Daughter Of The War. [Steve R...

By -cosmicdreamer

145K 12.2K 1.9K

«Nació, vivió, y murió en la guerra. Y ahora, se ve obligada a volver a vivirla.» [Segunda parte de Daughter... More

.
Soundtrack.
2. Quizás tengas razón.
3. ¿Qué deberíamos hacer?
4. Necesito salvarlo.
5. Un pequeño empujón.
6. Perdón Steve.
7. Lo que el mundo conoce.
8. Jamás podría hacerte daño.
9. Lo estaba perdiendo.
10. Por la causa.
11. Confianza.
12. Guerras y armas.
13. Papeles y vidrios rotos.
14. Una distracción.
15. A pesar de todo.
16. Guerra.
17. Definiendo nuestro futuro.
18. Es hora de irse.
19. La sigo amando.
20. Mi error.
21. Si tan sólo supieras.
Aviso.
22. Tengo que intentarlo.
23. Intentaba lo imposible.
24. Ellos llegaron.
25. Miedo.
26. Siempre era Steve.
27. Hermanos y Hermanas.
28. Totalmente imposible.
29. Un lugar seguro.
Epílogo.
¡Tercera Parte!

1. Acuerdos de Sokovia.

7.7K 509 11
By -cosmicdreamer

Lea sentía una extraña combinación de sentimientos dentro de ella, que iban desde el miedo más profundo hasta la curiosidad más infantil. Sentía su corazón acelerado tras sus costillas y le molestaba el simple hecho de que pareciera sonar sobre sus oídos. Algo parecía hacer presión dentro de las paredes de su cráneo, a la vez que sentía su respiración acelerarse, incluso sin hacer ningún esfuerzo físico. La situación era totalmente diferente a la primera vez que había llegado a Tierra, y aún así, los sentimientos eran exactamente los mismos.

Seguía a Tony Stark torpemente hasta la sala de reuniones en la central de los Vengadores, se encontraba distraída y sumida en sus pensamientos por lo que casi ni si quiera se dio cuenta cuando ingresaron al lugar. Estaba vacío y silencioso, las sillas dispuestas esperaban al resto de los acompañantes que aún no daban señales. Él le indicó una de las sillas en señal de que debía centarse y así lo hizo, alrededor de la nueva mesa de cristal —ya que la anterior la había destrozado en su intento por huir de allí para seguir las órdenes del Universo—.

Tony se sentó alejado de ella, sobre una silla a un costado sin decir nada en absoluto, y no supo como debía tomarse esa acción de parte del castaño. Parecía extrañamente silencioso para ser él, incluso, parecía no tener energías para enfrentarse a lo que estaba por ocurrir. Su rostro estaba un poco pálido, y presionaba suavemente sus labios entre sí, frustrado y molesto. Sabiendo que a muchos de los humanos les molestaban las miradas fijas, apartó la vista de Stark y olvidó el breve análisis de su persona. Lea comenzó a jugar con sus manos intentando ocultar el nerviosismo en éstas, y también que se sentía a punto de desmayarse en plena sala. Si Stark se encontraba de aquella forma, no sabía que le podía deparar a ella.

Repetía mentalmente las palabras de Tony Stark dentro de su mente una y otra vez, logrando hacerla sentirse aún más confundida, mientras el miedo y la curiosidad crecían en ella cada vez más. Lea aún desconocía gran parte de lo que envolvía a los humanos y los hacía actuar como tal, pero la expresión de Tony desde que había ido a buscarla había sido suficiente para entender que no todo estaba funcionando de manera correcta. Él no le había explicado con exactitud qué eran los «Acuerdos de Sokovia», pero le había asegurado que eso podría cambiar todo dentro de la central. Desconocía por completo si era bueno o no, pero de algo estaba bastante segura: a muchos humanos no les gustaba el cambio, y oponían resistencia a pesar de las consecuencias.

Los dos presentes permanecieron en silencio, esperando algo que ella desconocía. Lo único bueno para Lea era que su mente usualmente curiosa, podía mantenerla distraída mientras el tiempo pasaba. En tan sólo unos pocos minutos, Wanda, Vision y Pietro entraron a la habitación como un pequeño grupo silencioso e incómodo, uno tras el otro como en fila. El hombre de color rojo se sentó enfrente de ella y asintió con lentitud a modo de saludo, a lo que la castaña sonrió. Wanda mantenía la vista baja, dejando caer su cabello sobre su rostro para que el resto no viera su expresión. Por lo que había escuchado, en la última misión de los Vengadores algo había salido terriblemente mal, y Wanda estaba dejando caer toda la culpa sobre ella. No podía saber con exactitud cómo se sentía ella, pero creía que por dentro estaba desmoronándose, y la reunión a la que debían asistir solo provocaba que la muchacha se sintiera aún peor.

