1-221

568K 36.7K 12.9K

Hospital, es una historia llena de misterios, en la que el protagonista Naúm, se verá envuelto. Adéntrate en... 更多

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Epílogo

Capítulo 5

21.2K 1.3K 361
由 P1-221

Escuchaba los gritos de Ricardo maldiciendo, suspiros derrotados y quejas de dolor. Continuaba tirado en el suelo, no podía levantarme, el dolor de cabeza había vuelto a mí y el choque eléctrico no ayudaba para nada.

El suelo era rugoso, hecho de cemento, pero completamente desgastado y muy mal colocado, agrietado y en mal estado.

Poco a poco fui recuperando la compostura, el dolor del choque eléctrico ya se había esfumado y sólo tocaba lidiar con el fuerte dolor de cabeza. Comencé a levantarme, todos los que habían caído ya estaban de pie y yo era el único que faltaba.

—¿Ahora qué vamos a hacer? —Escuché que Ricardo preguntó. Cuando estuve completamente de pie observé que nadie estaba al pendiente de mí, sino, estaban escuchando a Ricardo.

—¿Podríamos ver qué hay en esta puerta? —Preguntó Lizzeth señalado la puerta que se encontraba al lado del cuarto donde encontré a Matías, Victoria y Cristy.

Me acerqué lentamente a ellos mientras presionaba mis sienes para calmar un poco el dolor de cabeza.

—Debe ser otro maldito cuarto —respondió Cristy. Giró a verme y su rostro se vio preocupado—. ¿Naúm estás bien? —Preguntó mientras se acercaba a mí, ahora era el centro de atención.

—Sí —respondí con dificultad—, sólo es un maldito dolor de cabeza, el maldito dolor de cabeza por el que estoy aquí.

—Estuviste un buen tiempo tirado en el suelo —dijo y era cierto, no estaba desmayado pero simplemente no podía moverme—, Patricio nos dijo que no te moviéramos.

—¿Patricio? —Pregunté. Quizá era el nombre del otro gemelo, pero recordé que otro hombre había caído aquí antes de caer al suelo.

—Sí —respondió un hombre apareciendo a un lado de Cristy. El mismo hombre que empujó a Neus cuando ella venía de tomar agua.

—¡¿Tú?! —Expresé, no estaba contento con este hombre para nada. El hombre formó cara de pánico y trató de evitarme retrocediendo un poco.

—¿También lo conoces? —Preguntó Cristy con confusión. Probablemente este hombre también le hizo algún mal a ella como el que le hizo a mi pequeña hija.

—Este hombre empujó a mi hija y ella casi caía al suelo cuando sólo fue por un vaso de agua.

Cristy no se inmutó, quizá enojarme por eso se escuchaba como una tontería pero yo no permitía que un desconocido empujara a mi hija así porque sí.

—Pues será tu último recuerdo de ella porque nunca más saldremos de aquí —exclamó el hombre con cinismo y eso soltó mi furia en mí y el desconcierto en los demás.

—¡¿Tú cómo sabes eso?! —Le grité, ya le tenía bastante coraje a este hombre y él simplemente actuaba como si estuviera de visita en este hospital.

Cristy me detuvo antes de que pudiera tocar el cuerpo de Patricio, él dio media vuelta y caminó con los demás quienes estaban enfocados en mí.

—Si nos metieron aquí —habló, sólo podía ver su espalda cubierta con la bata azul y su nuca con un círculo calvo—, es porque aquí nos vamos a quedar. No hay ninguna pista para que esto sea un prueba de sobrevivencia o cámaras para que sea una broma.

Tenía razón. Patricio hablaba como si ya supiera lo que fuera a pasar en este lugar, pero hablaba con razón. No había nada que dijera que en algún momento esto terminaría.

—¡Eso no es cierto! —Gritó Lizzeth, se posicionó a mi lado y Patricio también giró su cuerpo esperando escuchar a Lizzeth. Lizzeth estaba tensa, desesperada y enojada—. Usted no sabe nada. Nosotros vamos a salir de este horrible lugar. Como dice Matías, ganaremos este juego.

—Yo trabajo en este lugar niña —habló Patricio con obviedad, se dirigió a Lizzeth y se colocó delante de ella, Lizzeth lo miró a los ojos sin miedo—, soy conserje y el médico que nos metió aquí no es un médico de verdad. Nunca antes lo había visto.

—Eso e, es mentira —dijo la maestra Ximena, estaba parada a un lado de Ricardo quien la tenía sujeta, hablaba con dificultad y casi no se le entendía—, yo vengo aquí muy seguido por mi tratamiento y a ese médico ya lo había visto pa, pasar antes y si mal no recuerdo, creo que has, hasta me atendió una vez.

