- No veo por que podría interesarme un listón, muy sucio por cierto
- ¿Sucio? ¿Lo dice por la tierra que tiene encima? ¿O por el motivo que lo usaron?
Por primera vez en toda mi vida, no tengo idea de como llevar la situación, lo que más me intriga es : ¿Como hizo para que Sebastian no sintiera su presencia?, sí, es un shinigami, pero nadie puede esconderse de un demonio....¿O... Sí?, ni hablar, al mal pasó darle prisa
- ¡No estoy para tus tonterías! ¡Habla claro!
- Bien, seré directo entonces, los ví, anoche en pleno ritual amoroso - al terminar de decir esto, el "hombre" estalla en risas, puedo sentir como mi temperatura sube hasta tal grado que mis mejillas arden y estoy seguro de que mi color de piel ya es más rojo que blanco - debo admitir - continúa sin dejar de lado su carcajada - que por un momento le creí cuando dijo que no estaba enamorado de su mayordomo
- Querido señor, le pido de la manera más atenta que hable sin reírse, es de mala educación y no se le entiende nada - interviene Sebastian con cierto tono de fastidio, no sé en que momento se ha colocado detrás de mi asiento.
- ¡Mayordomo! Tienes razón... Por lo tanto, me reiré primero y después hablaré - Dicho y hecho, actualmente llevamos diez largos minutos en los que sigue riéndose, estoy harto, acomodo mis ropas y me levanto haciendo una seña a Sebastian para que me siga - ya me fastidiaste, si piensas seguir con tus estúpidas burlas mejor me marcho, ya sabes dónde está la puerta - digo con hostilidad
- Me pregunto, ¿Que diría su prometida si se entera de lo que pasa entre ustedes?
Sus palabras me dejan helado, mis ojos se abren de par en par y el cuerpo me tiembla, esto... ¿Es miedo? ¿O enojo?, no me detengo a pensarlo, por un instante me guían los impulsos y estiro velozmente la mano hacia la bandeja donde Sebastian lleva los pedazos de la taza que Elizabeth rompió, tomo el más grande y dándome la vuelta lo arrojo directamente al rostro de Undertaker, diría que me sirvió la práctica de lanzar cuchillos en el circo, de no ser por que justo antes de que el vidrio toque su rostro él lo atrapa.
- Ya debería saber que no va a sucederme nada querido conde
- Por supuesto que lo sé, pero no quería que me quitaran el placer de arrojarte algo por imprudente
- He he he.... Ya veo
- Vamos a mi despacho
- Por supuesto, pero para serle franco, me gustaría hablar sólo con usted
Pfff... Ahí vamos de nuevo
- Entiendo, iré a ver si Lady Elizabeth necesita algo, con permiso - dice Sebastian sin rastro de enojo en el rostro
Llegamos al despacho y sin ofrecerle una silla comienzo a hablar
- ¿Que es lo que quieres exactamente?
- Nada
- ¿¡Nada!? ¿Y por que has venido hasta aquí? ¿Por que te burlas así de nosotros?
- Querido Conde, sólo quiero que entienda que soy su socio de más confianza, jamás le diría a su prometida que los vi juntos, pero tampoco me perdería la oportunidad de burlarme un poco y hacerle sonrojar - Under se acerca lentamente a mi y para cuando me doy cuenta su mano se encuentra sosteniendo mi rostro, él pasa sus uñas delicadamente por mis mejillas, sé que debería ser una caricia "tierna" pero lo único que consigue es provocarme escalofríos - se ve usted muy hermoso de esa manera, la verdad es que siento un ligero toque de envidia por su mayordomo, ahora él puede tocarlo cuando quiera - susurra débilmente
- ¡No me toques! - golpeo su mano alejándola de mi rostro - ¡Nadie te ha dado permiso de acercarte tanto!
- Vaya, que temperamental, como sea, no debe agobiarle que yo sepa de su relación con el señor Sebastian, yo lo apoyaré incondicionalmente.
Su expresión ya no es la misma tan divertida de antes, su voz se ha vuelto más grave y sus brazos cuelgan a los lados, lejos de provocarme confianza, me hace sentir miedo
- Bien, confiaré en ti. Gracias por.... - ¿por que? No tengo nada que agradecerle... ¿O si? - por guardar silencio y por traerme mi listón.