Pronto Natasha, Steve y Rhodey hicieron su aparición, sentándose en las sillas restantes a su alrededor. Tampoco dijeron nada mientras ingresaban y tomaban sus lugares, parecía una situación demasiado triste para Lea, acostumbrada a la usual energía de los héroes. Ella no se animó a mirar a Steve a los ojos, sentía un extraño sentimiento recorriendo su columna, y no estaba segura de lo que era, todavía no conocía todas las emociones humanas.

Un hombre alto, de traje oscuro y cabello canoso ingresó en la habitación sin ninguna expresión en su rostro más que una impacible seriedad. Se colocó delante de ellos casi de manera teatral y los observó unos pocos segundos con detenimiento. Todos mantenían silencio ante el Secretario de Estado hasta que él comenzó a hablar, contando cosas que Lea creía irrelevantes, al menos, de momento.

Bajó la vista a su nueva pulsera, otorgada por Tony Stark. Él había entendido que Lea no podía teletransportarse en Tierra si no la conocía en absoluto. Era como ir con los ojos vendados por un mundo completamente desconocido para ella, en todo sentido. Por esa razón, él se había puesto a trabajar en un nuevo y pequeño aparato que pudiera serle de ayuda a lea mientras estuviera en Tierra. Era una pulsera negra con una pequeña pantalla en el centro, que le mostraría aquellos lugares a los que debía o necesitaba ir. Con una escueta explicación, Stark le mostró que solo debía decir el nombre del lugar en voz alta, y éste lo buscaría por ella, o le daría una aproximación. La observó con atención, repentinamente interesada en la pantalla oscura que se prendería en caso de necesidad.

—El mundo tiene con los Vengadores una deuda impagable, ustedes han peleado por nosotros, nos protegieron y arriesgaron sus vidas —Lea se animó a observar al hombre delante de ella, prestándole atención por primer vez desde que había llegado—, pero mientras unos los ven como héroes, hay otros que prefieren la palabra «vigilante».

Lea juntó sus cejas levemente, con duda ante sus palabras. No había escuchado aquella palabra con anterioridad, por lo que su definición era un misterio para ella. Pero por el rostro del Secretario de Estado era más que suficiente para entender que no podía significar nada bueno.

—¿Qué palabra usaría usted, señor Secretario? —preguntó Natasha Romanoff. Su voz sonaba apagada e inexpresiva.

—¿Qué les parece «peligrosos»? —habló, observando a la pelirroja. Sus ojos parecían gélidos y dispuestos a sacar todos los secretos de los presentes en segundos— ¿Cómo llamarían a un grupo de seres mejorados con base en Estados Unidos, que a diario ignoran fronteras o imponen su voluntad donde ellos quieran, y en verdad parece no importarles lo que dejan atrás?

Lea observó brevemente a Steve, descubriendo que él también la miraba. Volvió su vista hacia adelante, un poco incómoda y perdida entre todas las palabras. No se sentía dispuesta a enfrentarlo, mucho menos a enfrentar aquella conversación en aquel momento.

El Secretario de Estado se movió por la sala un par de pasos que resonaron en el silencio, permitiéndoles ver lo que había tras él. La pantalla se encendió tras un pequeño zumbido, mostrando un mapa con el fondo negro, y los países en blancos y grises. Lea observó con atención la imagen, intentando descubrir qué tanto conocía del mundo en el que se encontraba, pero rápidamente la imagen se amplió.

—Nueva York —habló el Secretario de Estado mientras las imágenes comenzaban a reproducirse.

Se veían videos de las personas corriendo desesperadas para huir de la destrucción y el dolor . Soldados atacando con sus armas a los Chitauri, a Hulk saltando por los techos, destrozando todo a su paso. Eran imágenes terribles del ataque de Loki años atrás, en una batalla en la que los Vengadores habían salido como ganadores, pero las consecuencias de su accionar habían quedado tras su paso. Rhodes bajó la cabeza ante lo que estaban viendo, incluso cuando Lea sabia que él no había estado allí. Pero se había vuelto incapaz de continuar viéndolas.

El mapa volvió a ampliarse en otra ciudad, mientras Lea apretaba sus manos fuertemente, intentando no llorar ante las imágenes del dolor y sufrimiento de la tierra. Ella había llegado a aquel mundo intentando detener todo ello, sabiendo a la perfección que los humanos estaban aferrados a aquel sufrimiento. Verlo era demasiado para ella y su corazón humano.