—¡¿Qué es lo que quieres de nosotros?! —Grité y tomé al hombre por la bata, él se soltó de inmediato y traté de controlarme—, ¿qué demonios nos estás ocultando?

—Nada —respondió—, sólo que, conozco perfectamente el lugar. Nunca antes había visto esto y algo me dice que nunca saldremos.

—Te tragarás tus palabras —le dijo Ricardo mientras abría la puerta que Lizzeth indicó—, encontraremos una salida y si por algo no quiere que subamos o bajemos las escaleras de la esquina es porque hay un plan de por medio.

Ricardo abrió la puerta al límite, observé su rostro, mostraba sorpresa en él, algo había en ese cuarto. Decidí caminar un poco y también me quedé sorprendido con lo que vi. Era un balcón, rodeaba todo el cuarto, pasaba por las 4 paredes y en la pared frente a nosotros se hallaban unas escaleras que daban hacia abajo, Ricardo se adentró para seguir observando, también lo hice. Poco a poco todos fuimos metiéndonos al cuarto mientras mirábamos el fin de las escaleras. Sólo era un piso, abajo se miraba el mismo suelo de cemento que aquí, pero la diferencia era que se alcanzaba a vislumbrar una pequeña chispa de luz.

—Bajaré —dijo Ricardo caminando un poco al lado—, iré a ver qué hay abajo. ¿Naúm? —Me preguntó como si estuviera recordando que así me llamo, asentí y él se acercó de nuevo a nosotros—, no quiero ir solo, no quiero saber qué maldad pueda haber ahí abajo. Necesito que vayas conmigo y también tú —dijo señalando al gemelo de buen carácter, se quedó señalando a esperar a que le dijera su nombre.

—Donato —dijo, me pareció un nombre un poco gracioso pero no dije nada. No era el momento para burlarme de su nombre, aunque claro, el mío tampoco era muy común.

—Bien —volvió a hablar Ricardo—, mujeres quédense aquí. Doroteo cuida de la chica enferma de fiebre y nadie se mueva hasta que tengamos indicaciones.

Obedecimos, Ricardo continuó tosiendo mientras caminábamos hacia las escaleras. Todos nos miraban desde arriba esperando alguna señal, ojalá fuera una salida o algo que nos llevara a ella.

Ricardo me parecía una persona algo valiente, sin duda sería un buen líder si esto se tratará de algún grupo. Yo no era muy valiente, si yo tuviera que elegir entra bajar o no, sin duda alguna no bajaría, pero en compañía siempre es más fácil.

Llegamos al piso de abajo, Ricardo pisaba el suelo mientras yo aún pisaba el tercer escalón, Donato iba detrás de mí. Ricardo nos miró a ambos y luego volvió su mirada al lugar de donde provenía la luz.

Hacia la izquierda se miraba pared solamente, enfrente había casilleros y a la derecha era un pasillo estrecho, de ahí era de donde provenía la luz. Teníamos que adentrarnos aún más para conocer el origen de la luz.

Así lo hicimos, o al menos Ricardo lo hizo y nosotros lo seguimos, continuamos buscando el origen de la luz.

—¡Maldita sea! —Gritó Ricardo al observar el origen de la luz. Una simple lámpara fluorescente que tenía bastante intensidad—, este maldito cuarto no sirve de nada.

Adelanté a Ricardo, caminé un poco más al fondo del pasillo, no era muy largo pero quise averiguar si había algo al final de los casilleros, eran muchos de ellos, algunos con las puertas abiertas y otras cerradas, completamente oxidado y manchado de un café oscuro. No había nada, sólo una puerta doble con un método de candado muy seguro, la puerta estaba soldada por la mitad, lo que hacía imposible su apertura.

Me asomé por las ventanillas que tenían, que por cierto estaban cubiertas por pequeñas rejillas, y me encontré con otro pasillo, era el piso de abajo, el piso que las escaleras no nos permitían bajar, lo supe porque estaba colgada una tela negra a manera de puerta en la pared, pero no llegaba al suelo, se miraban escalones en la parte que la tela no cubría.

No se miraba daño alguno, todo era tan inofensivo, sólo una luz al fondo que tintineaba demasiado rápido. Quizá era posible bajar, quizá había una salida y la advertencia sólo era una trampa para nunca bajar.

—¿Qué miras Naúm? —Preguntó Ricardo acercándose a mí, olía a perfume de limón, no lo había notado antes pero olía demasiado fuerte.

Me hice a un lado y le señalé la ventanilla para que él se asomara, así lo hizo, miró y de inmediato quiso abrir la puerta, pero tampoco pudo, siguió observando, su cara casi se adhería a la puerta. Donato seguía tras de mí, esperando su turno para observar por la ventanilla.

