Quisiera poder amarte

By pepymoray

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Alejandra es una joven de 23 años, que tras la muerte de su madre, se ha dedicado a cuidar de su hermana pequ... More

Quisiera poder amarte
Capítulo 1: "De viaje"
Capítulo 2: "El accidente"
Capítulo 3: "¿Tú?"
Capítulo 4: "¿Qué he hecho?"
Capítulo 5: "Una cruel mentira"
Capítulo 6: "Su lado tierno"
Capítulo 7: "Mi suerte"
Capítulo 8: "Chantaje"
Capítulo 9: "Con dos condiciones"
Capítulo 11: "La otra"
Capítulo 12: "El viento me recuerda a ti"
Capítulo 13: "Sentir su cuerpo"
Capítulo 14: "Por siempre suya"
Capítulo 15: "¿Me ama?"
Capítulo 16: "La herencia Kyros"
Capítulo 17: "Sabor a alcohol"
Capítulo 18: "La sorpresa de Lysander"
Capítulo 19: "En las nubes"
Capítulo 20: "Fuegos artificiales"
Capítulo 21: "Promesas"
Capítulo 22: "Un acto de amor"
Capítulo 23: "Bésame"
Capítulo 24: "Dentro de mí"
Capítulo 25: "Mi boda griega"
Agradecimientos
Capítulo 26: "Siempre a tu lado...mi príncipe griego" (Fin)

Capítulo 10: "Secretos del pasado"

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By pepymoray

Capítulo 10: “Secretos del pasado”

¿Por qué había dicho que sí a la idea de bañarme en la piscina con él? Pensándolo mejor cuando me estaba cambiando la ropa, “era un tremendo error”. No podía controlar mis impulsos cuando estaba cerca de él, me absorbía y sólo parecía que mi cuerpo tenía sentido junto al suyo. Por otro lado, me daba mucha vergüenza que me viera con uno de los dos bikinis que había metido en la maleta, por eso me puse un bañador turquesa que me tapaba la barriga. Siempre me había dado mucho pudor enseñar esa parte de mi cuerpo porque tenía dos lunares que no me gustaba enseñar, y no quería que Lysander los viera. Eran dos lunares grandes y pronunciados que me afeaban. La pulsera de la suerte “ojo turco”, no sabía si quitármela o no…opté por dejarla. Todo lo que necesitaba en ese momento era suerte. Mucha suerte.

Me envolví en una toalla y salí con un disfrazado valor a la piscina donde me estaba esperando Lysander. Estaba asustada, los latidos del corazón los sentía vibrar por mi cuerpo. Definitivamente me arrepentí de aquello, sobre todo al verlo. Allí estaba, tan hermoso como de costumbre sobre una de las tumbonas que rodeaban la enorme piscina con unas gafas de sol que cubrían sus ojos penetrantes, esos ojos que desnudaban mi cuerpo y mi alma. Esperaba que las llevara todo el tiempo para no perderme de nuevo en su mirada, volverme vulnerable y rendirme otra vez ante el deseo. Pero no fue así, se las quitó al verme, y se levantó para recibirme. Podría ser muchas veces arrogante e insoportable, pero otras era tan amable y caballeroso que resultaba irresistible. Me agarró de la cintura y me condujo a una de las tumbonas para que me uniera y tomara el sol con él. ¿Más sol? Ya había tenido bastante desde que había enfermado de insolación. Lysander parece que recordó lo mismo que yo.

-¿No has traído un sombrero o unas gafas de sol?- su voz sonó suave.

La verdad es que el sol estaba pegando muy fuerte.

- No- respondí avergonzada. Era de tonta no haber metido en la maleta unas gafas de sol o un sombrero a una isla griega en época de buen tiempo.

- No te preocupes- corrió dentro de la casa y al minuto regresó con un sombrero de mujer, que me colocó con dulzura en la cabeza.

Estaba nervioso, su lenguaje corporal lo demostraba. Pero, ¿por qué? No podía ser por mí. Estaba acostumbrado a estar con tantas mujeres y a coquetear con ellas. Era un experto en eso, por lo menos la prensa eso decía. Recordé que una vez mi hermana me había dicho en una de las conversaciones telefónicas que tenías, muy de vez en cuando, que había logrado que un Donjuán sentara cabeza. Que tenía fama de seductor, pero que estaba tan enamorado de ella, que le decía que era la única. Aunque ahora que lo pensaba, tal vez Lysander lo decía porque estaba esperando supuestamente un hijo suyo. O no, tal vez la amaba. ¿La echaría de menos? ¿Extrañaría a Aline? ¿Se haría el fuerte delante de mí? Y lo peor, ¿se acordaría de Aline cuando me besaba? Quizás lo hacía porque pensaba en ella…

- Estás lista- me sonrió y yo le devolví la sonrisa, aunque sin ganas por los pensamientos que tuve. Amaba a Aline, tenía que ser eso.

