Un nuevo contrato

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Ciel

Después de lo sucedido en el parque Sebastian tomó la decisión de irnos, pude haberle dicho que no y dejarle en claro que el amo soy yo pero hubo algo que me lo impidió, fui muy duro, lo peor es que no lo he visto después de que llegamos a la mansión, debí haberme controlado, pero el dolor que sentí al darme cuenta de que aparto a Elizabeth de mí sólo para salvarla no me dejó... una de mis primeras órdenes fue... "serás un caballero siempre, con cualquier mujer" y la cumplió "primero las damas" ¿no? pero eso no quita que me dejara ahí, bien pudo tomarnos a ambos al mismo tiempo, no entiendo que sucedió.
Son casi son las ocho así que iré acercándome al comedor, después de eso, le pediré a Sebastian unos minutos para disculparme por mi conducta.

Cuando llego al comedor ya está mi prima esperándome, y una persona sirviendo la cena
-Tanaka ¿dónde esta Sebastian?
- El señor Sebastian me pidió que lo disculpara, se sentía tan indispuesto que no pudo terminar de preparar la cena, parece que algo del almuerzo le ha caído mal, así que los demás sirvientes nos hemos ofrecido para ayudarle al joven amo en lo que necesite, para que su mayordomo pueda descansar y usted realizar sus actividades sin ningún contratiempo, con su permiso

pff... ¿indispuesto? Pero si es un demonio ¿Como va a...?
-Ciel... - Elizabeth interrumpe mis pensamientos - ¿Crees que la ausencia de Sebastian tenga que ver con como lo trataste esta tarde? - Vaya, no lo había pensado... No es tan tonta como parece

- Eeemmm... probablemente, es sólo un berrinche, ya se le pasará y podremos hablar tranquilamente - le digo con un toque de indiferencia mientras juego con mi tenedor en el plato
-¿Berrinche? ¿Como puedes decir eso? Lo ofendiste de una forma muy cruel Ciel...
-¡Elizabeth basta! - suficiente tengo con mis mismo como para escuchar los reclamos de otro
-Esta bien señor Conde, si me disculpa se me ha desaparecido el apetito

- Mi prima arroja su servilleta a la mesa justo después de levantarse y se marcha del comedor, suspiro pesadamente y llamo a Tanaka
- ¿Que necesita joven amo?
- Recoge todo esto Tanaka y llevame un trozo del pastel que hizo Sebastian en la tarde al estudio
- ¿No cree que es un poco tarde para comer chocolate? Podría hacerle mal
- Abuelo, no estoy de humor, por favor haz lo que te pido.
-Como ordene.
....

Ya es muy tarde y aún no puedo dormir, en lo unico que puedo pensar es en Sebastian ¿y si realmente se sentía mal? bueno después de todo si lo trate mal es su culpa por... ¿por qué? nunca me hizo nada. Para colmo no pude concentrarme en todo el trabajo que tenía pendiente y Elizabeth no me ha dirigido la palabra en toda la noche (aunque a decir verdad, prefiero que sea así, no soporto escuchar sus gritos y tonterías mientras trabajo).
- ¡Ay Sebastian! ¿Qué Qué se supone que haga? - me he repetido la misma pregunta toda la noche sin encontrar una respuesta aparente; pasadas otras dos horas por fin empieza a vencerme el cansancio pero justo cuando estoy quedándome dormido una imagen atraviesa mis pensamientos, ese sueño, en el que me entrego completamente a mi mayordomo. Sí, ese sueño que apareció de buenas a primeras y que su recuerdo no me deja ni a sol ni a sombra. Estoy volviéndome loco, necesito hablar con él.

Tomo las sábanas que me cubren por un extremo y las arrojo al otro lado mientras tomo impulso para levantarme, estando en pie y sin pensarlo dos veces salgo de mi habitación y me dirijo a la de Sebastian, ahora que lo pienso jamás he ido a su habitación, aún así me sé el camino.
A cada paso que doy mi corazón late más rápido y tengo una extraña sensación recorriendo mi cuerpo, es como un cosquilleo que va desde la boca de mi estomago a cada una de mis extremidades, las rodillas me tiemblan y una pequeña gota de sudor recorre mi nuca. No se ni siquiera que voy a decir pero no quiero detenerme por que sé que si lo hago mi maldito orgullo me obligará a regresar.
Al fin. Me detengo frente al cuarto de Sebastian con la mano sobre el picaporte ¿Y si toco primero? creo que sería lo más conveniente, pero puede que Sebastian no quiera verme y entonces si que pareceré estúpido, no tengo otra opción.
Giro lentamente el picaporte hasta el tope y empujo ligeramente le puerta hasta que se abre
-¿Sebastian? ¿Estás ahí? - Si, es una pregunta muy tonta pero ya dije antes que no tengo ni idea de que decirle, el silencio reina durante unos segundos y estoy a punto de irme cuando escucho su voz
- ¿Joven amo? ¿necesita algo? ¿no puede dormir?
Bien... ya es tarde para arrepentirse ¡Tú puedes Ciel!
- Sí, necesito hablar contigo
- No veo que clase de asunto pueda ser tan importante como para que usted no pueda esperar a mañana pero bien, lo escucho.

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