Hace mucho tiempo, cerca de la creación del mundo, existían cierta clase de dioses.
La diosa de la vida, mejor conocida como Toriel, era una de los dioses más importantes (Los dioses habían sido creados con polvo de estrella, por lo que si llegaban a morir, regresarían al espacio), esta diosa, había creado a los seres vivos, por lo que estos eran sus hijos, el único problema fue, que el número de habitantes creció, provocando un gran desbalance en el mundo.
Como los humanos, hijos de Toriel, eran inmortales, se decidió crear a la muerte.
Toriel, disgustada por esto, huyo de la esfera divina, ocultándose de forma aislada en el reino de los mortales.
Asgore, Gerson, y Gaster fueron los que crearon a la muerte.
Gerson dios de la sabiduría, era consciente que se necesitaba lo contrario de lo que Toriel se podría considerar como luz, era evidente que necesitaban oscuridad.
Para esto, Asgore tubo que agarrar un agujero negro/estrella oscura, Gerson, los bendijo con sabiduría para poder controlar aquella oscuridad, y Gaster en si fue encargado de crear a la muerte con su magia, pero como Gaster no había "creado" nunca algo, era de cierta forma necesario que Toriel estuviera, sin embargo, también era claro que la vida, no podría crear a la muerte.
Gracias a este pequeño gran problema, hubo consecuencias impredecibles, creando a dos dioses de la muerte llamado Sans, y Papyrus, ambos hechos con sabiduría, magia y oscuridad.
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(A partir de aquí se corta la historia de Reapertale)
Probablemente después de que ocurriera la creación de la muerte pasaron otros acontecimientos después, como que ahora los humanos eran mortales, y ambas muertes eran diferentes de una y de otra.
Papyrus, quien se podría considerar el más noble, tenía una forma de matar diferente a la de su "hermano" si es que así se podría decir.
Consistía en tocar a la persona, dándole una muerte tranquila, sin dolor, como un descanso eterno, quien le daba fin a la vida de una persona tan tranquila como fuera posible, se podría decir que gracias a esto nunca tubo que utilizar su oz, además al intentarlo por primera vez en una persona, esta había muerto de la forma más cruel posible, teóricamente en un accidente que termino en sangre, por lo que Papyrus decidió no utilizarla, y solo dormir a la persona en un sueño eterno.
Sans por otro lado, era despiadado y cruel, utilizando su oz para terminar con la vida de las personas de una manera más sangrienta y sin mucha paz que digamos, esto hizo que ambas muertes se distanciaran un poco, pues su estilo de matar era muy diferente y ambos no estaban de acuerdo en como lo hacían (Ambos podían darle fin a la persona de una u otra forma, digamos que ambos podían matar con las dos maneras).
Papyrus veía a los humanos de una manera diferente a la cual Sans los veía, pensaba que deberían tener un descanso digno después de tan arduo trabajo que habían tenido estando vivos, al contrario de Sans, quien pensaba que en realidad no importaba como morían, si al fin y al cabo terminarían muriendo (Jamas a matado a alguien sin tocarlo, solo...cruelmente).
De cierta forma, al ver todo esto, Toriel decidió acercarse en una ocasión a Sans, intentando explicarle de una manera que lo que estaba haciendo no era muy correcto, quizás el seguir el ejemplo de Papyrus era la mejor opción, no la escucho, pero esto no significo que entre ambos no podía haber una amistad estrecha, Sans iba a visitarla casi siempre, se llevaban de cierta forma...bien.
No muy lejos de donde se encontraba el paradero de Toriel, caminaba una mortal, única y diferente al resto de personas que conocía, pues ella al nacer había tenido un don único, un don que se basaba en poder ver a los mismos dioses.
Gracias a este maravilloso don había podido conocer a la diosa de la vida, Toriel, a quien a veces visitaba para escucharle hablar de los demás dioses, o de ella misma, en esta ocasión solo pudo ir a acarrear agua para llevarla a donde vivía.
-Te digo Toriel! No tiene mucha importancia que crees vida, si al fin y al cabo terminan muriendo, son gente innecesaria que no utiliza su tiempo como debiese, además...por que llorar con la perdida de alguien...es algo irónico- Se quejaba la cruel muerte.
-Te lo he intentado explicar más de una manera diferente Sans, pero jamas has comprendido,-Toriel suspiro, ya no tenía idea de como explicarle, lo había intentando de todas las maneras posibles y este seguía sin entender.- Quizás y mañana se me ocurra alguna idea...mientras, procura no matar a las personas.