*toc toc toc
- Joven amo, traigo una carta
- Pasa Sebastian
-¿Joven amo? ¿Sebastian?. ¿Por que se hablan con tan poco amor? Pensé que entre ustedes escucharía cosas como "Mi cielito, han venido a dejarnos una carta, ¿podemos leerla juntos?" "Oh por supuesto querido mío, pasa" - Undertaker estalla nuevamente en risas a lo que Sebastian y yo solo respondemos con una mueca de molestia
-¿Ya podemos volver a la seriedad?
- Ufff... De acuerdo - contesta este mostrando aún leves espasmos provocados por las carcajadas
- ¿De quien es la carta Sebastian?
- No tiene remitente
-mmm... Damela
- aquí tiene
Reviso el sobre por mi mismo y compruebo que efectivamente no tiene remitente, lo abro y de el saco dos hojas, la primera tiene un tulipán color azul, detallado perfectamente, paso los dedos sobre el dibujo
- es tinta... - susurro, me tomo unos segundos para observar bien la pintura y digo - Sebastian, desde el día que te pedí investigar no hemos visto nada al respecto, dime, ¿que encontraste en los cuerpos de las mujeres asesinadas?
- Cierto, lejos de lo ya previamente señalado ( corte en la garganta y el tulipán) todas tenían una cabellera corta, y a pesar de ser mujeres de bajos recursos, se nota que cuidaban mucho su imagen. Todas murieron al rededor de las dos de la mañana
- ¿Es todo? Bien, gracias Sebastian. Ahora veamos esa segunda hoja - tomo la segunda hoja que venía dentro del sobre y comienzo a leer:
Querido Ciel Phamtomhive:
Sé que debes estar preguntándote quien envió la carta, que clase de persona seria tan estúpida como para enviar una carta a el perro guardián de la reina, incluso sabiendo que tiene un demonio por mayordomo y que este puede reatrearme en cualquier momento...
-¿¡Que cara...!? ¿Como sabe que...?
...¿sorprendido? ¡Ja! De ahora en adelante deberías cuidarte mejor la espalda, el amor nos vuelve estúpidos, torpes y descuidados. No dejes que esa alimaña de envuelva, tu y yo sabemos perfectamente que no te ama, sólo está jugando con su comida. Tengo una duda ¿Que le viste? No conoces su verdadera apariencia. Te asquearia sólo verlo de reojo. Es un ser detestable. En fin. Cada quien sus gustos, sólo te diré dos cosas, primero: Él, así como todos los de su calaña tenemos prohibido amar, el hecho de que seamos demonios ahora no implica que vivamos sin reglas. Así que aunque sea "sincero" con su "sentir" jamás podrían estar juntos. Y eso él lo sabe mejor que nadie.
Y segundo: te ahorraré todos las horas de trabajo en las que intentaras encontrar mi motivo para matar, simplemente lo hice para llamar tu atención, los tulipanes me recuerdan a ti, son las flores que representan un alto nivel económico. Escogí el color azul por que también me hace pensar en ti. Necesitamos hablar sin que él esté cerca, tú decides, puedes aceptar y prometo no dañarte o fingir aceptar y llevarlo a escondidas ( claro que si me doy cuenta, desapareceré en el instante y seguiré matando mujeres inocentes hasta que alguno de los dos se canse, por que aunque lo intenten no podrán encontrarme nunca). Lo dejo a tu criterio. La cita es a las 12:00 am frente al reloj de Londres, puedes ir acompañado de cualquier sirviente si lo prefieres sólo no lleves a "Sebastian". Es tu única oportunidad.
Nos vemos pronto.
No tengo idea de en que momento me levante de mi silla. Mis manos tiemblan, siento como un sudor frío recorre toda mi nuca hasta llegar a la parte más baja de mi espalda, el aire que entra hasta mis pulmones esta helado, me duele respirar
- no es posible... -susurro incrédulo
- Joven amo... ¿Que le sucede?
Por más que lo intento no puedo articular palabra alguna
- ¿Ciel...?
-¿Como lo sabe...?
