¿Que es una casa? Una casa es donde acontece toda la vida familiar, desde los nacimientos hasta las muertes de sus integrantes.
¿Las casas son esas paredes, esos techos, esos pisos? ¿O una casa es la vida de sus integrantes? ¿Un hogar?
Paso su vida en casas que absolutamente no se sentían como un hogar, no después de Sage.
Sus padres estuvieron ausente gran parte de su niñez, más aun cuando Sage falleció, cuando él fue ingresado a un instituto privado cinco días a la semana, que en pocos meses se volvió su lugar, aunque tampoco podía llamarlo hogar cuando comenzó la universidad y su nuevo refugio fue esa fría habitación.
Jamás sintió esa cálida sensación de llegar a un lugar y sentirlo un hogar, ni siquiera sabía si era bueno o no querer sentirlo, le aterraba.
Regresaba cada vez que podía a esa antigua y abandonada casa, a los columpios de ese patio descuidado, donde estaba el árbol de Sage, donde enterraba sus cartas. Volver allí le devolvía la calma, lo tranquilizaba cada vez que sentía que todo se venía abajo porque allí, en ese frío y abandonado lugar sintió lo más parecido a un hogar, allí él fue feliz, con Sage, con su vida completa, cuando el rompecabezas aún se encontraba totalmente armado.
Se cumplía ya un mes de su salida del hospital. Ahora su estómago ya no se cargaba únicamente de té. Troye había cambiado su vista hacia las cosas, todo había cambiado y aunque le aterraba pensar en eso, se sentía mejor de esta manera.
Él se había convencido de que todo era gris, toda su vida fue gris, todo el universo ante sus ojos era gris. Jamás tuvo la intención de cambiar ese color, de volverlo más cálido y hermoso.
Su mente había creado ideas, todas negatividades acerca de las cosas. Se dejó consumir por un realismo demasiado negativo, que lastimosamente no terminaba de ser ficticio.
Él conocía la realidad, ¿pero de qué sirve asumirla si de todos modos no la cambiaría?
Todos conocemos ese realismo en nuestro inconsciente. Todos conocemos lo injusta que es la vida y que nada, nunca termina siento totalmente rosa, pero la vida es una sola ¿Por qué no engañarnos y ser feliz?
Si nos dejamos llevar por ese gris realismo jamás podremos sonreír, porque es la ley de la vida. Una de cal y una de arena. Luego de una sonrisa, viene el llanto.
No podemos pasar los días sin sonreír por miedo a llorar, no es algo divertido, no es algo que te haga feliz.
El miedo es un arma mortal si dejas atraparte con él. El miedo puede manipularte a tal punto de aterrarte de la más mínima cosa, pero no todo es miedo. El miedo es muy diminuto si lo enfrentamos y de eso se trata, de sobrepasarlo y seguir.
Debió abrir su mente y entender que el gris puede ser engañosamente cambiado y de no haber sido por Connor y Kali que estuvieron allí, aguantando la nube gris que lo atormentaba día a día, no hubiese sido capaz de seguir, de cambiar eso que estaba mal.
Su habitación ya no era tan fría y aterradora por las noches, ya no le temía a las pesadillas que le causaba su almohada y su heladera comenzaba a funcionar nuevamente.
Su arte oscuro se volvió en uno resplandeciente, al igual que su sonrisa.
Connor no dejaba de visitarlo cada día luego de que ambos tomaban las clases, solían almorzar juntos cada vez que podían y pasaban la tarde, ya sea leyendo, mirado alguna película o simplemente hablando, haciéndose esa compañía incondicional que ambos necesitaban.
Kali estaba tapada en estudio ya que se había retrasado en algunas materias y contado de que ahora compartía habitación con una nueva chica se mantenía ausente ante ellos.
"¿Quieres... quieres salir a cenar conmigo esta noche?" Connor acababa de cerrar el libro de filosofía sobre sus manos y la pregunta hizo que Troye dejara a un lado el lienzo que estaba pintando
"S-si" titubeo dejando que la sonrisa se escapara de entre sus labios.
Su relación iba despacio, con calma. Era algo que había hablado. Si bien pasaban cada día junto, ellos no compartieron demasiados besos en todo ese mes, aunque los abrazos de despedida por la noche eran de extensos minutos.
Ambos estaban bien con eso, querían que todo salga bien y no ganaban nada yendo demasiado rápido, porque a pesar de todo, aun les faltaba conocerse demasiado.
Ninguno de los dos había estado en una relación formal antes, por lo que decidieron hacerlo a su manera, con calma y disfrutando de cada momento.
La cena fue en un restaurante pequeño en el centro de la ciudad, que por ser día viernes, se encontraba demasiado tranquilo y estaba conforme de ello.
Las luces del lugar eran bajas al igual que la música y se podía sentir ese sentimiento de comodidad al estar allí, con Connor sentado frente a él con una sonrisa sobresaliendo de sus labios y sus malditos ojos verdes brillando.
"¿Te gusta?"
"Si, es cálido" el mayor sonrió ante la respuesta de Troye, pues llevaba todo el día temiendo que no le gustara el lugar, sin saber que lo que menos importaba entre ellos, era el lugar de la cena. Para ambos, estando juntos era suficiente.
Las conversaciones entre ellos fluían como nunca antes. Ellos podían pasar de alguna trivialidad hasta incluso hablar de alguna historia de su pasado, por parte de Connor claramente. Troye no compartía esa idea de contar su pasado, no había nada bueno allí que quisiera dar a conocer y Connor lo respetaba perfectamente.
La cena fue agradable y estaban maravillados por la manera en que fueron atendidos en el lugar.