-Es mi trabajo- Desapareció dejando un pequeño lugar de césped muerto, indicando que de cierta forma estaba enojado.
Toriel se sentó, tocando con delicadeza los trozos secos del césped, volviéndolos a la vida.
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Al día siguiente (T/N) Se dirigía hacía el lugar en donde Toriel se encontraba, le interesaba mucho esa clase de temas, porque gracias a los dioses, habían creado un mundo casi perfecto, claro, habían un par de errores, pero las cosas podían tener solución, o al menos esa era la forma optimista y positiva en la cual veía las cosas de la vida.
-Toriel?- se acerco con cuidado hacía la diosa de la vida, tocando cuidadosamente un arbusto para recargarse un poco, después de todo, la diosa vivía en un lugar hermoso, con muchos tipos de flores y naturaleza.- Soy yo, (T/N).
Oh perdona mi niña- se acerco con pasos firmes, pero cuidadosos, parecía que ni siquiera había tocado el césped.- No te había escuchado llegar, vienes a charlar un rato más conmigo?
-Siempre es entretenido hablar contigo.
Comenzamos una charla normal, platicábamos a gusto sobre los dioses de la esfera divina, donde ellos o la gran parte de ellos, anteriormente ella vivía allí, me contaba sobre la diosa de la guerra, el dios de la magia, disgustada, o al menos eso parecía al hablar sobre el dios de los cielos, y por ultimo termino hablándome sobre nosotros, los seres vivos, animales, monstruos, plantas y humanos, todos eramos como sus hijos.
Me sentía tan feliz de oírla, sobre todo porque tenía una voz materna, pero quería saber algo también, la razón de la cual moríamos.
-Los caracoles son muy interesantes y extraños, quizás sea por ello que son mis animales favoritos.
-En verdad? Que extraño...Toriel...
-Que pasa pequeña?- Dicho esto, dejo a un caracol cerca de una roca, supongo para que se bajara después de esta.
-Quería saber sobre algo...se que tu das vida a todo o casi todo lo que nos rodea en el planeta, pero me preguntaba si ya estaba predestinado el que también nosotros muriésemos, o que, si alguien más se encargaba de ello- Le dije de una forma algo directa, jalando un poco el listón que amarraba mi cintura con la túnica.
-Oh- Parecía un poco sería pero no disgustada.- Te refieres a las muertes.
-Como?
-Si, al principio no estaba de acuerdo en ello, no quería que mis hijos muriesen...pero me di cuenta que si no lo hacían, probablemente no conocería a seres nuevos, y...el mundo definitivamente moriría por una sobre población.
-Suena de cierta forma...un poco triste.
-Lo es, pero uno se debe de acostumbrar a ello.
-Me imagino...Toriel, puedo preguntarte otra cosa?
-Claro, el hablar contigo es maravilloso.
Sonreí, me sentía importante respecto a ello.- Por que puedo verlos a ustedes? Digo, se que quizás aun no haya visto a todos los dioses, y quizás nunca lo haga, pero se que puedo verlos, después de todo te estoy viendo a ti.
-Lo siento mi niña, pero de eso si no tengo idea, aunque puedo asegurarte que no eres la única, hay más personas con dones maravillosos en el mundo, solo que o no saben que los tienen, o simplemente...ya no están aquí...
-Alguien más...a tenido un don como el mío?
-Eso fue ya hace mucho tiempo, quizás unos cien años atrás, pero si, eran dos gemelos, ambos muy callados pero simpáticos.
-Que lindo.
-Si, me alegra que alguien más pueda vernos ahora, me refiero a ti, es maravilloso, después de todo no hablo con muchas personas.
-Con quien más hablas?- Pregunte mirando como tres mariposas se acercaban a la diosa, sin duda estoy segura que sabían de quien se trataba.
-Con Sans.
-Sans?
-Uno de los dos dioses de la muerte.
-Oh, entonces son dos, pensé que eran más.
-No, son solo dos, pero Sans..
-Que pasa con el?
-Digamos...que...solo el se basa en matar de una forma cruel...ocurren accidentes...pero siempre implican con sangre una vez que ya son marcados con su oz.
-Suena bastante peligroso...
-Si, y no es solo eso, Papyrus, el otro dios de la muerte, es...el que da un descanso verdadero a las personas.
-Oh...ya veo...un sueño eterno...se podría decir...no?- Sentí un viento helado detrás de mi, como si hubiera pasado un movimiento extraño.
