Kora empezó a llorar de nuevo. Sus lágrimas caían sin cesar cual río buscando un mar donde morir. Voz le interrumpió:
- Bonito comienzo. ¿En ese momento te esperabas que no todo fuera tan bonito como parecía?
- Me habían hablado de amor, de como duele pero nunca de como te destruye, ¿Por qué siempre se omite la parte más perversa de todo? Ni siquiera imaginaba que me acabaría enamorando de ella, sin duda, sabía que me gustaba pues era evidente para mí, y muy a mi pesar, también lo era para ella. - Respondió Kora entre sollozos.
- Supongo que necesitas descansar, sé que te duele. Pero solo escaparás si me lo cuentas y eres capaz de mantenerte viva.
- ¿Viva? Yo ya he olvidado que significa vivir. Ahora solo sé sobrevivir como siempre he hecho, te caes y te levantas intentando sobrellevar esta carga que tanto pesa. El precio que debo pagar por haber conocido esa sonrisa que tan loca me volvió.
- ¿Realmente crees haberte vuelto loca? - Quiso saber Voz extrañada.
- Si, alimento mi alma con la esperanza ciega de algo cambie, sabiendo que nada volverá a ser como antes.
Kora se quedó dormida cansada de tanto recordar, así que voz la dejó descansar hasta el día siguiente. Pero esta vez, Kora no quería levantarse, no tenía fuerza. Sentía como si un gran peso hubiera aplastado su débil cuerpo. Voz insistió
- Levántate.
- ¿Para qué? Si ya nada tiene sentido.
- ¿Tu libertad tampoco?
- No. Para mí, no hay diferencia entre vivir o morir, ya estoy muerta en vida. Y los recuerdos son ese castigo que no me dejan avanzar.
- Sí, puede. Pero es lo único que tienes ahora mismo, así que sigue con tu historia.
- Está bien.
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