—Washington D.C. —continuó él en un más tono bajo.

Nuevamente las imágenes mostraban destrucción: enormes naves sobre el cielo, disparándose entre sí hasta caer envueltas en llamas y humo. Se precipitaban al suelo a increíble velocidad, y una vez que se estrellaban en el suelo, enormes nubes de humo y cenizas se elevaban en lo alto del cielo cubriendo a las personas que solo buscaban huir de allí. Podían oír los gritos desesperados de las personas en el video, y ver las muertes de otras que quedaban atrapados debajo de los enormes escombros o de olas de agua que se formaban con la pesada caída de las naves. Ésta vez, Sam bajó la cabeza incómodo. Lea tuvo que hacer un esfuerzo para retener las lágrimas, pero no podía evitarlas, y algunas caían rápidamente a través de sus mejillas.

—Sokovia.

Primero apareció la gente corriendo, para luego mostrar una imagen de edificios cayendo unos sobre los otros mientras gran parte de la tierra era levantada en el aire. Lea había llegado poco después de aquel día, pero abísmales escuchado más que de los videos anteriores. La tierra se levantaba en el aire impulsada por tecnología desconocida para ella, en un intento de un enemigo de los Vengadores —Ultron— por destruir todo lo viviente en Tierra. Wanda y Pietro eran de Sokovia, lo sabía, podía notar sus rostros llenos de horror al ver la destrucción y revivirla una vez más dentro de sus mentes.

—Alemania —soltó lo que pareció un suspiro antes de mirar a la castaña—. O debería decir, todo el mundo.

Lea contuvo el aliento mientras veía lo que había provocado. El portal no sólo había sido sobre el cielo de Alemania, y tampoco habría tenido fin sino la hubieran matado. El vídeo mostraba como el portal se expandía sobre distintas ciudades, llenando por completo el cielo de estrellas, cometas, planetas y constelaciones, provocando el miedo de la gente. Poco a poco en algunos lugares cayeron meteoritos, o metería universal, en otros, los planetas pasaban tan cerca de Tierra que la gente se veía obligada a correr, deseando que no golpeara ningún edificio. La destrucción había sido inmensa, el dolor causado era incalculable.

No se había dado cuenta que se encontraba sollozando, que su cuerpo temblaba contra la silla. Jamás había sido consciente del sufrimiento que ella misma podía haber causado. Después de todo, no se diferenciaba mucho de los Vengadores. Pero ver esas imágenes despertaba una culpa inmensa dentro de ella que se volvía como una serpiente arrastrándose entre sus órganos internos, moviéndose sin cuidado alguno por cada pequeño rincón. Sus hombros se sintieron repentinamente pesados, como si estuviera cargando con una enorme mochila tras su espalda de la que sabía que no podría librarse fácilmente. Lea sabía que necesitaba redimirse.

—Y por último, pero no menos importante, Lagos.

Y las imágenes se repitieron, las mismas que pasaban en las noticias, mostrando a los heridos de la explosión. Lea Moo había podido verlas completas anteriormente, pero tampoco estaba dispuesta a hacerlo allí. Se movió sobre la silla, intentando centrar sus ojos en el cristal de la mesa que brillaba con la luz del techo. Steve lo notó, y también se percató de sus lágrimas.

—Bueno, es suficiente —el rubio habló.

El Secretario de Estado giró para verlos a todos de frente. Había una increíble tensión en el aire que incluso Lea podía sentirla sin saber de qué se trataba. Todos los presentes habían sido interpelados de manera distinta por aquellas imágenes que solo buscaban demostrar la culpa.

—Los últimos cuatro años operaron con poder ilimitado sin supervisión. Eso es algo que los gobiernos del mundo no pueden tolerar más. Pero creo que tenemos una solución.

Un hombre de traje que se encontraba ahí —seguridad del Secretario de Estado—, pasó lo que parecía un enorme libro, pero Lea recordó las palabras de Tony mientras lo dejaba sobre la mesa. Y ya podía leerlas sobre la parte delantera. «Acuerdos de Sokovia».

—Aprobado por 117 países —continuó hablando, mientras Wanda pasaba con molestia los Acuerdos por la mesa hacia Rhodey—, dicen que los Vengadores no pueden ser mas una organización privada. Sino que operarán bajo la supervisión de un grupo de las Naciones Unidas que dirán si es necesario que actúen y cuando. —Lea secó sus lagrimas antes de girar el asiento para centrarse nuevamente en la conversación.