- Muchas gracias por el sombrero ¿De quién es?- no me resistí a preguntar. Sería de Aline. 

- Es de la mujer de mi vida- dijo firme y convincente. Era cierto estaba enamorado aún de Aline, y yo estaba a punto de casarme con él, sabiéndolo.

- Aline tiene muy buen gusto con los complementos. Es hermoso- señalé el sombrero y sonreí con amargura.

- ¿Aline?- se rió a carcajadas por mi expresión. Me estaría notando celosa. Tendría que ocultar mis sentimientos mejor-. ¿Qué tiene que ver ella en todo esto?- dijo.

- Dijiste que el sombrero…- me interrumpió molesto. Se puso serio. No por favor, que no volviera el griego arrogante.

- El sombrero es de mi madre. Creo que es la mujer de mi vida.- me miró directamente a los ojos y me sonrojé.

Me volvía a mirar de esa manera que hacía que me volviera líquido caliente. Totalmente derretida ante sus encantos.

- ¿Creo?- dije para distraerlo y que me dejara de mirar así. No podría resistirlo más. En cualquier momento me lanzaría y posaría mis labios sobre los suyos. Nunca me había comportado de aquella manera. Ese hombre me había cambiado, estaba loca. Pero loca por él.

- Creo que es la mujer de mi vida…hasta que otra me demuestre lo contrario- curvó sus labios en una media sonrisa y dejó de mirarme. Me sentí aliviada.

- Bueno, ¿quieres darte un baño? El agua esta a muy buena temperatura- me ofreció emocionado.

- Sí, me encantaría. ¿Es muy honda?- vaya pregunta tonta que había soltado. Ahora pensaría que no sabía nadar y que le daba miedo el agua. Pero el contestó sin hacer ningún comentario.

- Tiene un metro ochenta aproximadamente- me asusté de verdad. ¿Un metro ochenta? Un poco menos de lo que él mediría. Yo era bajita. Y no sabía nadar muy bien. Al ver mi preocupación continuó.

- Pero esta zona es de escalones, puedes relajarte ahí si no tienes ganas de nadar- movió su brazo y me señaló la parte de la piscina que tenía escalones. Que no se moviera tanto. El viento y la brisa que venían del mar me traían su aroma. Ese aroma viril que olía a misterio, pasión, fuerza y ternura al mismo tiempo. Tenía que meterme en el agua ya, si no quería cometer una locura de la cual me arrepentiría hasta el día de mi muerte.

Me dispuse a meterme en el agua, pero no me percaté de que aún llevaba la toalla sobre mi cuerpo hasta que escuché la voz grave de Lysander a mi espalda.

- ¿Te vas a meter con la toalla?- comenzó a reírse.

Todo lo que yo hacía le parecía gracioso. Eso era para él, un pasatiempo del cual pasar un buen rato y divertirse. Si supiera cuánto me dolía pensar que sólo era eso para él…bueno, si lo supiera tal vez se alegraría ¿No quería venganza? Pues esa sería su mayor venganza: jugar con mis sentimientos.

- No me iba a meter con la toalla. Solo estaba probando el agua con el pie- mentí para evitar el ridículo girando la cabeza para mirarlo desafiante.

- Bueno que disfrutes del baño. Me tenderé a tomar el sol y luego me uniré a ti, si no te importa.

¿A qué venía eso?

- Por supuesto que no me importa, es tu piscina. Muy bonita por cierto- había sido una maleducada al no haberle dicho lo hermosa que era su piscina. Era de ensueño, pero de ensueño para bañarse con el hombre que estuviera enamorado de mi, no que me usara para su conveniencia.

Me quité la toalla, sabiendo que el estaba a mis espaldas mirándome. Notaba su mirada fijada en mi cuerpo. Pero sentía mucha vergüenza, así que dejé la toalla junto a la piscina, y rápidamente como un rayo, me introduje en el agua para evitar que me mirara demasiado. Escuché una carcajada de nuevo, esta vez más suave.

- ¿De qué te ríes?- me giré y lo miré.

- De lo ilógica que eres a veces. En la fiesta de tu bienvenida en el barco ibas con toda la espalda al descubierto mostrando tus encantos, y ahora te da vergüenza que vea tu cuerpo embutido en ese simple bañador que casi no muestra nada.

Cuando fui a responder ese comentario tan hiriente sobre algo que no tenía ni idea de cuál era la verdad, apareció uno de los empleados agitado y con ojos alarmantes.

- Señor Lysander, su padre desea hablar con usted- agradecía que en mi presencia, la mayoría de las veces no hablaran griego.