-Disculpe, no sé de qué me habla...
-¿¡Como demonios sabe que eres un demonio!? ¡Contesta!
-¿De que me habla...? Con permiso - Sebastian toma la hoja que acabo de leer, le toma apenas un par de segundos entender de qué hablo.
- Ya entiendo, creo que en cuanto a mi identidad no hay problema, quien escribió está carta es ¿Como decirlo? "uno de los mios"
-¿Pero que es lo que quiere?, además... ¿Como sabe que tú y yo... ? Aquí ya nadie puede guardar un secreto
- Bueno - comienza Undertaker - me atrevería a decir que si los atrapan es por que no se han esforzado en ser silenciosos, en especial anoche
-¡Callate! ¡No estoy para tus bromas estúpidas!
- No sabría decirle que es lo que quiere exactamente, no nos da ninguna pista
Tomo aire pesadamente y contesto
-Entonces... Creo que debo aceptar su invitación - esto a Sebastian le cae como una patada en el hígado
-¿Que? Ciel... De ninguna manera te dejaré ir solo
- No iré sólo, puede acompañarme algún otro sirviente
- ¡Pero si esos cuatro son unos ineptos! Y de Tanaka no podemos fiarnos, ya está muy viejo
- Serán muy tontos, pero saben hacer perfectamente su trabajo
- ¡Pero no podrán hacer nada contra un demonio Ciel!
-¿Entonces que quieres que haga? Bien lo dice en la carta, si voy contigo se dará cuenta aunque te escondas
- Yo... - Mi mayordomo parece sumamente desesperado, me inquieta verlo así, pero debo averiguar quién es ese demonio y que es lo que quiere - dame dos horas, iré a buscarlo, dame eso solo dos horas
Lo pienso muy bien antes de aceptar, me gustaría creer que lo va a encontrar y lo traerá ante mi, pero algo me dice que eso no sucederá.
- Esta bien, te daré tiempo para buscarlo, pero tienes que estar aquí antes de la comida
- Gracias...-Dicho esto se acerca a mi, y me besa en la frente - no puedo dejar que vayas tú solo a enfrentarte a una criatura así
- Que despectivo... Creo que has olvidado que tú también eres un demonio
- Hasta yo se que los demonios somos criaturas asquerosas, aún así hay algo que me diferencia del resto... Yo he descubierto que soy capaz de sentir algo más que hambre, que puedo sentirme feliz, triste, molesto y hasta celoso... Y todo gracias a ti
-Aaaawwwww HAHAHAHAHA - me olvidé otra vez de que esa cosa de cabellos plateados estaba aquí, conforme sus risas aumentan el ardor en mi rostro también
-¡Callate! - grito, pero no sirve de nada
- Ya me voy
- Te veo en la comida
........
Sebastian
El maldito no firmó, y tenía razón a parte de todo, no puedo rastrearlo. Ya van dos horas desde que salí de la mansión y nada.
Ya busqué en todo Londres y las afueras de este y sigo con las manos vacías. Por más que me esfuerzo no consigo algún indicio de su paradero. Miro mi reloj, ya son las 12:30 en treinta minutos debo servirle la comida a Ciel
- Mejor me retiro
- ¿A donde crees que vas?
Esa voz... Yo la conozco pero ¿de donde?
- ¿Vas a dejarme hablando sola?
Lo sabía... Volteo hacia atrás y la observo, sigue igual que hace miles de años, su pelirroja, rizada y larga cabellera, esas pecas, sus ojos verdes y esbelta figura enmarcada por el traje color negro y botas altas.
- Irina...
- La misma que viste y calza - responde con una descarada sonrisa - ¿te habías olvidado de mi?
- Imposible que yo me olvidara de ti, siempre que quiero reírme lo hago
- auch, pero que cruel... En cambio yo - camina lentamente y contoneándose sensualmente, su caminar siempre me recordó al de un gato, posa su mano en mi quijada y me mira a los ojos - te recuerdo casi todo el tiempo, mi cama te extraña... Y mucho - se ríe
- Te pido de la manera más atenta que te alejes de mí
- Uy... No me digas que te pones así por el mocoso del parche
- Pues sí, es por él
Irina se aleja de mí y comienza a reír escandalosamente
- Vamos, a mi no me engañas, ambos sabemos que sólo juegas con tu comida, aunque para corromper el alma de un niño de doce años se debe ser realmente un villano ruin y asqueroso pero ¿Qua más podía esperarse de ti?
