Nunca más extraños (Jon Bon J...

By sritaholmes

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Prologo _____ Hardwick era una chica de diecisiete años, de aspecto físico común pero de una astucia escondid... More

Capitulo uno
Capitulo Dos
Capitulo Tres.
Capítulo Cuatro
Capítulo Cinco
Capítulo Seis.
Capítulo Siete.
Capítulo Ocho
Capítulo Nueve
Capítulo Diez.
Capítulo Once. I
Capítulo Once II
Capítulo Doce
Capítulo Trece.
Capítulo Catorce.
Capítulo Quince.
Capítulo Dieciséis I
Capítulo Diesciseis II
Capítulo Diecisiete
Capítulo Diecisiete II
Esto no es un capítulo.
Capítulo Dieciocho
Capítulo Diecinueve I
Capítulo Diecinueve II
Capítulo Veinte I
Capítulo Veinte II
Capítulo Veintiuno II
Capítulo Veintidós
Capítulo Veintitrés
Capítulo Veintitrés II
Capítulo 24
Capítulo Veinticuatro II
Capítulo Veinticuatro III
¡CANCELADA!, GRACIAS Y ADIÓS.
Capítulo Veinticinco
Capítulo Veintiséis I
Veintiséis II
Veintisiete
Veintisiete II
Veintiocho
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Resucite de entre las cenizas.
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Capítulo Veintiuno I

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By sritaholmes

El festejo de Halloween marcha perfectamente. Abastezco la mesa de comida por tercera vez en la hora que llevaba allí. Rebecca me mira a lo lejos haciendo señas para que ingresara a bailar, meneo la cabeza. Me reusaba completamente. Era pesima bailando.

—Si es noche de Halloween no sé porque dejan andar a una preciosura como tú merodear por aquí.

Giro sobre mi eje con semblante agobiado. Frente a mí se encontraba Spiderman.

—Vaya, tu cumplido si que me dio escalofrío.

Maldita seas Rebecca,  tú y este vestido miniatura.

—Hay algo más en mí que también puede causarte escalofrío —guiña un ojo.

—¿En serio? Que desafortunado —me vuelvo hacia la mesa y reacomodo los vasos de plástico rojo.

—Sabes, deberías venir conmigo—acaricia mi cabello.

—No me gusta que me toquen —le tumbo la mano.

—Hey, arañita, ya la escuchaste, piérdete.

Bastian le toma del hombro y lo hace girar bruscamente. Bravo, esto parecía escena de película norteamericana para adolescentes.

—Gracias —suelto.

—Aun no se porque no me contrataron para Twilight —hace referencia para su traje de hombre lobo—luzco genial —sonríe.

—... claro, ahora la zoofilia no suena mal.

—}¡Verdad! — se pausa y se acerca a mi oído—Oye, ya es tiempo.

—De acuerdo,  iré por la guitarra y te veré en la reja.

Unos minutos más tarde llevo colgada la guitarra a la espalda y mi bolso. Bastian se acerca a lo lejos con las llaves de la reja, segun el plan, se colo al departamento de intendencia mientras Henry no estaba. Abre y apenas deja una rendija para poder cruzar.

—Ten cuidado ____, y mucha suerte, puedes ganar, yo confió en ti. 

  —Esa es la peor decisión que has tomado — me burlo—  Pero gracias — intento sonreír pero me siento tan nerviosa que solo único que puedo hacer es un bufido nervioso.  Bastian cierra el portón negro, entonces corro hacia la esquina y paro un taxi.

Doy la dirección al sujeto y en menos de 40 minutos me encuentro al pie de la puerta, las luces de colores traspasan los vidrios cubiertos de pancartas y anuncios, el estomago se me retuerce, pienso en volver, por que siendo franca, jamas toque frente a nadie en solitario, siempre fue con ellos, con esa vieja banda de adolescentes, dudaba de poder hacerlo pero, había llegado tan lejos, y tenía a los chicos apoyándome. No podía retractarme y defraudarlos. Además siempre me quejaba sobre mi asquerosa y miserable vida... solo quejas... tenía que empezar a actuar como adulta, como alguien que sabe lo que quiere. Tenía que dar el primer paso. Y ése estaba allí dentro. Respiro hondo y me dirijo con el hombre de seguridad, le doy mi nombre y el pase de "participante", me dice algunas indicaciones, asiento y entro.