—Los Vengadores fueron creados para hacer más seguro al mundo, creo que logramos eso. —Steve comentó con la vista fija sobre la mesa.

—Dígame, Capitán, ¿sabe usted dónde están ahora Thor y Banner?

Lea presionó los labios, sabiendo perfectamente donde se encontraban ellos, conociendo también que no podía interferir en aquella Guerra y que seguramente el Universo habría enviado a otro ser para detener la batalla.

—Si perdí misiles de treinta megatones —continuó al notar que el rubio no diría nada—, puede estar seguro de que habrá consecuencias —dijo caminando hasta llegar nuevamente a su posición inicial —. Mutuo acuerdo, reconfirmación. Así funciona el mundo.

—No es verdad— susurró Lea con voz temblorosa. Si de algo estaba segura, era lo siguiente —, los humanos hacen funcionar el mundo mediante guerras. Están unidos a ellas como si fuera parte de su propia sangre, no puede evitarlo —el Secretario de Estado asintió levemente, sin realmente prestarle atención a sus palabras.

—Quizás sea así, pero créanme, este es el punto medio —señaló los Acuerdo que aún pasaban por la mesa entre los presentes—. Esto podrá evitar que la guerra siga siendo parte de nuestro lenguaje común —miró a Lea con detenimiento, pero ella no fue capaz de decir nada en absoluto.

—Así que hay contingencias.— comentó Rhodey.

—Dentro de tres días, la ONU se reunirá en el complejo de Las Naciones Unidas para ratificar los Acuerdos —prosiguió con un asentimiento de cabeza.

—¿Y si llegamos a una decisión que no le gusta? —Natasha preguntó, pasando una mano por la mesa.

—Entonces se retiran.

Lea miró a la Viuda Negra sonreír de lado mientras él salía de la habitación. Recostó su cabeza contra la silla y cerró los ojos, sintiendo ardor tras sus párpados por sus intentos de contener las lágrimas. Una mano se posicionó sobre su hombro mientras escuchaba las sillas moverse, y a todos levantándose. Steve Rogers se acercó para susurrar contra su oído.

—Tenemos que hablar todos juntos sobre esto —comentó dejando un pequeño beso sobre su mejilla izquierda—, está bien si decides no dar tu opinión al respecto, quizás lo mejor sea mantenernos neutros.

Lea asintió, presionando sus labios antes de levantarse para abrazarlo con fuerza, permitiendo finalmente las lágrimas salir. Lea no estaba segura de qué era lo que su corazón quería en ese instante, pero por seguro no era permanecer neutra.

—No sabía que había causado tanto dolor —dijo entre sollozos.

—Todos nosotros lo causamos alguna vez —respondió con seriedad.

Todos se encontraban afectado por los Acuerdos de Sokovia, y sabía que esto seguiría así, hasta empeorar. Se alejó para ver a Steve al rostro, él permanecía bastante serio pero en sus ojos podía notar cierta tristeza. Estaba intentando ser fuerte para ella, ser una especie de soporte para su cansado corazón. Quiso sonreír hacia él y demostrarle que se sentía mejor, pero no pudo hacerlo. En cambio, volvió a apoyar su cabeza contra su pecho, pensando en lo que él había dicho. Y tenía razón: los humanos siempre causaban dolor, era algo demasiado natural para ellos. Lea temía que causar dolor se volviera una parte de ella, tanto así que podía sentir sus piernas temblando. Lo único que sabía con seguridad en aquel instante era que no estaba dispuesta a causar más sufrimiento para otros, y si eso significaba jamás ser un verdadero humano, estaba segura de que nunca lo sería.

Continue Reading

You'll Also Like

157K 2.5K 11
[Libro #1 de la trilogía "ʜᴏʟʏ ɢʀᴀᴄᴇ"] Grace está destinada a estar con él. Dean está destinado a estar con ella. No obstante, ninguno so...
387K 25.6K 97
Todas las personas se cansan. Junior lo sabía y aun así continuó lastimando a quien estaba seguro que era el amor de su vida.
2.9K 347 22
°.•⌢➴ ┃ 𝐍𝐈𝐆𝐇𝐓 𝐂𝐎𝐔𝐑𝐓 #⋆ ✧    ·   . ✧ ✵ ☆ * A las personas que miran las estrellas y ...
509K 52.1K 130
La verdad esta idea es pervertida al comienzo, pero si le ves más a fondo en vastante tierno más que perverso. nop, no hay Lemon, ecchi obviamente, p...