- ¿Eres tú quien ha estado cometiendo los asesinatos?
-¿Yo? ¡No, que va! Yo no me ensuciaría las manos con sangre de niñas pobres, prefiero a las de la "alta sociedad" ellas hacen cosas realmente detestables
- ¿Entonces quien lo está haciendo?
- Mmm... Si me das un beso te digo
- Sabes muy bien que eso no funciona conmigo
- Ash... Que aburrido te has vuelto - suspira con una mueca de fingida tristeza y después continúa - bien te diré, es André, hace poco encontramos la forma de andar por el mundo sin ser detectados por otros demonios, incluyéndote querido, fue así como decidimos visitarte y nos enteramos de tu hermosa relación con ese niño, él está realmente molesto por que estas rompiendo las reglas, esta completamente convencido de que mereces ser castigado
- ¿Yo? ¿El primer Ángel caído?
No te equivoques Irina
- ¡No! Tú no te equivoques, podrás ser el primero que arrojaron a la tierra y el mas poderoso entre nosotros pero aún así, sigues viviendo bajo los limites de aquel que te humilló
- ¡Callate! - mi brazo se mueve ágilmente y abofeteándola le grito - ¡Yo podré vivir bajo sus límites, pero tu estas bajo los míos!
La pelirroja voltea a verme con los ojos rojos llenos de ira
- Eso esta por verse, las cosas están cambiando "Sebastian" ahora ni siquiera podrías detectar mi presencia o la de André sin nuestro consentimiento, más pronto de lo que te imaginas te convertirás en nada - sentencia y dándose la vuelta camina por donde llegó.
- Nadie va a alejarme de Ciel... - susurro sólo para mí.
......
Ciel
- Joven amo, aquí tiene - dice Sebastian sirviendo mi comida y la de Undertaker, no tengo idea de por qué no se ha marchado
- ¿Lo encontraste?
Parece que no debí hacer esa pregunta por qué en cuanto mi mayordomo me escuchó dirigió su mirada al suelo, el aire se vuelve pesado y puede sentirse la tensión en él
- Yo... - comienza - no lo encontré, pero estoy seguro de quien es.
- Pues dime
- Se llama André, y fue uno de los ángeles en ese entonces que luchó conmigo, era como "mi segundo al mando"
- ¿Descubriste que es lo que quiere?
Su mirada cambia de dirección otra vez, ahora mira a través de la ventana con una expresión de enojo - No... - contesta fríamente
- Bien... Entonces, creo que tendré que aceptar su invitación
- Pero Ciel... No puedes..
- No me queda otra opción, además no iré sólo, puedo llevar a alguien...
- Ya te dije que no podrán contra un demonio, necesitas a alguien que te defienda, a alguien fuerte y que sea un buen contrincante para una criatura así...
- Ejem... - Undertaker interrumpe el discurso de Sebastian - si no les molesta, yo podría acompañar al conde
- ¿Tú? No me hagas reír - comenta Sebastian despectivamente
- ¿Que tiene de malo? Yo podría protegerlo en caso de que lo necesitara
- Me niego, si alguien debe acompañar a Ciel soy yo
- Pero en la carta dice que si vas tú ese tal... André no se presentará
- ¡Pues que no se presente! ¿Que más da?
- Creo que no es tan mala idea - interrumpo con una voz apenas audible
-¿Que? Ciel pero
- ambos sabemos que es mejor hacer las cosas a su manera, además así averiguaremos por que esta aquí y podré regresar ileso, un shinigami es el contrincante perfecto para un demonio, y para rematar... Nos une el sello, si tú quisieras podrías localizarme en cualquier sitio ¿No?
Su expresión hizo varios cambios mientras hablaba, al principio parecía consternado con mis palabras, pasando de eso a un rostro que denotaba enojo y por último uno más que resignado
- Ciel... - dice a modo de suplica
- Sebastian, necesitamos que deje de asesinar
- Esta bien, pero si algo se sale de control me llamarás con el sello de inmediato
- Lo prometo
- Y nada de provocar la ira de aquel demonio
- Lo prometo
- Y no te despegaras del señor Undertaker
- Lo prometo
- Y...