Tras bambalinas, un hombre atractivo de cabello negro medio largo abre una cortinilla negra para que el siguiente subiera al escenario. Me mira.

  — ¿_____ Hardwick? — cuestiona ceñudo, asiento. — Mi nombre es Mark — extiende la mano y lo saludo— ¡Pensé que no llegarías a tiempo! creí que tendría que cancelar tu numero, eres la siguiente, ¿estas lista? 

  — Ah...yo... supongo que sí. 

 — ¡Perfecto!, por cierto, te ves muy bien... eso de combinar Halloween con tu presentación de esta noche... tienes estilo.

 —Oh... pensé que nadie lo notaría — suelto sonrojada. No, de ninguna manera era el atuendo que había soñado para mi primera presentación en solitario, pero si a las personas les gustaba, más valía hacerles creer que era así. Que tenía todo bajo control y era pan comido. Y más me valía creérmelo yo también.

Como un eco los aplausos resuenan a lo lejos, la presentación del chico anterior concluyo. Aparta la cortinilla negra y con una sonrisa visiblemente nerviosa choca la palma con Mark. 

  — Maldición, ¡no pensé que sobreviviría! — me mira y palmea mi hombro— Hazlo bien, pero no mejor que yo — me guiña uno de sus ojos cafés, alborota su cabello rubio y desaparece aun eufórico. 

  — Tu turno — aparta la tela. Pongo las piernas en marcha aunque las siento débiles. 

Los reflectores apuntan directo hacia un banquillo de madera al centro del escenario, un microfono en frente es lo único. No hay nada más que el nombre del Bar en la pared rasera con letras rojas y cursivas. Fuera de eso, estoy sola. no hay nada en que apoyarse. Tomo asiento y me acomodo la acústica sobre el regazo. Apenas y elevo la mirada hacia el publico, para ese momento, ya me han presentado y dicho mi nombre, por lo tanto sonrío para saludarles, sin embargo solo noto los rostros de las primeras mesas, me observan atentos, dispuestos a escuchar lo mejor de mí. 

Recuerdo los consejos de Richard Sambora cuando empiezo a hacer la música, pero mis dedos se vuelven bastante torpes, y tropiezo con las cuerdas. Suena fatal. Respiro e intento calmarme. No vine aquí a ponerme en ridículo.   

    — Perdón  — tomo una bocanada de aire y empiezo de nuevo. 

~Unbreakable by Jamie Scott.

Le resulta muy difícil confiar en alguien, 

escuchó las palabras porque han sido cantadas,

Es la chica del rincón, es la chica que nadie amó.

Pero no puedo, no puedo, dejar de pensar en ti todos los días. Y no puedes, no puedes, escuchar lo que la gente dice. Ellos no te conocen, cariño. No saben que eres increíble, pero estoy aquí para quedarme. 

Cuando pierdes tu camino,  y la lucha se haya terminado, Y tu corazón empieza a romperse y necesites a alguien a tu alrededor, solo cierra tus ojos por un momento, pondré mis brazos sobre ti y te haré irrompible. 

Se coloca bajo la lluvia solo para tratar de ocultarlo. Si alguna vez te das vuelta, no te dejaré caer.  

Te prometo que encontraré tu sonrisa, y luego pondré mis brazos sobre ti y te haré irrompible. 

Porque ella es la chica que nunca tuve, es el corazón que siempre he querido, la canción que escuché en la radio, que me hizo detenerme y pensaren ella. 