La cara burlona y relajada que tenía Lysander mientras estuvo riéndose de mi desapareció y dio paso a un rostro de músculos tensos, y una mirada que perdió el brillo en un instante. Se levantó inmediatamente y se dirigió a la casa sin decirme nada. Su padre estaría realmente grave. Ojalá pudiera hacer algo para que Lysander no sufriera de esa manera. Por lo menos consolarlo.  

Mientras lo esperaba decidí moverme algo por la piscina y la recorrí a lo largo buceando. No era buena nadando, pero el buceo se me daba algo mejor. Conseguía aguantar bastante tiempo bajo agua, pero lo que era mantenerme nadando en la superficie, me resultaba más difícil.

Llevaba ya unos 40 minutos esperando. El agua tenía una buena temperatura, pero ya estaba harta de tanto agua. Además, el padre de Lysander estaba grave y yo estaba en la piscina. No era correcto. Salí y me envolví de nuevo en la toalla. Antes de dirigirme al cuatro, quise ir a la cocina para tomarme un zumo. Cuando me dirigía a la cocina, escuché un grito ahogado. Era Lysander. Subí, por instinto, la escalera para ver qué pasaba cuando vi que la puerta de una habitación estaba entreabierta. Me acerqué y no pude evitar oír lo que decían. Hablaban en ingles, por suerte.

- No padre, no me importa el pasado de Alejandra. Me casaré con ella- Lysander estaba furioso.

¿Mi pasado? ¿Qué pasado?, no entendía nada de lo que hablaban.

- Si es lo que deseas hijo, no me opondré. Pero tienes derecho a saber algo- dijo su padre fatigado y con poca voz.

- La deseo más de lo que nunca he deseado a nadie padre. ¡La amo! y ella será la madre de mis herederos, nadie más. No me importa que sea de familia humilde… ¿Qué más tengo que saber que eso para estar siempre con ella?

Se veía que Lysander era muy buen actor, como hubiera deseado que esas palabras fueran ciertas y no sólo un motivo para tranquilizar a su padre antes de morirse, y demostrarle que dominaría la herencia Kyros, como todo antepasado, casado.

- Tienes que saber mucho más, no sabes lo que estás diciendo. He estado averiguando sobre su pasado y el de su familia, para ver con quién pretendes casarte y es hija de Eve Doyle.

¡Mi madre! Tan tierna y amorosa. Las lágrimas brotaron de mis ojos al recordarla…¿Qué hacía ese hombre hablando de ella? ¿Qué pasado? Estaba temblando de la confusión y de los nervios.

- ¿Y qué? ¿Qué tiene que ver su madre con mi amor hacia ella?

Otra vez haciendo referencia a su supuesto amor por mí. Ya estaba bien de jugar conmigo.

- Tiene que ver mucho en nuestras vidas hijo. El pasado de su madre está relacionado con el nuestro y con nuestro presente.

- Acláramelo, no entiendo nada- dijo Lysander confuso, como yo.

- Está bien- comenzó a hablar su padre después de suspirar-. Eve Doyle trabajó hace muchos años en esta misma casa de cocinera. Era hermosa. Una criatura diminuta de pelo negro ondulado, figura perfecta, y de una simpatía y encanto inigualables.

- Continúa padre- le presionó Lysander.

Después de una pausa para coger aire, el patriarca de los Kyros continuó. Yo estaba muy asustada.

- Eve era demasiado inocente, era inglesa y no sabía lo crueles que podían llegar a ser los griegos con criaturas tan bellas e inofensivas como ella.

- Hablas de ella como si la hubieras amado.

- Y lo hice…con la mayor ternura y el más intenso deseo- confesó el señor Kyros.

No podía ser verdad, enamorado de mi madre. Las piernas me temblaban, tendría que buscar el valor suficiente para no desfallecer.

- ¿Qué? ¿Cómo? ¿Entonces…?- Lysander no podía para de hacerse preguntas.

- Deja que continúe- paró para hacer otra pausa y respirar-. Nos amabamos y deseaba estar con ella, aunque tuviera que enfrentarme a mis padres. Nos veíamos a escondidas, pero quería estar con ella sin tener que esconderme. Deseaba que fuera mi esposa. Entonces, mi hermano, que había competido conmigo en todo, hizo algo que no le perdonaré ni ahora que está muerto.

- ¿Qué hizo?

- La violó. Le arrebató la inocencia y la alegría de su rostro. Esa criatura encantadora se convirtió en una mujer desgraciada y embarazada.

¿Embarazada? Mi madre se quedó embarazada del tío de Lysander. Esto era surrealista, no era cierto. No podía serlo.

- No puede ser- dijo Lysander que no daba crédito a lo que estaba escuchando, igual que yo.