—Es ahí a donde nos llevan esas escaleras —anunció Ricardo confirmándomelo, caminó hacia mí y me pasó por un lado, Donato observó pero no le dio tiempo para contemplar ahí abajo. Ricardo nuevamente subió y yo lo seguí. Las escaleras eran de metal, desprendían un chirrido agobiante al pasar por encima de ellas. Arriba nos esperaban con ansias.

Subimos hasta donde todos estaban, nos miraban esperando respuestas, yo esperé a que Ricardo hablara.

—Nada —dijo y la mirada de ansias de todos se fue esfumando lentamente—, era una maldita luz fluorescente.

—Pero —interrumpió Donato, se adentró con nosotros y se preparó para hablar—, hay una puerta, por esa puerta vimos lo que se encuentra ahí abajo. El anuncio de las escaleras nos indica que no bajemos, que lo pensemos, pero por esa ventanilla observamos que ahí abajo no hay nada.

—¿Y si es una trampa? —Preguntó Cristy—, sólo quiere que no bajemos porque quizá ahí abajo esté la salida.

—Es lo mismo que yo pienso —dije y todos me miraron—, es una trampa para mantenernos aquí sin hacer nada. Deberíamos bajar para ver de qué se trata.

—¿Y si no lo es? —Preguntó Lizzeth—, ¿y si en realidad la trampa está ahí abajo? No podemos arriesgarnos.

—Que se arriesgue esta señora —dijo Patricio señalando a la maestra Ximena, todos lo vimos con suspicacia, odiaba el simple hecho de que este hombre hablara—, ya le falta muy poco para que sus hijos vayan a visitarla al panteón. Sólo hay que adelantarlo.

—¡Eres un maldito infeliz! —Grité y por fin pude saciar mis ganas de golpear a este hombre. Le proporcioné un golpe en la mandíbula y se movió para todos lados. Lo saqué del cuarto y lo dirigí a las escaleras. Patricio se sostenía de mi camiseta mientras yo amenazaba con arrojarlo hacia abajo, cosa que no iba a hacer—, ¿por qué no bajas tú y nos sacas de duda?

Patricio me empujó, se acomodó su bata y me fulminó con la mirada, ya todos estaban concentrados en nosotros, sentía mi cabeza a punto de estallar pero no iba a quejarme.

—Lo haré —dijo con esa maldita tranquilidad que me hacía enojar. Dio media vuelta y se detuvo al borde del primer escalón que dirigía al piso de abajo. Dio un fuerte suspiro y bajó a manera rápida, lo perdí de vista, me asomé desde arriba y Patricio ya había desaparecido.

Esperamos un breve momento pero nada, Patricio no daba señales ni de vida ni de muerte.

—¡Noooo! —Se escuchó el gritó de él, de inmediato regresé a las escaleras y Ricardo a mi lado—. ¡No bajeeen! —Gritó con dolor, estaba a un paso de hacerlo pero me detuve. Escuchaba sonidos de golpes, gruñidos, llanto, súplica, todo de parte de Patricio—. ¡Sueeeltameee!

—Por la ventanilla —dijo Ricardo apresurado, y yo lo miré a él—, vamos a ver qué es lo que le pasa por la ventanilla, no podemos arriesgarnos a bajar.

No expresé nada, simplemente corrimos a las escaleras dentro del cuarto y bajamos por ellas, escuché pasos atrás de mí pero no me detuve para saber quién más había bajado.

Llegamos a la ventanilla, Ricardo y yo fuimos los primeros en asomarnos, no vimos nada, un charco de sangre se encontraba escurriendo en el suelo, seguí el camino hasta toparme con algo realmente horrible, la cabeza de Patricio, despegada de su cuerpo, mirándome fijamente a los ojos.

繼續閱讀

You'll Also Like

3.4K 53 4
Tiempos actuales... Tiempos pasados... Guerras... Tecnología.... Monarquías!... Peleas... Revoluciones... Especies, magia, herederos... Hay de todos...
429 290 7
Lucero es una chica que no cree en el amor juvenil, piensa que es una perdida de tiempo. Hasta que un día la llevan a la oficina del director por cu...
254K 22.3K 18
Susy es capaz de predecir la muerte. Su hermano mayor intenta calmar sus pesadillas, pero descubre que están condenados cuando las últimas dos predic...
2.4K 198 6
¡Deja de ser ERMY, conviértete en ARMY! Ésto va para todo el fandom, hasta a lxs nuevxs, para possers, ERMYs, etc. ¡No más pelea de fandoms y pelea e...