Y no puedo, no puedo, ya no puedo concentrarme. Necesito, necesito mostrarle para qué esta hecho su corazón, ha sido maltratado terriblemente, ahora su mundo ha comenzado a desmoronarse. 

Necesito mostrarle que alguien esta ahí todo el tiempo. Esperaré en la fila, y espero que sea la tuya.  no puedo irme hasta que tu corazón sepa que es hermoso.

Porque te amo, te amo, te amo, cariño. Y pondré mis brazos a tu alrededor y te haré irrompible. 

Abro los ojos de a poco, suelto el aire y miro a las personas de enfrente, unos cuantos rostros me sonríen y eventualmente aplauden fuerte. 

Lo logré.

Me pongo de pie, reacomodo el vestidillo blanco y me inclino para agradecer. Sonrío ampliamente con la guitarra en mi mano izquierda, con la otra me despido y camino hacia un costado del escenario. Mark me recibe con aplausos también, mientras sube otro participante.

— Acabo de darme cuenta que eres la única que no trajo algún grupo de fans histéricos     — me mira curioso.

— Es porque no lo tengo  — entorno los ojos. 

— Bien, no me gusta el bullicio innecesario — sonríe — Después de ese chico, solo faltaran las calificaciónes de los jueces y todo habrá acabado. 

El tiempo pasa rápido, las bandas se encuentran de un lado y los solistas del otro. Cada uno en su mundo pensando y rezando por que sucediera lo mejor. Algunos forman sus manos en una plegaria mientras que otros ríen incapaces de contener la emoción. Pero, todos estaban acompañados, todos tenían a alguien que sostenía sus manos brindándoles su incondicional apoyo. 

Un hombre de traje y robusto toma el micrófono y saluda a las personas dentro del recinto, avienta uno que otro chiste barato y procede a dar los agradecimientos a los participantes. 

El ambiente se pone tenso.

Da las puntuaciones más altas de la clasificación de Bandas, y al final, después de un silencio que parecía eterno, grita el nombre de la banda ganadora. Un grupo de chicos aplauden desde la esquina, y apresurados invaden el escenario dispuestos a recibir su premio. Las personas los reciben con aplausos y ellos dan algunas palabras de agradecimiento. A continuación da a conocer el nombre de el segundo y tercer lugar también. 

Algunos minutos más tarde, le cambian la tarjeta, y da las puntuaciones más altas de la clasificación por Solistas. 

Siento que apenas y respiro.

Tras otras palabras sobre lo reñido de la competencia y lo bien que la paso esa noche y que esperaba que el publico también, hace otra breve pausa, que me hace romper los nervios, mis manos sudan y mis latidos son muy fuertes y rápidos...

Esta bien, has llegado muy lejos _____. No importa que pase ahora. Es solo dinero... 

Se aclara la garganta y grita el nombre del participante ganador del puesto numero uno...

Chad Singer.

El chico de los ojos cafés anterior a mí sube al escenario sonriendo ampliamente mientras es recibido en una ovación, toma el micrófono y agradece. 

Siento que caigo profundamente en un sentimiento un tanto similar a la tristeza, o quizá a la decepción. Pero le aplaudo  reconociendo el talento del chico de los ojos cafés. Me mira por accidente y eleva su pulgar, hago lo mismo. 

El hombre de traje da el segundo y tercer lugar. Por sorpresa, mi nombre ocupa el puesto dos, así que salgo al escenario también, detrás de mío una chica de anteojos y vestido negro sale al encuentro con el publico, nos otorgan un par de trofeos seguramente de un material común y una cantidad inferior de dinero. Toman las fotografías y estrechamos las manos.

 — Felicidades, Chad —   le digo al oído mientras lo abrazo. 

  — Gracias, no pensé que ganaría. AC DC siempre es algo seguro por lo que veo— confiesa emocionado.  

Finalmente lo había hecho bien, pero no mejor que él.