Sentía algo en el pecho, todo era tan diferente. Un mes atrás, él no se hubiese imaginado ni en sus más locos pensamientos, estar en algún lugar así junto al mayor. Estaba convencido de que esas no eran cosas que a él podrían pasarle, pero allí estaba. En una cita junto a él... la persona que soporto demasiado de él y aun así no se marchó.
Jugaba una y otra vez con sus manos sobre su regazo y aunque Connor siguiera contando una que otra cosa él no podía dejar de pensar cómo podría decirlo.
Quería poder decirle, demostrarle lo que significaba para él, al menos una parte de lo importante que se había vuelto en su vida. Pero todo parecía tan difícil.
Intentaba formular las frases en su mente, pero nada encajaba, nada le parecía bueno.
Los nervios estaban aumentando a gran escala y aunque quisiera pasar desapercibido, Connor comenzaba a notarlo.
"Connor..."
"¿Te sientes bien?" el mayor paso de estar sentado frente a él a un lado, tomado su fría mano sobre la tuya y antes de poder decir algo más, Troye siguió hablando
"Intento decir algo bueno en este momento y poder demostrarte siquiera una parte de lo importante que eres para mí... pero soy tan pésimo haciendo esto"
"Troye, no hace falta que digas nada"
"Yo..." Troye siguió "Intente alejarte de mí y creí haberlo logrado, pero no podía seguir engañándome. Yo no vuelvo por las personas, solo dejo que se marchen... siempre. Pero contigo no puedo. Y aunque me cueste demostrarlo, decirlo, admitirlo, te quiero, porque te he dado mil y una razones para que huyas, para que corras, para que te salves y sin embargo me sonríes y te quedas, quisiste quedarte a pesar de todo y eso es lo más hermoso que alguien pudo hacerme"
No hicieron falta más palabras, simplemente sus labios se juntaron, rozándose nuevamente luego de un buen tiempo.
Si clasificamos los besos, este es sumamente diferente a los demás, este era doblemente especial.
Podían besarse lento, suave y pausado, tiernamente. Podían decirse millones de cosas sin decir nada, estaba tan cargado de sentimiento que ambos parecían marearse de eso, volviéndose deseosos porque sea eterno.
"¿Crees que ya es tarde?" murmuro el menor al notar que ya nadie quedaba en el lugar, pues la noche era fría y como por costumbre, la gente no sale demasiado en invierno.
Ambos muchachos dejaron el lugar tomados de la mano.
No podía dejar de ver la manera en que sus manos encajaban, era simplemente estúpido verlo de esa manera, pero era malditamente hermoso.
Era increíble lo insignificante que podía ser para alguien y no para él. Estar tomado de la mano con Connor significaba tantas cosas, significaba que estaban allí, juntos después de todo.
El mayor ignoro el paso por su habitación, él quería acompañar a Troye, no importaba tener que volverse luego.
Tal como lo quiso, ambos se encontraban frente a la puerta del menor, mirándose a los ojos y robándose uno que otro beso.
"Deberías dormir" susurro luego de romper el beso y antes de poder siquiera girar hacia su habitación, Troye rodeo el cuello con sus brazos y volvió a besarlo.
Él lo había besado.
Si Connor tuviese que definir ese preciso momento en que Troye lo beso, lo definiría definitivamente como su favorito.
El mayor le devolvió rápidamente el beso que se prolongó por unos segundos, minutos o años, ni siquiera era consciente de ello.
Troye rompió con el beso solo para poder respirar bien sin tener algún ataque de pánico o algo así, pero no se atrevió a deshacer el abrazo y Connor tampoco parecía querer dejar su cintura.
"Quédate"
"¿Estás seguro?"
"Si... solo quédate"
Y como venía sucediendo, Troye acababa de sacarle una sonrisa resplandeciente de su rostro.
Le dio uno de sus pijamas al mayor y aunque le quedara considerablemente largo, lo acepto con gusto.
El pijama llevaba el característico perfume del menor y sentía volverse loco.
Era pasada la media noche y luego de pasar un buen rato hablando allí acostados y con uno que otro beso, comenzaron a bostezar y decidieron que ya era momento de dormir.
Connor se atrevió a rodear la cintura del menor con sus brazos y Troye simplemente se dejó, porque se sentía tan bien estar entre sus brazos.
Se sentía por fin como un hogar.
(...)
Su espalda se encontraba sudada y fría, al igual que su rostro, sus manos comenzaron a temblar y las tortuosas imágenes regresaron a su mente sin dejarlo despertar.
Estaba teniendo una pesadilla nuevamente y sentía ahogarse.
Troye comenzaba a removerse en la cama, dejando salir algunas palabras que no lograba entender.
"Troye" llamo Connor mientras tocaba su hombro para poder despertarlo "Troye, despierta, vamos"
Luego de unos movimientos más por parte de Connor, pudo despertarse, sobresaltándose al reconocer que solo había sido una pesadilla más.
Le tomo varios minutos poder hablar, pero el mayor no se atrevió a decir nada, seguramente estaba saliendo de ese maldito shock que las pesadillas lograban.
"Lo siento" murmuro y Connor lo rodeo con sus brazos
"No lo sientas. Solo ha sido una pesadilla, ¿estás bien?"
"Si..." ambos volvieron a recostarse pero sin siquiera despegarse, Connor no dejaba de rodear sus brazos sobre Troye y este había apoyado su cabeza en el pecho del mayor tranquilizándose al ritmo lento de los latidos de su corazón "creo, creo que me desvele" murmuro y Connor no pudo evitar salir una tierna risa, posando sus manos en el pelo del menor acariciándolo
"Pues entonces hagamos café" ahora fue el turno de Troye para reír, pero ambos se levantaron por un café por más estúpido que sonara.
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Tw: laigeharry
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