Cómo la primera vez.
Dipper se encontraba sentado, al frente de él, un policía lo miraba con cierto descontento.
-Pines. -el nombrado levantó la vista, topándose con los grises ojos del oficial.
-Reigns. -murmuró leyendo el nombre escrito en el costado derecho del hombre.
-¿Sabes por qué estás aquí? -preguntó con demencia el policía.
-Tal vez. -respondió con simpleza. -¿Es por el mismo suceso de que asesiné a mis Tíos? Porque déjeme decirle, oficial, que eso ya debería de dejar de importarles.
Reigns golpeó el escritorio con la palma de su mano.
-¿¡Dejar de importarnos?! Cometiste un homicidio, un delito, eso no deja de importar.
Dipper sonrió lascivamente. Roman acarició el puente de su nariz.
-Y después de todo, no sólo por eso estas aquí ¿Sabes a lo que me refiero, no?
-Por supuesto que sí ¿Que cree que soy? ¿Un idiota?
El oficial frunció el ceño.
-¿Tienes razones por haber matado a tu hermana, y a dos de tus amigos?
-Mabel no es mi hermana, dejo de serlo desde hace mucho, si la asesiné, fue por el simple placer de hacerlo, lo mismo con Will. -viró los ojos.
-¿Y Bill?
Dipper sonrió.
-Bill. -suspiró con una sonrisa. -De no ser por él, me hubieran atrapado desde que escapé.
Roman frunció el ceño.
-Y entonces ¿Por qué lo mataste si él te ayudó?
Dipper se levantó de su asiento, el Oficial se puso alerta.
-Porque sí, porque soy un inestable.
Al pronunciar las últimas tres palabras, un objeto filoso se había clavado en el cuello del oficial.
-La persona demente alguna vez estuvo cuerda ¿No? -soltó una carcajada, encajando cada vez más el objeto.
Segundos después, soltó al oficial, quien calló al suelo, muerto.
Tomó las llaves de la puerta principal de aquella cárcel. Tomó la pistola que descansaba en el costado del samoano. Y se retiró.