Pasa de media noche después de que los banquillos se quedaron vacíos, las personas de limpieza pasan los trapos rojos en las mesas. A lo lejos, la penumbra envuelve a varias personas, tornándolas simples siluetas. En la esquina, uno se levanta y sale por la puerta trasera cuando lo miro. Un par de chicas se abalanzan sobre Chad después de que termináramos de conversar e intercambiar números, había mencionado que le gustaría trabajar conmigo en un futuro.

Era hora de irse.

Tomo un taxi de vuelta al Instituto, pago y desciendo. Las luces naranjas siguen parpadeando y la   musica hace vibrar el pavimento. Al parecer Halloween aún no acababa para ellos. 

—¿Que haces afuera?

Me vuelvo alarmada, el Profesor Bongiovi esta recargado en la pared, fuma un cigarrillo, lo tira y lo pisa para apagarlo. 

 — Salí a dar una vuelta... las fiestas no me agradan mucho. Además, podría hacerle la misma pregunta —le arremeto. 

Sus pisadas hacen sonido y se acerca, me encuentro rígida al pensar en su cercanía, la luz de la farola del taxi que dobla en la esquina le ilumina el rostro y los veo por primera vez en mucho tiempo...

Esos ojos azules que me robaban el aliento. 

— ¿Conoces Londres de noche?

—No... creo que no  —me cuesta mantener la cordura.

—Ven conmigo, demos una vuelta.   

— Pero podrían...

—Ya estamos afuera   — me mira fugaz y se vuelve — ¿Hacia donde quieres ir?, ¿Derecha o izquierda?

—No lo sé, no quiero perderme.

—Eso no pasará, conozco la ciudad como la palma de mi mano.

— Entonces, ¿derecha? 

El Profesor Bongiovi da media sonrisa y asiente, entonces dobla hacia la derecha. Le sigo por detrás, asegurando mi distancia, no quería verlo a los ojos porque perdería todo lo que había ganado hasta ahora. La guitarra golpea un poco mis muslos a cada paso que doy, pero no es grave.    Se vuelve otra vez, y espera por mi, entonces caminamos a la par. 

Las calles viejas de Londres se abren frente a nosotros, en lo que parece un túnel de luz tenue proveniente de las farolas. El silencio es roto por nuestros zapatos contra el camino empedrado. El aire es frío, y sus brisas se cuelan por nuestros cuerpos provocandonos cosquilleos. Jhon lleva una gabardina negra hasta las rodillas, el cabello rubio a medio peinar y su enorme sonrisa puesta. Entonces me pregunto, ¿que le hace tanta gracia?, con recelo, me giro hacia el otro lado y miro que hay una pista de patinaje sobre hielo vacía y a punto de cerrar. Como hipnotizada cruzo la calle casi corriendo antes que el hombre de gorra verde y blanca se vaya.

—  Por favor, no cierre...  — el sujeto se sobresalta cuando le llego por un costado casi suplicando. Confundido, balbucea.  — Por favor, será solo una vuelta. 

—Demonios, ____, no cruces así. Podría sucederte algo. ¿Que pasa? — cuestiona cuando se percata que miro desesperada al hombre encargado.

 —Que la pista ya cerro, pero su novia quiere dar una vuelta.

Respingo y el calor se acentúa en mis mejillas.   

—Supongo que puede hacer una excepción, solo somos dos, será solo una vuelta y  le pagaré extra.  

—De acuerdo, 20 minutos. 

—Anda a ponerte los patines  —Jhon repone. 

Saco un par y los calzo, dejo la acústica a un lado, él me mira recargado en la barda blanca.

 — ¿No piensa ir también, profesor?  

— No, yo moriré si hago eso.

— Lo tomaré del brazo si eso es lo que le preocupa, ¡por favor!, no quiero ir sola.

Jhon me observa durante algunos segundos, las líneas a los costados de sus ojos se forman por la sonrisa. Pienso que son realmente graciosas.

—Solo porque eres tú — resopla, mi rostro se torna rojo, puedo sentirlo, como hierve. Toma unos de su talla y los calza también — Supongo que sabes usarlos.