Fue el momento justo, Sans levantaba su Oz para marcarla como la próxima persona muerta, hasta que ella volteo, aquella mirada sádica que la muerte mostraba, aquella mirada de felicidad al matar a su proxima victima se había esfumado.
Ambos se miraban, Sans parecía sorprendido, mientras que (T/N) parecía bastante curiosa, lo miraba atentamente, mirando como sujetaba su oz firmemente.
Sans miraba fijamente aquellos ojos (c/c) resplandecientes, brillando con tanta vida, muy hermosos.
-Sans! No toques a mi niña!- Toriel parecía algo enfadada.
-Tu...niña?- No entendía nada, con lentitud bajo su oz, desapareciendola de un golpe muy leve contra el suelo.
-Así que el es Sans- Volteo a ver a la diosa de la vida con curiosidad, al parecer solo esperaba conocerla a ella.
-Puede...verme?- En verdad que parecía sorprendido ahora, su sonrisa parecía que se había volteado, se notaba algo serio, y su capucha el tapaba aun más los ojos, no se lo había esperado, era a la primera persona que no había atravesado en su carrera de muerte, pero...por que? Sera por que solamente lo pudo ver? Sera por que Toriel lo miraba como si sus ojos se tratasen de armas disparando? O por que sus ojos lo habían desarmado sin que el se diera cuenta? Verdaderamente no había respuesta alguna.
-También puedo oírte- Se levanto de donde estaba sentada, se dirigió hasta aquel dios, dispuesta a estrecharle la mano.
-(T/N) No lo toques- Toriel ahora sonaba alterada.
-Por que, solo quiero saludarlo como cuando te salude a ti- Alejo su mano confundida, tocándose ligeramente el pecho con el puño, tenía una mirada de preocupación también.
-Hay dos formas de matar a los humanos, Sans utiliza el método...umm
-Duro, sufrimiento niña- Aquella mirada que provocaba miedo volvió a aparecer en su rostro.- Es provocandoles un rasguño con mi oz, y después, tienen una muerte dolorosa y lenta, aunque a veces es un poco rápida, te gustaría probar? Solo pasaras por...un mal rato.
La mortal retrocedió un poco cayendo de espaldas, parecía asustada, muy asustada, por lo que la muerte solo se río de ella.
-Sans!- La diosa estaba molesta.
-Eh que pasa?- Interrumpió su risa apartándose un poco de la humana.
Toriel suspiro.- La otra forma de morir, que es la que utiliza Papyrus, es tocando a la gente, con un solo rose...quedas dormido...para siempre.
-Oh...-Verdaderamente ella prefería tocar las manos de Papyrus a pesar de que no lo conociera, pero sonaba más amigable a chocar con la oz de Sans.
La muerte volvió a reír divertida.
La diosa de la vida se limito a suspirar, y justo en ese momento, se le ocurrió una gran idea.- Sans, puedo pedirte un gran favor?
-Que pasa Tori- Parecía ser solo amable con la diosa.
-Prometes que lo harás sin reprochar?
Se quedo callado un momento.- Vale...pero déjame decirte que no soy bueno cumpliendolas.
-Podrías pasar unos días con (T/N) Quizás así aprendas cosas de ellos.
En verdad estaba fastidiado con la idea, no era lo que quería y mucho menos lo que esperaba- Toriel! Yo no puedo hacer esa clase de cosas!
-Ya te lo pedí, dijiste que lo intentaras, solo...no vayas a matarla por favor.
-Tsk!- Haciendo un sonido de enfado desapareció, dejando aquel espacio de césped muerto, solo que era un poco más grande, estaba enfadado.
Toriel se dio cuenta que no había visto la opinión de su hija- Perdóname si es que no quieres, de todos es muy duro de tratar, quizás deba decirle que olvide eso, es una mala idea...
-No te preocupes, verdaderamente seria interesante tenerlo a mi lado, quizás pueda conocerlo mejor- sonreía alegremente.
-Estas segura de ello?
-Completamente segura, pueda ser que en lo más profundo de el...se esconda una buena persona- Se levanto sacudiendo su túnica.- o un buen dios?
Toriel solamente se río por lo confundida que se encontraba su pequeña, probablemente vaya a ser un trabajo duro para una mortal, después de todo, no puede tocarlo, y no hay que olvidar que parecía bastante aterrador, pero esos aspectos no la iban a detener, necesitaba estar determinada para cumplir con el deber que le había dado su madre, después de todo ella les había dado vida, ella los quería como hijos, por que no quererla a ella como madre?