OLVIDO,
capitulo treinta: un nuevo comienzo!
Dos meses después.
DAWN GREY MIRABA COMO LOS NIÑOS JUGABAN ANIMADAMENTE EN EL JARDÍN. Jugueteaba nerviosamente con sus dedos y sonreía abiertamente al ver al grupo de niños jugando tan alegremente.
Habían pasado dos meses después de los hechos de Washington y la disputa por si los mutantes eran amigos o enemigos era muy grande. Dawn no volvió a saber de su amiga, Raven Darkholme, ni de su colega, Erik Lehnsherr, después de eso. En esos dos meses, Dawn ayudó a Charles a volver a acondicionar la mansión para la escuela que volvería a abrir las puertas. Charles, además de eso, se concentró en saber qué estaba haciendo el mayor Stryker—ya que supo que él experimentó y torturó a Dawn en la guerra de Vietnam.
Su amor había crecido notablemente y eso le encantaba a Dawn, además, se notó que Madison lo cambió mucho. Aunque sea por poco tiempo, Dawn se enamoró de la joven de ojos azules. Le hizo sentir tan bien y eso le dio esperanza. Y ambos cumplirían la promesa de crearla a David y a ella. Por un momento se preguntó: ¿Qué habrá pasado con Madison en el futuro?¿Habría encontrado a su hermano? No lo sabía.
La rubia fresa se alejó de la ventana y se sentó en el piano. Recordaba sus lecciones cuando era pequeña, pero supo que solo debía practicar aunque esté algo oxidada. La muchacha comenzó a tocar poco a poco, pero al tomarle confianza comenzó a tocar con más fluidez. Dawn Grey sentía que todo el mundo que estaba detrás de ella se desvanecía y estaba solo ella. Cerró los ojos para sentir la música.
Todo recuerdo malo del pasado, todo lo que le ocurrió a ella, lo había dejado en el olvido. Por un momento, se sintió relajada. Y con las últimas notas, terminó la canción. Pero supo que no estaba sola. Alguien aplaudió. Dawn giró la cabeza, encontrándose a Charles, parado en sus piernas, sonriéndole.
—Vaya, no sabía que podías tocar el piano—dijo él acercándose a ella.
Dawn hizo una mueca—No te he dicho nada acerca de mi faceta musical—y alzó una ceja—. ¿Estas usando el suero, Charles Xavier? Ya hablamos de eso.
—Shh—la siseó—. Primero necesito decirte algo muy importante y después podrás regañarme—Dawn soltó una risotada y besó rápidamente sus labios—. De acuerdo. Uh...no sé por dónde empezar.
La rubia fresa acarició su mejilla y con una sonrisa miró a Charles—Solo hazlo.
El telepata suspiró y tomó su mano—Has estado junto a mí por tanto tiempo, Dawn. Hemos peleado juntos en Cuba, hemos peleado juntos en Washington y nos quedarán mil batallas por pelear. Pensé que te había perdido para siempre hace meses, pero al verte detrás de Hank con aquella sonrisa que nunca había olvidado, supe que nunca te había perdido—Dawn lo sonrió con tristeza—. Luego de todo esto, tomé una decisión. Decidí...decidí que quiero continuar peleando todas las batallas que vendrán junto a alguien, junto a ti.
Los ojos de Dawn se mostraron acuosos—¿Charles...?
—Déjame terminar, por el amor de Dios—replicó de él rodando los ojos—. Quiero pasar el resto de mis días con la persona que más amo. Quiero hacerlo contigo. Quiero que pelees junto a mí en cada batalla, te quiero de mi lado. Quiero despertarme a tu lado todos los días a partir de ahora—Charles observó que Dawn dejaba correr una lágrima por su mejilla y se arrodilló—. Mi compañera, mi aliada, mi Dawn Elizabeth Grey. ¿Quisieras ser mi esposa?
Dawn Grey no se había sentido tan conmovida en un montón de años. No podía creer que Charles fuera capaz de decir aquellas palabras. Se sentía muy feliz. Lo amaba y sobre todo, ella quería estar junto a él. Para toda la eternidad. La rubia fresa dejó caer un par de lágrimas por sus mejillas y asintió rápidamente.
—Sí, Charles—dijo Dawn llorando de la alegría—. Por supuesto que seré tu esposa.
Y sin más, le abrazó con fuerza. Se sintió tan bien, que finalmente hayan podido dar ese paso. Ella veía su vida junto a él. Sin embargo, sabía que las batallas no terminarían. Y había una que perturbaba su mente.
'¡Todo lo que construyeron, se derrumbará!'
FIN DEL SEGUNDO ACTO!
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