— Eh... claro, tengo la increíble experiencia de haberlos usado una sola vez antes  — le extiendo la mano, su cara palidece repentinamente — ¡Vamos! 

Con torpeza nos colocamos dentro de la pista, el hielo de la entrada es mucho más inestable  escurre un poco de agua, así que lo sujeto fuerte. Sus piernas se tambalean, y los pies se le resbalan, tiene una cara de pánico que me provoca carcajadas. 

— Cuando tenga una contusión craneoncefalica veremos si te sigues riendo  — repone malhumorado —  no sé como me deje arrastrar a esto  — se queja intentando erguirse. 

 — Solo cayese e Inténtelo, un pie y después el otro, deslicelos. Será divertido.

Jhon obedece, mueve un pie y a duras penas, desliza el otro, se tambalea, pero lo logra. Era como ver a un bebé dar sus primeros pasos, la imagen me resulta ridícula, pero no puedo evitar burlarme mentalmente.

— Mis brazos estarán abiertos, listos para sujetarlo cuando caiga —le grito desde sus espaldas, suelto una risa leve, él me mira por sobre su hombro con cara de pocos amigos. 

 — Dijiste que no me soltarías, no veo tu mano sosteniendo la mía — me grita desde su punto, se ha mantenido paralizado desde su ultimo movimiento.  Aun que se que es un chiste, la idea me hace nudo el estomago. Patino hasta él y tomo su brazo. 

—Con cuidado... demos una vuelta a la pista y será libre. 

El hombre de gorra blanca y verde toma asiento en su silla de metal, que seguro se encontraba helada, bebe de su lata de cerveza y se echa hacia atrás extendiendo las piernas.

Vamos un poco lento, Jhon logro estabilizarse, por lo tanto, suelta mi mano y patina el solo a un lado mío. Las luces amarillas de la ciudad se vislumbran como diminutas estrellas en un cielo falso a ras de tierra y parecen realmente hermosas.

 El cabello rubio de Jhon revolotea, y su fragancia se desprende llegando hasta mi nariz, lo respiro como se respiran aquellos aromas deliciosos en plena mañana, como se respiraba el aroma a tierra mojada en los atardeceres, lento y profundo, para guardarlo en los recuerdos, para reconocerlo dentro de diez años, cuando todo cambie y lo único con que puedas reconocerlo, sea con su imborrable aroma. 

 Puedo ver su perfil, su perfecta nariz afilada y los pómulos marcados, la punta de su nariz colorada por el frío estampándose fuerte contra nuestros rostros. Quería tocarlo, pasar mi mano por la comisura de sus labios y delinearlos, quería verlo a los ojos y observar detenidamente cuando las líneas a los costados empezaban a formarsele cuando dijera algo tonto, haciéndolo reír. 

Sus ojos azules se encuentran con los míos.

El rostro de Jhon pierde nitidez y desaparece de mi vista al siguiente segundo. Resbalo y se tambalea hacia la derecha, me apresuro y lo tomo del brazo. Eso de la contusion creo que no era una simple broma. Lo jalo hacia mí, pero es tan pesado que logra tumbarme tambien. 

Se le escapa un quejido cuando su cuerpo choca contra el hielo.   

El Profesor Bongiovi se encontraba debajo de mí, tendido sobre la pista, me observa fijamente y yo a él incapaces de reaccionar o como si esperáramos algo, como si nos incitáramos.

Sus manos corren el cabello de mi cara y lo coloca detrás de mi oreja, su pulgar se desliza desde mi lóbulo hasta la barbilla con una ternura que me robaba el aliento. Me contempla y siento que quiere memorizar cada rasgo de mi rostro en ese momento, como yo quiero hacerlo con él. 

El corazón late muy rápido y siento que voy a morir, no puedo contenerme,solo no puedo, siento que el rostro se me acalora y  agarra un color  rojo intenso que no puedo ocultar y es difícil no ver. 