- Sí puede ser. Además, cuando ella dio a luz, le arrebató a su hijo y le dijo que había muerto. Ella destrozada y sin querer saber nada de mí y de mi familia regresó a Londres. Y lo peor que hizo mi hermano no fue sólo violarla, sino decirle que ese bebé había fallecido, cuando en realidad estaba vivo. Si no me avergonzara tanto de la violación, la hubiera seguido y habría luchado por ese amor…pero mis padres, además, me obligaban a casarme con otra mujer, tu madre. A la cual conseguí amar y adorar.

¿Sí claro…y a mi madre qué? Malditos griegos sin corazón. Sólo saben destruir corazones.

- Eres un cobarde. No creía que fueras así. Pensaba que eras un hombre íntegro y valiente. Nunca hubiera dejado ir a la mujer que amo como tú. Después de lo que le ocurrió lo que necesitaba era amor, no desprecio, y mucho menos que le ocultaras que su hijo seguía vivo- dijo Lysander con desprecio hacia su padre.  

- Yo no supe que el bebé estaba vivo hasta hace poco, hace 5 años. Desde que tu tío me lo confesó antes de morirse, quise estrangularlo pero ya la muerte se lo estaba llevando lentamente, estaba pagando todo el daño que había hecho. Cuando me lo dijo, quise dar con Eve pero me enteré que había fallecido también. Ya no tenía sentido.  

- ¿Y donde esta ahora ese niño? ¿Qué es de él?

- Ese bebé ha crecido contigo todos estos años, como empleado pero implicado siempre en los casos familiares. También es un Kyros aunque no está registrado como tal.

- ¿Quién es?

- Christos.

Tenía que retirarme de la puerta, ya había escuchado suficiente. Mi madre enamorada del padre de Lysander y violada por su tío. ¿Christos mi hermano? Me había caído muy bien ese joven, y me recordó a mi madre en una ocasión, pero de ahí a ser mi hermano había una gran distancia.

Ahora entendía la opinión de mi madre sobre los griegos, el por qué mi madre hablaba tan mal de los hombres griegos, y de que no confiara en ningún hombre. Había sufrido como nadie en el amor, y ahí estaba yo: en Grecia, enamorada de un griego sin ser correspondida y encontrándome con mi pasado. Un pasado que volvía al presente, y que podría volver a repetirse. No permitiría que me pasara lo mismo que a mi madre. Me seguiría enamorando de Lysander cada vez más, y después me dejaría marchar como si nada una vez que nos hubiéramos divorciado. Pero no me quedaba otra opción, tendría que hacerlo.

Haría como si nunca hubiera escuchado esa conversación, me casaría con él, estaría cerca de mi hermano al que quería conocer, vendría mi hermana Alba a Grecia, salvaría a mi tía de su ruina, y me aseguraría una buena posición económica para después del divorcio. Lo que le habían hecho a mi madre lo tendrían que pagar de algún modo. Así que, al fin y al cabo, Lysander no me estaba haciendo ningún favor al ofrecerme dinero. Ahora sería yo la que vengara todo el daño que le habían hecho a mi madre. Esta vez no será un Kyros el que gane. Tendría que dejar mis sentimientos a un lado para evitar acabar como ella. Humillada por un griego despiadado.

Volví a meterme en la piscina como si nada hubiera pasado, aún temblando. Al poco tiempo llegó Lysander.

- ¿Todavía estas aquí?- preguntó con la mirada perdida y el rostro tenso. Quizás pensando en lo que acababa de enterarse.

- Sí, pero ya me iba- me estaba levantando cuando habló.

- No. Quiero meterme un rato contigo y hablar. Hay algo que debes saber.

- No quiero saber nada, sólo quiero irme a dormir un rato. Han pasado muchas cosas hoy.

Lysander no hizo caso a mis palabras y se metió al agua. Su cuerpo musculoso y bronceado era una invitación al placer, a algo lujurioso que debía evitar. Pero que me resultaba irresistible. Vi que me estaba mirando fijamente y con una mirada penetrante, se iba acercando cada vez más a mi cuerpo apoyado en los escalones de la piscina. Noté deseo en su mirada, tenía que apartarme. Salirme de esa piscina. Yo no sería como mi madre, no podía…Cuando me agarró de mi cintura, ya era demasiado tarde para pensar. Debajo del agua, su piel era todavía más suave que en la superficie. Sólo con acercar su boca a la mía, ya estaba totalmente perdida en su embrujo, sobre todo cuando me susurró unas palabras.

- Mi tierna y bella prometida…

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Muchas gracias por todos los votos y comentarios que estoy recibiendo!! No sé como agradecerlooo!! Escribiré lo mejor que pueda para ustedes! besitos, Voten y Comenten!!

Os dejo la foto de la piscina...xD

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