_ Ciencista Político y fanático de Aerosmith.... Eso no ve todos los días...
Sonrió con picardía. Tenía una sonrisa destellante.
_ Y tú... ¿Periodista?
_ ¿También eres adivino?
Reímos.
_ La insignia en tu bolso..
"Escuela de Periodismo, Universidad Drumont"
_ Demasiado obvio, que tonta.
_ La tonta más hermosa del mundo, Amanda.
Estábamos sentados en la terraza del café. El día era caluroso, y nos acompañaba una puesta sol maravillosa a nuestras espaldas.
Mientras hablabamos, noté como las mujeres se volteaban a mirarlo. Yo también hubiese hecho lo mismo. Hombres asi no se ven todos los días, y menos en Baradeiro.
Su elegancia, su sonrisa perfecta, su cuerpo atlético -podía apreciarse su trabajado torso, a través de la camisa- y su porte -más de un metro noventa, seguro-dejaban de cabeza a cualquier mujer.
Aunque con el tiempo, me di cuenta que su apariencia de estrella de cine, no las enamoraba tanto como su dinero.
Con Jack nos enganchamos muy rápido. Con cada caricia, y salida juntos, me enloquecía más.
_ ¡Amanda! ¡Despierta! ¡ Ya vienen las Mariposas!
_ Disculpa, estaba distraída...
_ Estás pegada desde que llegamos... Ya deja de pensar en él.... ¡Vinimos a divertirnos!
La presentación de las Mariposas, era lo que más me gustaba del carnaval.
Diez mujeres hermosas, con coloridos vestidos rebosantes en tela con aberturas en los costados, que levantaban al compás de la música. De lejos, esas telas que salían de las costillas, al ser elevadas con los brazos abiertos, parecían alas.
Luego daban vueltas, y bailaban. Era realmente maravilloso.
Ágatta tiene razón.... Que más da... Jack no volvería y mi vida no se ha terminado.
Entonces comencé a bailar. En medio de la multitud enardecida, cegada por las luces de los carros alegóricos.
Cerré los ojos. Me dejé llevar. Como una hoja en otoño, arrastada por una ola de viento.
Ágatta lo entendió, y me siguió.
Dos locas, deben haber dicho, pero que importaba. Ya estuve loca una vez. De amor.
Y me encantó.