Sus manos encunan mi rostro y me acerca hacia él,  su tacto es inseguro, tal vez solo respondió a su instinto sucumbiendo al placer, atrapado en el momento y en el romanticismo de este, y quizá tiene tanto miedo como yo.

Le correspondo y disfruto del sabor de su boca. De la suavidad de aquellos tenues y delgados labios que deseaba tanto. Es un beso tierno, torpe, de aquellos que no planeas y tienes que improvisar. Un beso lleno de amor puro, que te eriza la piel y te acelera el corazón.

Mis manos que se encuentran a la altura de su cabeza, empiezan a quemar por el hielo. Las despego y la magia se rompe. Suelta mi labio inferior mientras me contempla en silencio.

—Hay algo que debimos decir desde hace mucho tiempo—su voz apenas es audible.

Me aparto ruborizada y me pongo sobre mis rodillas,  él se incorpora también con pesadez.

Desvío la mirada pensando en todo lo que tenía que decir pero mi mente se pone en blanco. Vaya, momento. Las manos me tiemblan por algo que reconozco como miedo. 

—Yo... —suelto a penas un misero pronombre. Agacho la cabeza y tiemblo. Jamás  sentí un corazón desbordarse por un beso. Estaba pérdida,  era una sensación de dependencia adictiva.

—Nunca funcionó ¿verdad? —lo observo— Todo lo que intentamos hacer ... todo esto —nos señala— fue un desastre —sonríe a medias — . La distancia que tanto quisimos solo logró juntarnos más. 

—Entonces tal vez solo debamos enfrentar la realidad—mascullo—, empezando por dejar en claro que esto fue un simple accidente.

—¿Accidente?, ¿Le llamas a esto accidente? —responde sorprendido.

—¿Tropezón?, ¿le suena mejor?  —hablo intentando ignorar el acontecimiento.

—Vaya, yo pensé qué ...  —replica molesto 

—Jamas funcionaría —le corto— Yo apenas tengo 17, usted tiene...

—30 —añade

—Soy su alumna y si alguien se entera podrían demandarlo porque ni siquiera soy mayor de edad, lo despedirían y bueno, no se que pasaría conmigo... podrían no lo sé ... —llevó las manos a mi cabeza, los ojos se me inundan en lagrimas que no pretendo soltar, los cierro para contenerlas —no esta bien, esto no puede suceder, esto... esto no puede ser amo...

Jhon me toma de la barbilla y me silencia con un beso.

—Por cada una de las razones que me das por las cuáles "esto" no funcionaría, yo te daré cinco por las  cuáles valdría la pena al menos intentarlo.

—No, no, no... — insisto molesta — primero tiene que escuchar algo, siaún después de eso piensa que todavía valgo la pena...

—¿Que quieres decir con eso? —me apresura.

Agarro una bocanada de aire —Yo bese al Profesor Sambora.

—¿Tu hiciste qué?  —el tono en su voz cambia y se vuelve frágil. 

—En verdad lo lamento, lo siento.

—¿De pronto supiste sobre tu fetiche con los profesores? , ¿es lo que tratas de decirme? —replica enfadado.

—Por Dios, ¡no! Solo quería ser honesta contigo, quería que lo supieras Jhon... por que...lo que quiero decir es que... — hago una pausa, niego con la cabeza y  empuño mis manos intentando encontrar la valentía para decir las palabras— no pude sentir lo que sentí contigo.

Sus ojos ligeramente azules de pronto chispean. Ya no podía contenerlo, así que confesé el amor que tenía por él, ya no podía evitarlo. Mis ojos se abren anonadados. Lo había hecho...

— Entonces no lo amas ¿verdad? , no como me amas a mí. — Asiento levemente. —Yo me encargaré de que funcione,  yo voy a protegernos si tu aceptas quedarte conmigo e intentarlo  —toma mis manos.

 —Todo saldrá bien, ¿verdad? 

 — Lo prometo.   

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