- Señor Sebastian - interrumpe nuevamente Undertaker - no tiene de qué preocuparse, yo cuidaré bien del conde - dice con una sonrisa
- Eso espero - contesta el segundo con una mueca de desprecio en el rostro
- Bueno Conde, ya me retiro, paso por usted a las 10:30 pm
- De acuerdo
.........
<<Abril 16, 12: 01 am>>
Ciel
-¿Donde diablos esta? - replico con impaciencia
- Querido conde, no sea impaciente apenas ha pasado un minuto de la hora señalada
- ¿Un minuto? No importa... Es un impuntual
- ¡Vaya! Para ser tan pequeño eres sumamente altanero y prepotente - dice una voz que jamás en mi vida había escuchado, una vos profunda y ronca de esas que te erizan la piel cuando hablan, volteo a todos lados buscando de donde proviene hasta que a lo lejos logró divisar la silueta de un hombre
- ¿André? - pregunto
- ¡Vaya! Así que averiguaron mi nombre, cuentenme como lo hicieron
- no fue difícil hacerlo, según Sebastian siempre fuiste bastante torpe así que no representaste ningún obstáculo
- le tienes mucha fé a ese demonio, ¿pero te digo algo? No deberías hacerlo, si continúan con ese patético "romance" lo único que encontraran será la muerte - André se acerca mas y mas conforme habla, es un hombre alto, delgado, el cabello castaño y ojos carmesí como Sebastian, un segunda silueta aparece detrás de él, es la silueta de una mujer
-No dijiste que vendrías acompañado - digo con la hostilidad que me caracteriza
- Sería injusto que sólo tú trajeras un acompañante. ya veo por qué "Sebastian" se quedó junto a ti - comenta pasando su lengua por sus labios - tienes un alma deliciosa, es un gusto conocerlo Conde Phamtomhive - mete su mano dentro de su saco, movimiento por el cual Undertaker se altera y se posa en medio del demonio y yo
- ¡Ja! Ya entiendo... No te mandó con cualquiera, un shinigami es el perfecto contrincante para alguien como yo
- Me alegro de que este tomándome en cuenta señor - contesta Undertaker con una sonrisa
- En fin, no tienes de que preocuparte - saca la mano de su saco y en ella lleva un tulipán color azul, Me extiende su brazo para que la tome y yo lo hago
- Cuide de ella - me dice sonriendo
- Ya dejate de estupideces - digo en voz alta
- Uy pero que mal humor
- Mejor dime, ¿Que es lo que quieres?
- Fácil, quiero que los crímenes cometidos sean castigados. Y ya que no te gusta andar con rodeos te lo diré de una buena vez, es la última oportunidad que tienes para terminar tu estúpida relación con Sebastian, sólo cumple tu venganza y deja que él devore tu alma. Si no lo haces morirás y él tendrá que rendirle cuentas a " el creador ". Por supuesto que lo torturará, de una forma muy lenta y dolorosa...
Tú no quieres eso ¿verdad?
Sus palabras son golpes bajos, pero debo pensar, no dejar que me guíe la angustia, piensa Ciel, ¿que ganaría el con la muerte de Sebastian? <<Fue como mi segundo al mando>> ¡Claro! Eso fue lo que dijo Sebastian, si André era su mano derecha fue el segundo en ser arrojado a la tierra, por ende si Sebastian Muere, él será el demonio más poderoso.
Una maliciosa sonrisa se dibuja en mi rostro, a lo que el responde mirándome con cierto deje de sorpresa
- Te atrapé, pensé que como demonio serias más listo, pero ya veo que no. Si es todo lo que tienes que decir me marcho.
- No deberías ser tan confiado Conde
- ¿Por que no? Sebastian, el más fuerte aquí es Sebastian, no tú. Vámonos Undertaker
- Sí, buenas noches señor.
- Por cierto - digo antes de marcharme - puedes conservar esto, yo no lo necesito - y arrojo el tulipán que me dio hace unos minutos al suelo.